AHORCAREMOS
AL ÚLTIMO OBISPO CON LAS TRIPAS DEL ÚLTIMO GENERAL.
Esta consigna pertenece
de lleno a nuestros ‘compatriotas’ de los trapos rojos. pero en realidad este
lema marxista lo adapté yo mismo a las actuales circunstancias históricas, que
se mantuvieron semejantes a través de siglo y medio, desde su proclamación.
De ninguna manera el
nacionalismo comparte el odio comunista a la Iglesia y al Ejército argentino,
más bien los consideramos baluartes de la nacionalidad. Y menos aún proponemos el asesinato o la
tortura psico-política para acabar con los opositores. Pero, considerando el
papel vergonzoso que desempeñan actualmente, tanto Obispos como Generales, renegando
de su vocación eminente, negándose a ejercer el poder que Dios les otorgó, y defraudando
las expectativas nacionales y populares, exigimos –aunque a nuestro reclamo se
lo lleve el viento- que la Justicia les
aplique un durísimo escarmiento.
Claro está que los
bolches sólo quieren liquidar físicamente a los Obispos tradicionalistas y a
los generales nacionalistas (si es que quedasen algunos), que son los respetados
por nosotros, mientras aceptan gustosamente a los sumisos.
De manera que hay una
diferencia sustancial: los del trapo rojo los humillan para que luego organicen
las milicias populares rojas –como Miaja-; y los obispos ‘constitucionalistas’
instauren el ateísmo práctico de una única pseudo religión universal. Nosotros los nacionalistas, por el contrario,
queremos recapaciten y vivan su verdadero
papel de defensores de la Iglesia y de la Patria mancilladas.
Casi, casi, las
mismas palabras, Pero absolutamente distintos fines, distintas tácticas,
distintas interpretaciones, distintas consecuencias: o Soberanía y Bien Común,
bajo un gobierno nacionalista, con Obispos y Generales patriotas; o la extinción
de la Patria y de la Iglesia; causando la vergüenza nacional y la miseria
popular, bajo un gobierno ‘democrático’, de tendencia solapadamente marxistas y
simultáneamente abiertamente ¡capitalista! Como está ocurriendo hoy día, con
Obispos y Generales mudos ante el desastre.
¡Si! Capitalista,
porque tanto los de la derecha como los de la izquierda –división ficticia,
porque desde todo el ámbito liberal, los marxistas y los capitalistas se
proponen los mismos fines-, unos anudándoles una tripa al cuello del adversario,
los otros atontándolos con TV y Cocacola. ¡Si les sobrasen algunas tripas no se
olviden de ciertos sindicalistas!
Entre estos y nosotros, nacionalistas, una
abismal oposición. Un enfrentamiento por la supervivencia o la muerte.
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