¿POR QUÉ EL NACIONALISMO?
Porque la soberanía es la vida de las naciones.
El nacionalismo exige prioritariamente ganar la Soberanía
nacional, sobre las bases de sus propias características nacionales. El nacionalismo es el único movimiento
político que se lo propone. País
nacionalista es país soberano; el cual disfruta de una vida independiente y
libre, puede acceder al Bien Común, e implementar una respetable política
exterior, en defensa de la Patria, actualmente a punto de desaparecer ante el
ataque de los buitres, de adentro y de afuera.
Cada país defiende
sus propios valores fundacionales, los que le dieron el ser; que no son
intercambiables con otros. No se pueden suplantar ni imitar. Ningún
nacionalismo es artículo de exportación. El nacionalismo argentino es
totalmente diferente al yanqui, al alemán, al inglés o al sionista o al chino.
Los políticos debieron haber respetado nuestra esencia
nacional y no repudiarla, como hicieron los unitarios, considerándonos bárbaros
incapaces de vivir con lo nuestro civilizadamente. La Soberanía se debe basar
en esos principios que nos dieron el ser:
católicos, Hispano-americanistas y sanmartiniano rosistas.
El nacionalismo vive en las entrañas populares, porque es
la afirmación del amor a la Patria. El hombre, animal político, ama
instintivamente a su Patria; como ama a su familia. Es una reacción natural y espontánea;
pero a su vez debe ser lúcida e intelectual, para dirigirla hacia su auténtico
bien. Porque amor verdadero es sacrificio y entrega por el bien de quien se
ama. Políticamente, ese bien que anhelamos es la auténtica personalidad de la
Patria amada, para descubrirla y resguardarla; no eliminarla por una ideología
extranjerizante.
Y el pueblo debe saber que, para enfrentar la guerra
solapada que nos agrede, debemos sacrificarnos patrióticamente; porque nadie
nos regalará la Soberanía: hay que ganarla y mantenerla. Si se pierde por abulia,
guerra o diplomacia, nos invadirá la miseria; tal como viene aconteciendo desde
antaño.
Para subsistir, las naciones avanzadas y progresistas del
1º mundo progresista, como Inglaterra, USA, Israel, China, etc. desarrollan una
inflexible política nacionalista y proteccionista, pagana, estrecha y agresiva,
para defender su identidad, y desde allí lanzarse a avasallar el mundo, sin
reparar en ‘prejuicios’ éticos.
Nuestra Patria debería haber asumido una política
nacionalista y católica, luego de Caseros, para vivir como nación soberana;
fraternalmente entre las demás. Pero, los traidores planearon todo lo
contrario, con ese odioso complejo de inferioridad de los ‘iluminados’
unitarios, que subsiste hoy día en todos los partidos. ¿Existe acaso, algún
gobernante liberal que prometa restaurar nuestra soberanía? ¿Alguno que hable
de sacrificios para lograr la Soberanía, único camino para el Bien Común y la
grandeza patria? ¿Alguno que desafíe a la burguesía achanchada pidiéndole
sacrificios? ¿Alguno que hable virilmente de honor y dignidad? ¿Que no suba
para robar sino para sacrificarse por la Patria?
Inclusive hoy día, desgraciadamente, hay personas que
distinguen nacionalismos de patriotismo. Ellos, buenos e inteligentes patriotas
son demócratas liberales, o sea: no son ‘demócratas’. Aman esa ficción
inventada por los unitarios que no es la Patria verdadera, pero que les
permitiría acceder al menos a un puestito. Son los famosos pescadores ‘nacionalistas
de derecha’. Usan el verso de siempre de los acomodaticios. Y nos tienen la
tirria acostumbrada como cualquier liberal, porque lo son, deseando justificar
su anexión al Régimen partidocrático con esa falsa sutileza. Por embarullar
malignamente son enemigos peligrosos.
Además, el Poder internacional del Dinero usurario, que
maneja tanto al liberalismo como al
marxismo, nos prohíbe a los nacionalistas comunicarnos públicamente, mediante todos los recursos perversos a su
alcance, empleando el famoso “complot del silencio”, por el cual el periodismo
publicita a todos los partidos, desde la extrema derecha a la izquierda; mientras
estén suscriptos al imperialismo
capitalista o al marxista. Y a nosotros nos niega un lugarcito para hacer
conocer al pueblo nuestra solución, la única patriótica, como alternativa
válida e indispensable para sobrevivir con dignidad.
Sin posibilidades de restaurar la Soberanía, mientras
esté instaurada en el gobierno la política liberal y marxista, continuaremos agonizando
como miserable factoría de cualquier imperialismo; pareciera que solo con la
ayuda Divina podríamos evitar ser el hazmerreír del mundo.+
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