ABOGADOS
LAS AVES NEGRAS DEVORAN CADÁVERES.
“LA ABSOLUTA INCAPACIDAD E INEFICACIA PARA GOBERNAR Y
ACTUAR EN POLÍTICA”
Me referí en otra
oportunidad a la mala fama popular de los abogados, ¡Guay de caer en esas
manos! Pues son inmisericordes, capaces de dejar a sus clientes en un estado más
deplorable que cuando entraron en el estudio. ¿Cómo encontrar alguno honesto? La misma crítica podría hacer a los demás profesionales:
médicos, ingenieros, economistas, etc. Verdaderas plagas morales. Casi sin excepción.
Es que todas ellas mamaron de la Reforma universitaria marxista, materialista, moralmente
y políticamente subversiva, donde se aprende a ganar dinero, sea como sea, sacándoselo
impunemente al que más necesita de él. Allí, los futuros dirigentes comienzan a
rendir culto al dios Mamón. Se acabó la vocación profesional, generosa,
caritativa, de hacer el bien, al renegar de la moral cristiana. Las
consecuencias son dramáticas, como comprobamos a nuestro alrededor.
En esta nota me
refiero a los abogados por la afinidad de esta profesión con la política. Y sin
ser en absoluto especialista en el tema, los critico contemplando sencillamente
la lista de abogados ocupando cargos políticos, principalmente en el Congreso,
advirtiendo que su preponderancia es total; y que su gestión, de acuerdo al
estado en que se encuentra el país ha sido y es históricamente nefasta. Contra el Bien común y la
recuperación nacional. Y contra hechos no valen argumentos. Se han adueñado
de la política desde añares. Mariano Moreno, quizá el primer abogado de los
intereses británicos en el Río de la Plata, ofreció sus servicios profesionales
para defender los intereses de su cliente, Inglaterra, justicia y patriotismo
aparte, sin respetar los intereses nacionales.
Ramón Doll trae
unas observaciones sobre la clase abogadil, muy válidas, hoy más que nunca, afirmando
que, en sí, la profesión de abogado inhabilita para la función política.
Apoyando lo que enseña Doll yo afirmo que además de estar inhabilitados por su despreocupación
patriótica, también lo están, y cada vez más agravado, por la corrupción ética
de muchos de ellos. Son Aves negras que, de manera semejante a como exprimen a
sus clientes en el estudio, exprimen al país desde el cargo político. El
sistema partidocrático les permite caer fácilmente como aves negras sobre la
Nación.
Considerando los años en que han defraudado y
traicionado al país y al pueblo. mientras ocupaban los sillones parlamentarios,
ejerciendo una política maquiavélica, ineficaz, corrupta, en defensa del
Partido y del Régimen, sin importarles la Nación, son culpables y deberían ser
procesados.
A continuación
algunas frases del artículo del gran nacionalista: “El gobierno de la clase abogadil”. (Dictio, pg. 54).
RAMÓN DOLL
“[…] Los abogados en la política argentina han sido
sencillamente nefastos. Es curioso que, así como se ha trabajado a la opinión
pública durante muchos años para enseñarle a temer al militarismo (predominio
en el gobierno de un espíritu profesional que encarnan los militares), no se
haya denunciado nunca y se haya silenciado arteramente este otro espíritu
profesional, mucho más antisocial, y que podría llamarse el curialismo, producto de la abundancia de
abogados en el manejo de la cosa pública. Gremio por gremio, es mucho más
peligroso el de los abogados que el de los militares, cuando interviene en
política; y en la República Argentina bastaría recordar que, hace apenas un
siglo, mientras los militares ganaban con su espada la Banda Oriental, los
abogados la perdían como unos imbéciles ante la diplomacia brasileña.
“Digamos, a fuer de sinceros, que militarismo no ha existido nunca en nuestro país, y, en cambio, curialismo o abogadismo eso sí ha existido desde el 53 en adelante. ¿Quién puede
negarlo?
“[…] Lo que sostenemos es que el gremio abogadil conforma
la mentalidad de sus miembros de tal manera que los hace ineptos, peligrosos y
perjudiciales, para la cosa pública.
“[…] Considérese que el abogado tiene por función propia
la defensa de lo particular, lo individual, lo excepcional, diríamos. Al hablar
así no queremos decir que el abogado tenga por misión defender todo aquello que
se halla en pugna con la llamada cosa pública o con lo que suele denominarse
interés público o social, por oposición a los derechos de los particulares. No.
Sabemos que la protección de los intereses particulares es también de alto
interés público o social. Lo que queremos decir es que el abogado tiene
forzosamente que perder de vista y se acostumbra a desentenderse de toda preocupación
sobre los intereses generales de la sociedad, porque su oficio lo habitúa
profesionalmente a poner su atención en el beneficio o ventaja individual que
una norma general proporcional a su cliente.
“[…] Los abogados han llevado a la política argentina el
abominable aire, superficialmente agitado, de los negocios.
Etc.
Acentuando lo escrito, Juan Octavio Lauze, en su
excelente artículo “Representatividad”, publicado en la revista Verbo Nº 205,
expone las condiciones que deben brillar en un hombre que realiza funciones públicas:
“El individuo como tal, sólo en comunidad, no tiene
competencia en lo público. Esta afirmación debería invitar a la discreción a
los censores particulares en política. La condición de hombre público postula
una mentalidad diferente, a la cual incluye como elemento primordial el
renunciamiento a lo particular (la parte se sacrifica por el todo). Supone
entonces una virtud específica y de grado sobresaliente a la par de requerir
una gracia de estado. Ver las cosas con magnanimidad, llevar el peso del
gobierno con longanimidad (sin los apuros de los egoístas), (el saber adecuarse
con el tiempo siendo la característica de los prudentes en política), no
dejarse atrapar por las querellas particulares, no ejercer su autoridad por un partido más que por otro,
asumir todo lo bueno y lo legítimo de donde venga, enfrentar los malos
ciudadanos y los grupos subversivos, no aprovechar de su posición para servirse
a sí mismo, etc… no son actitudes vulgares, sino escasas, fruto de una larga
preparación desde la familia y de un largo ejercicio de la función pública.
Las malas costumbres democráticas hicieron creer que el
ejercicio del Poder público es accesible a cualquiera ¡Horrible pretensión ésta
y nefasta presunción! Otra manera de rebajar a Dios y a su autoridad y de
nivelarlos con lo más bajo, de instalar la subversión en el dominio público”.
Nota del
blog: Ni la escuela y menos la universidad, (y actualmente ni siquiera las
familias, saturadas de TV basura), preparan moral y patrioticamente para la función pública, enseñando
la misión política por excelencia: servir al Bien común. Por tanto, es
indispensable la creación de escuelas de alto nivel, inspiradas en la auténtica
tradición histórica argentina, federal y católica, para la formación de
políticos instruidos y patriotas. Como
existen en los países soberanos. Vana esperanza, pero aún viva. Más que
nunca necesarias, pero, debido a la corrupción generalizada en las altas
esferas, cada vez más difícil de concretar.
Tengo un amigo abogado
ResponderEliminarTengo un amigo abogado
Considerado impoluto
El tema es que cuando le hablo
Me siento como un boluto.
¡Que tal ley y tal decreto
Fluido le salen cual flores!
Más al no entender ni pepa
Me siento un gran alcornoque.
Con un problema legal
Por amigo y porque es boga
Humilde le fui a pedir
¡Favor tírame una soga!.
No te preocupes que a esto
Lo resuelvo en unos días
Te cuento, tengo un gomía
Que conoce a “señoría”.
Contento me fui a dormir
Ante tamaña promesa
¡Mi amigo el boga me ayuda
¡Ya tengo a salvo mi empresa!
“Tenemos un problemita”
Me advirtió desde el juzgado
No te preocupes que apelo
¡Y si no gano la empato!
Tu sabes que los decretos
Más edictos y sentencias
Embrollan un poco todo
¡No temas! ¡Tengo experiencia!
Y es así amigos míos
Escribo desde la celda
El boga siempre me alienta
Que apelará con más fuerza.
Y si mi esposa me llama
De mi casa me consuela
¡Menos mal que él la cuida!
¡Mientras cumplo mi condena!
“Por eso amigos les digo
Cuidado con estos bogas
Todavía debo honorarios
Y estoy en cana y en bolas”.
Aldo 19 set 2012