REPETIREMOS HASTA EL CANSANCIO: EL
IMPERIALISMO YANQUI Y EL SOVIÉTICO PLANEABAN EL MISMO FIN: EL DOMINIO MUNDIAL
SOBRE PAÍSES ESCLAVIZADOS. A TAL EFECTO, LOS ALIADOS PROVOCARON
SUBREPTICIAMENTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL CONTRA ALEMANIA, NO POR RAZONES HUMANITARIAS,
NI RACIALES, NI DEMOCRÁTICAS, NI LIBERALES, NI ANTI-IMPERIALISTAS, CON LAS QUE
SE LLENABAN LA BOCA MENTIROSA, SINO PORQUE ALEMANIA DIFUNDÍA POR EL MUNDO, CON
SU EJEMPLO, LA POLÍTICA NACIONALISTA DE EXALTAR LAS INDIVIDUALIDADES PROPIAS DE
CADA PUEBLO; CONVIRTIÉNDOSE EN EL
OBSTÁCULO QUE IMPEDÍA LA INSTAURACIÓN DEL PODER PURITANO-TALMÚDICO GLOBALIZADOR.
COMO AFIRMABA EL PROFESOR GENTA, AMBOS FICTICIOS POLOS ALIADOS, TANTO EL
PURITANISMO-“AMERICANISTA” YANQUI, JUDEO-CALVINISTA, COMO EL MESIANISMO ESLAVO, (¿LO ACTUALIZARÁ PUTIN?) ,
DEPENDÍAN DE UN MALIGNO PODER UNIVERSAL QUE LOS GOBERNABA SECRETAMENTE, (TAL
CUAL HOY DÍA), CON EL MISMO PROPÓSITO: VOLCAR SOBRE EL MUNDO, LUEGO DE LA VIL TRAMOYA
DE YALTA, EL MISMO HORROR DESTRUCTOR QUE LE IMPUTABAN A LOS ALEMANES;
PRETENDIENDO ASÍ JUSTIFICAR EL ANIQUILAMIENTO DE ALEMANIA Y DE LOS NACIONALISMOS POR EL MUNDO.
EN ESTE ARTÍCULO, PUBLICADO EN LA REVISTA “DINÁMICA SOCIAL”, EN SEPTIEMBRE
DE 1954, EL PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA, GEORGE USCATESCU, DENUNCIA LA POLÍTICA BOCHEVIQUE CONSISTENTE EN DESARRAIGAR
LA EXISTENCIA REAL DE RUMANIA, DEGRADÁNDOLA COMO UNA COLONIA COMUNISTA AMORFA,
INDIFERENTE, INDEFINIDA, INSUSTANCIAL, VACIÁNDOLA DE SU AUTÉNTICA PERSONALIDAD SOBERANA.
COMO ES EVIDENTE, SE TRATA DE UNA POLÍTICA GLOBALIZADORA SEMEJANTE, A LA
QUE ACTUALMENTE CONTINÚA EJECUTANDO EEUU. (Y “ALIADOS”) CONTRA NUESTRO PAÍS;
AUNQUE CON UNA TÁCTICA DISTINTA, PUES LUEGO DE MÁS DE CIENTO CINCUENTA AÑOS DE
LIBERALISMO DESCASTADOR EN EL GOBIERNO, DE FALSIFICACIÓN DE NUESTRA HISTORIA Y
TRADICIONES, DE REPUDIAR NUESTRO ORIGEN HISPANO, OCULTANDO NUESTRAS GLORIAS
CONTRA EL IMPERIALISMO INGLÉS. RECIBIENDO TODA LA BASURA DEL MUNDO A CAMBIO DE
NUESTRA SOBERANÍA, ARGENTINA ESTÁ INERME Y PROPENSA, PACÍFICAMENTE, A ADMITIR
CUALQUIER PLAN GLOBALIZADOR PARA CONTINUAR SOMETIDA ¡CON LA COMPLICIDAD DE
CIPAYOS NATIVOS!
DE MANERA SEMEJANTE PUEDE EXPLICARSE LA ACTUAL EMIGRACIÓN MASIVA DE
MUSULMANES HACIA EUROPA.
EL DRAMA DE LA EUROPA “AUSENTE”.
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urante la segunda mitad del siglo pasado, la idea latina
como fórmula cultural integradora tuvo muchos entusiastas adeptos. Desde
Provenza, pequeño y puro rincón de latinidad, patria de uno de los mejores
momentos líricos de Occidente, Federico Mistral, lanzó un vibrante mensaje de
latinidad viva, dinámica universal. A partir de entonces, poetas y escritores ilustres de Francia, Italia,
España, Hispanoamérica y Rumania han ido guardando una constante fidelidad a
ese mensaje u otros parecidos.
En realidad, en los últimos congresos de unión latina, todos los pueblos
latinos han tenido una presencia normal. Sus gobiernos se han sentido hasta
cierto punto por lo menos identificados con este nuevo modo de resucitar y actualizar un concepto prometedor, sobre todo en esta época en que
se busca principalmente criterios unitivos y modos universales de integración.
Todos, menos uno. El pueblo rumano no ha podido tener en esos congresos una
presencia normal. Nación mártir de una Europa “ausente”, Rumania representa hoy
en el ámbito de una idea latina nuevamente en marcha la intimidad “ausente”.
Por ello, ella no ha podido aportar ideas concretas, fórmulas de organización
visibles, proyectos de hacer de la idea latina argamasa para un nuevo orden
mundial pacífico.
Es verdaderamente curioso, al menos así lo parecerá a muchos protagonistas
nuevos de la idea latina en marcha, que en pleno siglo XX, la latinidad siga
siendo una realidad tal, que hasta se la puede declarar en peligro. Sin
embargo, la Rumania de hoy representa simplemente esto: la idea latina en peligro de muerte. Y es porque, mientras los
demás pueblos latinos, en sus momentos cruciales, han podido o pueden aún
remontarse a realidades históricas y espirituales, que no fuesen la idea latina
en sus formas genuinas o que fuesen simplemente variantes de la idea latina en
aquellas formas suyas genuinas, el pueblo rumano se puede decir que ha encontrado
siempre en esta idea su ancla histórica
de salvación. Cada vez que a lo largo de
su azarosa vida, se ha luchado contra sus perfiles culturales y humanos, el
enemigo, consciente del lugar donde tenía que asestar los golpes más fuertes,
para plegar las más vigorosas resistencias, atacaba con mayor furia o la más
hábil insidia, precisamente lo que había de latino en aquellos perfiles y modos culturales y humanos.
Desde su misma cuna estos perfiles latinos tuvieron que ser defendidos
tanto en la vida como en la tierra y el rebaño. Las invasiones bárbaras
amenazaron siempre este último trozo de latinidad con su mismo
desencadenamiento arrollador de proporciones cósmicas. El pueblo rumano
defiende su latinidad con medios similares. Con sus instintos vitales, con sus
fuerzas de ahínco en las tradiciones y el idioma. Pasan los siglos y la
latinidad del pueblo rumano se halla amenazada ya no por fuerzas inconscientes,
casi movidas por la naturaleza misma. Contra esta latinidad, milagrosamente
defendida, se lanzan ahora ideas y doctrinas.
La primera es la idea eslava. Durante siglo ella intenta aplastar la
realidad espiritual romana de Oriente, rodeada por todas partes de pueblos
eslavos. Sometiéndola a una existencia mísera y oscura, a un terrible silencio
cultural. Luego esta misma idea eslava, movilizada al servicio de una doctrina
política imperialista, conocida más tarde por paneslavismo, ataca de frente la
latinidad del pueblo rumano. En la época post-renacentista la latinidad deviene
para los rumanos autoconciencia cultural
dinámica.
La fase silenciosa está superada y formas culturales objetivas surgen por
milagro en medio del océano de pueblos eslavos. Tan es así que en pleno siglo
XVIII, Catalina II “la Grande”, emperatriz de Rusia, quiere crear allí un reino
“de la Dacia”, con su favorito Potemkin como Rey. Estamos en plena fase de la
lucha insidiosa, en la cual para emprender la etapa de exterminio total del
único pueblo capaz de frenar la “unión de todos los eslavos” por su simple
presencia física, había que reconocer sus orígenes romanos y sus perfiles,
precisamente aquellos orígenes y perfiles que luego habría que destruir.
Pero el pueblo rumano tuvo que defender con todos sus resortes vitales su
latinidad, no sólo contra la idea eslava. Después del peligro turco, en su fase
virulenta, el pueblo y la cultura rumana registran , a lo largo de los siglos
XVII y XVIII, el peligro griego, es decir, de grecización de su cultura y su
espíritu, de su mentalidad y su idioma.
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esta lucha no ha cesado nunca.
Cuando en pleno siglo XIX, la cultura, la filología y la historiografía
occidental reconocen plenamente no sólo la latinidad “de facto” del pueblo
rumano sino su permanencia dentro de los
mismos horizontes geográficos, sin interrupción, desde el año 106, cuando el
emperador Trajano conquista la Dacia y crea la más oriental Provincias del Imperio, el historiador alemán Roessler,
al servicio de una tesis política que tenía todo, menos una preocupación de objetividad
científica, seguido por toda una ”escuela” del mismo carácter, viene a demostrar
que para el pueblo rumano la idea latina sigue siendo una idea de combate.
Desde luego, los rumanos ya no necesitaban defender esta idea y la doctrina
de la continuidad en el espacio actual, sin interrupción, durante casi dos mil
años. Se estaba en plena vigencia del principio de las nacionalidades y las
razones políticas se puede decir que ya no necesitaban de razones históricas. A
pesar de ello, los historiadores y los filólogos rumanos defendieron la idea de
la “continuidad” romana, con un tesón, con un “pathos”, que demostraba aún que
los rumanos siguen entendiendo la latinidad como algo dinámico, que implica
lucha en todos los terrenos. Y la realidad es que la más seria y más objetiva
ciencia histórica europea, los siguió y apoyó eficazmente en la tarea.
Hasta nuestros días la latinidad ha seguido siendo una idea en marcha, uno
de los elementos motores tanto en las tareas culturales importantes como en la
conciencia popular difusa. Y con esta
idea en marcha se han enfrentado los rumanos con el mayor peligro de su
historia. El peligro de su desfiguración espiritual llevado hoy a cabo por la
intensa obra rusificadora y
deslatinizadora del pueblo rumano,
convertido en uno de los pueblos cautivos más trágicamente probados por el
destino.
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uando las tropas rusas invadieron Rumania como consecuencia de la guerra y
el llamado armisticio del 23 de agosto de 1944, una política rusa
tradicional volvió a tener actualidad
plena y trágica. Mientras para todos los demás pueblos ocupados en la Europa
“ausente”, el problema básico es simplemente sovietizar, introduciendo
ampliamente instituciones y modos de vida ensayados en Rusia durante treinta
años, en Rumania se planteó desde el primer momento, un doble orden de
cuestiones. Primero se trataba de rusificar al pueblo rumano. En segundo lugar,
había que someterlo a la presión y desfiguradora sovietizadora.
Rusificar significa y ha significado desde que Rusia hizo su aparición –y
lo hizo cuando el pueblo rumano llevaba dieciséis siglos en el mismo espacio
geográfico- en los confines del pueblo rumano destruir su latinidad no sólo
como realidad presente sino como conciencia histórica. Los zares rusos, tan
propensos, por el mismo desquiciado mesianismo y profetismo del pueblo ruso, a
perspectivas conquistadoras, propugnan en sus múltiples “testamentos” la
necesidad de borrar del mapa al pueblo rumano, con el fin de que los eslavos
del Norte y del Sur puedan unirse. Mientras Constantinopla sigue siendo el
sueño dorado de la política rusa, los rumanos tenían que ser suprimidos
radicalmente o convertidos en un pueblo eslavo más.
Durante la primera guerra mundial, en plena ”alianza” ruso-rumana contra
los imperios centrales, esta preocupación rusa adquiere formas verdaderamente
frenéticas. Las recientes “Memorias” del entonces Ministro de Francia en
Bucarest, Conde de Saint Aulaire, consagran una gran cantidad de páginas a este
dramático problema.
La confirmación, una vez más, por parte del pueblo rumano, de que el
“aliado” persigue una destrucción suya mucho más radical que el mismo enemigo
de enfrente. Durante más de un siglo de ocupación de la Besarabia rumana, desde
el 1812 hasta el 1918, el imperio de los zares pone en práctica todos los
medios, para borrar cualquier rasgo de latinidad entre los rumanos oprimidos.
En lenguaje moscovita hasta el nombre de “rumano” desaparece, para designar a la
única minoría de origen latino comprendida en el imperio de los zares. Y los
comunistas han heredado también esta costumbre, al heredar y multiplicar los
métodos de rusificación zarista.
En efecto, a los rumanos de la Besarabia y la Transistria, ni la propaganda
zarista, ni tampoco la de los comunistas, jamás llamaron por su nombre, capaz
de sugerir su ascendencia romana. Han sido llamados siempre y siguen llamándose
“moldavos”.
En esta forma se ha sabido últimamente que miles de campesinos “moldavos” de
la Besaravia rumana, han sido trasladados a la región de Arhangelsk, en las
desoladas y lunares tierras árticas, donde forman grandes colectividades
agrícolas porque, desde luego, llevando al último extremo los métodos de
rusificación zarista, el comunismo emplea los desplazamientos masivos de
población como el método más eficaz en su obra rusificadora. La Dobruja rumana
se ha convertido en muy pocos años en una región mitad rusa mitad rumana. El
puerto de Constantza ha doblado su población por los rusos establecidos allí.
Los cambios de población rumana, de las fronteras occidentales de Rumania, con
población rusa traída del Este han sido ampliamente practicados. Por lo que se
refiere a la población de la Besarabia y la Bucovina del Norte, oficialmente anexionadas
a la URSS, la acción rusificadora mediante este método ha alcanzado
proporciones escalofriantes, que ni siquiera la propia propaganda comunista
tiene el pudor de ocultar.
Pero acaso más dramática que esta rusificación física, es la obra de eslavización
y rusificación cultural y moral en toda Rumania. Para ello ningún método ha
sido despreciado. La obra y las personas de todos los historiadores, filólogos
y escritores rumanos, que es como decir la obra y las personas de todos ellos,
vivos o muertos, que habían estudiado y
puesto de relieve la latinidad de este pueblo, en su ascendencia, tradiciones,
costumbres e idioma, han sido perseguidas sin descanso. Los archivos han sido
destruidos, las bibliotecas han sido “depuradas” al máximo, las obras de
investigación o literatura mutiladas hasta la desfiguración.
Se trataba de enseñar, en primer lugar, a las actuales y futuras
generaciones rumanas, que su pasado ha sido simplemente, el pasado de uno de
tantos pueblos eslavos. Lo que significa –por muy absurdo que parezca el
paralelismo- que una hipotética invasión árabe sustituiría por métodos
soviéticos , únicos en el mundo, la tradición racial y cultural iberolatina de España y hasta su mismo
idioma, por esquemas correspondientes árabes, en virtud de la conocida convivencia arábigo-hispana.
De esta forma, se trata en primer lugar de demostrar que la cultura rumana
en sus orígenes, ha sido una cultura eslava. Se trata de hacer diluir
gradualmente la idea de los orígenes del pueblo rumano. Los manuales de
historia utilizados hoy en Rumania – el célebre manual Roller confeccionado
según modelos rusos de manuales únicos- escamotea casi por completo los
orígenes del pueblo rumano. La conquista de la Dacia por Trajano, la
colonización romana, la azarosa vida de este nuevo pueblo europeo durante las
invasiones bárbaras, han de ser ignoradas por las nuevas generaciones.
Las ulteriores formaciones estatales medievales rumanas, son convertidas en
formaciones eslavas en este nuevo sistema educativo. Los momentos más gloriosos
de la historia rumana son también escamoteados y sustituidos, cuando es
imposible hacerlo por la glorificación de lo eslavo y lo ruso, por híbridas
interpretaciones de la lucha de clases. Los últimos tres siglos de la historia
nacional rumana, cuando este pueblo no tuvo peor amenaza para su misma
existencia que la amenaza rusa, son convertidos en simples reflejos de la
historia rusa. Y a los jóvenes en las
escuelas se les enseña, con absoluto desprecio de la más elemental verdad
histórica, que el pueblo rumano no ha tenido otro amigo y “protector” en esta
época, que al pueblo y la política de los zares.
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estruir primero la idea de una latinidad originaria. Destruir en segundo
término la idea de toda continuidad cultural, religiosa y hasta idiomática
latina. Destruir todo rasgo propio de la historia nacional de un pueblo siempre
en combate, siempre vigilante en las fronteras de Europa. Pero donde más
dramática se plantea la lucha contra esta realidad latina, es decir, contra las
esencias íntimas del pueblo rumano, es en la incesante campaña de desfiguración
de su idioma. El problema es central. Porque borrado todo recuerdo histórico
–si esto es posible en plena acción stajanovista de los educadores comunistas
de la Rumania de hoy-, destruido todo nexo espiritual con un pasado de glorias y
dolores personales, queda en pie un certificado vivo, actual, capaz de
desmentir toda ofensiva deslatinizadora del pueblo rumano. Es su propio idioma.
Y el idioma es de por sí todo un mundo.
De sugerencias y de evocaciones, de modos se sentir y pensar, de
afinidades y elevaciones. Y en el idioma rumano perdura el milagro de su
romanidad.
Ahora bien, la lucha deslatinizadora de las tradiciones, instituciones y
bienes culturales rumanos culmina con la lucha encarnizada contra el mismo
idioma. Durante los últimos años no ha podido aparecer un solo estudio
filológico en Rumania que no proclame el carácter preponderantemente eslavo del
idioma rumano. Los diccionarios amenazan con la muerte a miles de palabras con
casi veinte siglos de existencia, la gran movilidad del rumano para integrar
también centenares de neologismos, naturalmente aceptados provenientes de los
idiomas neolatinos, se halla también víctima del dogmatismo de las “normas” eslavistas.
Las revistas y los estudios lingüísticos publicados durante los últimos
años en Rumania podrían provocar la enorme carcajada de todos los filólogos
romanistas del mundo libre, si bajo su letra fría y estúpida no se percibiera
la enorme tragedia espiritual de un pueblo sometido a la incalculable
esclavitud de las normas. Todo ello culminando en la absurda invasión en el idioma de tecnicismos soviéticos. En pocos años
ellos han invadido la prensa, la radio, las novelas, la poesía misma. Bajo su
signo todo ímpetu creador ha desaparecido. Porque nadie había visto hasta ahora
la palpitante tragedia de un idioma, cuando la palabra deja de ser expresión
del espíritu y se convierte en monstruo y verdadera letra muerta.
¿Sobrevivirá el pueblo rumano a esta ofensiva implacable deslatinizadora,
que equivale a la muerte de lo último que puede morir en el seno de una
colectividad, su patrimonio espiritual, sus lazos con realidades
transcendentes?+.
George Uscatescu
¡Toda esa zona del este de Europa está llena de mezquitas!! miren los videos en youtobe de una mejicana, Gris Aminah, ex católica, que ahora se pasó al islam, se casó con un turco y en viajes recientes por esas regiones de los Balcanes se advierte tal cantidad de mezquitas que asusta.
ResponderEliminarLástima que el nacionalismo alemán tuvo un fondo pagano.
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