CRIANDO CRISTIANAMENTE A LOS HIJOS.
Artículo sin firma, publicado en la revista IESUS
CHRISTUS, de
HARRY
POTTER
El fin del año
¡Cuántos disfraces macabros y
provocativos divierten a los chicos de hoy! Eso muestra el envilecimiento de
nuestra juventud y la abdicación de los padres de familia, dispuestos a aceptar
todas las modas.
Sin embargo, permanecemos en
el ámbito de los juegos, de las diversiones malsanas y muy peligrosas, que
exigen esfuerzos
Pero lo que es
incomprensible, y por lo tanto resulta muy inquietante, es ver hoy el
entusiasmo de esos mismos chicos por unos libros de
Y estos libros, que ejercen
una seducción irresistible, una fascinación activante sobre los niños –desde la edad de 10 años- tienen un nombre: son los de la
colección de “Harry Potter”. Los mismos padres de familia se extrañan y a veces
se alegran: “¡Mi hijo/a, por fin se pone a leer!”
Esta nueva generación de
jóvenes, que habitualmente tenía la mirada clavada en la televisión, los
videos, los juegos electrónicos o las computadoras, se apasionan ahora por
estos enormes libros.
Cuarenta millones de
ejemplares han sido vendidos en el mundo desde julio de 1997. ¡ Algo jamás visto
!
Pero… ¿quién es ese autor
genial que sale súbitamente de las sombras? Es la señora Joanne K. Rowling, una
escocesa nacida en 1965. Divorciada, educa sola a su única hija. Después de
algunos estudios literarios trabajó como secretaria para Amneesty
International. Pronto se vió desempleada, y conoció una gran miseria material.
Y he aquí que de repente, en el
año 1996, mientras iba en tren desde Londres hasta Manchester, tuvo una
iluminación” con un proyecto literario sobre “Harry Potter”.
Y esa colección comprende
siete volúmenes, a fin de llegar a la
perfección. Aparecerá un volumen cada año.
¿La señora Rowling tiene un
fin confeso? La gloria que ahora la rodea la empujó a las confidencias, y el 19
de octubre de 2000 declaró a un periodista del “London Times”: “Esos libros ayudan a los chicos
a entender que ese frágil y débil
Hijo de Dios no es más que una broma que aún tiene siete vidas, como los gatos,
pero que será humillado, aniquilado, cuando venga el diluvio de fuego”.
A través del “diluvio de
fuego” la señora Rowling alude indudablemente a su cuarto volumen, que cuenta con 652
páginas y se llama “Harry Potter y el
cáliz de fuego”. De hecho, en ese tomo Satanás se va a encarnar tomando
materia ósea de un muerto, carne de un viviente y… ¡sangre de Harry Potter!
Todo esto con un rito en el cual las palabras representan una fuerte analogía
con las de la consagración de
Harry Potter es un chico de
once años, huérfano recogido por su tío y su tía. Con ellos lleva una vida
pobre y triste. Un día su vida da un vuelco radical: se entera que está
inscripto en el colegio Poudlard, famosa escuela de hechicería. En realidad,
sus padres eran ilustres hechiceros que fueron asesinados por el temible mago
Voldemort.
El mismo Harry Potter posee
también un gran poder mágico, que supuestamente va a emplear para el bien, y es
esto lo que hace de él un héroe simpático, cautivando a los jóvenes.
Al nacer ,Voldemort le lanzó
un terrible maleficio, que le dejó sobre la frente una cicatriz indeleble en
forma de rayo, que se vuelve dolorosa cuando Satanás se le acerca. Las varitas
mágicas que poseen Voldemort y Harry Potter son gemelas; contienen las dos una
pluma del mismo fénix.
El joven lector entra
entonces en un universo de fealdad, de hechicería, de magia, de esoterismo,
pintado al detalle y propuesto a la imaginación tan impresionable de los niños.
En esta escuela los chicos
aprenden a utilizar el poder de las maldiciones y a perjudicarse los unos a los
otros. Un profesor enseña las maldiciones irreversibles, que aseguran una
dominación completa de la víctima.
El ambiente de la escuela
agrada a los jóvenes actuales, pues es realmente la liberación de toda moral:
la autoridad de los profesores es ridiculizada, es también el reino de la
mentira, de la pereza, del odio, de la vulgaridad y del mal gusto.
Además, hay emociones fuertes que cautivan a los
chicos: la angustia está omnipresente, con escenas de horror por el contacto
habitual con las fuerzas ocultas del mal.
Desde luego , ¡la colección
presenta una progresión en el horror!
En el tomo IV el punto
culminante es la descripción sin equívocos de un ritual satánico, que incluye
la matanza de un niño, profanación de difuntos y de cementerios, un sacrificio
sangriento y blasfemias.
Cada año escolar comienza el
31 de julio, fecha de nacimiento de la autora. Ella, en una visión profética
escribió: “No me extrañaría que el 31 de julio se vuelva en el futuro la fiesta de Harry Potter. Se
escribirán libros sobre él, todos los niños de nuestro mundo conocerán su
nombre” (tomo I, pg.18).
El comienzo de cada año
consiste en preparar la celebración de Halloween con gran pompa. por supuesto,
se habla todavía de las fiestas de Navidad y Pascua, pero vaciadas de su
contenido religioso. Los cánticos aun conocidos son transformados de una manera grosera y se multiplican las comilonas y los regalos.
A través de la vida del
héroe, Harry Potter, la imaginación y luego el alma de los niños quedan
profundamente marcadas, ensuciadas e
inclinadas al mal de cuatro maneras:
1- Por la liberación de la moral
más elemental. Para la autora, el fin justifica los medios, y por eso Harry
Potter se presenta a la admiración de los niños porque sale de sus apuros por
el odio, la venganza, la mentira, la desobediencia.
2- Por la burla a los
cristianos que condenan la hechicería. El tío y la tia de Harry Potter son
ridiculizados, porque no marchan en el mismo sentido que él. Debido a que son contrarios a la magia, se
les presenta como unos pobres atrasados que no entienden nada de nada. La
autora, a través de ellos ataca a los Moldus, cristianos fieles, de los que se
burla alegremente.
3- Por la iniciación a la magia
blanca. Todos sabemos que toda forma de magia es diabólica, cualquiera sea la intención
que uno se proponga. En efecto, ya se busque echar suertes o sacarlas por ritos
mágicos, siempre se llama a las potencias demoníacas, que aceptan prestarse a
ese juego para dominarnos mejor. El católico, en la prueba, recurre solamente a
Dios, por la oración, los sacramentos o los exorcismos. Hay un estado de
espíritu esencialmente diferente entre el católico y aquel que se entrega a la
magia. El católico comprende que no es más que una criatura, y que su oración
sólo será escuchada si es humilde y si esa es la voluntad de Dios. Aquel que
practica la magia trata a las potencias ocultas como si estuvieran a su
servicio, con orgullo: “Seréis como
dioses”. Harry Potter recurre sin cesar a las prácticas mágicas para
triunfar en todas las situaciones: es entonces un estímulo para ser imitado por
los niños.
4- Por la iniciación a la
magia negra. Hemos dado ejemplos de lo
que es propuesto a los niños en ese terreno.
Para terminar, nos basta recordar estas palabras de Nuestro Señor
Jesucristo:”Y el que escandalizare a uno de estos pequeños que
creen en Mí, más le valdría que le pusiesen al cuello una piedra de molino y lo
arrojaran al mar” (San Marcos, IX, 42).+
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