(extraído de la revista “La Hostería Volante ”
, mayo 1963)
Estudiando bien el pensamiento de Lenin
sobre la estrategia revolucionaria, especialmente en sus cartas dirigidas al Comité
Central del Partido Bolchevique en el
mes de octubre de 1917, no podemos independizarlas de la situación de Rusia en
ese momento histórico. Pero el asalto al poder fue obra de Trotsky.
Haciendo un análisis de la táctica
insurreccional trotskysta de puede llegar a la conclusión de que la revolución
pudo muy bien haber prescindido de
Lenin; igual hubiera triunfado. Por eso, es más fácil defenderse de la estrategia revolucionaria de Lenín; el
enemigo peligroso fue y sigue siendo el que utiliza la táctica de Trotsky.
Lenin concebía la estrategia
revolucionaria como una filosofía
habiendo anotado y observado
extensamente la obra de Clausewitz “De la Guerra ”; Trotsky en cambio
asimiló en su espíritu semita, las enseñanzas milenarias de los sabios de su raza para la conquista del mundo.
*
Lenin: “Sería inocente que esperásemos a tener la mayoría formal”.
Se refiere al 2º Congreso de los Soviets.
*
Trotsky: “No es necesario que
tengamos allí la mayoría; no es esa mayoría la que tendrá que apoderarse del poder.
*
Lenin.: ”La insurrección debe
apoyarse, no en una conspiración, no en un partido, sino en la clase avanzada.
Este es el primer punto. La insurrección debe apoyarse en el empuje
revolucionario del pueblo entero. Este es el segundo punto. La insurrección
debe estallar en el apogeo de la
revolución ascendente. Esta es el tercer punto.
*
Trotsky.: “Muy bien; pero ante todo
hay que ocupar la ciudad, apoderarse de los puntos estratégicos, derribar el
gobierno. Es necesario para eso
organizar la insurrección, formar e instruir una tropa de asalto. Poca gente;
las masas no nos sirven de nada; una pequeña tropa nos basta. El pueblo entero
es demasiado para la insurrección. Se necesita una pequeña tropa fría y
violenta, instruida en la táctica insurreccional”.
*
Lenin.:”Debemos lanzar toda nuestra
fracción en las fábricas y en los
cuarteles. Allí es donde está su sitio; ahí está el nudo vital, la salvación de
la revolución. Ahí es donde, por medio de discursos fogosos, ardientes, debemos
explicar y desarrollar nuestro programa planteando así la cuestión: ¡la
aceptación completa de este programa o la insurrección!”.
“ Para
practicar la insurrección como marxistas, es decir, como si fuera un arte,
debemos al mismo tiempo, y sin perder un minuto, organizar el Estado Mayor de
las tropas insurreccionales, repartir nuestras fuerzas, lanzar los regimientos
adictos sobre los puntos más importantes”.
“
Ofensiva simultánea, tan repentina y tan rápida como sea posible, sobre
Petrogrado, desde afuera y desde dentro, desde los barrios obreros y desde
Finlandia, desde Reval y desde Cronstadt; ofensiva de toda la flota,
concentración de fuerzas que superen en
mucho los 20.000 hombres (alumnos oficiales y cosacos) de que dispone el
Gobierno. Combinar nuestras tres fuerzas principales; la flota, los obreros y
las unidades militares, para ocupar en primer lugar y conservar a todo precio
el teléfono, el telégrafo, las estaciones, los puentes. Seleccionar los
elementos más decididos de nuestros grupos
de ataque, de los obreros y de la marinería, y formar con ellos destacamentos
encargados de ocupar todos los puntos importantes y de tomar parte en todas la operaciones
decisivas. Constituir, además, equipos de obreros armados de fusiles y granadas
que avanzarán sobre las posiciones enemigas, escuelas de alumnos oficiales,
centrales telefónicas y telegráficas, y las cercarán. El triunfo de la
revolución rusa, y al mismo tiempo, de la revolución mundial, depende de dos o
tres días de lucha”.
*
Trostsky: “Muy bien, pero cuando las
masas hayan aceptado nuestro programa, no por eso habrá de dejar de organizar
la insurrección. De las fábricas y de los cuarteles será preciso sacar
elementos seguros y dispuestos a todo. Lo que necesitamos no es la masa de los
obreros, de los desertores y fugitivos: es una tropa de choque”.
“
Todo eso es exacto; pero resulta demasiado complicado. Es un plan demasiado
vasto, es una estrategia que alarma, demasiado territorio y demasiadas gentes.
No es ya una insurrección, es una guerra. Para ocupar Petrogrado no hay
necesidad alguna de tomar el tren en Finlandia. Cuando se parte de demasiado
lejos , se detiene uno a veces a mutad de camino. Desatar una ofensiva de
20.000 hombres desde Reval o desde
Cronstadt para apoderarse del teatro Alejandra, es un poco más de lo necesario,
es más que un golpe de mano. El propio
Marx sería vencido en el terreno de la estrategia por Korniloff. Hay que
atenerse a la táctica, operar con poca gente en un terreno limitado, concentrar
sus esfuerzos sobre los objetivos principales,
dar directa y duramente. No creo que eso sea tan complicado. Las cosas
peligrosas son siempre extraordinariamente sencillas. Para triunfar no hay que
desconfiar de las circunstancias desfavorables ni fiarse de las que son
favorables. Hay que herir en el vientre:
eso no hace ruido. La estrategia de usted requiere demasiadas circunstancias
favorables: la insurrección no necesita nada. Se basta a sí sola”.
(Los textos han sido tomados de C.
Malaparte, “Técnica del golpe de Estado”, Ed. Americana, Bs. As. 1958. Han sido
ordenadas y confrontadas por nuestro colaborador Tito Livio).