UN DIÁLOGO DE HONOR ENTRE DOS PATRIOTAS,
QUE SERÍA INCONCEBIBLE EN
NUESTROS DÍAS, DESAPARECIDA LA DIGNIDAD PERSONAL, Y CON EL RÉGIMEN REPUDIANDO A
LOS DEFENSORES DE NUESTRA SOBERANÍA.
Comenta el padre Leonardo Castellani (“El Evangelio de
Jesucristo”, pg.301), el siguiente hecho histórico, para continuar conociendo
la verdadera personalidad de
DON JUAN MANUEL DE ROSAS
“El Doctor Carlos Ibarguren conoció cuando muchacho en Salta a un viejo
guerrero de la Independencia, al cual ha retratado en sus “Memorias”. Era un
catamarqueño que ingresó casi adolescente todavía en los ejércitos de Mayo,
hizo todas las campañas de Chile y del Perú, y murió centenario. Cuando regresó
al país después de Ayacucho, cosido a cicatrices, pidió ver al “tirano” Rosas
para pedirle su retiro y un pasaporte para Montevideo.
-¿Por qué se va de la nación?- le preguntó Rosas.
-Porque francamente no me gusta la manera
de su gobierno; y además, yo no sabría usar mi sable contra el general Lavalle,
que me lo regaló.
-Entonces debe irse con Lavalle y
usarlo contra mí-, le dijo el Gobernador de Buenos Aires, ceñudo.
- Yo no sabría usar mi sable contra su
Excelencia, porque creo que es la autoridad legítima.
- Vuelva mañana por su pase.
Volvió con bastante aprensión y halló que Rosas le dio su pase y 200 pesos
fuertes, se cuadró ante él, lo abrazó y le dijo:
-No forzaré la voluntad de un soldado
de la Independencia.
El sargento retirado volvió pronto de Montevideo, nadie le exigió su
reintegro al ejército; y subió a Salta, donde se dedicó a fabricar botas y
aperos de montar, en lo que era habilidoso. Esta es obediencia cristiana y
caballeresca, señoril. Esto es virtud: y el servilismo por un lado y la
rebelión por el otro, son vicios.+
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