LUCHAR SIN DESESPERAR
SEPARÁNDOSE DEL PASADO SE FRACASA EN EL FUTURO. POCO HACEMOS LOS NACIONALISTAS, CASI NADA, PARA
RECUPERAR NUESTRA AUTÉNTICA TRADICIÓN, PERO, AL MENOS MANTENEMOS ENHIESTA, SIN
DESESPERAR, LA BANDERA AZUL Y BLANCA DE
LA SOBERANÍA, QUE PODRÁN ENARBOLAR EN EL FUTURO OTROS MEJORES.
EL PASADO QUE ENGRANDECIÓ NUESTRA PATRIA ESTÁ VIVO, AUNQUE LATENTE, EN EL ALMA
DE LOS PATRIOTAS. UNA ESPERANZA DE
RECONQUISTR LA PATRIA QUE NO SE DESALIENTA, PUES SE HA VERTIDO DEMASIADA SANGRE
HEROICA PARA QUE OLVIDEMOS NUESTRO DESTINO GLORIOSO EN LO UNIVERSAL. Y MENOS
AÚN OLVIDAR LA IGNOMINIA UNITARIA/LIBERAL, QUE DESFIGURÓ Y DESFIGURA NUESTRA
PTRIA PARA ENTREGARLA AL IMPERIALISMO .
A CONTINUACIÓN LA LECCIÓN DE UNO DE LOS GRANDES MAESTROS DEL NACIONALISMO
UNIVERSAL. UNIVERSALISMO Y NACIONLISMO
NO SE OPONEN, PORQUE CUANTOS NACIONALISMOS EXISTEN EN EL MUNDO, TODOS BUSCAN LO
MISMO: RECUPERAR SU PROPIA Y EXCLUSIVA
IDENTIDAD ESENCIAL SOBERANA. SI SE CONCRETASE
TAL MILAGRO, Y ACABASE LA ANGURRIA JUDEO/CALVINISTA , ES
POSIBLE QUE EN EL MUNDO REINASE UNA FELIZ Y PACÍFICA CONVIVENCIA.
Publicada en ULISES, Nº 26, 1967:
LA RECONQUISTA DEL ESPÍRITU
En el admirable prefacio que ha escrito para Souvenirs de prison de Charles Maurras (París 1965), recogidos por
la sobrina del viejo maestro, Helène Maurras, el gran filósofo católico Gustave
Thibon explica como el maurrasismo no
es un sistema cerrado, y ni siquiera un sistema.
Maurras “no nos encierra en un edificio prefabricado: nos enseña el arte de
construir. Y sabe también que nuestros más elevados logros temporales no serán
otra cosa que esbozos, siempre perfectibles y siempre amenazados, y que la
única tarea a la medida del hombre es luchar hasta la muerte y transmitir a los
que le sucedan el sentido y las reglas de esa misma lucha fin de que aquel esbozo, recomenzado sin
cesar, no vuelva a caer en el caos”.
De esta manera Maurras no muestra una sociedad ideal y perfecta que
bastaría instalar de acuerdo a alguna regla de oro para que el Paraíso
terrestre se reconstituyera `por mano del hombre.
“Si Maurras defendió tan ferozmente la herencia del pasado”, observa Thibon,
“no fue para complacerse estérilmente en
aquello que fue, sino para preparar lo que debe ser. Nada puede cambiarse del
pasado, y nada es más inútil que demorarse sobre cosas muertas, pero en la experiencia del
pasado suelen encontrarse materiales y reglas que son imprescindibles para
construir el porvenir. Y aquellos que desprecian las lecciones de la
experiencia, separándose del pasado, provocan a la vez el fracaso del futuro.
¿Acaso se cortan las raíces del árbol para favorecer el crecimiento del tronco?
Aunque transcurren los años, el método de Maurras no envejece, sigue la
evolución de la historia, pues el empirismo organizador ve ampliarse el campo
de sus observaciones y crece en cambio año a año, más rico de experiencias y
por ende capaz de estrechar cada vez más de cerca a la verdad.
En cuanto la negación de creer ingenuamente en el establecimiento de una
república liberal, “hay acaso –pregunta Thibon—una lección más viril para las
jóvenes generaciones que mostrarles que ninguna herencia del pasado es adquirida,
que ninguna promesa del porvenir es cierta y que la realidad de mañana depende
únicamente de su fidelidad y de su valentía?
*
En la declaración prestada ante el Tribunal revolucionario de Lyon en enero
de 1945, Charles Maurras lanzó a sus jueces estas palabras que sobrepasan en
mucho tanto su persona como su proceso: “No os entretengáis de fabricar un
pelele al que llamáis Charles Maurras. Yo tengo mi vida. Tengo mi carrera, mis
libros, mi doctrina, mis ideas, mis discípulos. Tengo ante mi el porvenir que os
estigmatizará”.
En el Nº 16 de los Cahiers Charles
Maurras se reproduce el facsímil de esta declaración. La escritura se ve
firme, sin una hesitación, ni una enmienda.
Lo que querían los nuevos ocupantes del poder era impedir que Charles
Maurras prosiguiera esa primacía intelectual que no cesó jamás de ejercer sobre
la juventud francesa desde el comienzo del siglo.
Maurice Pujo ha narrado cuál fue el secreto de la empresa maurrasiana: “El primer punto en torno del cual no
congregó en primer lugar –dice- fue el
de La
Patria ante todo, en el orden temporal, se entiende, vale decir,
prácticamente ante toda ideología, democrática o lo que fuere. Después de
habernos mostrado que todos nuestros intereses vitales estaban ligados a los de
la patria, nos invitó a buscar, no en los sistemas, sino en la naturaleza de las cosas, los medios más seguros para
hacerlos prevalecer : era devolver su función y su valor a la inteligencia.
“ La inteligencia no es la
prosecución de cualquier abstracción, de cualquier sentimiento convertido en
idea, de cualquier fantasía surgida del yo y que ese yo se esfuerza por imponer
al mundo. Por el contrario , es el reconocimiento del orden que existe en
el mundo y la búsqueda de las leyes que lo rigen ”.
Eso era Maurras: La Patria ante todo.
Pero la Patria terrestre, carnal, hecha
de franceses vivientes, portadores de una herencia francesa tanto en la sangre
como en el espíritu. Y he ahí que se le puso como jueces a gente que se
habían hecho “ una cierta idea de Francia ”, que le infundía un contenido
ideológico determinado. El proceso de Lyon fue ante todo el enfrentamiento de dos
concepciones de Francia.
“ Es el desquite de Dreyfus ”, había de exclamar Maurras a la proclamación
del veredicto que lo condenaba a prisión perpetua.
*
En la década de 1900, Maurras tenía costumbre de decir : Trabajamos para 1950”.
O sea, que él no anticipaba que la reconquista de los espíritus pudiere ser algo fácil ni rápido. Cuando un país ha estado profundamente dividido, no por una querella dinástica ni por una ambición personal, sino en el plano de los principios fundamentales, cuando ha vivido una aventura de la amplitud de la Revolución de 1789 que ha trastornado el mundo, subsisten en la opinión pública divergencias tan graves, tan esenciales, que bien se puede decir que los pueblos, regidos por leyes enemigas, coexisten en el mismo territorio, en conflicto latente o agudo. En la medida que las ideas de 1789 se expandieron por el mundo, han llevado por doquiera la misma división y a partir de esa fecha es cuando surge lo que hoy se denomina izquierda y derecha, inimaginables antes de la Revolución francesa, puesto que la sociedad descansaba sobre una base común cristiana.
Maurras pues, no pensaba que se pudiese llevar la unidad al espíritu
público de manera rápida y fácil. Y Marurice Pujo dice que Maurras “ no se
habría sentido abatido si le hubiesen dicho que ese año estaría en la cárcel .
No habría sentido desaliento a
menos que los acontecimientos hubiesen demostrado que sus doctrinas eran falsas
y que las instituciones democráticas podrían asegurar el bien del país. Pues
bien, todos los acontecimientos sucedidos han probado lo contrario y confirmado
hasta el hartazgo las opiniones de Maurras ”.
¿ Qué diría hoy ?
Se sabe que puso enérgicamente en guardia a los nacionalistas contra la
tentación de facilidad que consistía en suprimir los efectos del
parlamentarismo mediante la instalación de la República plebiscitaria.
Hizo observar que “el presidente plebiscitado con las apariencias del poder
sin límites, no es una voluntad autónoma ni una razón libre”, que depende “ de la opinión, de los que hacen esa
opinión, o sea, de los que pagan a los que la hacen, vale decir, en último
término al dinero ”.
¿ Quién podrá negar que los hechos han sucedido como él anunciaba ? En lugar de un Parlamento dominado por
grupos de presión, plutocráticos, se tendría a un hombre que sería su portavoz
o detrás del cual se ocultarían ciertas fuerzas económicas. No se resolvía el
problema de la independencia del Estado con relación al dinero. Se lo agravaba.
*
Se sabe que Maurras consideraba la economía como más importante que la
política, puesto que tenía por objeto nutrir
a los ciudadanos y a las familias, y asegurar la prosperidad de la ciudad.
Pero, por eso mismo, decía, justamente porque es más importante que la
política, debe venir después de la
política, “ como el fin viene después de los medios, como el término está
al final del camino porque… se emprende el camino cuando se quiere llegar al
término ”. ( Mis ideas políticas ).
¡ Este es el verdadero sentido de Política ante todo que tan a menudo
se desvía de su sentido para tratar de confundir a Maurras y de hacerle
conceder la preeminencia a la política sobre la moral!
Se trata de rectificaciones que hay que renovar periódicamente porque se
siguen repitiendo sin cesar los mismos errores inspirados por la malevolencia
subrepticia de ciertos clérigos extraviados.
El 7 de marzo de 1935, en L’Action
Francaise, Maurras , retomando la
cuestión de “Política ante todo”, escribía: “ La gente que dice “ lo económico ante todo ” no entiende las palabras
que pronuncia o que está obligada a dar por sobre entendidas : la política económica es una política . Aún para ceder el
paso a ciertas cuestiones económicas, consideradas vitales, es menester
previamente una organización política, una acción política, con sus medios que
son políticos: mandatarios, funcionarios, agentes, cuerpo de policía y del
ejército, jueces, verdugos. De este cuerpo político dependen la concepción, la
elaboración la aplicación de leyes que bien podrán denominarse económicas o
cualquier otro nombre. Si el medio político está bien concebido bien adaptado,
bien aplicado podrá haber un efecto . De lo contrario , no ”.
Maurras había presentido a la perfección que si lo político era dirigido
por lo económico, se llegaría con eso a hacer dirigir la política por los
grandes intereses convertidos en amos ocultos de la República, de lo cual
saldría un perjuicio para todos, aun para la economía librada al sólo interés
del lucro.
*
En su introducción a su libro sobre Les
Camelots du Roi , Maurice Pujo
brinda una buena explicación de L’Action Francaise . Es preciso seguir paso
a paso su razonamiento para captar la actitud intelectual que ha de vincular
íntimamente el pensamiento a la acción. Pujo muestra a “ las camarillas que detenta el poder, que
dispone de las canonjías del presupuesto, que se ha ganado con sus complacencias
el concurso de la finanza dueña de la prensa”, que fabrica la opinión y domina
la elección del cuerpo electoral.
“ Un partido -escribe- no podrá arrancar a otro sus ventajas con “el
sufragio del pueblo” a menos de aportar a la lucha otra cantidad de dinero a
menudo de origen enemigo y un aumento de mentiras demagógicas. La verdad, la
razón, los grandes intereses nacionales no intervienen para nada ; el éxito se
obtiene a sus expensas ”.
Esta observación básica constituye realmente el fundamento de la crítica nacionalista. Ya había estallado con
evidencia indiscutible durante el caso Dreyfus
. Se había hecho evidente que la opinión podía ser moldeada por la
prensa, que la prensa dependía del dinero, y que el dinero del sindicato judío
había ejercido una violencia intolerable sobre la opinión y sobre el poder.
De ahí en adelante la prensa era solo un arma que puede utilizarse sin que
existan otros medios comparables a los puestos en práctica por la plutocracia. “ La
masa de la opinión pública que es necesario movilizar para ejercer una acción
sobre el poder –escribió Maurice Pujo- se halla , en Francia, en manos de
agencias de noticias y de grandes diarios llamados informativos , controlados
estrictamente por el gobierno, la finanza y la policía. So capa de neutralidad,
dan importancia a los acontecimientos más insignificantes y callan otros de
suma gravedad, de acuerdo a las consignas que les imparten. Juzgando sin
escrúpulos con los hechos, suprimiéndolos o deformándolos a su placer no
ofrecen al público que cree recibir la verdad más que sobre aquello que les
conviene a los intereses de sus dueños”.
Ahora bien ¿ cuál es la situación de la Action
Francaise ? Poseía ciertamente su diario en el cual podía decir de todo,
pero sólo llegaba a un círculo restringido de lectores, porque la publicidad
que lanza un diario depende también del dinero que a ello se destine. Era
menester, pues hallar otra cosa. Maurice Pujo no creía que solo con un diario
se pudiese quebrar el “poder del silencio”
de la prensa grande “acerca de los asuntos en los cuales los intereses vitales
del país exigían claridad” y continúa diciendo: “Esto es sobre todo lo que
obliga a romper vidrios”. Luego enunciaba fríamente la consigna de la primera
hora de L’Action Francaise: “el único
medio algo eficaz de hacerse oír será perturbar el falso orden público que
oculta el escándalo, crear el oportuno
hecho distinto que, al hacer llegar el escándalo a la calle, obligará a la
prensa a confesarlo y al poder hacerlo cesará”.
Esa fue la originalidad de L’Action
Francaise: la creación del oportuno
hecho distinto que iba a quebrar el silencio de la prensa y a menudo hacer
retroceder al poder.
*
Maurice Pujo fue quien usó
por primera vez la expresión Action
Francaise. Publicó el 19de diciembre, en L’Eclair, un artículo para exponer
cómo Henri Vaugenious y él enfocaban la lucha contra los “intelectuales”
dreyfusistas.
Seis meses más tarde, el 20 de junio de 1899, Henri Vaugeois, con un
discurso pronunciado en la Salle des Agriculteirs, fundó oficialmente la Action Francaise. Se sabe lo demás: la
publicación de la pequeña revista mensual, después bimensual y el 21 de marzo
de 1908 diario.
Transcurren, pues, cerca de diez años durante los cuales Action Francaise no posee ningún medio
periodístico importante. Solamente ejerce influencia por la acción.
Cuando se fundó el 15 de enero de
1905 la Ligue d’Action Francaise
–porque se necesitaron cuatro años de discusión de ideas que llevaron del
nacionalismo al nacionalismo integral- quedaron fijados los rasgos
fundamentales de Action Francaise.
Importa recordar los términos de la declaración que todo miembro debía firmar:
“Francés de nacimiento y de corazón, por razón y voluntad, cumpliré todos
los deberes de un patriota consiente “.
“Me comprometo a combatir cualquier régimen republicano. La República es en
Francia el reinado de lo extranjero. El espíritu republicano desorganiza la
defensa nacional y favorece las influencias religiosas diametralmente hostiles
al catolicismo tradicional. Hay que recobrar para Francia un régimen que sea
francés “.
“Nuestro único futuro es, pues la monarquía como la personifica el señor
Duque de Orléans, heredero de cuarenta reyes que en mil años hicieron a Francia. Únicamente la monarquía asegura la
salud pública y, responsable del orden, previene los males públicos que el
antisemitismo y el nacionalismo denuncian. Órgano necesario de todo interés
general, la monarquía realza la autoridad, las libertades, y el honor. Me
asocio a la obra de restauración monárquica “.
“Me comprometo a servir por todos los medios”. Y Maurras en Encuesta sobre la Monarquía, dará la mejor
y más certera definición de ésta íntima conjugación de pensamiento y acción que
habría de caracterizar a la Action
Francaise. Ésta no era “un simple partido de oposición política ni una
escuela de filosofía para transformar las ideas y las costumbres –decía-. Somos
una conspiración. Conspiramos para determinar un estado de espíritu ”.
Está bien claro. ”.El
objetivo fundamental de Action Francaise
es la acción.“El objeto verdadero de Action Francaise, -agrega Maurras- no es, a decir verdad, la
monarquía, ni la realeza, sino el establecimiento
de esa monarquía, el acto de instituir
esa realeza”. ” He aquí porque la Action Francaise se sentía con derecho a
definir qué monarquía se proponía establecer.
*
Cuando se tiene por oficio leer y escribir, las cosas se ven bajo una faz
distinta de como las ve la gente que se ocupa de otra cosa. De los hechos surge
una cierta lógica para el que dedica su tiempo a estudiarlos, a rastrear su genealogía. Cuanto
más estudia la historia, más se desvanece la noción del azar, más liberado se
siente el hombre de esa noción, más siente que el azar puede convertirse en su
esclavo si así lo desea y ante todo cuando sabe que así puede suceder.
No hay empresa más innoble contra la libertad del hombre que esa sombría conjuración
que pretende acreditar la existencia de “un sentido de la historia” que pesa
sobre nuestros destinos con la implacable fatalidad de una verdadera
predestinación.
Al respecto existe una página de Maurras, ya bastante antigua puesto que
data de comienzos del siglo, pero cuyos argumentos no han perdido nada de su
fuerza.
El académico Jules Lemaitre, que había encabezado la resistencia intelectual
a la conspiración dreyfusista, acababa de publicar (en otoño de 1903) un
opúsculo titulado Un nuevo estado de
espíritu en el que, bajo la forma de diálogo con un amigo, el presidente de
la Liga de la Patria Francesa dejaba translucir la incertidumbre en la que
evolucionaba el nacionalismo francés en cuanto a las condiciones de su lucha.
Maurras acababa de publicar su Encuesta
sobre la Monarquía, la cual había perturbado profundamente a Lemaitre .
Había comenzado a caer en la cuenta de las mentiras de la historia tal cual
había sido escrita por los republicanos del siglo XIX. La había emprendido
contra Michelet y decía “no sólo él, no sólo los Lamartine y los Hugo, sino los
burgueses convencidos como Thiers y Mignet
han abusado largo tiempo de mi inocencia. Estoy obligado a rehacer mi educación
a los cincuenta años .¿No es lastimoso?
Sin embargo, aunque Jules Lemaitre había roto, en cuanto a su postura
intelectual con al pasado tenía dudas en cuanto a las posibilidades de
modificar el presente; un cierto quietismo se había apoderado de un hombre decepcionado, “nacido, decía Maurras, de
un sentimiento de la fatalidad política, que sólo conduce a la apatía y a la
desesperación”.
Es habitual ver en Maurras, aunque no se compartan la totalidad de sus
conclusiones, a un maestro eminente del pensamiento contemporáneo. Nadie ignora
la enorme influencia que ejerció sobre las mentes y muchos saben cuánto gravitó
sobre los hechos en momentos dados, pero generalmente se olvida que esa empresa
no fue espontánea, que fue precedida por una tarea prolongada, paciente y
meticulosa de crítica nacionalista, de la cual la Encuesta nos da apenas pequeña idea.
Maurrás fue ante todo un maestro de
energía.
*
Cuando Maurras se propuso impulsar a Jules Lemaitre a la acción, lo hizo
con un capítulo que lleva el magnífico título de Necesidad positiva de la esperanza.
Y a Lemaitre y a sus amigos que especulan con “una solución que se impondrá
o que intervendrá”, Maurras les
pregunta con vivacidad : ¿Cuál?
¿Cómo? ¿Sola? ¿Esa solución es pues una mujer de carne y hueso?”.
Y luego Maurras emprende la admirable demostración en la que se halla la
famosa fórmula: “La desesperación en
política me parece verdaderamente monstruosa”. Pero veamos esa página
centellante:
“Ciertamente no es
menester creer que los acontecimientos dependen de las improvisaciones de
nuestro capricho. El porvenir surge de las acumulaciones del pasado y nosotros
mismos estamos muy determinados por eso que ahora todos empiezan a llamar
nuestros muertos . Si,
los muertos son más activos que los más activos de los vivos. Pero es por medio
de los vivos, en ellos, como actúan. Sea: nuestras iniciativas se plasman de
sus cenizas. Pero las mismas quedarían inactivas si su fermento no determinase a
nuestra voluntad.
“Y entre los agentes de
la determinación, somos nosotros quienes contamos. Nuestro coeficiente personal
entra en su integridad, que por eso mismo depende en gran parte de nuestra voluntad
y nuestra razón. Si así lo sentimos no
estaremos dispuestos a soportar los acontecimientos, sino, dentro de lo
humanamente posible, a hacerlos. Basta muy poco para cambiar el carácter, el
rumbo y el valor de un acontecimiento.
“Aquel que advierte
cuántos efectos diversos y consecuencias remotas pueden hacer de la más pequeña
iniciativa de un hombre o de un grupo de hombres bien dirigidos, cuando no se ejerce en
sentido inverso de la mecánica general de la naturaleza, ese tal llega a ser
del todo incapaz de desesperar.
“La desesperación, pecado venial del amigo de Lemaitre me parece en
política verdaderamente monstruosa.
Y Maurras repite la objeción del amigo de Lemaitre como un último grito de angustia antes de lanzarse a la lucha:
“--¡Ah! ¿ Cómo esperar?
“-- ¿ Cómo desesperar, más bien ? -retruca Maurras, que se atiene al sublime movimiento de un
pueblo en marcha a través de los tiempos.
“Lo que nuestra generación no ha hecho, podrá hacerlo la siguiente.
Vencidos de momento, nuestros escritos, nuestros actos, nuestro recuerdo dejará
su enseñanza. La desesperación sólo se
admite en quienes van a morir. Pero las naciones, con relación a los hombres
son inmortales; quebradas y despedazadas, pueden renacer indefinidamente…”
Jaques Ponclard D’Assac
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