LA PEVERSIDAD DE LA GUERRA
DE RAPIÑA COMO MEDIO PARA OBTENER GRANDEZA MATERIAL
A los gobiernos argentinos liberales, a partir de
Caseros, no les conviene luchar para
defender el patrimonio nacional. Directamente ofrecen el país entero,
territorio y riquezas al mejor postor: lo rematan; cobrando regalías por sus
servicios de mayordomía.
Eso sí, tienen que mantener al pueblo desinteresado
políticamente, pues ejerciendo su vida política, -- actualmente inexistente--, al
mando de un Caudillo, empuñaría las armas, y lucharía, en una guerra justa,
para vivir dignamente, con honor, en un país Soberano, recuperando sus bienes
patrimoniales y acabando con el latrocinio de los gobernantes. Por esto, el
Régimen lo quiere mantener empobrecido, rumiando en el potrero verde del
pacifismo burgués; achanchado, degradado, egoísta. Pero va tirando y se
conforma, protesta inútilmente, nadie lo escucha, y solo le queda aguantar.
Dios dirá cuando concretará sus aspiraciones de grandeza
popular y nacional.
USA, por el contrario, se separó
de los ingleses, pero se le quedó pegado el instinto de rapiña. Guerra de
rapiña es lo opuesto a guerra justa: es injusta e inmoral: es guerra
imperialista prepotente y desalmada. Es la guerra que practicó durante más de
dos siglos, violentando al mundo, robando y matando. La artimaña que emplean es
invadir países para implantar en ellos la “democracia”; y si se resisten
acusarlos de iniciar la guerra. Diabólico pretexto: sólo pretenden apoderarse
de sus riquezas, someterlos financieramente, eliminando el alma de esos
pueblos.
La ambición los está matando. Cuanto más ricos, más
ansían bienes materiales, y más descuidan los espirituales y culturales, que se
encuentran en su más bajo nivel. Y exportan, esa vida materialista bajo Mamón .
Y también es la que se vive en la sociedad yanqui; regida por una especie de
monarquía bajo el mandato de los lobys, el más poderoso de los cuales es
innombrable; dicen que no existe, pero, sin embargo, existe. O sea el loby no
existe, pero prepondera sobre todos los demás exigiendo a la nación yanqui el “exterminio
sagrado”. (El Régimen nos obliga a aceptar este artilugio enmarañado muy
democrático).
Pero todo se paga; solo hay que tener paciencia, y
esperar el momento que desean todos los pueblos agredidos por la política
yanqui. Parece que la hora llegó. La ambición
desmedida es el castigo que merecen los yanquis: ahora es un país que se está
derrumbando lentamente, aplastado por lo que usurparon.
Julio Camba, a continuación, con su gracejo habitual, narra la miseria moral y espiritual de los yanquis durante la
1ª guerra europea. Que describe, también, el criterio bélico de rapiña que
emplean en nuestros días.
“Los Estados
Unidos estaban perdiendo su alma en esa guerra europea, donde tantos otros pueblos
iban encontrando la suya. A medida que
Europa combatía con municiones [norteamericanas] y que todas las viejas virtudes
renacían en ella, Norteamérica no hacía más
que dinero. La media ración de los europeos significaba una ración doble
para los norteamericanos. El espíritu de
sacrificio que animaba a Europa contrastaba con el ansia de placeres que se iba
apoderando de ese país. Cada dia Nueva York bebía más chapaña, y bailaba más
tangos, y encendía más focos eléctricos, y compraba más joyas, al revés de
París, Berlín o Londres. Y mientras Europa ganaba moralmente y perdía
materialmente, aquí ocurría todo lo contrario: riqueza material y ruina moral.
“Nosotros
–decían los norteamericanos—les vendemos municiones a los aliados igual que se las
venderíamos a los alemanes, si los alemanes pudiesen comprárnoslas…
“Y lo terrible
es que esto era cierto. Lo terrible es que a la guerra europea, donde se
ventilan intereses espirituales tan altos no la aplicase este pueblo más que a su
criterio comercial…”*
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