sábado, 6 de marzo de 2021

 

LA REVOLUCIÓN NACIONAL:

Es indispensable, para acabar con la demolición argentina, pero ajustada a estas sucintas enseñanzas ‘directoriales’, por verdaderas irreemplazables; que nos ofrece la sabiduría y el patriotismo del

Padre Leonardo Castellani

Los exabruptos de los nacionalistas jóvenes que dicen: “El liberalismo es un montón de ruinas, el liberalismo ha muerto, el liberalismo ha desaparecido”… me dejan sonriente. ¿Y la USA y su “american Way of Life”, que quieren imponer y están imponiendo en todo el mundo? La herejía es fructífera cuando su impulso dura.

Habrá muerto el liberalismo de Rusó, de Echeverría, y si quieren el de Mazzini y  Croce.

El neo liberalismo o neocapitalismo, alabado incluso por Sombart, se nos aparece como un enorme edificio todo cuarteado por enormes grietas, rellenadas con inyecciones de cemento y grapas de acero. Se sigue agrietando, a osadas, pero lo siguen rellenando.

El esquema es el siguiente: existe el capitalismo con una enorme fuerza; y ha surgido frente a él otro monstruo, el comunismo, que es su contrario más no su contradictorio; pues ha nacido de las misma (mala) madre y bautizado en la misma pila; bautismo judío, por supuesto, si eso existe; o calvinista, si quieren.

El capitalismo se defiende con todas las armas, desde la propaganda hasta la bomba atómica. Para un último caso tienen en su arsenal una bien probada, la “dictadura jacobina”, sangrienpapada en la Revolución Francesa y terriblemente eficaz; pues la democracia abomina, como es sabido, de toda dictadura… de los otros. Contra ella el comunismo apronta, si es que puede, la “revolución de masas” o sea la sedición; “que es pecado mortal” decía pacatamente Tomás de Aquino. Del choque destos dos monstruosidades salió otra, la dictadura militar de Napoleón Bonaparte. Y ahora podría salir un dictador del Universo unificado, que en la Biblia lleva el nombre de Anticristo.

La ruptura satánica del mundo está en vías de realización. Esto el espíritu del mal no lo trata directamente, más queda oculto tras sus fuerzas ocultas para establecer un Gobierno Mundial ligado a una pseudo Iglesia universal considerada como su expresión filosófica.

“Desde hace más de un siglo todo un trabajo subterráneo de orquestación de los acontecimientos, de zapa a las resistencias, de puesta en sitio de hombres u organizaciones camufladas… está en fin dirigido a imponer un día a la humanidad el dominio de la Contra-Iglesia” –copiamos de uno de estos zahoríes.

  Este esquema lo dan ellos como único y necesario; pero otros zahoríes dan otro esquema, a saber:

Capitalismo y comunismo tienen una afinidad profunda, la abolición de la propiedad privada; y en puridad, la abolición de las Cuatro Columnas del Orden Romano, Familia, Propiedad, Ejército y Religión.

Caminan por tanto a fusionarse. O sea, hablando en plata, una guerra descomunal entre  EEUU aliados a Rusia contra China. Desa  “Guerra de Continentes” saldrá nadie sabe qué… cualquier cosa. Probablemente lo mismo del esquema anterior.

Bonito futuro nos predicen los dos. Pero no es peor que el predicho por la profecía del Apokalypsis.

¿Y por qué no podrían seguir así nomás las cosas, ser superada la crisis hodierna como lo han sido tantas otras, y entrar el mundo en la Paz, la Prosperidad y la Populorum Progressio? Este es el tercer esquema, de los No-Zahoríes; que a diferencia de los otros dos mantiene algo sociológicamente indispensable al hombre, el Estado; el Estado no tiránico, como es el de los otros dos.

“…Superadas las causas del actual estado de cosas la reacción favorable que YA se opera en la mente humana operará la recuperación de lo más valioso de la vida en este mundo: ¡LA LIBERTAD! (Alberto Benegas Lynch (h), nuevo académico de Ciencias Morales e Inmorales).

Bien supongamos que este traqueteado mundo ingrese (¿con España a la cabeza?) en un intermedio de tranquilidad que dure dos generaciones.

Para ese caso no imposible es que hay que planear para la Argentina la tan decantada “Revolución Nacional”, que hasta ahora no es más que una palabra.

“En toda revolución de carácter social, la clase más rica, si está unida ha de triunfar casi con certeza”; anoser el despiole tenga un carácter netamente bolchévico. De otro modo se convierte obviamente en una “Revolución Argentina”.

La “Revolución Nacional”, para poder ser, debe ser netamente política. Por tanto:

1.- La monarquía es la forma normal y permanente del gobierno humano. El gobierno “presindencialista” de la Argentina es en el fondo monárquico; pero con monarcas efímeros; y si provienen de esa farsa que son los partidos políticos y el sufragio universal, monarcas corruptos, o muy corruptibles, o impotentes.

2.- La superación deste sistema corrompido llamado “democracia” (plutocracia oculta) aunque fácil de formular, es terriblemente difícil de implantar.

Si es fácil de formular, podemos osadamente formularlo.

El presidente ha de ser vitalicio; o si quieren, de período 20 años para empezar.

El presidente ha de ser elegido por los Gobernadores de Provincia y dentre ellos. Los gobernadores provinciales pueden ser elegidos por sufragio directo cualificado.

El Parlamente, convertido en “Consejo de Estado”, debe estar formado por representantes de los cinco grandes sectores de los intereses nacionales, que integran el Procomún, a saber:

1)      Intereses del Trabajo.

2)       Intereses de la Defensa Nacional.

3)      Intereses de la Religión.

4)      Intereses de la Inteligencia.

5)      Intereses de las diferentes Regiones.

Todos ellos convenientemente unificados e integrados.

El Poder Municipal debe ser restaurado con vigencia propia, independiente en su esfera; y en general, instaurados todos los cuerpos intermedios, comenzando por la familia… Velay.

Como ven, esto es un capivolgimente de gran calibre, que no se puede hacer con sólo juntar una “Convención” y haciendo una Nueva Constitución – en el papel.

Tendría que surgir, no sólo un gran Político, sino todo un gran equipo político. Pide por esa boca. Soñar no cuesta plata.

La Iglesia argentina tendría que espabilarse; los sindicatos, que disciplinarse; las Fuerzas Armadas que armarse… de sabiduría.

¿Y quién le pone el cascabel al gato?

 En la Argentina cada día uno tropieza con cuatro estupideces; y hace una.                                                                                                                                                                                                                                                                                                   

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