EL PROLETARISMO PSICOLÓGICO Y EL GOBIERNO MUNDIAL.
EL HOMBRE EUROPEO
CONTRA EL AUTÓMATA COSMOPOLITA
(tomado de ‘Jóven
Europa’ del 1/11/1963 y traducido por nuestra inolvidable amiga y camarada
profesora Sylvia Zuleta)
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su discurso de iniciación de cursos el rector de la Universidad Libre
de Brusellas ha tomado posición contra los ‘bautismos’ a los cuales los
estudiantes tienen costumbre de someter
a los novatos, porque ve en eso una supervivencia del ‘espíritu tribal’. No
habría porqué detenerse en esto sino tradujese un estado de espíritu peligroso
para la concepción del hombre. Con seguridad importa poco que se viertan litros
de cerveza sobre los estudiantes que entran a la Universidad , pero una
declaración como la del Rector de la Universidad Libre
de Brusellas asume otro significado, precisamente porque testimonia una
concepción determinada del hombre.
Se
trata, so pretexto de ‘liberarlo’, de arrancar al ser humano todo lo que lo
vincula al mundo que lo rodea. Acá, en este caso preciso se quiere incluso
prohibirle toda impresión de pertenecer a un ‘clan’, a un grupo, mediante la
supresión del rito –aún degenerado- que sanciona la entrada al grupo. Se hacen
esfuerzos inclusive para matar toda idea de lazos del individuo con el suelo,
una nación y aún una familia, con todo lo que le infunda la idea de pertenecer
a una comunidad.
Esta
operación se efectúa so pretexto de ‘liberar’ al individuo, pero debemos
advertir que nada hay más engañador que esta coartada
intelectual; el individuo, víctima de ese proletarismo psicológico, se
encuentra librado, sin defensa, a todos los condicionamientos (cuyo poder se
conoce hoy día); se transforma en el perfecto autómata… listo para someterse,
en nombre de la libertad, a todas las esclavitudes de las que ya ni siquiera
tiene conciencia. Pierde todo libre albedrío, se vuelve un objeto, una unidad
en el hormiguero, una presa para todos los conformismos, un ser dramáticamente
privado de toda libertad.
Es
lógico preguntarse porqué en Europa hay individuos que persiguen una obra tan
nefasta. Parece que las causas son de dos órdenes. Se trata, en primer lugar,
de privar al europeo de su personalidad, esa personalidad creadora que hizo de él, durante siglos, la sal de la tierra. En tanto conserve su carácter
diferenciado, el europeo constituirá un obstáculo infranqueable para los grupos
capitalistas cosmopolitas que pretenden someter a su dictadura a un universo
asentidor a fuerza de embrutecimiento progresista. La gente que trabaja en este
tipo de tareas ‘en la cumbre’ saben, pues, perfectamente lo que hacen y adonde
quieren llegar.
Con
este objeto se utiliza a intelectuales desviados, separados –a causa de
intelectualidad- de las realidades verdaderas, y queremos creer que el Rector
de la Universidad Libre
y sus congéneres pertenecen a este segundo grupo y no al primero, que son
concientes y no criminales.
Estos
intelectuales son víctimas de una desviación característica del individualismo
abstracto: verdadera enfermedad en el plano humano hace de ellos presas
indicadas para la concepción irreal del mundo imperante en Oriente. Se trata de
una especie de simplificación matemática del universo, de la reducción de esos
seres maravillosamente complejos que son los hombres a una esquematización cuya
sencillez halaga al espíritu. Esta enfermedad mental permite proclamar que
todos los hombres son iguales, que todas las razas son iguales, lleva en línea
recta al gobierno mundial sobre una base titulada democrática y de la cual se
tiene un ejemplo elocuente en esa casa de locos que es la
ONU. Detrás de ese mito abstracto y absurdo
del igualitarismo se perfila la verdadera realidad; la del gobierno de una masa
amorfa hecha de individuos indiferenciados, por una pequeña minoría
todopoderosa; así como se quita al hombre toda libertad en nombre de la Libertad , se encarece
toda democracia en nombre de la Democracia.
El ser humano ya no es más que un productor-consumidor, una máquina,
un autómata. Está maduro para la peor de las esclavitudes.
Contra
esa degeneración de la humanidad, ya no existe sino una sola posibilidad de
defensa: un acto de fidelidad a las leyes naturales frente a las filosofías
irreales del Oriente. Como todas las demás especies animales que existen en
esta tierra, la humanidad extrae su poder creador del ajuste armonioso de su
vida con esas leyes naturales, las cuales se definen en primer término por la
pertenencia a un suelo determinado y luego por la pertenencia a una comunidad
creada sobre ese suelo.
Le
‘persona humana’ abstraída de esa realidad es un mito absurdo; por lo demás
basta para convencerse de ello con examinar que ejemplares de humanidad
dan esas ‘personas humanas emancipadas’;
proporcionan de un Sartre a un U-Tang, algo por lo cual no hay que sentirse
orgulloso de llamarse ‘hombre’.
La
proletarización psicológica, intelectual y mental sólo puede conducir a esta
imbécil negación de tener conciencia de sí misma que la humanidad tardó tantos
siglos en alcanzar. Frente a las filosofías irreales del Oriente, Europa elevó
como un dique contra las hormigas, su concepción del mundo fundada en la
conciencia de la realidad del hombre y del mundo en que vive.
El
combate contra la barbarie, en esta hora, debe inevitablemente librarse bajo
forma de una revolución en el sentido de los valores europeos fundamentales: el
suelo y la comunidad en que se vive. En la hora técnica de los grandes grupos,
ese suelo no puede ser otro que Europa; en cuanto la comunidad europea cabe
asumir el rostro de la justicia social que no es el del igualitarismo de estilo
tanto marxista como capitalista, sino la posibilidad para que cada uno acceda
al lugar que le corresponde en una sociedad jerarquizada según el mérito.+
CORIOLANO.