sábado, 26 de febrero de 2022

 

A PROPÓSITO DE

LAS PANDEM LOS       LOS  DERECHOS HUMANOS Y EL ESTADO  TOTALITARIO.

Esa “dignidad de la persona humana”… la echó a volar Kant, pero falló al no determinar claramente que el hombre no es el fin último de la creación, aunque toda la creación tenga como fin al hombre. Y donde se equivocó fue en no ver que cuando el hombre se corta voluntariamente de su fin último, que es Dios, por el mismo hecho mediatiza a Dios y se pone como fin último de todo, incluso de Dios, lo cual es un desorden espantoso: prostituye la creación y quiere hacerlo sirviente a Dios. Y el resultado es que cae él mismo de sirviente de lo que no es Dios. Hace de sí mismo un dios y un ídolo y facto-ipso se encuentra sometido a los falsos dioses y esclavo de los ídolos.+ (Padre Leonardo Castellani, “Decíamos ayer”, pg. 298.)



LA ONU Y LA AMENAZA A LOS DERECHOS HUMANOS.


Entrevista con:

Monseñor Michel Schooyans


SAO PAULO, martes 23 de diciembre de 2008 (Zenit.otg). Cuando se celebran los 60 años de la declaración de los Derechos Humanos, la mayor amenaza a este documento y a los principios allí proclamados vienen de la propia entidad que dio vida al texto: la ONU. En este aniversario de la Declaración de 1948, Zenit entrevistó a Monseñor Michel Schooyans, conocido especialista en filosofía política y demografía. Monseñor Schooyans es miembro de la Academia Pontificia para la Vida, de la Academia Pontificia para las Ciencias Sociales, así como profesor emérito de la Universidad de Lovaina (Bélgica).


*Pregunta (P): Hablenos del surgimiento de la Declaración de 1948.


+ Monseñor Schooyans (M.S): La ONU se creó en 1945 con la Carta de San Francisco y, en cierta forma, se consolidó en 1948 con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se consolidó en base a una misión esencial, la promoción de los derechos de todo ser humano. Todo ser humano tiene derecho a la vida, afirma rel artículo tercero de la Declaración. El texto invita a todos los hombres, países y gobernantes a reconocer la dignidad de cada ser humano, cualquiera sea su fuerza, color de su piel, su religión o edad. Todos merecemos reconocimiento por el simple hecho de ser hombres. Y sobre esta base, dice la Declaración, podremos construir nuevas relaciones internacionales, una sociedad de paz y fraternidad.

Si hubo una guerra mundial que terminó en 1945, es que hubo un desconocimiento de las realidad de que todos los seres humanos tenemos derechos inalienables e imperecederos. La Declaración se sitúa en continuidad con todas las grandes declaraciones que han marcado la historia política y jurídica de las naciones occidentales. Por ejemplo, la Declaración de la Independencia de los EEUU (1776), la Constitución de los EEUU (1778), la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciuidadano de Francia (1789), son las declaraciones clásicas. La Declaración de 1948 se sitúa en la tradición más fiel a aquellas Declaraciones que han demostrado su eficacia en el campo del reconocimiento y la promoción de los derechos humanos. Estos derechos se reconocen debido a una actitud moral y antropológica: yo reconozco la realidad de mi semejante y me inclino ante su presencia. Reconozco su dignidad: incluso si está enfermo, está al inicio o al final de su vida, tiene una dignidad igual a la mía.


P.: ¿Qué tipo de Documento es la Declaración de 1948?


+ MS: La Declaración no es un Documento de derecho en el sentido técnico de la palabra, sino que enuncia unos derechos básicos. Pero para que esos derechos básicos sean reconocidos en la práctica , necesitan ser traducidos en textos legales, necesitan ser codificados. Deben ser prolongados en instrumentos jurídicos apropiados, en lo que se llama Derecho positivo. Esto significa que los derechos proclamados en 1948 deben expresarse en leyes para ser aplicadas por los gobiernos de los países, y controladas por el poder judicial. Son, por tanto, dos cosas: La primera, el reconocimiento de la realidad de que los seres humanos tienen la misma dignidad y los mismos derechos básicos, y por otro lado, instrumentos jurídicos que dan una forma concreta, exigible, a esos derechos reconocidos como fundamentales. […] Ahora, hoy en día, la Declaración de 1948, que se inspira nítida y explícitamente en la tradición realista, […] está siendo cuestionada.


P.: ¿De qué tipo de cuestionamiento se trata?


+ MS: Es un cuestionamiento que procede de la influencia de la teoría positivista del Derecho, elaborada sobre todo por un autor llamado Hans Kelsen (1881-1973). Bajo la influencia de Kelsen se extendió una nueva concepción del derecho, y, por tanto, de los derechos humanos. Lo que antes se decía respecto de los derechos innatos del hombre que, por ser hombre, tiene naturalmente derechos, está cuestionado. Todo esto se niega, se coloca entre paréntesis, es despreciado y olvidado. Sólo subsisten las normas jurídicas, sólo subsiste el derecho positivo, prohibiendo cualquier referencia a los derechos que los hombres tienen naturalmente. En este contexto, las determinaciones jurídicas son la única cosa que merece respeto y estudio. Ahora bien, estos ordenamientos jurídicos, estas disposiciones contenidas en los códigos, pueden variar según el parecer de quienes tienen fuerza para definirlas. Son puro producto de la voluntad de quien tiene poder, de quien consigue imponer su visión de lo que es o no derecho humano. De modo que, como es evidente la visión puramente positivista de los derechos humanos, dependen finalmente del arbitrio de quien tiene la posibilidad de imponer su propia concepción de los derechos humanos, ya que no queda ninguna referencia a la verdad, que tiene que ver con la realidad del hombre.


* P.: ¿Qué consecuencias tiene este proceso?


+. MS.: Son trágicas. El positivismo jurídico abre el camino a todas las formas de dictadura. Como decía el propio Kelsen, en la Unión Soviética de Stalin había estado de derecho, ya que había leyes. Era un dictador, pero hacía leyes. ¿Pero qué leyes? La ley era la expresión de su voluntad, de su brutalidad. No tenían referencia a derechos naturales, que serían objeto de una verdad a la que la gente se adhiere y que se impone por su fulgor. La ley en el tiempo de Stalin era el reflejo de la voluntad del más fuerte. Hoy día la ley que permite el aborto, que permite la eutanasia no es algo distinto. Es una ley que permite que venza el más fuerte, que dice: ya que esa es mi voluntad, yo decidiré quien es admitido a la existencia y quien no. Esta mentalidad ha entrado en varias agencias de la ONU. Y la ONU hoy día se está comportando como una superpotencia global, transnacional, en la línea exacta de Kelsen. El mismo decía que las leyes nacionales, las que conocemos como nuestros Códigos nacionales, deben someterse a la aprobación, validación, de un poder piramidal. La validez de las leyes nacionales depende de la validez otorgada, concedida por el poder supranacional a los códigos nacionales, particulares. Esto significa que las naciones quedan totalmente alienadas de su soberanía y los seres humanos de su autonomía. La gente observa esto todos los días en las discusiones parlamentarias. Muchos parlamentos son simplemente teatro de marionetas que ejecutan acciones que proceden desde fuera, cumplen la voluntad de quien impone sus decisiones, eventualmente comprando lo votos, a través de la corrupción.


Todo esto sucede bajo simulacro de la globalización, que merece toda nuestra vigilancia. Sucede que, en la mentalidad de quien se adhiere a esta concepción puramente positivista del derecho, la ley no está al servicio de los hombres y de la comunidad humana; está sólo al servicio de este u otro centro de poder. Este puede ser una nación como los EEUU, pero puede ser sobre todo la trama de voluntades que se aglomeran en las ONU, apoyadas por poderosos ONG, y también por algunas sociedades secretas como la masonería. Esto muestra que hoy en día el derecho internacional tiende a prevalecer sobre los derechos nacionales, a aplastarlos, pues lo está desactivando gradualmente. ¡Es un cosa terrible! Estamos asistiendo al surgimiento de un derecho internacional tiránico, puramente positivista, que ignora los derechos humanos inalienables promulgados en 1948. Y la gente no se da cuenta…


* P.: ¿Estamos ante un nuevo totalitarismo?


+ MS.: Si, porque de ahora en adelante la soberanía de las naciones es pura fachada. Kelsen explica esto muy bien: el derecho internacional que dicta sus leyes a las naciones, debe ser él mismo validado, aprobado, por la cumbre de la pirámide, por la instancia suprema. Veamos un ejemplo: en el momento en que estamos hablando, hay una discusión en la sede de las NU. sobre la introducción o no del aborto como “nuevo derecho humano”. Sería una nueva versión de la declaración de 1948. Una modificación calamitosa, porque introduciría subrepticiamente un principio puramente positivo en una declaración que es antropológica y moral. Allí se colocaría también el derecho a la eutanasia. Sólo quedaría a las naciones particulares ratificar estos “nuevos derechos humanos” emanados de la instancia suprema. Esto significaría que, como referencia a los derechos naturales de los hombres, esta Declaración habría sido desactivada, volviéndose un documento de derecho puramente positivo, que debería ser aplicado por todas las naciones que se adhieran al nuevo texto de o a algún otro documento similar.


Es una cosa pavorosa lo que está a punto de suceder. Y va más allá. La corte Penal i

Internacional, que fue instituida hace algunos años, tendrá como área de competencia juzgar a las naciones o entidades que rechacen reconocer estos “nuevos derechos” inventados o que se inventen. La Iglesia Católica es uno de los posibles blancos de esta Corte Internacional. Ya hubo quien dijo hace años que el papa Juan Pablo II podría haber sido intimado a comparecer ante el tribunal Internacional por oponerse a un “nuevo derecho”, el “derecho” de la mujer al aborto. Una amenaza similar se cierne sobre Benedicto XVI. Y en el campo de la educación sucede lo mismo con la ideología de género. En virtud de un “nuevo derecho humano”, las personas podrían escoger su género. Por tanto, el género debe ser enseñado en las escuelas. Es adoctrinamiento ideológico en gran escala, hasta el punto de que quienes no suscriban esta ideología pueden ser castigados por un tribunal internacional.


* P.: ¿Se discute por tanto un cambio del texto de la Declaración?


+ MS. :La Declaración de 1948 enuncia principios fundamentales. Son verdades primordiales, fundadoras. Nosotros reconocemos este hecho, que el ser humano tiene naturalmente derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad, a casarse, a asociarse, a expresarse libremente, y que eso no depende de la voluntad arbitraria de los hombres. Incluso antes de formar parte de una sociedad política organizada, el hombre ya tiene derechos humanos fundamentales. Y los derechos preceden la ley. Pero el hombre necesita que la sociedad se organice para que esos derechos se apliquen, respetados, y que eventualmente las infracciones sean reprimidas. Todo esto está siendo cuestionado actualmente. Depende de las facciones. Hay una facción a favor del aborto y otra en contra. Pero los que gritan más alto son los partidarios de introducir una modificación en la Declaración de 1948 que alteraría la naturaleza de la Declaración, tanto como la de la propia ONU.


* P.: ¿Esto es fruto únicamente de la manipulación del poder o también de un “oscurecimiento de las conciencias”, utilizando una expresión de Benedicto XVI?


+ MS.: Benedicto XVI tiene motivos de los más sólidos para insistir en el papel y en la pobreza de la razón. Todo lo que acabamos de discutir son problemas de antropología y de moral natural. Hay que señalar que la defensa del ser humano no es un privilegio de la Iglesia: forma parte de las grandes religiones de la humanidad. La necesidad de defender al hombre, de reconocer la dignidad del hombre es una cosa a la que la gente tiene acceso a través del uso correcto de la razón. Por desgracia estamos asistiendo a una perversión de la propia razón. La razón se utiliza para llevarla a las trampas de la misma. El hombre es capaz de ser manipulado, es capaz de ser dominado. En portugués hay una expresión muy bonita, que parece se usa en el candombié (un tipo de santería), para decir eso: la gente puede “hacer la cabeza” de alguien. Es exactamente eso. La razón de un individuo o de un pueblo puede ser desconectada. Y se puede llenar la cabeza de alguien con ideas completamente locas. Es el caso del aborto y la eutanasia.


En Bélgica el aborto fué criminalizado en 1867. Quienes mandaron aprobar esa ley no fueron los católicos, sino los liberales, que en aquella época eran más bien de tendencia masónica, como por cierto sucede hoy. Fueron ellos lo que hicieron esa ley. Los católicos la aprobaron, pero fue iniciativa de los liberales, entonces mayoritarios. Eso significa que la razón funcionaba. La razón le había hecho ver que era vidente que el ser humano debió ser protegido desde su nacimiento. Es una cuestión de razón. Los tiempos han cambiado. Puede alterarse la capacidad de raciocinio. Hoy asistimos a varias maniobras que van en ese sentido. Están los casos del aborto, de la eutanasia, del género. Está el problema de la homosexualidad: hace treinta ños ¿Quién habría pensado en promover un “nuevo derecho” a la homosexualidad? La razón humana es capaz de genialidades, pero tiene también una facultad delicada, vulnerable, frágil, una facultad que puede ser desactivada, adormecida. La peor forma de esclavitud es la esclavitud mental, la esclavitud de la razón, que comporta una consecuencia: el naufragio de la fe, porque no hay acto de fe que no sea razonable. Entonces, si entra en esa confusión mental de decir que el aborto es un derecho, la eutanasia es un derecho, se entra en un proceso que acaba corrompiendo no sólo la razón, sino también su fe.


(Por Alexandre Ribeiro). 30/8/2009).





Algunas reflexiones del blog:


+ Monseñor expresó en esta entrevista conceptos interesantes y aclaratorios , pero como es un funcionario vaticano políticamente correcto, expositor del espíritu del Vati.2, democrático y filo yanqui, le sucede como a otros que denuncian los males del Mundo, únicamente con inciertos argumentos tomados del Mundo, sin evadirse del liberalismo enquistados en el Vati.2; lo que origina una confusión que pacientemente podría y debería dilucidarse.


+ Monseñor Schooyans considera la Declaración de 1948 un arquetipo de beneficios en favor de la humanidad, y que los lamentables acontecimientos que están ocurriendo en nuestros días, desdiciendo su opinión, radican únicamente en que esa Declaración fue bastardeada. La verdad es otra; esa Declaración escrita con espíritu masónico renegó de Dios, y se basó en el liberalismo de los poderosos contra los indefensos. O sea, la Declaración de 1948 y sus fuentes, con la exaltación del poder humano desprendido de las leyes naturales y divinas, conducen inevitablemente, (pues son la causa ), a los cataclismos actuales.


*Esa Declaración atea necesariamente iba a modificarse tarde o temprano, no porque Kelsen la haya interpretado en derecho positivo, sino sólo porque sin Dios no tiene fundamento sólido alguno; no está basada sobre piedra, sino tambaleándose sobre las arenas cambiantes de las arbitrariedades.


+La Declaración fue escrita durante el apogeo de la victoria aliada en la segunda guerra, En tiempos en los cuales Pablo VI pretendía congraciarse con las NU, de espaldas a Dios (como en la nueva Misa); cuando los ‘derechos humanos’ asesinaban nacionalistas; las bombas atómicas y de fósforo caían sobre poblaciones civiles en Japón y Alemania; el dejar hacer a la barbarie del aliado soviético; y pocos años atrás el drama de los cristeros y de los rojos en España; el racismo USA; la Guerra fría, etc. ¡ Y en 1982la pérfida alianza de los usurpadores para impedir que Malvinas sea recuperada por sus dueños legítimos, sin que, por supuesto, intervenga haciendo justicia la ONU!. En fin, violencia y muerte por el mundo en nombre de la libertad, la democracia y los derechos humanos, ante la cínica impavidez de la ONU, y sus `derechos humanos’.


+ La Constitución de USA, fue elaborada por negreros esclavistas, y la francesa fue escrita al pié de la guillotina sangrante. ( y la Argentina sobre la sangre vertida por los unitarios en Caseros! Todas con espíritu masónico, sin mención alguna a los derechos de Dios, pues interferirían con los derechos de los poderosos imperialistas. Desde ese entonces la teoría atea de los derechos humanos derivó inevitablemente en guerras, miseria, vergüenza y terror; desechando los auténticos derechos humanos.


.+ Es desconcertante que mencione la existencia de ciertas naciones “democráticas”. En esta época y en las condiciones políticas actuales es imprudente y no se ajusta de ninguna manera a la realidad. Actualmente no podrían existir naciones democráticas, más bien a todas las así auto-nombradas, los amos les desconocen la soberanía para engrandecer el poder ilimitado de una perversa tiranía mundialista atea y racista. Por otra parte ¡basta, por favor de acusar de los males a los ‘tiranos’ nacionalistas, que generalmente fueron más democráticos que los liberales!


+ Durante la elección de Pablo VI , en dos sesiones había sido consagra Sumo Pontífice el cardenal Siri, pero, se segura, que su candidatura fue eliminada ante la intimación de ‘ciertos’ poderes mundiales de los países ‘democráticos’, propulsores de ‘derechos humanos’, decididos a lanzar sobre el Vaticano unos misiles disuasorios, nombrándose entonces al mismísimo Pablo Vi, a gusto de los ‘aliados’ ¿En la última elección de Francisco el Cónclave se habrá reunido en el Pentágono? Bromas aparte, ¿Tienen tanto poder galicano las democracias liberales y capitalistas sobre el Vaticano?


+ Hoy día la inteligencia de los liberales puede o no funcionar perfectamente, pero ellos expresamente ocultan su raciocinio en uno de los bolsillos, para llenar el otro con los dólares del soborno. La razón liberal interviene para aconsejar la transacción.


+ El conocimiento alimenta la fe, y la ignorancia y el miedo la disminuye, “si no se sabe, tampoco se puede creer”, (Pieper, Garrigú-Lagrange, etc). Pero el Cardenal Ratzinger al denunciar la falta de fe por la falta de estudio, olvida una causa fundamental: él mismo participó en el descalabro de la fe como miembro prominente del Vaticano II, con su flamante y asombrosa teología, dejándola esmirriada por la manía de cambios arbitrarios, modificaciones ecuménicas, reuniones cuasi burlescas como la de Asís, falta de espíritu apostólico, el repudio, en fin, a lo que se creyó siempre, lo mismo y en todo lugar, por ser palabra de Dios.

Dejando la imagen de una religión protestantizada, ‘opinóloga’, actualizándose sobre la marcha por falta de convicciones firmes, derrotada por el poder del Mundo. ¿Quién va a adherir a una religión humanamente asustada, arrepentida, pidiendo disculpa por su dogmatismo, que pretende, para sobrevivir, adherir a los males del Mundo? ¡Eso no es humildad! ¡Tampoco los es fotografiarse viajando en subte , Bergoglio! ¿Con ese lloriqueante criterio acaso algún misionero podría hacer apostolado?-









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