(Interesante vaticinio, cumplido en
cuanto al fracaso peronista como fuerza nacionalista revolucionaria, que
permitió , hoy día, se lo apropien tanto las ratas de ‘derecha’ como las de ‘izquierda’; escrito por el que fuera Jefe Nacional del Movimiento Nacionalista
Tacuara, publicado en la revista de
Tacuara: “OFENSIVA” , nº 11, de noviembre de 1962)
Alberto Ignacio
Ezcurra
La crisis que afecta a todas las fuerzas
políticas argentinas se ha manifestado profundamente, en especial después del
18 de marzo, en el movimiento peronísta, colocandolo en una posición
verdaderamente crucial… El dilema es de hierro: o el peronísmo se somete a una
profunda revisión histórica, táctica y
doctrinaria, o su situación se irá asemejando cada vez más a la bastante
trágica del radicalismo después de la caída de Irigoyen.
Es inútil que se
quiera esquivar el análisis refiriéndose con optimismo a su fuerza numérica
después de siete años de persecuciones y
proscripciones. Basta una visión
superficial para darse cuenta que se
trata más de una supervivencia emotiva que de una vitalidad activa.
Hay un hecho
concreto: tres millones de votos en las urnas y ni un solo hombre en la calle
para defender el triunfo arrapiñado.
Esquemáticamente,
dos son las causas de esta falta de vitalidad en el movimiento peronísta:
a). LA CARENCIA DE UNIDAD Y
DEFINICIÓN DOCTRINARIA.
b). LA FALTA DE CUADROS
ESTRUCTURADOS JERÁRQUICA Y REVOLUCIONARIAMENTE.
En el primer
aspecto, la base peronista está
constituida por una masa cuyo único punto de coincidencia se encuentra en la
adhesión puramente sentimental y afectiva
a la persona de Perón, y a una serie de “slogans” nacionales de muy
variable interpretación. Adhesión
posiblemente muy respetable, pero políticamente inefectiva ante la
carencia de una racionalización doctrinaria, como podría serlo el simple
patriotismo sentimental con relación al Nacionalismo Revolucionario.
En los cuadros
activistas político-sindicales, encontramos tres sectores más o menos
definidos:
1). Un núcleo
nacionalista formado en su mayor parte por hombres de anterior militancia
nacionalista, muchos, inclusive, hasta 1955.
2).Un núcleo más
reducido, pero activo y con fuerte apoyo externo, de tipo marxista (izquierda
nacional).
3) Otro
–esencialmente en el campo político- de elementos de todas las taras
demoliberales y mentalidad regiminosa.
Estas fuerzas,
especialmente las dos primeras, mientras existe el factor aglutinante constituido
por Perón, se dedica a ampliar su radio de acción e influencia, hasta que,
desaparecido éste, se convertirán en las vías principales de bifurcación.
En cuanto al
segundo punto, el Movimiento peronista no existe como unidad orgánica, sino
como una variedad de fuerzas endeblemente coordinadas cuando ni antagónicas,
que responden sólo –en última instancia- a la voluntad del conductor lejano a
través de intermediarios caprichosos.
La causa
principal de esta anarquía es la carencia de dirigentes que se patentiza en los
siguientes hechos:
a)
El
18 de marzo demostró el resurgimiento de los “borlenghis” que luego de medrar
en el poder, contribuir a su derrota y permanecer ocultos durante los años
malos, reaparecieron “con noble entusiasmo”, al amparo de la “legalidad”, a la
caza de los cargos electivos en una pugna fervorosa.
b)
Falta de sinceridad de los dirigentes, que se limitan a proclamar adhesiones fingidas o
declamatorias a Perón en quien no creen (“Perón es necesario, es bandera”) o a
repetir lugares comunes, para evitar actitudes que puedan acarrearles la
“excomunión”, preocupados por afirmar
posiciones personales, o por el avance ideológico –copamiento- de sectores
definidos a los que realmente responden.
c) Carencia
de cuadros revolucionarios, producto de la vaguedad doctrinaria y de lastre
burgués que frustró el peronismo en el poder. La subsistencia de los prejuicios democráticos
y las ataduras mentales y reales con los esquemas del Régimen que fueron
incapaces de destruir.
d) Predominio de los intereses individuales y de
sectores sobre el interés común del movimiento, que genera la anarquía y las
fabulosas luchas intestinas en lo que vemos debatirse.
La carencia de
objetivos tácticos y doctrinarios y la natural desconfianza de la masa en sus
dirigentes políticos y gremiales coloca al peronismo en el callejón sin salida
en el que actualmente se encuentra. Cerrada la salida electoral y tras
numerosos fracasos en el campo insurreccional, su futuro se presenta muy
oscuro.
Desde el 18 de
marzo la situación –como dijimos- se ha agravado. Acercamientos “unitarios” con
los sectores marxistas –desviación revolucionaria-, o componendas con la
fuerzas burguesas –castración revolucionaria-,
y maniobras como la del “giro a
la izquierda”, chantaje demasiado peligroso y demasiado evidente para ser
efectivo, son muestras de la desorientación que cunde.
El peronismo se
nos presenta como un inmenso flan que influye en la vida nacional por el solo
peso muerto de su expresión numérica. Se trata de un gran potencial
revolucionario, de una masa con sentido nacional pero su permanencia a la
deriva, como fuerza muerta, en actitud de resistencia nostálgica y
pasiva, puede convertirla en un factor retardador y disociante de todo
intento de solución nacional
revolucionaria, pues el peor enemigo de la Revolución no es quien
abiertamente la combate, sino el que la proclama y quiere capitalizarla,
pero es incapaz de llevarla a cabo.
Esto puede suceder por la falta de
conducción de la masa hasta que el cansancio y la desorientación la lleven a
buscar cualquier tipo de salida desesperada.
Volveremos sobre
estas reflexiones, inspiradas en la sinceridad y en intenciones constructivas.
En nuestro estilo nacionalista no cabe la adulación ni la demagogia. Debemos
mirar de frente la verdad y proclamarla. Hay que hacer punta, abrir la ruta
para la Argentina
del mañana, y no dejarnos arrastrar por el lastre hacia caminos fáciles. La Revolución que la Patria aún espera debe
llevar nuestra doctrina, nuestro estilo y nuestros hombres.
Nuestra misión
es ser –para la masa- fermento revolucionario. Ser conducción y no rebaño. Y la
conducción no se proclama. Hay que ganarla.+