miércoles, 15 de noviembre de 2023

 

La campana prohibida que no la dejan sonar.

la judaización de JERUSALÉN.

¿Futura Capital JUDÍA del mundo?

LA JUDAIZACIÓN DE JERUSALÉN VIOLA LOS DERECHOS DE CRISTIANOS Y MUSULMANES ,Y LOS SANTOS LUGARES DONDE JESÜS VIVIÓ ANTES DE SER CRUCIFICADO.  LA ACTITUD PREPOTENTE Y CRIMINAL DE ISRAEL CONTRA LAS RESOLUCIONES DE LAS NACIONES UNIDAS Y CONTRA LA HUMANIDAD .

A continuación datos tomados de un artículo:  “Testimonios sobre Jerusalén”,  publicado en la revista “Cuestiones Árabes, de  la “Misión de la Liga de los Estados Árabes”; Buenos Aires, Julio 1976.

TESTIMONIOS SOBRE JERUSALÉN.

Estos testimonios sobre Jerusalén se caracterizan por la diversidad de sus enfoques. Periodistas de vasto renombre –dos británicos y dos soviéticos--, un sacerdote católico (apasionado animador del diálogo islamo-cristiano), un Director de la UNESCO, un habitante de Jerusalén atestiguan aquí lo que hoy acontece en esta ciudad que la Historia ha consignado como símbolo de Paz y Fe, llamada “ciudad santa”.

[…]  Desde el 7 de junio de 1967 la milenaria ciudad de Jerusalén, con su población árabe y sus santuarios religiosos, está bajo ocupación militar. Las fuerzas israelíes penetraron ese día en el sector árabe y han permanecido allí, ignorando la abrumadora oposición mundial y cambiando en forma drástica el secular carácter ´árabe de la ciudad.                                                                                                                                               El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ordenó a Israel –en la ahora famosa Resolución 242—que se retire de todos los territorios ocupados durante la guerra de junio de 1967; el Vaticano ha reclamado en diversas oportunidades que Jerusalén “siga siendo lo que representa: la ciudad de Dios, un libre oasis de paz y oración un lugar de encuentro, de elevación, de acuerdo para todos, con un status internacional garantizado; el Consejo Mundial de Iglesias, por su parte, ha protestado por la anexión de los sectores jordanos, llevada a cabo  en forma unilateral por Israel, y exige “una presencia internacional” en la ciudad.

[…](pg. 7) La tensión entre árabes y judíos surgió recién en el último medio siglo, porque en ese período la cultura occidental de los judíos europeos (ashkenazi) comenzó a ejercer predominio sobre los judíos de Medio Oriente. La cultura árabe ha hecho de Jerusalén Oriental una ciudad de paz y tranquilidad espiritual, La voz de los almuédanos, que desciende desde los alminares y las campanas que repican desde las Iglesias cristianas recuerdan –aún a los visitantes—que Jerusalén es un lugar de oración. El comportamiento social árabe de Jerusalén Oriental representa un estilo de vida que condice con el carácter sacro de los Santos Lugares.                                                                    Pero todo esto ha cambiado desde la ocupación israelí de 1967. La modernización israelí se ha traducido en cambios irrevocables en el carácter de la ciudad. Luces de neón, cabarets y música occidental perturban hoy la paz. El gobierno israelí ha hecho planes para hacer de Jerusalén –Occidental y Oriental—un bastión judío.

 

(pg. 10)  PRIMER TESTIMONIO DE LA PRENSA BRITÁNICA.

[…] El periodista británico Michel Adams, conocedor profundo de los acontecimientos que durante las últimas décadas han tenido lugar en Jerusalén, expuso su personal visión de ellos en una conferencia ante la Cámara de los Comunes… Jerusalén es única, ofrece una experiencia incomparable, que tiene sus raíces en el hecho de que Jerusalén es parte de la herencia de la humanidad en general, cosa que no se da, de la misma manera, en ninguna otra ciudad del mundo.                                                                                                   La tragedia de las actual Jerusalén es que esa universalidad se ve amenazada. Está siendo amenazada por la política de sus nuevos señores; porque estoy convencido de  que la política calculada y explícitamente expresada del actual gobierno de Israel es el de convertir a Jerusalén en una ciudad judía…                                                                          (pg. 12) […] Están persuadiendo a los pobladores árabes y también a la gran mayoría de la comunidad internacional, de que la cooperación y la coexistencia basada en la igualdad son imposibles. Los están persuadiendo de que la dominación israelí en Jerusalén es tanto física como psicológica, y que cualquier oposición a ella se enfrentará con la fuerza… los israelíes no permitirán que nada los aparte de su objetivo de dominio físico sobre la ciudad y sus habitantes… [frustrando] cualquier intento internacional de insistir en el arreglo pacífico y justo para Jerusalén, [rechazando] con una frase despectiva una resolución unánime del Consejo de Seguridad…

(pg. 19) […] Finalmente, hoy vemos en Jerusalén una forma de contaminación. A decir verdad más de una. En primer lugar está el hecho de que un marco glorioso está siendo deliberadamente profanado por edificios que son inapropiados en todo sentido para ese ambiente. Los árabes de Jerusalén se quejan de que esta degradación física va acompañada por una especie de contaminación moral, que se refleja en un descenso de los niveles de conducta, la proliferación de clubes nocturnos y la prostitución; pero, por sobre todo en el creciente sentimiento de amargura y de separación en esta ciudad en la cual se dice que ha sido reunificada. En tercer lugar, y esto es sin duda lo más serio: los israelíes desconocen sistemáticamente la significación de Jerusalén como lugar santo para los fieles de tres grandes credos.

Por nuestra parte nosotros recordamos las palabras de uno de sus Profetas, Miqueas, que dijo algo que a mi juicio tiene que producir por lo menos un estremecimiento en cualquiera que crea en una relación entre el moderno Estado de Israel y las profesías de la Biblia: “Oíd esto, cabezas de la casa de Jacob y príncipes de la casa de Israel, que abomináis la justicia y provocáis al enemigo: que edificáis Sion con sangre y Jerusalén con injusticia. Por eso, por causa de vosotros, Sion será arada como campo y Jerusalén será un montón de ruinas”.

[…] (pg. 21) Los planes en desarrollo en Jerusalén fueron duramente criticados en el artículo editorial del “Times” de fecha 14 de junio. Ese mismo día el “Times” publicaba también un informe de su reportero Eric Marsden, acerca de la profanación de Jerusalén. En él se lee: “U-Tant podrá prevenir en contra de la anexión, el Papa Pablo podrá clamar por un “status especial”, los Estados árabes podrán declarar una guerra santa, pero los israelíes ignoran decididamente a todos y siguen “creando derechos”… No quedará mucha belleza si el Ministro de Transporte y Comunicaciones, señor Simón Peres sale con la suya. Aboga por instalar a casi todos los nuevos inmigrantes en Jerusalén para añadir –en cuatro años—unas 200.000 almas a la población ya existente en la ciudad…

 

(pg. 22), SEGUNDO TESTIMONIO DE LA PRENSA BRITÁNICA.

Eric Marsden visitó Israel como corresponsal de “The Times” y sus artículos motivaron el editorial del 14 de julio de 1971. Señala la firme determinación de los israelíes de mantener a toda costa el premio ganado hace cuatro años… Israel tiene una idea acerca de Jerusalén; la ciudad no puede ser compartida por el resto del mundo. La idea israelí es que Jerusalén es esencialmente y para siempre, la capital del Estado…

El resto del mundo –y por supuesto, en particular los fieles cristianos y musulmanes—creen que la ciudad no debe ser propiedad exclusiva de un Estado, pues la ven más bien como un sagrario, parte de la herencia de toda la humanidad.

Pero el respeto [de los israelíes] por las reliquias no servirá de muchos si se las rodea por un flamante y vasto complejo urbano de acero y cemento. Esto es lo que está ocurriendo ahora. Para decirlo con todas las letras: Jerusalén está siendo transformada de una bella ciudad en una ciudad con suburbios feos. Por una mezcla de  consideraciones estratégicas y políticas se están levantando a toda prisa altos bloques de departamentos en los terrenos árabes expropiados al N. al E. y al S. de la  ciudad.

Naturalmente ha habido protestas. U Thant y el Departamento de Estado han protestados por razones políticas; el Vaticano por razones religiosas; las comunidades cristianas y musulmanas locales por casi todas las razones; muchos israelíes han expresado también su disconformidad en términos muy enérgicos. Estas protestas no sólo has sido desoídas sino que hasta han estimulado a las autoridades  [israelíes] a proseguir las obras con mayor ahínco todavía.

 

[…] (Pg.26): TESTIMONIO DE LA PRENSA SOVIÉTICA:

Artículo titulado: “Tragedia de la Ciudad Eterna”, escrito por dos periodistas soviéticos L. Kuriafin de “Izvestia” y N. Fiatov de la “Agencia Tass”, que visitaron Jerusalén en 1971.

Es una ciudad donde cada piedra es la Historia misma. Aquí pronunció su veredicto Poncio Pilato, y se encendieron las antorchas de los guardias del emperador Tito que incendiaron “la ciudad eterna”. Las calles de Jerusalén retemblaron bajo los cascos de los caballos de los cruzados. La recorrieron numerosos pintores llevando a cuestas sus caballetes de pintura, entre ellos el ruso Polinov. Cerca del monte Coria se encuentra la casa donde vivió y trabajó A. Bunin.

Así se presenta Jerusalén: un registro, un volumen que contiene leyendas y realidades; mezclándose en ella la Edad Media con nuestra era contemporánea. La Historia de Jerusalén es la historia de las guerras y tragedias que se abatieron durante largos siglos sobre las vetustas piedras de la ciudad. Cuarenta veces pasó Jerusalén de mano en mano. La invasión israelí a la antigua ciudad de Jerusalén, en 1967, es la 41ª invasión.

La antigua Jerusalén vive actualmente otra de las páginas trágicas de su historia. Desde hace cuatro años sufre el yugo de la dominación israelí. La horda militarista que gobierna en Tel Aviv no sólo ocupó la ciudad vieja, sino que traza grandes proyectos para anexarla. Las autoridades israelíes han comenzado a judaizar Jerusalén: es decir a arrebatar a Jordania la parte árabe de la ciudad para anexarla a Israel, violando así la Resolución de la Asamblea general de la ONU.

Como ya se sabe, la Asamblea General de la ONU adoptó en 1947, una resolución sobre Jerusalén, considerando en adelante, a la ciudad como una unidad independiente, regida por un estatuto internacional particular. Se suponía que la ciudad estaría ocupada por un consejo de tutela, en nombre de la ONU. El estatuto establecido para Jerusalén debía comprender disposiciones acerca de la organización administrativa y su misión, las funciones de gobernador, de la autoridad autónoma local, de las medidas para preservar la seguridad de los Lugares Santos, de la justicia, de las libertades civiles de la población, de las relaciones de Jerusalén con los países vecinos.

Pero dicha Resolución no se aplicó. Como consecuencia de la guerra árabe-israelí en 1948-49, las fuerzas israelíes ocuparon la parte occidental de Jerusalén (la ciudad nueva) mientras el ejército jordano ocupaba la parte oriental (la ciudad vieja). Conforme a los acuerdos de Rodas sobre el armisticio entre Israel y Jordania (3 de abril de 1949) la ciudad quedó dividida en dos partes. Cada una tenía su municipalidad, que funcionaba según las leyes israelíes o jordanas respectivamente.

Todas las acciones consumadas más tarde por Israel, demostraron, de una manera evidente, que no reconoce las resoluciones de la ONU concernientes al establecimiento de un Estatuto internacional especial en Jerusalén; y hasta procedió a la anexión de la ciudad nueva.  En enero de 1950 la Kenesset (parlamento israelí) proclamo a Jerusalén como capital de Israel. Inmediatamente todos los organismos gubernamentales israelíes fueron trasladados a dicha ciudad, entre ellos el propio Ministerio de Relaciones exteriores. Más tarde, como consecuencia de la traicionera agresión israelí de 1967 contra los países árabes, las fuerzas agresoras ocuparon la parte oriental de Jerusalén.

Después de la ocupación de la ciudad Moshe Dayan, Ministro de Defensa de Israel proclamó en forma jactanciosa: “Hemos recuperado la segunda parte de nuestra capital: Jerusalén, para no cederla nunca más”.

Inmediatamente después de la ocupación, las autoridades israelíes empezaron a poner en práctica medidas de discriminación que probaban la voluntad de Israel de quedarse en ambas partes de la ciudad “para siempre”. Los israelíes se apresuraron a cambiar las disposiciones vigentes para otorgar las cédulas de identidad en la ciudad; luego procedieron a la expulsión de la administración árabe, y obligaron al intendente de la ciudad árabe de Jerusalén a abandonarla. Acto seguido la Kenesset ratificó los documentos nuevos, pero ilegales, estipulando la generalización de la autoridad israelí, y extendiéndola al sector árabe. Además las autoridades israelíes procedieron a convocar y celebrar públicamente en Jerusalén las diversas conferencias y reuniones de las organizaciones israelíes para afirmar, como anunció el diario “H’ARETZ”, el “carácter puramente israelí de la ciudad”. Prueba de esto fue la reunión organizada y celebrada  en ella por los millonarios judíos que afluyeron a la “ciudad eterna” desde todos los confines de la tierra para demostrar el apoyo del  sionismo mundial a la política extremista de Israel a través del canal de los ídolos del dinero.

El principal propósito de la judaización de Jerusalén es expulsar a la población árabe de la ciudad. Las autoridades de Tel Aviv están aplicando este plan en varias etapas: 1) Rodearon primero a la ciudad con un cinturón de colonias fortificadas para “sumirla” de este modo en el “territorio de Israel”. 2) Los israelíes procedieron luego a dinamitar las casas árabes y a expulsar a los árabes de la propia Jerusalén. Justificaron todo eso con el pretexto de la “necesidad” de limpiar los alrededores del “Muro de los Lamentos”. Las topadoras suprimieron de la superficie de la tierra las casas árabes, en esa zona de Jerusalén y en otras.

Actualmente las autoridades de Tel Aviv intentan ejecutar un plan farisaico que consiste en asegurar una mayoría judía en Jerusalén mediante la expulsión de la población árabe. Las últimas estadísticas indican que sólo quedan 75.000 pobladores árabes, mientras que antes de la “guerra de los seis días” de 1967, su número pasaba de 300.000.

Los medios políticos del Líbano y otros países árabes subrayan el hecho de que Israel persiste en “asegurar la mayoría judía en Jerusalén” con métodos tendientes a poner a los árabes y a la opinión pública mundial ante el hecho consumado, o sea con la creación de lo que se llama el “Gran Jerusalén”, habitado por casi 900.000 israelitas.

El destino de Jerusalén es también actualmente objeto de la inquietud de los medios religiosos mundiales. Como se sabe existen en ella lugares sagrados dependientes de tres religiones: el cristianismo, el Islam y el judaísmo. Sin embargo, Tel Aviv pretende que sólo Israel tiene el derecho de poseer exclusivamente la “ciudad eterna” por “circunstancias históricas” numerosas y “consideraciones religiosas”.

Este punto de vista encontró el rechazo y la condena de las autoridades religiosas islámicas, del Vaticano, de los representantes de la iglesia ortodoxa y de numerosas otras organizaciones religiosas. Los representantes oficiales del Vaticano emitieron últimamente un comunicado especial criticando enérgicamente la declaración hecha por Abba Eban al “Corriere Della Sera”, en el cual trató de hacer admitir la “esencia israelí” de Jerusalén.

El diario católico de gran influencia “La Civiltá Católica”, se opuso al plan israelí de remodelar la parte árabe de la ciudad afirmando que dicho plan “viola los derechos de las demás religiones de la ciudad santa”.

“L’Oservatore Romano”, que refleja generalmente el punto de vista de los medios oficiales del Vaticano, expresó la misma oposición. Cabe señalar que pocos días después de la publicación de ese manifiesto en el diario, un grupo de sionistas norteamericanos “militantes”, que viajaban de Israel a Estados Unidos, decidió hacer una escala en la capital italiana y “pidieron personalmente” al Papa Paulo VI “desmentir” lo que dijo “L’Oservatore Romano”, dispensando así su protección y su aval a las operaciones de usurpación efectuadas por los aventureros israelíes.

En el Líbano, donde las autoridades cristianas y musulmana son importantes, oímos más de una vez que los actos ilegales de Israel constituyen un sabotaje y una aventura política dirigidos tanto contra los medios religiosos del orbe como contra la opinión política mundial. En nuestras conversaciones con numerosas personalidades de la vida social y política libanesa se indicó que había que considerar la judaización de Jerusalén, primordialmente como  una grosera violación de las disposiciones fundamentales del derecho internacional, pues con ella Tel Aviv está preparando el terreno hacia la creación de lo que llama el “Gran Jerusalén” (que jugará más tarde el papel de capital del “Gran Israel”) por el canal de la agresión cruenta y brutal y los actos de apropiación ilegal.

Cuando los que fueron obligados a abandonar Jerusalén y dirigirse a la ribera oriental del Jordán, al Líbano y al Sudán, hablan de los actos de salvajismo perpetrados por los ocupantes israelíes, dan los últimos retoques al cuadro de la tragedia actual de la ciudad. Un maestro del viejo Jerusalén –fray Hakim—nos dijo que las autoridades israelíes intentan sin cesar y por todos los medios hacer entender a los árabes que la ocupación es un hecho definitivo.

Esto se hace evidente en el estacionamiento permanente de las patrullas israelíes en la Puerta de Damasco (una de las puertas que llevan a la ciudad vieja de Jerusalén) en los intermitentes toques de sirena de los coches de la policía a través de la “ciudad eterna” y en los barrios israelíes que se levantan sobre los escombros de las casas árabes. Y como estas “alusiones” no ayudan convenientemente a los ocupantes, éstos recurren a otros métodos: las manifestaciones árabes son reprimidas por grandes cantidades de policías y aún de fuerzas del ejército: los soldados llevan a cabo campañas de registros en las casas de los árabes “sospechados” de colaborar con los comandos palestinos, y conducen a los detenidos hasta las alambradas de púa de los campos de concentración. Se proyecta además sobre Jerusalén la tétrica sombra del toque de queda.

Puedo testimoniar, agregó, en mi calidad de maestro, que las autoridades israelíes intentan arrancar todo lo que es árabe. La judaización de Israel no constituye sólo una ocupación de la ciudad por la horda militarista israelí, sino también y sobre todo una tentativa de liquidar nuestra cultura espiritual, cerrar nuestras escuelas y robar nuestros valores históricos y las reliquias de nuestra antigüedad.

En el Líbano, como en los restantes países árabes, se levantan voces de vigorosa y firme protesta contra la judaización de Jerusalén. Los árabes proclaman enérgicamente que Israel no debe cambiar el estatuto de la ciudad. La opinión pública de los países árabes espera que la ONU, en calidad de magna organización internacional, condene con determinación los actos de expoliación cometidos por Israel en Jerusalén.

 

[…] (Pg. 34) TESTIMONIO DEL SACERDOTE CATÓLICO PADRE JOAQUÍN MAUHERAC.

[…] desde el punto de vista desde el cual miro a Jerusalén, separar la Ciudad Santa del conjunto de la Tierra Santa y arrebatarle a Palestina su capital es –en la empresa de ciertos especialistas—una operación que, aunque no sea producto de parcialidad o de mala fe, no por ello corresponde menos objetivamente a una grave injusticia.

[…] (pg. 38) El investigador menos prevenido que, ante todo, sobrevuele desde antes de Abrahan los 30 o 40 siglos de historia de Jerusalén, sin hablar de su prehistoria, no puede dejar de corroborar los vínculos profundos que ligan a esta ciudad y al pueblo de Palestina con el mundo circundante, bajo los más diversos factores de cambio y hasta en los trasplantes de población.

 

(Pg. 57)  UN HABITANTE DE JERUSALÉN ANTE LA ONU:

Extractos de un discurso pronunciado por el señor Walid Khalidi en la Asamblea General el 4 de junio de 1967, patrocinado por la delegación de Iraq:

[…] No tenemos intenciones de rechazar todas las deliberadas falsificaciones de hechos que representantes israelíes han formulado en su intento de distraer la atención en este punto central: el rechazo desafiante por Israel del deseo de la comunidad internacional. (pg. 59) Fue Israel quien, por razones que ella mejor conoce, rechazó hacer una declaración sobre los Santos Lugares similar a aquella hecha por los gobiernos Árabes.

[…] (pg. 60) porque hay judíos árabes, cristianos árabes y musulmanes árabes, los árabes son quizás, singularmente, llamados a ser los guardianes titulares de los Santos Lugares, su papel tradicional y privilegio en Jerusalén. […] Declaremos, primero, que eran los árabes quienes siempre defendieron la unión de Palestina, y que eran los sionistas quienes intrigaban y exhortaban y agitaban en favor de la partición. Nada menos que 15.000 bajas árabes resultaron de la Gran Rebelión Árabe entre 1936 y 1939, contra el primer plan de partición del país, y por lo menos un número equivalente de bajas se registraron en la lucha desesperada por el intento de impedir, de nuevo, la partición en 1947.Fue, pues, el sionismo el que trajo incendios intencionales y rapiñas, odio y sufrimiento, alambre de púas y campos minados en Palestina.

[…] (pg. 61) En los límites de la ciudad, vieja y nueva, la posesión judía de la propiedad en Jerusalén constituía, en vísperas de la partición, en 1947, no más del 25%. Como resultado de operaciones militares cuidadosamente planeadas en la guerra de 1948, los sionistas se apropiaron del 84,13 % sobre los límites asignados a ellos de la ciudad.

[…] Este botín de guerra comprendió, íntegramente, centros comerciales y barrios residenciales árabes… Los residentes árabes de estos barrios fueron expulsados por el terror y las carnicerías. Las casas, almacenes, cines, oficinas, hospitales –todos los edificios y lugares que constituyen una ciudad—fueron confiscados e inmediatamente colmados de inmigrantes.

[…] (pg. 62) Dada la actividad sionista frente a la religión no sorprende, aunque sea aborrecible, que los sionistas e Israel hayan demostrado poca consideración por la santidad de las reliquias y Lugares Santos de otras religiones. Centenares de mezquitas y centenares de aldeas árabes en Israel han desaparecido de la superficie de la tierra…. Las orillas del Lago de Galilea, él mismo uno de los sitios más sagrados del cristianismo, está plagado de cabarets y clubes nocturnos, fenómeno observado y condenado ya en 1946 por el Comité Anglo-Americano de Investigación en Palestina. El río Jordán, las aguas del bautismo, han sido intoxicadas con las aguas cáusticas arrojadas en él, de modo que se ha convertido en un riachuelo apestoso y fétido, gracias al sionismo.

En Jerusalén, el cementerio musulmán en Mamillah, donde yacen las tumbas de generaciones de estudiosos y sabios musulmanes, ha sido profanado. Clérigos cristianos, con sus hábitos religiosos puestos, no han sido dejados en paz, y por lo menos uno de estos clérigos, el Custodio del Jardín de la Tumba en Jerusalén, ha sido fusilado a sangre fría el 7 de junio de 1967.

[…] (pg. 64) Los residentes árabes de estas zonas permanecieron en el lado jordano, a la vista de sus propiedades, escenarios de su niñez, herencia de sus padres, fruto de su labor y ahorros; ver todo aquello perdido irreparablemente, ocupado por personas ajenas… En otras palabras, los residentes árabes pueden ahora tocar sus antiguas casas desde el exterior, pueden hasta olfatearlas, si lo desean…

 

ANEXO.                                                                                                                              RESOLUCIÓN DE LA ONU SOBRE JERUSALÉN. ASAMBLEA GENERAL 2253 (ES-V).

Medidas tomadas por Israel con el fin de cambiar el “status” de la ciudad de Jerusalén (5148; reunión plenaria; 4 de julio de 1967).

LA ASAMBLEA GENERAL

Profundamente preocupada por la situación prevaleciente en Jerusalén como resultado de las medidas tomadas por Israel con el fin de cambiar el “status” de la ciudad.                1) Considera que tales medidas carecen de toda validez.                                                

2) Exhorta a Israel a dejar sin efecto todas las medidas tomadas y a desistir inmediatamente de emprender acción alguna que pudiera cambiar el estado de Jerusalén.                                                                                                                             3) Pide el Secretario General informar a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad sobre la situación y la ejecución de la presente Resolución no más tarde de una semana después de su adopción.                                                                                                                         5154, Reunión plenaria, 14 julio 1967.

*

LA ASAMBLEA GENERAL

Remitiéndose a su Resolución 2253 (ESV) del 4 julio 1967, habiendo recibido el informe presentado por el Secretario General.                                                                       Tomando nota, con el más hondo pesar y preocupación, del no acatamiento por parte de Israel de la resolución 2253 (ESV).                                                                                  1) Deplora la falta de ejecución, por parte de Israel de la Resolución de la Asamblea General 2253 (ESV);                                                                                                               2) Reitera su exhortación a Israel en esta Resolución a dejar sin efecto toda medida ya tomada y a desistir inmediatamente de emprender acción alguna que pudiera alterar el “status” de Jerusalén;                                                                                                                               3) Pide al Secretario General de informar al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General sobre la situación y la ejecución de la presente Resolución.

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