viernes, 22 de mayo de 2015

DOCTRINA  NACIONALISTA
LA CONSTITUCIÓN  DE 1853: FUNDAMENTO INSTITUCIONAL DE LA ARGENTINA- COLONIA
Walter Beveraggi Allende

      Para 1852 el jaque continuo del Imperio Británico en pos de una clara y definida “toma de posición” de la República Argentina, a través de sus agentes y asociados masónicos, enrolados sin reservas en el liberalismo, había dado sus frutos: obtuvieron que Urquiza traicionara la causa nacional y federal encabezada por Rosas; obtuvieron el concurso armado del Imperio del Brasil y sumaron a todo ello la colaboración de la comparsa unitaria radicada de tiempo atrás en Montevideo. ASÍ CAYÓ EN CASEROS, MÁS QUE EL GOBIERNO DE ROSAS, LA PERSPECTIVA DE UNA ARGENTINA VERDADERAMENTE INDEPENDIENTE Y SOBERANA; y no limitamos este aserto exclusivamente al orden económico, pues es bien sabido que detrás de la dominación económica que había de instrumentarse  a través del liberalismo irrestricto, se había de estructurar también la dominación política, con la colaboración de las logias masónicas locales, el periodismo, la universidad y otros resortes no poco vulnerables a los contundentes argumentos del “poder económico”.

      Desde 1853 en adelante, Constitución Nacional incluida, se organiza, callada y coherentemente, la ARGENTINA-COLONIA, que viene hasta nuestros días. Los últimos arrestos contra la hegemonía inglesa, cuya sucursal mayor opera desde Buenos Aires, son los levantamientos heroicos y románticos del “Chacho” Peñaloza y Felipe Varela en el Noroeste argentino y del Gral. López Jordán en la Mesopotamia. Los rebeldes son eliminados sin atenuantes –Ñaembé, última batalla del caudillo entrerriano, con cerca de 1000 muertos en combate, es una de la más sangrientas de la historia militar argentina-. Pues el Régimen liberal, no obstante su aparente amor a la “libertad”, es implacable con los que no la interpretan a su modo. Y el progreso y la civilización “made in England” no podía tolerar entorpecimientos a su apresurada forja del país según ese modelo.

      Implantada sin cortapisas la estructura colonial, el país crece con notable celeridad entre 1853 y 1930. Desde luego que sin apartarse un ápice del molde de la dependencia: se producen y se exportan más granos, más carnes, más lanas, más extracto de quebracho y otras materias primas; y se importan regularmente más bienes manufacturados –de consumo, de uso y de producción- a la vez que se importan , o simulan incorporarse al país abundantes capitales para inversiones en aquellos rubros que interesan estrictamente a  los explotadores extranjeros (servicios públicos, transportes, empresas agropecuarias, etc.). El país se consolida así, a través de casi ochenta años, conforme al ‘modelo’ de la dependencia económica más rigurosa…+



Comentario nacionalista : Gog, el famoso personaje del libro de Papini, que recorre el mundo en busca de extravagancias,  tuvo un sueño extrañísimo, absurdo comenta Papini; una subasta de naciones; donde todo absolutamente: personas, tierras, cultura, etc. queda en propiedad del  mejor postor. Parecería absurdo, y  sin embargo… ¿qué sucedió en Yalta?  Se han repartido naciones enteras, a cambio de lo que sea y pagando con lo que sea,  que nunca se sabrá, entre las tres potencias; apropiándose con prepotencia inaudita,  de todo lo que pertenecía a esos países; y lo que es peor: tratando por todos los medios de transformarlos.  No se remataron, se repartieron amigablemente; apremiados por un poder supremo supra nacional, invisible, que movía a los títeres que aparecían en escena.    El sueño de   Gog, me recordó  las vicisitudes soportadas por nuestro país en manos de los imperialistas. Que para el caso es casi lo mismo a la entrega de Yalta. Primero Inglaterra, luego EEUU, y actualmente, gracias a la política KK  ¿vendremos a caer en manos de los amarillos?. ¿Qué maniobras ocultas intervienen para el cambio de manos imperialistas? Ocurre como si subastasen Argentina cada tanto tiempo  al mejor postor.  Cambian las caras imperialistas pero la colonia permanece. Cambian los gobiernos y todos nos rematan; el sueño de Gog no fue absurdo.