JUSTICIA
SOCIAL
Bandera
del nacionalismo católico.
Que
deben enarbolar todos los patriotas.
Santo Tomás enseña
que la Justicia Social se debe fundamentar en las Bienaventuranzas, y que sin
Justicia Social se disuelve una sociedad.
Los nacionalistas y
los patriotas tenemos obligación de imponerla y mantenerla vigente para hacer
vivir dignamente a los que actualmente sufren y son abusados, principalmente
por la desocupación laboral, y por la abusiva diferencia de bienes entre las
clases sociales que impuso el capitalismo y la social democracia... Debemos,
entonces, mantener enhiesta la bandera nacionalista de todos los patriotas:
SOBERANÍA POLÍTICA,
INDEPENDENCIA
ECONÓMICA,
JUSTICIA SOCIAL.
NACIONALISMO
CULTURAL.
Además de desconocer
estas banderas, el Régimen están disolviendo al ser humano en la multitud, para
que pierda su personalidad individual de ser racional y político; y aún
desvirtuándolo hasta las profundidades de su íntima sexualidad, recreándolo
como un ser indefinido que puede ser cualquier cosa material, abandonándolo en
la angustiosa soledad de una miserable vida existencialista. Fue el triunfo de Marx y Freud, dirigido por
los magnates aniquiladores del cristianismo.
Los liberales también
fueron aboliendo progresivamente todas las defensas populares contra el
totalitarismo del Estado demoliberal: la protección de la organización federal
del país; el sojuzgamiento de las instituciones vecinales y familiares; la
agresión contra las familias y contra la educación cristiana y patriótica de la
niñez, etc.
Sin cultura ni Patria
ni religión; inmovilizando a los malos pastores de la Jerarquía católica
(aunque estos viven inmovilizados voluntariamente)… E imponiendo la tiranía
subrepticia del periodismo dependiente de las internacionales de la
des-información.
El Padre Santiago
Ramírez O.P., destacadísimo tomista y dominico, escribió en “Pueblo y Gobernantes al servicio del Bien
común”, (ed. Euramérica, Madrid, pg. 97):
luego de la Prudencia, “la otra
virtud principal de que debe sestar adornado el gobernante es la justicia. Pero
no una justicia cualquiera, sino la
justicia en toda su extensión, en todas sus manifestaciones, en toda su
perfección.
“La justicia conmutativa, desde luego, como persona
individual. Pero muy especialmente la justicia distributiva en
el reparto de cargas y honores, y la justicia social en provecho de toda la
comunidad, sin excluir a ninguno de sus miembros ni de sus clases.
“No hay cosa más irritante para el pueblo, para los
gobernados, que ver reinar la injusticia y la desigualdad en vez de la equidad
y la justicia”...
Pero cuidado, pues la
Justicia, aplicada matemáticamente, se puede tornar injusta y perversa, si se considera
rigurosamente al ser humano y a las naciones en un plano de igualdad absoluta, desconociendo
la singularidad de cada ser, cargando sus problemas personales con distintas
características, preocupaciones y necesidades. Sólo en la mente podrida de los
globalistas los individuos y países son fundamentalmente idénticos; miembros de
una manada, que se puede manejar con un cayado. Sólo en matemática dos es igual
a dos+.
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