domingo, 23 de septiembre de 2018


UN CLAMOR POPULAR: ¿QUÉ HACEMOS CON LA JUVENTUD ROQUERA Y 
DROGADICTA?

Primeramente, la educación que reciben es deficiente, pruebas a la vista; complementada con una televisión planificadamente corruptora. Esta son verdades de Perogrullo, y sin embardo muy poco se tienen en cuenta, para contrarrestarlas. Pues lo común es que nadie se pregunta: ¿educación de qué y para qué? El caso de Sarmiento es flagrante ¿Qué enseñó en las escuelas? Una educación catastrófica, cuyas últimas consecuencias las sufrimos en este tiempo. Y sin embargo la Masonería lo consagró Maestro de América, Maestro inmortal. Y con tales títulos usurpados, la gente crédula persiste en adorar al mito (es inmortal), y no se pregunta la clase de educación que impuso. E insisten en mencionar a la educación a secas, como si fuese una formadora mágica; unos por ignorancia, otros porque esa mala educación deficiente, sin valores, es colonialista. ¡Y de esta ubre maman muchos cipayos!

Esto viene a cuento cuando vi un programa de TV, donde un científico explicó, para las masas ignaras, que integro, el funcionamiento del invento admirable de la fibra óptica. Este señor destacó que la trascendental consecuencia de la fibra óptica es que permitirá  transmitir información y educación a los lugares más recónditos del país. Y entonces volvemos al primer párrafo: ¿Qué categoría de información se transmitirá? ¿La común y habitual información manipulada por la alta política progresista, habilitada por el 1º mundo? ¿Qué educación llegará a esas gentes hoy día bastante aislada de la contaminación del consumismo?

La información es un medio, y la educación, según se la entiende actualmente, también. Son indiferentes moral e intelectualmente, y pueden elevar humanamente o dañar irreversiblemente al que cae en su telaraña. Este distinguido científico repitió el lugar común popular: hay que atiborrar al pueblo con informaciones y enseñanzas, sin considerar que actualmente son conocimientos enciclopédicos falsos y ejemplos inmorales de vida, absolutamente dirigidos a confundir y engañar. Aun siendo un intelectual, la repitió con naturalidad, como verdad apodíctica de sentido común, sabida y aceptada; otro mito más que nos impuso el liberalismo para convertirnos en una turba de esclavos complacidos en su ignorancia.

Las juventudes necesitan, por el contrario, más que el pan, verdades trascendentes que le den sentido y grandeza a sus vidas; para dejar de rebelarse contra los ejemplos de las vidas miserables, rutinarias y decepcionantes, que aprenden en las escuelas y ven en la TV. Esas son las verdades que necesita la juventud para salir del abismo:: amar a Dios, de quien todo depende, servir a la Patria y ser fiel a la familia. 

Lamentablemente, con este nuevo invento puede repetirse la historia de los científicos despreocupados de las verdades espirituales cristianas que elevan la dignidad humana.
Es una deficiente educación, sólo positivista, la que reciben en las universidades, sin Dios ni Patria, ni una sana filosofía ordenadora.

¿Qué queda de verdaderamente humano en estos científicos?  Poca resistencia, entonces, podrán oponer a ser simples empleados absorbidos por los laboratorios multinacionales. La escandalosa realidad es que las ciencias experimentales quedaron bajo el mandato de las multinacionales, y estas promueven, para acrecentar sus ganancias, la política imperialista, que utiliza los nuevos inventos en contra de la ley natural y divina.

Si los pueblos se resisten a esta masificación, sembrarán la guerra, la violencia y la destrucción. Causas y efectos que no tienen fin: a nuevos inventos, mal utilizados por esos elementos inescrupulosos, mayor dominio de las multinacionales para imponer la siniestra globalización mundial. +




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