El socialismo de los “trapos rojos” es un fraude para “señoras gordas”
tilingas.
JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA
(Palabras seleccionadas del
discurso pronunciado por el inolvidable Caudillo, en el Teatro Europa de
Madrid, el 2 de febrero 1936.
Deberían leerlas los PP, periodistas y políticos, y los curas tercermundistas,
para conocer la verdad de los socialismos; pero como son
buenos burgueses quizá la repudiarían, atemorizados. Como la ignoran continúan mimando
a los muchachos de los trapos rojos, subvencionados por el gobierno. Los consideran muy bien intencionados democraticamente, sin
enterarse de lo que se traen entre manos, además de las bombas molotov.
“S
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i la revolución socialista no fuera otra cosa que la
implantación de un nuevo orden en lo económico, no nos asustaríamos. Lo que
pasa es que la revolución socialista es algo mucho más profundo. Es el
triunfo de un sentido materialista de la
vida y de la historia; es la sustitución violenta de la Religión por la
irreligiosidad; la sustitución de la Patria
por la clase cerrada y rencorosa; la agrupación
de los hombres por clases, y no la agrupación de los hombres de todas
las clases dentro de la Patria común a todos ellos; es la sustitución de la libertad
individual por la sujeción férrea de un Estado que no sólo regula nuestro
trabajo, como un hormiguero, sino que regula también implacablemente, nuestro
descanso. Es todo esto. Es la venida impetuosa de un orden destructor de la
civilización occidental y cristiana: es la señal de clausura de una
civilización que nosotros, educados en sus valores esenciales, nos resistimos a
dar por caducada.”+
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