CONTRA TODO Y CONTRA TODOS
Apenas anunciamos la
aparición de nuestro periódico nacionalista, un liberal ‘políticamente correcto’
nos echó encima una lluvia tan tupida de consejos que nos empaparon, y nos dejaron
ateridos. Nos dijo: -así enfrascados en
esas verdades que profesan no van a llegar a nada. Ustedes deben evadirse del
encierro, no son poseedores de la verdad. Una verdad única no existe. Cada cual
tiene la suya propia. No deben estar contra todo y contra todos.
Proclamen la democracia –continuó-, donde dejamos
decir todas las opiniones, aunque dichas por cualquier pelmazo. Hay que dejar
hablar y opinar, para que la gente esté contenta; luego nosotros los liberales
hacemos lo que se nos ocurre. Tienen que abrirse, ser condescendientes,
tolerantes y “vivos”, porque el fin de la política ya no es más la instauración
de la Soberanía y la búsqueda del Bien común, que estaba basada en esos
anacronismos llamados: la realidad de
los seres y la verdad del hombre y de Dios; sino simplemente consiste en sumar
votos. La cantidad de votos determina la verdad política; aunque sean de los pelmazos.
Hasta aquí las
admoniciones de nuestro consejero enseñándonos la moral de situación aplicada
políticamente.
Pero la realidad es muy
otra. La verdad religiosa y la verdad política existen, y son tan consistentes
que si se las repudia todo se viene abajo. Para descubrirlas hay solamente que
acatar la Revelación y la ley natural. Actuar de acuerdo a las realidades
existentes. Claro está que nunca las encontrarán los buscavotos que jamás
abrieron un libro para enterarse de que trata eso de moral y de política.
Nosotros estamos contra
todas las ideologías liberales y marxistas; contra todos los fantasiosos que
sustentan esas utopías dañinas que nunca se concretarán. Pues todas ellas nos conducen como un rebaño
de bestias hacia el mundo globalizado, nivelándonos al mínimo nivel humano. Todas ellas encarnadas en el Régimen unitario/liberal,
entreguista, cipayo, corruptor, mentiroso, mantenido y dirigido por el
imperialismo.
Lo curioso es que, a su
vez, ellos se enfrascan en esas mentiras utópicas, en los fraudes, en las
artimañas propias del oficio de políticos ‘vivos’, como si fuesen las únicas
verdades legales y apropiadas para gobernar.
Atacan la política verdadera, e infaman a todos
los que se les oponen decretándoles la muerte cívica. A los nacionalistas nos
atacan con furia tremenda, para gobernar sin oposición. Pero si los nacionalistas
fuésemos multitud nos lamerían las botas.
En definitiva, estimados compatriotas, los
nacionalistas no somos ni más ni menos respetuosos, complacientes y tolerantes
que ellos. Pero ¡ojo! Nacionalismo y liberalismo no pueden convivir. Nosotros
exponemos la verdadera realidad política, ellos ‘hacen’ politiquería con la más
miserable demagogia. Con el Nacionalismo
vive la Patria; con el liberalismo, tal cual ocurre ante nuestros ojos, la
Patria agoniza.+
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