lunes, 5 de febrero de 2018

“LA MASONERÍA ES LA FILOSOFÍA DEL LIBERALISMO”

“Todos los gobiernos obedecen a los decretos de las logias masónicas”
“El liberalismo lleva por su inclinación natural al totalitarismo y a la revolución comunista”
A continuación las razones principales por las que denunciamos a MAKRI, con su empedernido liberalismo, como uno de los postreros ‘Kerensky’ en la política argentina.

Monseñor Marcel Lefebvre

Naturalismo, racionalismo, liberalismo.
P

odéis ver desde ya, como todos esos errores están entrelazados los unos con los otros: liberalismo, naturalismo, racionalismo, no son más que aspectos complementarios de lo que debe llamarse la Revolución. Allí donde la recta razón esclarecida por la fe, no ve más que armonía y subordinación, la razón deificada cava abismos y levanta murallas: la naturaleza sin la gracia, la prosperidad material sin la búsqueda de bienes eternos, el poder civil separado del poder eclesiástico, la política sin Dios ni Jesucristo, los derechos del hombre contra los derechos de Dios, la libertad, en fin, sin la verdad.

Con ese espíritu se hizo la Revolución que se preparaba desde hacía ya más de dos siglos en los espíritus, como he tratado de mostraros, pero sólo a fines del siglo XVIII culmina y da sus frutos decisivos: los frutos políticos, gracias a los escritos delos filósofos, de los enciclopedistas, y de una actividad inimaginable de la masonería, que en algunas décadas había penetrado y establecido núcleos en el seno de toda la clase dirigente.

La Masonería propagadora de esos errores.

Con qué precisión y clarividencia los Soberanos Pontífices denunciaron esta empresa, el Papa León XIII lo demuestra en “Quod Apostolici” encíclica ya citada, y también en la “Humanun Genus” del 20 de aqosto de 1884 sobre la secta de los masones:

“En nuestros días, todos los que favorecen la peor parte parecen conspirar a una y pelean con la mayor vehemencia, siéndoles guía y auxilio la sociedad que llaman de los Masones extensamente dilatada y firmemente constituida. (…) Los Romanos Pontífices, Nuestros Antecesores, velando solícitos por la salvación del pueblo cristiano, conocieron bien pronto quién era y qué quería este capital enemigo apenas asomaba entre las tinieblas de su oculta conjugación (…)”

[Luego de mencionar las condenas de los Papas, continúa Monseñor Lefebvre]:

Después, deplorando la poca cuenta que han tenido los gobernantes de tan graves advertencias, León XIII constata los progresos espantosos de la secta:

“Vemos como resultado que en el espacio de un siglo y medio la secta de los masones ha hecho increíbles progresos. Empleando a la vez la audacia y la astucia ha invadido todos los rangos de la Jerarquía social y a comenzado a tomar, en el seno de los Estados modernos, un poder que equivale a la soberanía”.

¡Qué diría ahora cuando todos los gobiernos obedecen a los decretos de las logias masónicas! (Tampoco se debe excluir a los países comunistas, ya que el partido comunista es simplemente una sociedad masónica, con la única diferencia que es perfectamente legal y pública). Ahora mismo en el asalto de la Jerarquía de la Iglesia, el espíritu masónico o la masonería misma progresan sólidamente. Volveremos sobre este tema.

¿Qué es entonces el espíritu masónico? Helo aquí declarado en pocas palabras por boca del senador Goblet d’Aviello, miembro del Gran Oriente de Bélgica, hablando el 5 de agosto de 1877 a la logia de los Amigos Filantrópicos de Bruselas:

“Decid a los neófitos que la Masonería… es ante todo una escuela de vulgarización y perfeccionamiento, una espacie de laboratorio donde las grandes ideas de la época vienen a combinarse y a afirmarse para esparcirse en el mundo profano bajo una forma palpable y práctica. Decidles, en una palabra, que somos la filosofía del liberalismo”…*


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