DOCTRINA NACIONALISTA
Jordán Bruno Genta
APÉNDICE DEL
LIBRO “EL NACIONALISMO ARGENTINO”, EDITORIAL CULTURA ARGENTINA.
A PROPÓSITO DEL SOCIALISMO
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demostrado que el ateísmo sistemático es la raíz y la esencia tanto del Capitalismo liberal como
del Socialismo marxista. Hemos
concluido también que el Socialismo
marxista es el instrumento ideológico más eficaz para consolidar el
Imperialismo Internacional del Dinero.
Es un hecho
notorio que la
Revolución Rusa fue financiada a lo largo de su preparación y
estallido final por la Banca Khun ,
Loeb y Co., cuyos directores incluían a Jacobo Schiff y Warburg, emparentados
entre sí. Pero el hecho más significativo, de una coincidencia esencial, es que
la construcción socialista de la Economía
Soviética ha sido y continúa siendo obra de los mayores
consorcios capitalistas de América y Europa, tanto en la parte financiera como
en la parte técnica.
El aporte
soviético ha sido y es el trabajo forzado de la población, conforme a la imagen
de la economía socialista que ha anticipado Lenin:
“Toda la
sociedad será una sola oficina y una sola fábrica, con trabajo igual, salario
igual y condiciones iguales… Y esta disciplina
febril se hará extensiva a toda la humanidad” (“El Estado y la Revolución ”).
El Sr. Robert
Klinck resume y comenta un importante libro sobre el tema en cuestión, “Western Technology and Sovit Economic
Development”, 1917 a 1930, cuyo autor es el profesor Anthony Sutton,
edición de la Hoover Institution
on War, Revolution and Peace, Universidad de Stanford, año 1968.
“En esta
estudio cuidadosamente documentado, basado en informaciones de múltiples fuentes,
ha mostrado que la idea de la
construcción socialista de la economía soviética es una pura ficción. No
ha sido el genio de Lenin ni el de Stalin, ni el celo de los trabajadores bajo la Dictadura del
Proletariado, ni el grandioso Plan Quinquenal, los que han reconstruido el
aparato productivo de Rusia. Esto fue realizado por esos mismo
supercapitalistas que los bolcheviques declaran ser sus enemigos mortales”.
Su análisis ha
conducido a Sutton a concluir que el Primer Plan Quinquenal, comenzado en 1928,
era un mito creado por la propaganda, en el sentido de que casi todos los
proyectores mayores comprendidos en el plan fueron concebidos por Compañías
Americanas”. Más adelante agrega: “Por lo menos el 95% de las estructuras
industriales soviéticas han recibido ayuda de las Compañías del Oeste”.
Las
concesiones se hicieron en la forma de mecanismos contractuales, por los cuales
las firmas americanas y europeas, organizaban y financiaban a las empresas
industriales, dejando su aplicación a organismos soviéticos. En otros casos se
agregaba la ayuda técnica.
Veamos, por
ejemplo, lo ocurrido con la explotación del petróleo. Desde el año 1921, el
gobierno soviético importa cantidades masivas de equipos de explotación,
suministrados por la
International Barnsdall Corporation y la Lucey Manufactruring
Co.
En el mismo
sentido, Hill Electrical Drill (USA), EMSCO (USA), la Metropolitan Vickers
(auxiliar británica de la
Westinghouse ) y la General Electric , participaron
ampliamente en el equipamiento de los campos de petróleo de Baku y de Grozny.
Se financiaron también las refinerías y las obras hidroeléctricas.
Lo mismo ha
ocurrido con la explotación del carbón, del hierro, del cobre, del aluminio,
con la industrialización de la agricultura, de la madera, con la producción de
maquinarias y de energía eléctrica. Numerosas compañías americanas europeas y
japoneses han obtenido concesiones para el
desarrollo de la economía socialista en Rusia. Loa nombres más representativos
de la plutocracia internacional, como Rockefeller, Tyssen, Rathenau, figuran en
la promoción de la economía soviética.
No es paradójico, sino que responde a la más
pura lógica de la identidad, la decisiva contribución de la plutocracia
internacional al triunfo, consolidación y
expansión del Socialismo marxista o Comunismo ateo.
La perfecta coincidencia entre Capitalismo
liberal y Socialismo marxista, explica la coexistencia pacífica y el pluralismo
ideológico que se proclama oficialmente
en la en la actualidad; pero nada puede ilustrar mejor
las dos caras de la misma moneda falsa, con la confrontación gráfica del
programa marxista con el que expuso el plutócrata Rathenau en sus dos obras:
“In Days to Come” (1917) y “The New Economy” (1918):
Marx: 1. Abolición de la propiedad privada. Un impuesto
sobre la renta, progresivo y arrasador.
Rathenau: 1. Toda
propiedad privada deberá ser abolida progresivamente por las tasas sobre la
propiedad y el impuesto sobre la renta.
M: 2: Abolición del derecho de herencia.
R: 2. El derecho de herencia reducido al extremo.
M: 3. Centralización del crédito en manos del Estado.
R: 3. El Estado en su calidad de banquero absorberá todo el beneficio neto de la industria
tasando el consumo, la renta y la propiedad.
M: 4.Centralización de los medios de transporte y
comunicación en manos del Estado.
R: 4. El Estado
llegará a ser centro de la
Economía.
M: 5. Aumento del número de usinas del Estado y de los
medios de producción.
R: 5. Todo lo que se realice en la sociedad será hecho por
el Estado y para el Estado.
M: 6. Obligación igual para todos los trabajadores.
R: 6. Pleno empleo y nivelación de todo trabajo humano.
El aporte del
Socialismo marxista a la reconstrucción de la economía, es la provisión de servicios y seguridades por
medio de un aparato técnico que se monta a través de la organización y la
adaptación dirigidas. En el mejor de los casos lo que aporta es seguridad, pero sin libertad. La socialización
ahoga la personalidad, la libre iniciativa, el espíritu de empresa y de
aventura, toda distinción, en aras de
una nivelación igualitaria, masiva, anónima, impersonal. El pueblo degrada
en plebe y la persona en un robot.
Una política
realista no puede fundarse en el hombre egoísta del liberalismo individualista,
ni en el hombre gregario del Socialismo marxista. Su fundamento inmediato es el
hombre esencial y su meta es el Bien Común temporal en la dirección del Bien
Común trascendente y eterno. +