MUY INTERESANTE REFLEXIÓN SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA
MUNDIAL ESCRITA HACE YA MÁS DE 7 DÉCADAS, QUE AYUDA A COMPRENDER LA POLÍTICA ACTUAL ;
PUES LO ESENCIAL DE LOS PRINCIPIOS
POLÍTICOS Y RELIGIOSOS DE AQUEL ENTONCES CONTINÚAN DESARROLLÁNDOSE AGRAVADOS.
(Publicada en la
revista “Estudios” de los Padres jesuitas,
en julio 1928)
HACIA LA LUZ
MI CONVERSIÓN AL CATOLICISMO
Luis Bertrán
1
¿A donde va el mundo?
N
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o se trata –como se dice vulgarmente- de una simple
ojeada; sino de una observación seria, detenida, inquisitorial, penetrativa,
por así decir, de nuestro tiempo. De todo nuestro tiempo, que, por otra parte
ha resumido tan bien, tan admirablemente Henri Massis en su sonada Défense de l’Occident.
Hace dos
años –los transcurridos desde 1918- que
el mundo entero ofrece, al que lo observa atentamente, el espectáculo de un
verdadero y profundo desbarajuste. En lo político, en lo moral y en lo
artístico. Es el resultado que ha dado, y sigue dando la semilla de los derechos
del hombre sembrada a los cuatro vientos.
Resultado
que trataremos de resumir lo más brevemente
posible para no repetir a los
que antes que yo lo han hecho con mejor
cortada pluma y para no hacer
interminable y difuso el presente artículo.
1.- FRANCIA: Hasta 1914 podía decirse que Francia era el país que sostenía en sus manos el cetro del
librepensamiento; se creía que allí tenían su verdadero hogar sus profetas
autorizados Se creía en el republicanismo francés por juzgarle que tenía por
base el más puro y saneado socialismo, tomado en su sentido más amplio
ideológicamente hablando: El orden puesto
en marcha, según definió el Progreso ese pobre hombre que se llama monsieur
Raymond Poincaré. Cuando al día siguiente de la tragedia de Sarajevo, Jaurés se
trasladó a Bruselas para entrevistarse con Bebel y con Vamdervelde, la
democracia respiró, confiada en que la guerra, que ya era inminente, no
estallaría. La reunión de Bruselas fue breve. Al saber su resultado la
democracia comprendió que su suerte estaba jugada: la guerra era un hecho.
Puede decirse que cuando aún no se habían quitado el polvo del camino los tres
caudillos socialistas, sonaban los primeros disparos en la frontera
germano-belga. El cadáver de Jaurés aún estaba insepulto: con él se enterró la
democracia, la revolución y los derechos del hombre. Pero sepultados los
derechos era necesario resucitar los deberes. Sólo recordaron los deberes
patrióticos; de los morales, los espirituales, los deberes religiosos nadie se
acordó. Quien podía recordárnoslos con toda autoridad –la Iglesia- atendía a lo más
perentorio de la guerra: la salvación de las almas. Entonces se vio desnuda la
enorme miseria del hombre libre, del
librepensador, el profundo vacío que en las almas había dejado el ateísmo. La
postguerra lo ha demostrado, como ya lo hemos dicho al presentarnos a Francia
–y otros países- sin la reserva espiritual necesaria para hacer frente a la tremenda
liquidación que se habría al firmarse el
armisticio, primero, y la falsa paz de Versailles, a continuación. Después, ya
se ha visto: todo desorden, toda confusión. En las artes, en las ciencias, en
la organización nacional.
2.- ALEMANIA: Aquí había echado hondas raíces un
espectro de la religión: el protestantismo. Pero ya es sabido que el
protestantismo es el individuo por encima de todo, y su fórmula encubre el
orgullo y la pedantería; dos graves `pecados contra Dios.
La
experiencia del problema político en ese país fue aún más grave: significaba el fracaso del imperio.
El alemán
imperialista y protestante, vistas las caídas de sus ídolos y del
librepensamiento en sus vecinos de enfrente, fue a parar a un doble
desquiciamiento ¿Hacia donde volverse,
qué hacer, en qué creer? La ola de la desesperación cubrió poco tiempo toda la Europa Central y a su paso
fueron abriéndose nuevos abismos; desde la escuela de la sabiduría de
Kayserling hasta contarse por millares y millares los suicidios en Viena… Los
más miedosos se cobijaron bajo los faldones de la levita republicana y allí,
calladamente, trataban de hacerse la ilusión de que vivían. Ni el cristianismo
ateo de Kayserling , ni el pesimismo a ultranza de Spengler, ni ninguna de las
numerosas sectas neocristianas o
neoasiáticas que pululan en el terreno
luterano, ha sabido proponer nada que sirviese de aglutinante a las masas
desprovistas –como en Francia- de todo tesoro espiritual. Tenían a Rusia a sus espaldas, trágica
experiencia del comunismo, delante a Francia, trágica experiencia del
republicanismo, y en su propia casa las ruinas del Imperio… Entonces surgió el
miedo. Y el miedo organizado, el vientre seguro es la República Alemana.
¡Ay del día en que ese miedo desaparezca! Entonces, o con Rusia, o con Lutero
–el imperio otra vez-. Si antes no extiende su mano a la maternal Roma.
3.- ITALIA: Aquí, por hechos explicables, patentes a
todos, cuya recordación no es sustancial en esta revisión general, se mantuvo en
forma de gobierno gracias, sobre todo, al sentido profundamente católico del
pueblo y de sus instituciones, que nunca se dejaron arrastrar por los
espejismos del librepensamiento, pese a la Masonería , allí muy extendida en lo aparatoso de
sus ritos, pero afortunadamente, poco o nada arraigada en la conciencia
nacional. (Aún el republicanismo fue siempre en Italia muy débil y circunscripto
a la lírica política y al vocerío de unos pocos periódicos del bajo pueblo).
El
socialismo puro y el de acción-el sindicalismo- habían ganado muchos sectores
entre los descamisados que estuvieron a punto de arrastrar al país a la ruina.
Por dicha el Cielo no lo quiso. Un hombre, en el momento oportuno, contuvo la
catástrofe. Mussolini es el único y verdadero reconstructor de Italia. Ante él todos los demás estadistas de su
tiempo quedan reducido a la mínima expresión. Por
desgracia, como no hay nada
humano que sea perfecto, también tiene el glorioso Duce su falla fundamental.
Consiste ésta en su concepción estadista del hombre. Ahí ha chocado de `pleno
con la Iglesia. Es
su error grave, quizá su único error, No por el choque en sí, sino porque al
producirse, se ha puesto al descubierto esa falla de la mentalidad del hombre
de estado. No se puede admitir, en efecto,
que sea el hombre para el Estado, como pretende Mussolini, llevado, sin
duda, por el entusiasmo patriótico que le lleva a crear una Italia invencible y
única en la Historia ,
sino que siempre, y en todo momento, el Estado ha de ser una institución para
el hombre, para su bienestar, para su relativa felicidad mientras dure su paso
por este valle de lágrimas. De otro modo la concepción sostenida por el Duce
lleva directamente a Moscú. El Estado sigue al hombre en su aparición, y
natural católicamente no puede ser más que un instrumento para el bien del
hombre. El Estado lo es todo donde se
niega a Dios en todo: en Rusia, en Uruguay o en Méjico. Y así lo ha demostrado
pública y oficialmente Su Santidad el Papa en una de sus últimas y luminosas
declaraciones.
Este
punto es esencial. Nos hemos detenido
deliberadamente en él porque es básico en toda conciencia católica de nuestros
tiempos.
Por lo
demás, ningún otro mal de los que abundan en el campo ideológico del mundo
entero se ha infiltrado en Italia. Esto demuestra la energía de la política del gobierno, la fuerza de carácter del
indígena, el arraigo secular, inconmovible, que nuestra Santa Religión tiene en
aquel país.
4.- INGLATERRA:
Todo, en este país ha estado siempre mediatizado por el salvaje egoísmo
de la raza. Como el inglés vive oprimido durante siglos por el feroz
individualismo del anglicanismo, se ha transformado en un verdadero animal de
presa. Hay en Inglaterra repercusiones y ecos del desbarajuste moral e
intelectual que reina en otros países, pero es como simple curiosidad. Si las
teoría socialistas han arraigado allí, en el pueblo, es porque éste las ha
modificado según su idiosincrasia y así se da el espectáculo de que sólo allí
haya podido crearse y sostenerse con éxito, un socialismo nacional, que no otra cosa es el laborismo independiente que acaudilla hace años Ramsay Macdonald,
variedad que en otros países, no ha podido cultivarse con provecho.
Pero,
según parece, contados están los días del anglicanismo como fuerza dominante.
Ya quieren muchos unirse de algún
modo con el catolicismo…
El
catolicismo no puede unirse –según lo
ha declarado Roma- más que con los suyos de siempre. Los demás no pueden unirse.
Tienen que dejar todos sus errores y entrar en la casa de Dios limpios de toda
culpa. Y para éstos las puertas del Templo estarán siempre abiertas de par en
par.
5.- ESPAÑA : Una profunda religiosidad en el pueblo.
El pueblo más tradicional de la tierra.
El
republicanismo de plazuela tuvo su auge por un momento. Lo mismo la masonería y
la demagogia al modo de la francesa de fines del siglo XIX. Todo esto ha pasado
a la historia. El pueblo no piensa en la realidad de su vida real.
El
desbarajuste universal no ha ganado más que a los intelectuales, algunos de
ellos; los más cultivan la especulación intelectual como espectadores de la
vida… No es trabajo muy penoso que digamos…
6.- RUSIA: Ya he dicho que es la trágica
experiencia del Socialismo integral. Pero no hay que dejarse engañar
demasiado por los espejismos que pueda ofrecer esa realidad momentánea. Hay en
Rusia un proceso psicológico no muy fácil de comprender para el criterio superficial y simplista del momento.
Fúndense en Rusia diversos y antagónicos elementos antiquísimos de la
humanidad, que se han encontrado para producir el tipo ruso. Y aún éste ofrece,
por así decir mil variedades, cada una de las cuales podría ser como un índice de los componentes
secretos o invisibles del todo nacional. Y ese cruce de elementos antagónicos
ha creado en el alma nacional como un apasionamiento por la fatalidad, impuesta
y jamás resistida con nada ni por nada, un espíritu de sacrificio por el
sacrificio mismo, un rejuvenecimiento total aceptado como idea final de todo e
iluminando eso un tenue resplandor de vida ultraterrena a la que difícilmente
se llega por el rezo vago e íntimo de cada cual y por un amor increado hacia la
bondad infinita de Jesús. Y ello une, entonces, en un haz inconfundible de apariencia nacional, tipos tan esencialmente
dispares como Tolstoy, Dostoiewsky y Merekowsky; -o como Gogol, Lenine y
Trotzky;- o como el de todos ellos comparados entre sí o paralelamente de dos
en dos.
Por eso la
explicación del comunismo ruso no está en la ley de las mayorías, pues cuando
ese partido triunfó, no contaba más que con trescientos mil adherentes en un
país que tiene más de ciento cuarenta millones de habitantes. No. El comunismo
en Rusia es un hecho esporádico, extraño, impuesto y sostenido por la fuerza,
que se logra imponer por la racial pasividad del pueblo. El verdadero ruso no
es el comunista, aunque éste sea el que hace hablar de Rusia a todo el mundo.
El verdadero ruso es el campesino, el hombre de la estepa, el cosaco, el mujik, el labrador, el que no ha querido
entregar su caballo al Soviet, ni sus productos para que fueran compradas armas
a los países civilizados. Y unos y
otros permanecen encerrados en su isba, emborrachándose con vodka, postrados
ante el ícono, creyendo sólo en la fatalidad de su pueblo y en la redención
final a los pies del Señor. Y así permanecerá hasta Dios sabe cuando. Entre
tanto el Soviet es completamente ajeno a eso y no puede nada, en su relación,
en ningún sentido. Esa es la tragedia del Socialismo en Rusia; ésa es la
lección que no hay que olvidar.
En el
orden literario-formal y un poco en el filosófico, la ideología rusa ha tenido
algún eco. El mesianismo de Dostoiewsky ha logrado conmover a algunos; la
iracundia, la intransigencia de Tolstoy, más de fórmula que de otra cosa, tuvo
también su día de esplendor y el amor socialista de Gorki inspiró a no pocas
plumas… Pero todo eso ha pasado; todo eso es historia. Rusia es una página en
blanco en la que la historia no ha escrito aún su palabra.
2
El Nuevo Mundo
S
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e comprende que en el siglo XV se llamase nuevo mundo al que descubrió Colón. Pero
hoy se no antoja tan viejo como el antiguo, sino más…
¿Nuevo Mundo , América?
Dividámosla previamente, en los dos núcleos como la historia y los
hombres lo han dividido desde el principio: América latina y América anglosajona.
1.- AMÉRICA LATINA : ¿Qué vicio, que defecto colectivo o racial existe en el Viejo Mundo
que no aparezca agravado en el Nuevo? Señaladme uno sólo y borro lo dicho.
Todos los defectos fundamentales del Viejo Mundo se reproducen exactamente,
cuando no agrandados en todos estos países.
El
europeo, en general, siente un profundo desprecio, cuanto más un compasivo
desdén, -si tal cosa es posible- por el hombre de campo. El americano de la
ciudad siente vergüenza cuando le demuestran
que es hermano del gaucho, del hombre de tierra adentro.
El europeo
tiende a la ciudad artificial, a la “Capital”; tiene ese prurito una variante:
la de entroncarse con la nobleza y el dinero. La juventud americana es en eso
un calco de la vieja juventud de Europa:
la cuestión es pasarla lo mejor que se pueda, encontrar una estanciera o un
empleo público, o ser diputado o concejal; vestir bien: “guardar la línea”…
como se dice en el lenguaje ultramodernista.
Europa es un avispero de rencillas con
todos los pueblos de la tierra. No hay país que no odie a otro o a otros. Y a
vuelta de la historia nos formamos un juicio de circunstancias para explicar –y
llegado el caso, justificar- aquellos odios que son los más bárbaros, pues son
colectivos, esto es odios de tribu, de clan, de la época feroz del hombre. Pero
¿Y en América, Señor? En América es igual. ¿No? ¡Es peor! Con ser pueblos
jóvenes, tienen los mismos odios de los viejos. Hasta en eso los han heredado…
Oís esto
que no tiene réplica:
El martes
21 de febrero de 1928, La Prensa , de Buenos
Aires hacía en su editorial (página 9, columnas 2 y 3) un magnífico resumen de
la última sesión plenaria celebrada en La Habana por la VI Conferencia de la Unión Panamericana ,
y por contera ponía este párrafo que
nunca hará honor a los que, por su conducta lo justifiquen:
“Si al
cabo de cuarenta años transcurridos desde que se reunió la primera, no ha
llegado todavía el principio fundamental del
derecho internacional, que es el de la soberanía e independencia de las
naciones, y, por consiguiente la condenación de toda intervención extraña en
cualquiera de ellas; las conferencias panamericanas sólo sirven para poner de
manifiesto las iniquidades que se cometen en el continente”.
Por eso
cuando vemos a nuestros países sometidos a estas terribles contingencias, uno
siente el ánimo embargado por una profunda tristeza y el corazón henchido de
amargura…
2.- LA NUEVA SIERRA
MORENA: Los españoles nos entenderán pronto y claramente. Los españoles y los
enterados de las cosas de España. Hay unas montañas en Andalucía que reciben el nombre de Sierra Morena.
Durante un tiempo fueron nido de bandidos y salteadores de caminos, La facundia
popular ha extendido el nombre de Sierra Morena a toda idea que involucre
bandidaje escandaloso.
Pues bien:
ante la historia de Norte América no es posible dejar de exclamar: “es una
nueva Sierra Morena”. Santo Domingo, Haití, Venezuela, Méjico, Filipinas,
Colombia, Nicaragua, son otras páginas que constituyen una vergüenza para el país que las escribe.
Este país es el corsario de sus vecinos, el que despoja a los débiles, persigue
a los hombres libres y, llevado por la fuerza de sus acorazados pretende que el
mundo entero se arrodille a sus plantas y agite el incensario ante sus manos
que chorrean sangre humana.
Los alemanes,
durante la guerra de 1914 a 1918 negaron rotundamente los crímenes de que el
mundo los acusaba; oponían hechos a hechos; negaban el atropello a Bélgica; se
indignaban cuando se les hacía responsables de los incendios de iglesias y
bibliotecas y de las criminales amputaciones a niños… Demos por cierto todo
eso. Y bien: todo eso es de un rosa pálido ante la infamia de Nicaragua.
Nicaragua será un baldón de ignominia para Norte América mientras haya memoria
honrada en la tierra…
No se
puede buscar en la nueva Sierra Morena ningún otro horizonte de salvación o de
promesa de ella. Excepto el sector católico que para bien del país y de toda la
cristiandad se va ampliando poco a poco, todo depende allí de la mentalidad
protestante que entroniza al individuo en la vida y en aquél, sus propias bajas
pasiones, sus instintos sensuales, sus inclinaciones a la lucha despiadada para
suprimir al hombre débil para que el fuerte, de mandíbulas de fiera y músculos
de acero, sea el amo y señor de todo. Es el país donde en Arte no se ha
producido nada. Donde la novela es el diario habitual de mil sectas
protestantes u orientalistas; donde la ciencia tiende al bienestar material;
donde la política es el bandidaje y la civilización deporte del dinero y de la
vida mecánica; país corrompido por la hipocresía protestante; por la fiebre de
los armamentos; por la comedia más repugnante del peor de los parlamentarismos.
País donde se persigue al catolicismo
hasta el punto de haber declarado el jefe máximo de la Ku-Klux -Kan que no se
detendrán ante ningún medio para impedir que sea elegido presidente un
católico…
¿Qué
podemos esperar entonces que llegue de ese país aprovechable en orden a salvar
al mundo del caos en que se ve hundido?
¿Compréndese ahora, toda la angustia que encierra el grito, la pregunta
adonde va el mundo en su carrera alocada?...+