lunes, 13 de octubre de 2025

 

ARTE

PADRE FRAY MARIO PETIT DE MURAT.

CLASE.

Mostró cuadros del Giotto, pintor eminente entre el Bizantino y el Renacimiento. Sabor bizantino. Deja el momento imaginativo para ir al real.

Hay dos fuentes del arte: el modelo real y el de la imaginación. El artista resuelve el modelo como lo ve en la imaginación.

Trascendental es la visión más alta que podemos tener de lo natural. Es el concepto que puede encerrar todos los otros conceptos. Es aquello que luego encontramos en todas las cosas: está en el hombre pero no sólo en el hombre. Está en la planta pero no sólo en la plante.

Los trascendentales son: unidad, verdad y bien, que se identifican en el ser. La verdad es el ser en orden a la inteligencia. El bien es el ser en orden a la voluntad: ese mismo ser que por ser tan perfecto y ubérrimo no puede ser abarcado por una sola facultad. La verdad es lo que la cosa es en su entraña. Es lo que debemos ser. Y luego en cuanto puede llevarte a tí: “Te necesito”. Es cuando comienza la relación del amor.

La belleza es cuando la verdad es tan perfecta, tan esplendente que llena nuestra inteligencia: es bien y verdad. Es bien cuando llena el apetito de la inteligencia, es lo que ésta ansía. Lo bello siempre genera asombro porque es el momento en que la esencia, la realidad de la cosa se ha empapado tanto de la luz, que transforma la materia en luz. La esencia es luz y la materia tiene aptitud para recibir luz. La materia es la misma en el animal, en el tomate, pero tiene distinto principio esencial. Recibe el ser que no tiene.

Cuando el ser es aprehendido por la inteligencia, tenemos la verdad. Cuando es aprehendido por la voluntad tenemos el bien.

La inteligencia humana tiene toda una elaboración intensa. Necesita un punto de partida: aprehender. Luego, por el razonamiento vamos de lo conocido a lo desconocido. La inteligencia une el sujeto con el predicado. Va depurando la cosa de la materia hasta alcanzar la idea divina. No el hombre con sus acciones, sus defectos, sino el hombre tal cual es en la idea divina. Son momentos de fruición.

Cuando el artista se encara con lo concreto que se le presenta armonioso, queda deslumbrado, quiere quedarse allí. En cambio el filósofo dice: ¿Qué es esto, qué es el hombre?? ¿Animal? No porque piensa y habla. ¿Ángel?  No, porque tiene algo en común con los animales. Es animal racional. (El día que se comprenda bien esta definición no habrá problemas: “Racionalidad”. Quien “entienda” esta palabra entiende la dignidad de la naturaleza humana, lo indigno del pecado, la grandeza de las virtudes. La indisolubilidad del matrimonio estará clarísima, y no se hablará de divorcio).

El artista no sabe si el hombre es bestia o es ángel: unos lo hacen ángel, otros animales.

La materia es común a todos los seres, no define nada, no es mi propia perfección. La manifestación exhaustiva (que agota lo demás) es racional, específicamente suya. Cuando eso resplandece mucho en un ser humano, todo está dominado por ese principio interno. Todas sus proporciones dicen racionalidad. Entonces decimos que hay belleza. Es bello cuando la luz de su esencia logró dominar la sombra de la materia, hacerla transparente, que subyuga con luz interna. Esplendor de la forma (principio interno que da tal ser). Aquello que contemplado causa placer, en cuanto contemplado. El de la voluntad en cuanto poseído.

Como la contemplación es la mejor manera de poseer, la felicidad de los santos es la contemplación porque por ella  poseen lo que aman. Se posee mejor por la contemplación porque se posee lo que la cosa tiene de más íntimo, profundo, perenne. En cambio por los sentidos se posee lo efímero. La castidad es indispensable para la contemplación, es cuando están sosegados los apetitos que quieren poseer por aprehensión sensible. El casto es vaso que puede poseerlo todo. En cambio el sensual está en el trabajo de todas las cosas: “si quieres poseer las cosas morirás”. En el sensual todo muere en sus manos. En Francia todo es espiritual, todo es aire. Los pinos son como encajes, transparentes. Por eso el francés es tan fino.

La belleza se posee por la contemplación, jamás por los sentidos. No pasar de lo permanente a la costra. lo sensible, lo que pasa lo que muere.

*

(CONTINUARÁ)

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