jueves, 8 de abril de 2021

 

 AHORCAREMOS AL ÚLTIMO OBISPO CON LAS TRIPAS DEL ÚLTIMO GENERAL.

Esta consigna pertenece de lleno a nuestros ‘compatriotas’ de los trapos rojos. pero en realidad este lema marxista lo adapté yo mismo a las actuales circunstancias históricas, que se mantuvieron semejantes a través de siglo y medio, desde su proclamación.

De ninguna manera el nacionalismo comparte el odio comunista a la Iglesia y al Ejército argentino, más bien los consideramos baluartes de la nacionalidad.  Y menos aún proponemos el asesinato o la tortura psico-política para acabar con los opositores. Pero, considerando el papel vergonzoso que desempeñan actualmente, tanto Obispos como Generales, renegando de su vocación eminente, negándose a ejercer el poder que Dios les otorgó, y defraudando las expectativas nacionales y populares, exigimos –aunque a nuestro reclamo se lo lleve el viento-  que la Justicia les aplique un durísimo escarmiento.

Claro está que los bolches sólo quieren liquidar físicamente a los Obispos tradicionalistas y a los generales nacionalistas (si es que quedasen algunos), que son los respetados por nosotros, mientras aceptan gustosamente a los sumisos.  

De manera que hay una diferencia sustancial: los del trapo rojo los humillan para que luego organicen las milicias populares rojas –como Miaja-; y los obispos ‘constitucionalistas’ instauren el ateísmo práctico de una única pseudo religión universal.  Nosotros los nacionalistas, por el contrario, queremos  recapaciten y vivan su verdadero papel de defensores de la Iglesia y de la Patria mancilladas. 

Casi, casi, las mismas palabras, Pero absolutamente distintos fines, distintas tácticas, distintas interpretaciones, distintas consecuencias: o Soberanía y Bien Común, bajo un gobierno nacionalista, con Obispos y Generales patriotas; o la extinción de la Patria y de la Iglesia; causando la vergüenza nacional y la miseria popular, bajo un gobierno ‘democrático’, de tendencia solapadamente marxistas y simultáneamente abiertamente ¡capitalista! Como está ocurriendo hoy día, con Obispos y Generales mudos ante el desastre.

¡Si! Capitalista, porque tanto los de la derecha como los de la izquierda –división ficticia, porque desde todo el ámbito liberal, los marxistas y los capitalistas se proponen los mismos fines-, unos anudándoles una tripa al cuello del adversario, los otros atontándolos con TV y Cocacola. ¡Si les sobrasen algunas tripas no se olviden de ciertos sindicalistas!

 Entre estos y nosotros, nacionalistas, una abismal oposición. Un enfrentamiento por la supervivencia o la muerte.

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