miércoles, 16 de octubre de 2019


¿LA PATAGONIA ES TODAVÍA ARGENTINA?

Yo tengo el mérito de haberme identificado con Chile. Fui chileno; les consta a todos”. D.F.Sarmiento.

En estos días, nacionalistas eminentes están denunciado la posibilidad de que las grandes potencias que imponen la “democracia y la libertad”, exijan, quieras o no, el pago de la deuda externa, que el país no puede saldar, con la entrega de la Patagonia.

Desde mucho tiempo atrás, la diplomacia “marchatrás”, y el poder masónico sobre el Régimen instaurado en Caseros, facilitan el desmembramiento del territorio nacional argentino. Recordemos: el kirchnerismo entregó parte de territorio soberano a China; las denuncias de invasión de milicias judías, disfrazadas de campamentos juveniles; el establecimiento de guarniciones militares yanquis; Inglaterra entrometida reclamando una parte de la torta; la canallada del arbitraje vaticano aceptado sin chistar, etc.  ¿La Patagonia es todavía argentina? Quizá lo sea por poco tiempo más; o quizá ya no lo sea.

Ni siquiera hace falta que desembarquen los marines para cobrar la deuda; porque aquí no tendrían ninguna resistencia política a vencer. El Régimen  liberal-democrático’ estuvo siempre y está entregado a los anglosajones. Pacíficamente, con la flema inglesa de nuestros diplomáticos cipayos, el super gobierno judeo/calvinista imperialista se cobrará a precio de liquidación, los territorios al sur del río Negro, o desde donde ellos determinen. Sin necesidad de cambiar de bandera, ni dejar de cantar el Himno contra la ´tiranía´ española. Nos dejarán todo el folklore menos la soberanía.

Argentina no tiene posibilidades de defender la Soberanía patria, pues desguarneció a las Fuerzas Armadas, según propósitos masónicos. Principalmente desde Alfonsín. Pero lo decisivo es que históricamente tampoco tuvo ni tiene voluntad de defenderla. Porque en Argentina aun gobierna en el país y el entendimiento de los argentinos la ideología traidora del traidor por excelencia D. F. Sarmiento. Y tanto que trabajaba a sueldo del gobierno chileno, incitando en el diario gubernamental chileno “El Progreso” la entrega de la Patagonia entera a Chile.

De esta manera, los dos máximos ´próceres´ en la lucha contra el gobierno legítimo de don Juan Manuel de Rosas, Sarmiento, el mentiroso renegado, y Urquiza, el contrabandista, cada uno más traidor que el otro, cobraban dinero para traicionar a la Patria. Perfidia suficiente para que la Masonería los declare ´héroes´ nacionales. Pero si de tal forma se homenajea a los corruptos, fácil es que el ejemplo cunda; y cundió desvergonzadamente hasta nuestros días.
Se roba, se traiciona, doble indignidad, y se sube a un pedestal de honores.


Escribió Pedro de Paoli (Sarmiento y la usurpación del Estrecho de Magallanes): luego de la fallida rebelión chilena contra la Confederación argentina, en San Rafael de Mendoza (año 1846): “Es, pues, un episodio que una vez más demuestra que la campaña de Sarmiento para que Chile se apoderara del Estrecho era sólo la iniciación de una intención mayor, como ser: el Estrecho de Magallanes, la Patagonia y todo Cuyo para Chile” (pg.  26).

 Esta campaña contra la Patagonia argentina, fue iniciada pérfidamente por Sarmiento, cuando sabía que don Juan Manuel de Rosas, estaba imposibilitado de reclamar, con la fuerza requerida, los derechos argentinos, debido a los frentes que debía resistir: la invasión imperialista franco-inglesa, el malón chileno, los unitarios traidores, el expansionismo brasilero, etc. Es de notar que Chile también pérfidamente, siempre reclamó la Patagonia, amenazando con una invasión militar, cuando estaba segura que Argentina no podía defenderse militarmente, debido a los problemas internos; y a la oposición de los liberales, masones y pacifistas, que predominaban en el gobierno, deseando el arbitraje de la virtuosa reina, aun sabiendo que siempre favorecería los intereses chilenos e ingleses coaligados.

“Llama la atención. -dice de Paoli- el desprecio de Sarmiento por la Patagonia cuando se trata de una Patagonia para la Argentina. Entonces aquello no sirve para nada útil. Pero cuando se trata de una región limítrofe con Chile, entonces es de mucha utilidad… pero para Chile.” (pg. 71).

“No pudo Sarmiento, ni en un solo caso, aportar un documento, como ya dejamos dicho, en favor de su tesis”, donde afirma que la Patagonia, hasta la Tierra del Fuego, eran chilenas. (pg. 60). En vista de lo cual, y para su oprobio, fue anatematizado como traidor por figuras  relevantes de la época.

SARMIENTO CONTRA LA MARINA: Y para dar más fuerza a su arbitrario argumento traidor, y para que desistan los marinos argentinos de cualquier defensa bélica de la Patagonia, execró furiosamente a la Marina nacional, negó la necesidad de su existencia, reduciéndola a contar sólo con lanchones fluviales, desguarneciendo las costas patagónicas y desprotegiendo la soberanía atlántica. Favoreciendo también así los planes tanto de chilenos como los de sus socios ingleses.

“No debemos, no tenemos que ser nación marítima, -afirma Sarmiento- líbrenos Dios de ello, y guardémonos nosotros de intentarlo… Bahía Blanca será algún día algo; aunque nadie ha impedido serlo en tres siglos que está colonizada, pero no queremos ponerla en conservatorio, creando una marina para ir a recoger algunos huevos y plumas de avestruz”. (pg. 71).

Respondiendo a esas falsedades, cita de Paoli a Roberto Tamagno  en ´Sarmiento, los liberales y el Imperialismo inglés´: “La Divina Providencia ha querido poner en  ridículo a este hombre; no eran plumas y huevos los que  iríamos a buscar a la Patagonia: era petróleo, hierro y carbón, (y miles de toneladas de lana de ovejas, de la mejor  del mundo, P. de P.), justamente lo  que puede darnos el desarrollo industrial para llegar a tener  Marina, y esa posibilidad estaba en la Patagonia que él, desaprensivamente, repudió tantas veces”. Al mencionar Sarmiento que Bahía Blanca hacía tres siglos que estaba colonizada, Tamagno agrega: ”El fuerte quedó fundado por el coronel Ramón Estomba el 11 de abril de 1828, por orden de Rosas, a quien cabría iniciar la ocupación de la Patagonia”.

Años atrás, para mayor ludibrio, ha tenido el Gobierno el descaro, incitados por el poder inmenso de la Masonería internacional en la política nacional, y en la mismísima Marina, donde los altos mandos eran masones, de homenajear a Sarmiento, el más sañudo adversario de la Marina argentina, a la  cual  despreciaba y denostaba, bautizando con su nombre a la recordada Fragata insignia, llamada Sarmiento.+

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