¡LA SIROTA!
La Sirota fue una señorita judía que vivió en Buenos Aires hace más de unos
70 años, cuando tuvo la ocurrencia de denunciar ante la Policía que unos degenerados “nazis” (así nos llaman los judíos
a los nacionalistas y patriotas), la violaron y la torturaron ferozmente. El
hecho nos asombró pues no existen “nazis” en Argentina, y los camaradas
nacionalistas de ese entonces, -- como los de ahora-- jamás hubiéramos tocado
un pelo judío, pues ningún argentino torturó ni torturará ni matará a un judío
por ser judío. Aunque esto no es impedimento para repudiar drásticamente las malandanzas
de los sionistas y sus compinches yanquis contra nuestra Patria.
Mucho menos violarla, pues nuestro estilo de vida nos hubiera impedido
satisfacer sexualmente a la judía; horrorizados pensando en tener un hijo medio
judío.
Respecto a las salvajes torturas denunciadas, la doncella Sirota fue
examinada minuciosamente por la Policía y sólo se le encontró una insignificante
cicatriz superficial, causada con un cigarrillo, que se le posó levemente en el
muslo. La Policía, sospechando un fraude, no se tragó lo de la “salvaje
tortura”, y el Jefe fue defenestrado inmediatamente por no seguir el proceso
contra los nacionalistas denunciando torturas… que nunca se produjeron. Pero
lograron imponer el temible “chantaje sagrado”, que es lo que se habían propuesto. El que no obedece
los intereses sionistas, ¡suena!
En realidad resultó una fruslería, pero logró un apoyo propagandístico
apabullante, actualizando el lamento permanente de los judíos contra los
patriotas. Fue una trama “teatral” vergonzosa y ridícula, que provocó el jolgorio
de los camaradas nacionalistas, coincidentes en asegurar que se había tratado
de un fraude de “falsa bandera”, “torturada” con un cigarrillo por los mismos
judíos. Para malquistarnos a los nacionalistas con la “justicia”, necesitan inventar
bulos.
Fue un acontecimiento tan desatinado que hoy lo recordé, con motivo de otra
denuncia del judaísmo, seguramente también de “falsa bandera”, en nuestro país,
por supuestas agresiones verbales con canticos “antisemitas” de jóvenes
estudiantes y deportistas, acusados de “odio racial”.
La “falsa bandera” es muy utilizada por los sionistas (y por los yanquis en
toda su historia), para aglomerar fuertemente a la comunidad, que vivirá, insociable
y asustada, en la sociedad que los recibe, por miedo a los “fantasmas antisemitas”,
pues les machacan el cerebro reiterándoles que los “nazis” los esperan a la
vuelta de cada esquina, para torturarlos y hacerlos jabón.
No llego a comprender como los judíos no se dan cuenta que los engañan, y
que “limpiando” sus obsolescencias “dogmáticas”, desechando la falsa e
hipócrita “doble nacionalidad”, y asimilándose y respetando tradiciones, costumbres
y las soberanías nacionales, podrían vivir pacíficamente en cualquier país del
mundo. Mucho más estrictos son los requisitos impuestos por los mismos sionistas
en la “democrática” Israel, pero no los cumplen en Argentina, considerándolos “antisemitas”,
intolerables y discriminatorios.
Seguramente la protesta de esos jóvenes, de haber existido, fue para denunciar a Israel y a Netanyahu por su
criminal genocidio en Gaza. En tal caso, benditos sean los muchachos, pues actuaron
valientemente, como buenos patriotas y cristianos, defendiendo a los indefensos
palestinos. En todo el mundo millones de personas horrorizadas igualmente denunciaron
la barbarie judía. ¿Acusarán a todos ellos, a medio mundo, de ”antisemitismo” y
“odio racial”?
Esos gritos clamando por Justicia, que hacen honor a nuestra patria,
debieron haber sido el eco del grito clamoroso de los obispos acusando a los
criminales de Gaza, aunque Milei los amenace por teléfono. Estas “eminencias”, aburguesados y complacientes, acurrucados en
la Argentina y en el Vaticano, usufructuando una vida regalada, sin asumir obligaciones
reales y definidas, sin vigencia política y moral en el país y en el mundo, repitieron la voz estentórea de “León XIV”, nuevo
“lavamanos” asustado; con palabras fútiles, sin comprometerse, silenciando la
complicidad de su país en el genocidio, calla ante la entrega de los palestinos
indefensos a la judería, y la usurpación de la soberanía palestina.
¿No claman por la Verdad? ¿Para qué sirven, entonces? +
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