UN DULCE Y AMANERADO TRAIDOR.
“La riqueza es sustancia y esencia de la libertad… El oro es la libertad…porqué
es el poder.” J. B. Alberdi.
La intención de esta nota es destacar ciertos aspectos de
la vida de Juan Bautista Alberdi, expuestas por Juan Pablo Oliver, en su excepcional estudio de auténtica Historia
argentina: “EL VERDADERO ALBERDI”, (Dictio, 1975) de donde extraje los datos
que anotaré a continuación --(las
palabras de Alberdi y los comentarios de Oliver en negritas)--.
La política entreguista, --compartida fundamentalmente por
Sarmiento, resquemores aparte--, repudiando la realidad argentina, basada en la
herejía liberal, auspició y legalizó, hoy intensamente, de la mano de Milei, la
escandalosa miseria que está destruyendo nuestra Patria, humillando a la
Argentina frente al escarnio internacional.
Tanto Alberdi como Milei fanáticamente renegaron del amor
a Dios, la Patria y la Familia, cada cual a su manera. Repudiaron la ley
natural y divina; indispensables para orientar la política de un buen
gobernante. Abjuraron de la vida moral y
espiritual, de la gran política nacionalista que se logra amando, respetando y
sirviendo a Dios, a la Patria, al pueblo y a la familia.
Lo verdaderamente transcendente, entonces, es que Alberdi
elaboró una política que libera de límites a un extremo egoísmo personal y
político, adhiriendo a las leyes de la herejía calvinista, contaminado por su amigo
y patrocinante el puritano William Wheelwright, enseñando que la posesión de dinero
es la virtud por excelencia. Y condenando salvajemente la pobreza e imponiendo el
racismo y la distinción de clases sociales en el pueblo argentino, a la manera
protestante. (ver abajo el caso “Petronita”).
En ocasiones –dicho esto a modo de ejemplo--de acuerdo a
su conveniencia personal, con un cinismo sorprendente, alabó y en otras atacó
la política de don Juan Manuel de Rosas (próximamente, Dios mediante, comentaré
la interesantísima narración narrada por Oliver al respecto).
Actualmente predomina ostensiblemente Alberdi, sobre
todos los unitarios, porque es el paradigma de los traidores; revivido de la
mano de su discípulo, el payaso Milei, quien lo puso en billetes que, como él,
cada vez valen menos, pero con la intensión de elevarlo en el concepto popular
como el “prócer” egregio ubicado en la peana más alta del altar de la
“religión” liberal.
Milei, el
irresponsable que lo activó, surgió de la nada, mejor dicho, de los antros
imperialistas del mundo globalizador, para concluir liquidando nuestra Patria, con
premisas semejantes a las de su maestro Alberdi, adaptadas a nuestra época.
Al respecto, deseo destacar, para respetar la realidad,
que entre Alberdi, --el dulce gentleman
inglés, (como le gustaba lo llamen) --, y el grosero y chabacano payaso, entre
un traidor de guante blanco y otro delincuente desvergonzado, existe una
degradación similar a la que sufrió la nación.
Entre ellos hay diferencias solo aparentes, casi de
hábitos domésticos; ni sustanciales ni de propósitos, pues comparten la
ambición de conquistar gloria y dinero; repudiar a la Argentina y entregarla a
los extranjeros para que hagan con ella y con su población lo que quieran.
El antiguo conspirando con Wheelwright, el nuevo con la
Jabad Lubavich. Los asesores de Milei acertaron reviviendo a Alberdi, para que
sea el mentor de la actual política destructiva y entreguista gubernamental.
A medida que leemos el libro de Oliver vamos descubriendo
que, como la de Milei, la vida privada de Alberdi era al menos sorprendente,
con actitudes raras e irracionales, inconcebibles, que no parecen originarse en
una mente sana.
Reniegan de Dios.
Alberdi fue un deísta o libre pensador, (pg. 330), quizá
un anticipado creyente en un cristianismo progresista y desacralizado. Al abjurar
de la Gracia y la providencia de Dios y de la ley natural y divina, fue natural
sustituir a Dios por una abstracción masónica: el Progreso anglosajón traído de
la mano del anarco-liberalismo sin límites morales. De esta manera traicionó a
su Patria, pues se dedicó fervorosamente a imponer el imperialismo inglés en
América. Y como solterón empedernido y egoísta fué incapaz de formar una
familia normal. Terminó sus días, como era lógico, en una triste soledad,
comiendo “el amargo pan del destierro”,
en París, en 1884.
Murió sin auxilio religioso, quizá impenitente, rodeado
de algunos conocidos; pero tiempo después la masonería se encargó de organizar
apoteósicas exaltaciones laicas del muerto, con el fin de imponerlo como numen
del entreguista filo-inglés.
Milei, por su parte, también ajeno a Dios, es un judío
chiflado, que llora en el Muro de los lamentos, y toma poses exageradamente
cariñosas con su rabino; promueve la abusiva y prepotente influencia israelí en
Argentina; y también, solterón empedernido, formó una extraña y desconcertante
unión familiar con sus perros charlatanes y su hermanita delirante.
Ambos voluntariamente vivieron en
un destierro, cultural y político; sin echar raíces en la realidad donde
nacieron y los rodeaba. Vidas fantasiosas e irreales, pero muy provechosas para
ganar dinero y bienes materiales. A costa de perder dignidad y estragar el
país.
Renegando de la
Patria.
WILLIAM
WHEELWRIGHT.
Para conocer realmente a Alberdi, es racionalmente
imposible separarlo de las andanzas del pirata inglés Wheelwright; pues ambos
se complementaban a las maravillas.
Escribió Oliver:
“Interesa conocer las actividades y antecedentes de mister Wheelwright, aun cuando más no fuere por haber sido el deus ex machina de un famoso libro
argentino llamado Bases, y consecuentemente fuente prístina de la Constitución
del 53, acerca de la cual nadie ha dicho una palabra”. […] Cabe advertir que, pese a ser William
Wheelwright norteamericano de nacimiento [y puritano] tanto por su personalidad, gustos, residencia europea, vinculaciones e
intereses que representaba, debe ser considerado como un típico empresario
británico –por no decir inglés—de la época, consubstanciado a la expansión capitalista
del Reino Unido”. (pg.313/4).
Wheelwright, que comenzó sin un duro su extraordinaria
expansión naviera y ferroviaria, monopolizó, por cesión de los respectivos
gobiernos, el comercio marítimo en el Pacífico, entre Chile y Colombia. Imposible detallar sus malandanzas políticas y
comerciales que lo enriquecieron, como también a Alberdi, pues éste “era el abogado de todas ellas”. […] “ de
1847 en adelante , el doctor Alberdi fue asesor legal y abogado de los
principales hombres de negocios e importadores británicos de Valparaíso,
entonces el más importante puerto del Pacífico, y especialmente consejero legal
y político, gestor administrativo, patrocinante ante los tribunales y agente
periodístico del empresario mister
William Wheelwright y de sus múltiples empresas, posiblemente las más
importantes de Sud América”. (pg. 325).
[nota del blog: --durante esos años Rothschild
impulsó el negocio ferroviario por toda Europa; no sería extraño que con sus
enormes capitales se haya concretado la escandalosa concesión ferroviaria a los
ingleses en nuestro país, luego de Caseros maniobras muy bien tratadas por
Oliver, que omito--) .
“Era un
extranjero en esos países –comenta Alberdi respecto a Wheelwright—y todo su
caudal consistía en lo que tenía Colón en
España, cuando concibió atravesar el mar Atlántico. Todo su caudal era una
idea, una gran idea…”. La gran idea, --década de 1840, cuando la
Confederación luchaba heroicamente contra Inglaterra-- consistió en
enriquecerse, ponerse a las órdenes de la Corona británica y luchar contra los
Estados nacionales y la envidia y la resistencia de los americanos del
Pacífico, que ya percibían que el dominio inglés en vez de Progreso les traería
miseria y vergüenza.
Nota del blog:
--Imitando a los racistas ingleses, Alberdi denominaba despectivamente a los
argentinos como “nativos”, no argentinos--).
“Tales eran en resumen,
los antecedentes de la empresa subvencionada por SMB., de la cual era factotum mister Wheelwright, y abogado,
asistente legal y agente de publicidad el doctor Juan Bautista Alberdi.
Entre 1846/54 “el doctor Alberdi con su doble profesión
de abogado y periodista-industrial, reunió una regular y legítima fortuna, que en los años sucesivos no haría más que
consolidar”. (pg. 326). En Europa “fue
invirtiendo preferentemente en títulos de renta extranjeros, que en Europa le
administraron la Banca Gil y la Banque de París, y en Chile la Banca Edwards,
entidades privadas”. (pg. 330).
Tan estrecha era la relación que, cuando WW. emigró a
Europa, Alberdi lo siguió, para continuar trabajando a su servicio.
”Luego, volver
para instalarse tranquilamente con haberes y renombre en el Buenos Aires de su juventud, que tanto
añoraba, pero siempre que no le acarreara molestias, pues de lo contrario, se reintegraría
a la placidez de las Delicias”. (su
mansión chilena). Siempre dando prioridad a su sensualidad. (pg. 331).
En 1885 Alberdi llegó al extremo de aceptar representar a su país ante las cortes
europeas, sin dejar por ello de continuar tutelando allí importantes gestiones
de su principal cliente, frente a su propio gobierno y tratando de favorecerlo
como era su deber profesional pero, aparentemente, en contra de sus
obligaciones oficiales
Oliver (pg.364) respeta sus actividades profesionales, en
cierta manera, pero: “Hasta nos
parecería de toda justicia que su busto presidiera solemnemente el directorio
de la Cámara de Comercio Británico en Buenos
Aires, o de cualquier importante empresa concesionaria extranjera, pues evidenciaría
el condigno agradecimiento hacia quien abogó por ellos tan celosamente, y
continúa haciéndolo después de su desaparición física. Todo eso estaría bien.
“Pero con la
misma imparcialidad consideramos una paradoja y, en definitiva un escarnio
pretender –como se ha hecho—erigir a las Bases en dogma tutelar de nuestra vida
económicosocial y elevar al autor a la glorificación de las estatuas, cual
prócer de la argentinidad. Implícitamente, eso constituye condenar
simbólicamente a la nación a una inopia perpetua, al descastamiento y a la subalternización”.
Renegando de la
familia:
Parecería, según Oliver y otros, que Alberdi no se
emocionaba ante el espectáculo de las mujeres bonitas. Y no es que hubiera
hecho voto de castidad. Quizá era sexualmente imperturbable e indiferente.
Viviendo en Buenos Aires, por el año’37, fundó este joven
mundano y modosito una revista de modas, “con
intrascendencias femeninas”, dedicada a importar modas y costumbres europeas
a las bellezas argentinas; todo lo referido en cuanto se refiere a peinados, vestidos,
calzado, cintas, cuellitos, sombreros, como cabalgar, en asuntos de
conversación general… etc. etc. (pg. 86).
Firmaba con el seudónimo de “Figarillo”. “Las [críticas]
menos malas no pasan de sarcasmos o impertinencias
de petimetre a las llanas costumbres de cepa criolla: a que las señoras en sus
saraos hagan la ronda del mate en lugar de ofrecer champagne a sus jóvenes contertulios;
a que lo ceben chinas o morenitas y no lacayos de librea”(pg. 86).En el
colmo del desatino esto ocurría mientras el país luchaba para subsistir ante la
agresión extranjera. Agobiado por deudas a la imprenta clausuró la revista
porque nadie la leía, afirmó despechado.
Hacia 1838, viviendo todavía en Buenos Aires, escribió Oliver: “No, Alberdi no sufrió persecuciones del
Dictador, [don Juan Manuel], pero
debió sufrirlas, en cambio, de… Petronita”. Aficionado románticamente –no
creo apropiado imaginarlo enamorado-- de esta señorita, su relación con ella
fue despreciable.
Petronita pertenecía a una familia de clase media, no era de la alcurnia
que ansiaba Alberdi, pues necesitaba una mujer distinguida para presentarla en
sociedad y obtener relaciones comerciales y políticas beneficiosas.
Se avergonzaba de ella, terminando por repudiarla y abandonarla luego de tener
un hijo con ella: Manuel Alberdi, al que también repudió. “Al hijo lo presentó como “sobrino”, lo cual provocó algunos equívocos
y tensión espiritual entre padre e hijo” (pg.101). En su testamento lo
identificó como “pariente querido”. Es
imposible imaginar su casamiento con alguna “nativa”, como Petronita, pensando
en su descrédito ante los rígidos racistas ingleses. Todo esto es vergonzoso y
repugnante.
“Sin razón pública que lo
explicara, después de obtener sin dificultad Alberdi su pasaporte en la Policía,
abandonó imprevistamente Buenos Aires, el 23 de noviembre de1838, dejando aquí
a su amante e hijo recién nacido”. (pg. 100).
En la bella mansión que adquirió en Chile en1849, “rodeado de flores, libros y rostros
amables”, pasaba su vida bucólica, soñando románticamente; bien a la moda
europea de la época.
“De ademanes
finos, medidos –abate por sus modales-- no dejaba exteriorizar sus frecuentes
arrebatos pasionales, que conjugaba a solas, con su pluma; y si al escribir
resultaba claro y contundente, al hablar lo hacía con voz meliflua, algo tiple,
pleno de circunloquios; y hasta cuando reía llevaba
la mano a la boca como para ocultar esa expresión tan natural; caminaba con
paso quedo “como gato con patitas de
terciopelo”, según anotó maliciosamente Sarmiento”. (pg.
330).
Sintió cierto apego por algunas pocas damas chilenas,
pero ”posiblemente no pasaron de amoríos
platónicos”. […] fuera timidez congénita, irresolución o lo que se quiera hay
en este aspecto de su vida una evidente zona de penumbra, una frontera
voluntaria, que no hay por qué traspasar”. (pg. 329).
“En cuestión
sentimental, es curioso observar cómo se presenta en su vida el amor físico
desdoblado del platónico, delimitados por una rigurosa prevención de clase o
jerarquía social; debió agradar mundanamente dado su natural don de gente y
culta sociabilidad, pero nunca sería el macho que seduce, que rinde a las
hembras. Sus grandes amores no pasaron de cerebrales o platónicos, con mucho
más de tierna amistad que pasión…” (328).
*
Estos datos son suficientes para comprender que Alberdi fue
un obsesionado en servir profesionalmente los intereses extranjeros contra los
de nuestra (‘su’) Patria. Quizá poseído de un placer infame, enfermizo,
patológico, totalmente egoísta, de poder infringir la ley del patriotismo y la
ley del amor familiar impunemente, sintiendo que podría expandirse y obrar sin
límites; que su obrar era su propia ley y su catecismo el anarco-liberalismo; que
inspira a su actual “doble” filo-judío, superando demencialmente al maestro.
Los ignorantes miembros del ‘soberano’ que admiran a
estos dos delirantes deben saber, al menos, que ambos infames personajes son
semejantes. Ambos, empeñados en repudiar a la nación argentina en su totalidad,
entregándonos al imperialismo inglés o al hebreo, convertida en miserable
colonia. Así de claro, sin vueltas. ¡Hay que expulsarlos del país y de su
verdadera Historia ¡
La opción de una parte del pueblo argentino por Milei
significa que esta profundamente corrompido o que es un absoluto ignorante. Es indispensable,
entonces, que el nacionalismo unido, del modo que pueda se dedique a desburrar al ”soberano”.
Continuando y difundiendo la labor pedagógica del Padre Castellani y del profesor
Genta, y actualmente del camarada Soaje Pinto con su TLV1.
El excelente libro de Oliver consta de más de 700 páginas
definitivas, documentadas, indiscutibles, imposible de resumirlas en pocos
párrafos. Pero como colofón anoto algunas frases originales de Alberdi que
podrían ser rubricadas, y son puestas en práctica por Milei.
Pero leamos con esta prevención: “ si el doctor Alberdi escribió con
tanto apuro las Bases y el Sistema Económico no fue pensando en la Argentina ni menos en los argentinos, o sea
en el país real, sino en tanto y en cuanto convenía a mister W. Wheelwright y a
sus adláteres. Por ellos y para ellos estampó y exageró todos los recaudos
necesarios para evitarles cualquier competencia nacional, fuere privada o del
Estado, la posibilidad de una política aduanera proteccionista, eventuales
alzas colectivas de salarios y mejoras que pudieran exigir los trabajadores
mediante gremios y otros medios. Nada de esto convenía a sus clientes”… (
pg. 375).
* ”¿Queremos
plantar en América la libertad inglesa, la cultura francesa, la sabiduría
alemana? Traigamos pedazos vivos de ellos en los hábitos de sus hijos y
trasplantémoslos a nuestro suelo…” (pg. 370).
* ”Haced pasar al
roto, unidad elemental de nuestras masas
por todas las transformaciones del mejor sistema de educación; en cien
años no haréis de él un obrero inglés, que trabaja, consume y vive
confortablemente”.
* “Proclamad la
libertad de sus aguas… no más exclusiones ni clausuras, sea cual fuere el color
que se invoque, no más exclusiones en el nombre de la patria” (pg. 373).
* “Si hemos de
componer nuestra población… es necesario fomentar en nuestro suelo la población
anglo-sajona. Ella está identificada al vapor, al comercio y la libertad”.
* “Proteged al
mismo tiempo empresas particulares para la construcción de ferrocarriles…
Colmadlas de ventajas, de privilegios, de todo el favor imaginable sin
deteneros en los medios… Rodead de inmunidades y de privilegios al tesoro
extranjero…” (pg. 377). Adversario del patriota Manuel Fragueiro en la
construcción de los ferrocarriles, olvidado intencionalmente por el Régimen
según narra ampliamente Oliver …parea ensalzar a Alberdi.
* “¿Qué nos
importa a nosotros que la bota que calzamos se fabrique en Buenos Aires o en
Londres?”
*”Es pobre (el
criollo) la más de las veces porque es
vago y holgazán y no es holgazán por falta de trabajo sino por sobra de
alimentos”. (pg. 378); debe, entonces, comer menos.
* Etc, etc, etc,…
Las citas serían interminables, todas del mismo tenor.
Concluyo con estas palabras de Oliver:
“Fue, así, el
filósofo para una factoría y no para un Estado nacional, en cuya actuación no
pasó de reflejar sus intereses profesionales y pertinente conformación mental,
propia de meteco, plena de complejos vergonzantes respecto a los suyos y, por
ende, alegando invariablemente contra
cualquier causa de su pueblo, pero conveniente a extraños.
“Y esto
constituye la clave de su apoteosis, pues habiendo continuado la Argentina sobre vaivenes transitorios
sometida a un régimen configurado por el
predominio de intereses foráneos, incluso en el orden publicitario y cultural,
resulta lógico se procurara imponer su figura como numen de la Argentina y sus libros como biblia o dogma de los desatinos nacionales.
Es comprensible, pues se lograba con ello el símbolo emotivo humano e
instrumento ideológico más adecuado, para la perpetuación del sistema, a costa
del país”. (pg. 671).
HOY DIA,
CONTINUANDO LA POLÍTICA MASÓNICA EXTRAJERIZANTE, EL SISTEMA COLONIAL SE REMOZÓ
PLENAMENTE GRACIAS A MILEI. ES INDISPENSABLE QUE TODOS LOS ARGENTINOS CONOZCAN
LAS VERDADES HISTÓRICAS DE ESTE MAGNÍFICO LIBRO. +