viernes, 20 de septiembre de 2019


EL IMPERIO AMERICANO.
El Padre Castellani sintetizó perfectamente el accionar del imperio judeo/calvinista:
“Dejan Biblias y se llevan el petróleo… ¡y el alma nacional!”

“El espíritu de los negocios ha guiado la política exterior de [norte] América, como ha guiado el aparato político, el sistema judicial, la interpretación de la constitución, la prensa, las iglesias e incluso el movimiento obrero’. Max Lerner.

(Las letras cursivas son del blog).

Publico unas frases que fui seleccionando del capítulo VI, del libro “El Imperio Americano”, de Claude Julien, (ed. Grijalbo, Barcelona, 1969), que alcanzan a dar una clara idea del peligro de la dependencia argentina, y Latinoamericana, de EEUU, según estamos sufriendo. El libro está repleto de datos y citas interesantísimas, sumamente agresivas, de  personajes de este Imperio mamonístico, de origen judeo-calvinista, cada vez más prepotente y despiadado.                                                               

Aunque los comentarios del autor no están a la altura de sus denuncias, debido a su formación política liberal, tirando a la zurda, esos datos pueden ser aprovechados para demostrar el grado gravísimo de la INTROMISIÓN IMPERIALISTA. Introducido en nuestra patria por la orientación, y el rumbo actual de la política demo/liberal, desde hace décadas, QUE ESTA LLEGANDO A SU APOGEO DURANTE EL GOBIERNO CIPAYO DE MAKRI. 

Toda la tesis del libro se desarrolla desde el religioso dogma calvinista de la predestinación de los “santos” a enriquecerse, comerciando pacífica o violentamente. El autor omite este mandato “divino”, y hace aparecer la política imperialista desde la Doctrina Monroe, como simple ambición económica de poder; restándole asi fuerza religiosa, impulso inevitable e inexorable; fuerza que es como una maldición que domina al imperialismo estadounidense.

ESCRIBIÓ JULIEN:

“Estados Unidos de Norteamérica carecen de colonias: ninguna mancha señala en el globo terráqueo lo límites de un imperio americano. Pero USA ejerce en el mundo una influencia constante que se manifiesta en todos los dominios de la actividad y del pensamiento humano de hoy. Presión sobre la totalidad de América latina, sobre Canadá, sobre gran parte del Sudeste asiático, sobre Europa, sobre el mundo entero.

“Existe pues un IMPERIO AMERICANO. Un país que, con sólo la veinteava parte de la población terrestre controla la mitad de las materias primas de la tierra, impone sus precios y condena al subdesarrollo a muchos pueblos.

En el capítulo 1º, Julien comienza confundiendo el imperialismo con el nacionalismo. El verdadero nacionalismo es la lucha de cada nación para cumplir pacíficamente, en forma soberana, su destino histórico; respetando la soberanía ajena. Mientras que el anglosajón es racista, mesiánico y totalitario. Julien demuestra, con citas irrefutables, que el Imperialismo anglo sajón/yanqui surge en la Historia acunado por el “Dios” mamonístico, (o sea el judeo/calvinismo, que es el “Dios” del imperio). y allí encuentra su inspiración y su fuerza avasallante. Ellos cumplen entusiastamente la orden “divina” de enriquecerse, a costa de los más débiles. Pero para justificar ante el mundo su terrorífico imperialismo, en el colmo de la hipocresía, se manifiestan como  idealistas que dicen llevar a todas las latitudes la libertad y la democracia; para conciliar “el egoísmo con la generosidad de un bienhechor”.

A continuación copio algunos tremendos testimonios de personajes relevantes, publicados por Julien, que ya se manifestaban a principios del siglo XIX:

“Como Dios al crear al hombre a semejanza suya, América sueña con remoldear el rostro de la humanidad. En el siglo pasado, Herman Melville escribió: ‘Y nosotros, los americanos, somos un pueblo particular, un pueblo elegido, el Israel de nuestro tiempo; nosotros llevamos la antorcha de las libertades del mundo’. El sueño no era nuevo. En 1765, John Adams escribía ya: ‘No ceso de considerar la fundación de América como un designio de la Providencia, concebido con vistas a iluminar y emancipar a la porción de la humanidad que se halla todavía sometida a la esclavitud’”. (pg. 19).


“[…] ‘Desde hace cincuenta años, escribe Tocqueville, se repite sin cesar a los habitantes de los Estados Unidos que ellos constituyen el único pueblo religioso, esclarecido y libre. Ven como entre ellos, hasta el momento, prosperan las instituciones democráticas, en tanto que estas fracasan en el resto del mundo. Tienen, por tanto, una opinión inmensa de sí mismos y no andan lejos de creer que forman una casta aparte del género humano’. Esta misma convicción es la que , en forma algo más brutal, expresó el senador Beveridge cuando afirmó, a finales del siglo pasado, que ‘entre todas las razas, Dios ha elegido al pueblo americano para conducir finalmente al mundo hacia su regeneración’… También el presidente Truman se felicitaba, en 1952,  por el hecho de que América hubiera  “por fin aceptado el papel que Dios Todopoderoso nos pedía que asumiéramos desde hace una generación”. (pg. 34).

“Con ello se prosigue una antigua tradición hasta los conflictos más recientes”… [Desde Franklin, pasando por Lincoln, Wilson, etc. todos al unísono coinciden]. “Adlai Stevenson no estaba menos convencido de la misión divina de América: “Dios nos ha confiado una tremenda misión, decía, nada menos que la ‘leadership’ del mundo libre... El 22 de noviembrede1963, víspera de su asesinato, John F. Kennedy corregía el discurso que debía pronunciar a la mañana siguiente en Dallas y en el cual, citando los Salmos, declaraba: “Si Yahvé no guarda la cuidad, en vano vela el centinela”
En la misma tendencia, era curioso que al presidente Johnson “le enojasen tanto las tentativas de intervención por parte del Vaticano con vistas a conseguir negociaciones destinadas a solucionar el drama vietnamita”. [Esto hubiera significado contrariar al mamónico que incitaba a imponer la democracia y la libertad al uso yanqui, o sea por la guerra, sobre el mundo]

“Por la misma razón la CIA juzgó natural subvencionar a ciertas órdenes religiosas, especificando con claridad que el dinero entregado no estaba supeditado a ninguna condición política, bastando que los beneficiarios se mostrasen fieles a su propia misión para trabajar útilmente al servicio del imperio”. (Confirmando estas palabras, publiqué tiempo atrás un artículo sobre el mormonismo titulado: “Una industria de la religiosidad”. Las sectas yanquis que invaden nuestro país reclutando diezmos de los incautos, no son ni más ni menos que industrias al servicio del imperialismo).

El imperialismo mamónico: ¿de qué manera obtiene su poder económico el imperio yanqui?  “Escribió Max Lerner: ‘el espíritu de los negocios ha guiado la política exterior de América, como ha guiado el aparato político, el sistema judicial, la interpretación de la constitución, la prensa, las iglesias e incluso el movimiento obrero’ (pg. 28).

Además:

 + Altas personalidades eclesiásticas apoyaron a Lyndon Johnson diciendo que la guerra del opio  fue el resultado de un designio de la Providencia para poner a China en contacto con las naciones occidentales y cristianas… Y Eisenhower: Esta ley fundamental de interdependencia, tan manifiesta en el comercio en tiempos de paz, se aplica en caso de guerra con una intensidad mil veces más acrecentada. (obligatoriamente se debe comerciar con EEUU, y de acuerdo a sus condiciones).

+ Los intereses de las empresas privadas americanas coinciden estrechamente, con las del Gobierno…Bernard Baruch insiste en el carácter esencialmente único de los intereses económicos, políticos y estratégicos de los Estados Unidos. (pg. 240).

+ El sistema de libre empresa, así alentado por la acción conjunta de los capitales privados y de los créditos gubernamentales, exige una protección militar… El imperio americano no puede ser puramente económico; su base económica es indisoluble de su base política y de su base militar.

+ Pero el imperio americano es indispensable para los Estados Unidos, sobre todo lo que se refiere al aprovisionamiento de materias primas… que en su mayor parte están situadas en países del tercer mundo. […] La explotación de los recursos naturales del tercer mundo permiten, por tanto, a los EEUU, no sólo el acceso a ricos yacimientos de materias primas que les aseguran un nivel de consumo muy elevado, sino también los capitales necesarios para invertir en los países industrializados.

+ Cada año, las aportaciones de nuevos capitales (en Latino América) son inferiores a los beneficios repatriados por los EEUU, y en siete años los beneficios repatriados son cuatro veces superiores a las nuevas inversiones. (pg. 249).

+ América Latina, al suministrar capitales a los EEUU, contribuye a enriquecer el imperio al que ella se encuentra sometida y que tan onerosamente pesa sobre su vida económica y política. (pg. 254).

+ En todo el mundo, los países ricos siguen enriqueciéndose mientras los pobres continúan empobreciéndose…  Las cifras antes citadas demuestran que los EEUU se enriquecen en detrimento de los países pobres.

+ Las intervenciones de Washington en los problemas internos de los países extranjeros asumen formas diversas según el régimen interior de tales países, y también según el grado de su dependencia económica.

+ El imperio encuentra en numerosos países unos aliados naturales: se trata de los grupos económicos estrechamente vinculados al mercado [norte] americano y que no vacilan en hacer pasar su interés de grupo ante el interés de su propio país. (pg.260).

+ Para la Casa Blanca la concepción del interés nacional del país se halla estrechamente ligada, en el extranjero, a los grandes intereses privados… “Lo que es conveniente pata los EEUU es conveniente para la General Motors”, dijo C. Wilson, ex presidente de la General Motor y ex secretario de Defensa.

+ La nacionalización de los bienes americanos en un país extranjero si no va seguida de represalias, ofrece el peligro de extenderse como una mancha de aceite, que minaría las bases del imperio. (pg. 262).

+ Quiéralo o no, el Gobierno de los EEUU es el guardián de unas inversiones (privadas) que constituyen las avanzadillas o las cabezas de puente del imperio en regiones más o menos alejadas.

+ (Los EEUU, en el Cercano Oriente; luego de la doctrina “Monroe” sobre América, y la “Truman” sobre Grecia y Turquía)… Por una decisión unilateral, sin consultar siquiera a sus aliados, decidieron dar marco jurídico a sus intervenciones… Con la “Doctrina Eisenhower”  (1957), se nombraron a sí mismos gendarmes del cercano Oriente, sobre el cual vela la VI flota. En virtud de esta nueva “doctrina”, proclamada unilateralmente, y sin ningún acuerdo internacional, el presidente de los EEUU quedó autorizado por el Congreso “a conceder una ayuda económica y militar a todo país o grupo de países de dicha región deseosos de beneficiarse de ella, en el bien entendido de que esa ayuda podía comprender el empleo de las fuerzas armadas americanas”. (pg. 266).

+ En vísperas del conflicto entre árabes e israelíes, el embajador de los EEUU amenazó a Nasser con la intervención de la VI flota si desencadenaba las hostilidades, advertencia que no se hizo a Israel, que tomó la iniciativa de los combates.

+ En virtud de una antigua tradición, las intervenciones de los EEUU en América son extraordinariamente frecuentes y a menudo se rodean de muy poco misterio. (pg.268). (Los datos que aporta Julien son numerosísimos).

+ Los EEUU han hallado en cada país unos aliados en determinados sectores de las clases poseedoras, tanto más poderosas cuanto que ejercen en general una influencia determinante sobre el poder político. (pg. 273).

+ Los programas [norte] americanos de ayuda económica permiten influenciar a los gobiernos latinoamericanos que no pueden privar a sus países de tales créditos, a pesar de ser estos muy inferiores a los beneficios repatriados.

+ Las grandes compañías [norte] americanas que han invertido en América Latina disponen además de su lobby en Washington, donde la mayoría de los miembros del Congreso y del Gobierno las consideran como misioneros del progreso en países económicamente subdesarrollados. (pg. 274).

+ Todo gobierno que reciba ayuda oficial de los EEUU corre el riesgo de perderla si trata de sustituir a un proveedor americano por un proveedor europeo o japonés que ofrezca condiciones más ventajosas. Los presidentes americanos de las filiales de compañías americanas instaladas en el extranjero se hallan sometidos a la legislación del Congreso de los EEUU, lo que significa que no pueden elaborar su política comercial en función de los intereses del país en que se hallan, sino que tienen el deber, por ejemplo, para la venta de los productos llamados “estratégicos”, de someterse a las decisiones de Washington. No es necesario añadir que los países dependientes de los EEUU, económica o financieramente, pierden su libertad e iniciativa política y diplomática. (pg. 279).

+ Sólo el acceso a los archivos diplomáticos de las grandes potencias permitiría trazar un balance de las intervenciones del gobierno de los EEUU, que, valiéndose de su potencial económico, se permite intervenir en la vida política y en la acción diplomática de los demás países. No obstante, el número de los hechos conocidos basta para dar una idea de la amplitud de estas intervenciones.

+ Unos le suministran materias primas, otros inversiones para sus capitales, y todos les aseguran unos beneficios sin los cuales la prosperidad de los americanos, que constituye el 6 % de la población mundial, no sería tan considerablemente superior al nivel de vida del resto de la humanidad. (pg. 280).

[…] etc...

Claude Julien,
Jefe del Servicio de información extranjera de “Le Monde”, reputado como el mejor especialista francés en asuntos norteamericanos….












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