lunes, 21 de abril de 2025

 

 

LA PEVERSIDAD DE LA GUERRA DE RAPIÑA COMO MEDIO PARA OBTENER GRANDEZA MATERIAL

A los gobiernos argentinos liberales, a partir de Caseros, no les conviene  luchar para defender el patrimonio nacional. Directamente ofrecen el país entero, territorio y riquezas al mejor postor: lo rematan; cobrando regalías por sus servicios de mayordomía.

Eso sí, tienen que mantener al pueblo desinteresado políticamente, pues ejerciendo su vida política, -- actualmente inexistente--, al mando de un Caudillo, empuñaría las armas, y lucharía, en una guerra justa, para vivir dignamente, con honor, en un país Soberano, recuperando sus bienes patrimoniales y acabando con el latrocinio de los gobernantes. Por esto, el Régimen lo quiere mantener empobrecido, rumiando en el potrero verde del pacifismo burgués; achanchado, degradado, egoísta. Pero va tirando y se conforma, protesta inútilmente, nadie lo escucha, y solo le queda aguantar.

Dios dirá cuando concretará sus aspiraciones de grandeza popular y nacional.

USA, por el contrario,   se separó de los ingleses, pero se le quedó pegado el instinto de rapiña. Guerra de rapiña es lo opuesto a guerra justa: es injusta e inmoral: es guerra imperialista prepotente y desalmada. Es la guerra que practicó durante más de dos siglos, violentando al mundo, robando y matando. La artimaña que emplean es invadir países para implantar en ellos la “democracia”; y si se resisten acusarlos de iniciar la guerra. Diabólico pretexto: sólo pretenden apoderarse de sus riquezas, someterlos financieramente, eliminando el alma de esos pueblos.

La ambición los está matando. Cuanto más ricos, más ansían bienes materiales, y más descuidan los espirituales y culturales, que se encuentran en su más bajo nivel. Y exportan, esa vida materialista bajo Mamón . Y también es la que se vive en la sociedad yanqui; regida por una especie de monarquía bajo el mandato de los lobys, el más poderoso de los cuales es innombrable; dicen que no existe, pero, sin embargo, existe. O sea el loby no existe, pero prepondera sobre todos los demás exigiendo a la nación yanqui el “exterminio sagrado”. (El Régimen nos obliga a aceptar este artilugio enmarañado muy democrático).

Pero todo se paga; solo hay que tener paciencia, y esperar el momento que desean todos los pueblos agredidos por la política yanqui.  Parece que la hora llegó. La ambición desmedida es el castigo que merecen los yanquis: ahora es un país que se está derrumbando lentamente, aplastado por lo que usurparon.

Julio Camba, a continuación, con su gracejo habitual, narra la miseria moral y espiritual de los yanquis durante la 1ª guerra europea. Que describe, también, el criterio bélico de rapiña que emplean en nuestros días.

“Los Estados Unidos estaban perdiendo su alma en esa guerra europea, donde tantos otros pueblos iban encontrando la suya. A medida que  Europa combatía con municiones [norteamericanas] y que todas las viejas virtudes renacían en ella, Norteamérica no hacía más  que dinero. La media ración de los europeos significaba una ración doble para los norteamericanos.  El espíritu de sacrificio que animaba a Europa contrastaba con el ansia de placeres que se iba apoderando de ese país. Cada dia Nueva York bebía más chapaña, y bailaba más tangos, y encendía más focos eléctricos, y compraba más joyas, al revés de París, Berlín o Londres. Y mientras Europa ganaba moralmente y perdía materialmente, aquí ocurría todo lo contrario: riqueza material y ruina moral.

“Nosotros –decían los norteamericanos—les vendemos municiones a los aliados igual que se las venderíamos a los alemanes, si los alemanes pudiesen comprárnoslas…

“Y lo terrible es que esto era cierto. Lo terrible es que a la guerra europea, donde se ventilan intereses espirituales tan altos no la aplicase este pueblo más que a su criterio comercial…”*

 

 

 

 

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