Doctrina Nacionalista
O el Estado paternal o el Estado de las fieras tiránicas.
Padre Leonardo
Castellani
Párrafos
extraídos de su libro “El Evangelio de Jesucristo”, ( ed. Itinerarium, pág.299)
donde enseña que el Gobierno nacionalista y cristiano, -análogo al que ejerce
el padre de familia-, impugnando al
oprobioso Estado liberal partidocrático, materialista, usurero e inmoral, e
irresponsable, por la división de “poderes”, debe bregar ineludiblemente parar
constituir una sociedad donde reinen:
JUSTICIA, ORDEN Y TRABAJO.
JUSTAMENTE SON LAS TRES CONDICIONES QUE POSTULA EL
NACIONALISMO; Y QUE EL LIBERALISMO ESTÁ
INCAPACITADO PARA LOGRAR, COMO SE COMPRUEBA TRAS SIGLO Y MEDIO DE GOBERNAR
DESASTROSAMENTE
Escribió el
Padre Castellani:
L
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as naciones occidentales, perdida la religiosidad, se van
convirtiendo de más en más en las “Fieras”
de la Escritura. El Estado moderno se vuelve de más en más tirano. El
“Estado” es una consecuencia del pecado original, no es una creación directa de
Dios, es la “creación más grande de la razón práctica” del hombre, enseña Santo
Tomás. En el Paraíso Terrenal, si Adán no hubiera caído, hubiese habido
gobierno, por cierto; pero no gobierno estatal, sino familiar y paterno. Eso no
se puede obtener ya con perfección. Entre los extremos del gobierno tiránico y
el gobierno paterno, oscilan todos los regímenes políticos humanos, después del
Pecado.
En los grandes siglos cristianos se tendió a realizar el
ideal del gobierno paterno: San Luis rey de Francia, San Fernando de España,
San Eduardo el Confesor. Había un monarca que venía al trono con la naturalidad
de la fruta en los árboles, que intentaba hacerse respetar y amar de todos, y
que daba cuenta de sus acciones sólo a Dios; y había una cantidad de fuerzas políticas
y sociales que tendían a mantenerlo dentro de la rectitud; de las cuales la
religión era la principal. Eso se llamó la Monarquía Cristiana: duró diez
siglos, hizo la Europa; y cayó. El ideal tendía a “una familia”: ideal
inasequible en su totalidad, porque siempre habrá díscolos, la masa siempre
será oscura, y el Estado siempre tendrá que usar de la fuerza; pero por lo
menos había un conato continuo para sujetar la fuerza a la razón y la razón al
amor; y para hacer llegar la nación a algo como “una familia”. Por eso
justamente hay más sublevaciones en los países católicos que en los otros, y
son más difíciles de gobernar; el ideal atávico de “la nación como una familia”
trabaja terriblemente a los franceses, a los italianos, a los hispanos. “Los países protestantes son más fáciles de
conducir; pero si son conducidos mal, no tienen remedio” –dijo el líder
irlandés Parnell.
Los hombres hoy día prefieren tener encima a tiranuelos
irresponsables, agitados y pasajeros, que los opriman en nombre de “la
libertad”. Las condiciones han cambiado, los hombres ya no pueden fiarse tanto
unos de otros como para poner a la cabeza del bien público a una familia
permanente e inamovible, con poderes absolutos.
Por tanto se ha vuelto más fácil
el advenimiento de la “Fiera”, que es el otro extremo del eje político, el polo
opuesto al “Padre”. Los grandes imperios paganos que precedieron a Cristo:
Asiria, Persia, Grecia macedónica y Roma, fueron pintados por el profeta Daniel
en figura de cuatro fieras; y con mucha razón.
En la actual economía del mundo, el rechazo de Cristo lleva
necesariamente al otro extremo de la ordenación política; es decir, al Estado
pagano duro e implacable. De la cuarta fiera, el Imperio Romano, que Daniel
describe como una mezcla de las otras dos y la más poderosa y temible de todas,
profetizó el vidente que surgirá después de muchos siglos y diversos avatares,
la “Bestia del Mar” o sea el Anticristo:
un poder pequeño que se hará grande, un poder muerto que resucitará, un poder
inicuo que a causa de la apostasía del mundo llegará a enseñorearse de todo el
mundo; afortunadamente, por muy poco tiempo.
Entretanto tenemos que ir viviendo y tendiendo al
gobierno paternal en lo político y a la obediencia noble y caballeresca; aunque
sean ideales hoy día casi inasequibles –por lo menos en este país sin
esqueleto; quiero decir sin “estructuración política”; sin “Instituciones”.+
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