Súplica para la Iglesia
Militante.
¿Es que perdió su rumbo
La nave de la Iglesia?
¿Es que a porfía
Se nos ha puesto a andar
de tumbo en tumbo,
Ebria y alzada la marinería?
¿Qué fue de la pasada
Misión de iluminar la mar
ignota?
¿Quién le dejó, Señor,
así trocada
Su derrota en derrota?
¿Qué viento amotinado
Rasgó sus velas y quebró su quilla
Y la azotó sobre el
acantilado
Lejos de Ti, mi Dios, y
de tu orilla?
¿Qué Capitán, Señor, adormecido
Por culpa y obra de la
democracia
Le quitó su vigor y su
sentido
Y la gracia velera de tu
Gracia?
Todavía esperamos que en
tu pía
Solicitud nos salves del
naufragio.
El Diablo nos acecha día
a día.
¡Escúchanos, Señor,
nuestro naufragio!
(Y que Santa María,
Nuestra Señora la Corredentora,
Si fuera necesario,
Nos tienda nueva vez en
esta hora
El santo salvavidas del
Rosario).
Ignacio B. Anzoátegui.
(En Jauja, 1964).
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