sábado, 26 de octubre de 2024

 

  TODAVÍA  NO   SOMOS  EMPANADAS 


Algunos “camaraditas” (si es que lo son) gritan :¡  lo que está sucediendo nosotros lo pronosticamos hace diez o veinte año ! .Deberían saber que el  Nacionalismo viene advirtiendo el derrumbe nacional desde Caseros ; catastrófico desde 1955 ¡ Por favor sean más humildes ! Es un largo proceso  de decadencia: el enemigo es siempre el mismo y su propósito también, transformarnos en su quintita.  ¡ La historia se repite ! ¡   Los ingleses quieren revancha, por no poder completar la factoría ! Porque todavía quedan patriotas… ¡ y la protección divina ! ¡ y las empanadas las haremos con la dura y flaca carne inglesa, con gusanos y toda la podredumbre de esa raza acostumbrada a robar alimentos…¡ para que se acostumbren a la antropofagia !

Yo   vengo denunciando esta agresión, alentada por los liberales, desde hace años, con los artículos de prestigiosos patriotas . Enrique Osés denunció, a fines del ‘30 la vergonzosa subordinación al imperio masónico anglo/hebreo;    en esa oportunidad cuando la masonería pretendía abandonásemos la neutralidad durante la 2ª guerra mundial, enviando soldados argentinos a pelear a favor de ellos, nuestros enemigos. ¡Inconcebible!. Actualmente insisten en lo mismo: mandar a nuestros soldados a luchar en favor de esos malditos anglo/israelitas; y los que queden que cultiven la tierra para engordarlos.

ENRIQUE P. OSÉS,

en: ”MEDIOS  Y FINES DEL NACIONALISMO”, pg. 45,Editorial Mazorca, 1941, esribió:

 ¡ JAMÁS PELEAREMOS POR UN PAÍS EXTRAÑO !

Anoche –si es que el Régimen lo ha permitido—debe haberse realizado un acto nacionalista en el Augusteo, organizado por Afirmación Argentina, para proclamar un postulado nuestro: la neutralidad absoluta frente a la actual contienda. Y si es que ese acto se ha realizado deben haberse leído estas líneas que envié a sus organizadores: “Camaradas de Afirmación Argentina. Aquí estoy con ustedes, en aquello que nos une más a los nacionalistas, que la simple presencia física. Estoy con ustedes en la plenitud del espíritu. Griten, sin ponerle sordina a nuestros principios. Proclamen que ante esta criminal confabulación cipaya que nos quiere arrastrar a la guerra para servir a la demoplutocracia yanqui/judía de Wall Street, de  Roosevelt y de Churchill, los argentinos decimos que no ¡ No ! Mil veces no ! Que peleamos por lo nuestro. Que lucharemos hasta dejar la vida por lo nuestro. Pero jamás, por ningún imperialismo extranjero, sea cual sea. Desde mi celda de procesado por proclamar esta conducta nacionalista, estoy con ustedes, juventud combatiente del Nacionalismo. Sin transacciones con el Régimen. Sin esperar nada, absolutamente nada, de las eternas confabulaciones pseudo revolucionarias masticadas en banquetes y elaboradas en torno a una mesa de copetines. Estoy con ustedes, entre este pueblo al cual hay que dirigir a pesar de él, y al que hay que amar con un franciscanísimo y argentinísimo amor cristiano. Por nuestra Patria, camaradas. Contra todos los que estén contra nuestra Patria.

Y bien. Nada tengo que añadir, sino querer recalcar, a estos dos conceptos, de los cuales participa el Nacionalismo, entretantos otros que integran nuestra doctrina, nuestra lucha, nuestra finalidad. Un concepto circunstancial, por obra de las circunstancias: la neutralidad. Y un concepto fundamental, la no participación en confabulaciones pseudo revolucionarias. De aquí no nos apeará nadie, por más rosados horizontes que se nos presenten, por más buena intención que anime a algunos ilusos. Sobre la neutralidad de nuestra  Nación, no creo  que haya una sola discrepancia en el Nacionalismo.

Sobre confabulaciones revolucionarias hay algunas seguramente más por una inexacta valoración de nuestras fuerzas, más por quemar las etapas, que por convicción razonada. Y alguna vez, hasta por debilidad. Por ceder a cantos de sirena que todos conocemos y no todos rechazan con igual decisión. Sobre neutralidad, repetimos, ninguna discrepancia.

Acabamos de leer el discurso de clausura del presidente del Cabildo abierto de Acción  Argentina. Ese sólo discurso, síntesis sin tapujos del pensamiento belicista cipayo, sería suficiente para que los argentinos todos, nos colocáramos en el extremo opuesto. Jamás se han dicho, como por boca de el ingeniero Noble, más disparates ni más envenenados conceptos. “Inglaterra pelea por nosotros. Debemos nosotros luchar por ella”. Y no. Inglaterra pelea por su supervivencia. Por la supervivencia del régimen de opresión democrática que ha impuesto al mundo. Pelea porque le ha llegado la hora justiciera de pagarlas todas juntas por todos los pueblos que esclavizó, que oprimió y que unció a la coyunda comercial del Imperio.  Inglaterra pelea para que se salven  sus doscientas familias poseedoras, sobre la pobreza colonial de 400 millones de súbditos. Inglaterra pelea –y arrastra a la lucha a los demás pueblos  del  mundo—porque ni en  tierra, ni en mar ni en aire, ha sido jamás otra cosa que S. M. la Rapiña. Y comprueba que todo eso se le esfuma ahora.

Vayan a pelear por ella el ingeniero Noble, el doctor Alvear, el doctor Repetto, los guacamayos de Acción Argentina, que son los únicos belicistas de estos lares. Vayan a pelear por Inglaterra –al lado de su pariente Estados Unidos--, los directores de todos los diarios coloniales. Nadie se opondrá a ello. Pero dejen de hablar en nombre del pueblo argentino, porque el pueblo argentino, la única vela que pondrá en este entierro del Imperio Británico, será para despedirlo de este mundo, a mayor gloria de la Paz y la Libertad .     Si no fuera trágico sería para reír a carcajadas.

Se han pasado nuestros demócratas haciendo del pacifismo –cuando tenían el pleno dominio y usufructo del poder—su estandarte. Y ahora son ellos los que piden la guerra, naturalmente, para que vaya el que siempre va a la guerra, el pueblo. Igualitos que los Reynaud y los Blum, que los Príncipes Jorge y los Benes, que toda la cáfila antes gobernantes de Europa, ellos –nuestros  Alveares y Nobles y Repettos y Araujos, y compañía—pelearán, sí, como el último criollo,  si llegara el caso que sus delirios prosperaran, pero desde atrás. Lo más atrás posible de las líneas de fuego.

¡ Lincharlos a todos –a la democrática manera yanqui , por las dudas—       sería poco !...

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