San Miguel Arcángel
Hermosa oración, que
todos los nacionalistas deberíamos rezar, cuando más encarnizadamente nos están
sojuzgan los enemigos de Dios y de la Patria.
Compuesta por Dom Prosper Guéranger, el 8 de mayo, Fiesta de la
Aparición de San Miguel:
“¡Cuán esbelto eres bajo tu armadura celestial, Arcángel San Miguel, dando
gloria al Señor, destruyendo a su enemigo! Tu mirada humilde y ardiente se dirige hacia
el trono del Señor, cuyos derechos has sostenido, concediéndote la
victoria. Tu grito sublime: ¿Quién como
Dios? Ha electrizado a las legiones fieles, y se ha hecho tu nombre y tu
corona. Por una eternidad sin fin recordaremos tu fidelidad y tu triunfo sobre
el Dragón. Entretanto, descansamos bajo tu protección.
“Ángel guardián de la Santa Iglesia, ha llegado el momento de desplegar
todo el vigor de tu brazo. Satanás amenaza, en su furia, a la noble Esposa del
Señor; haz brillar los fulgores de tu espada, y húndela sobre este implacable
enemigo y sus afrentosas cohortes. El reino de
Dios está quebrantado hasta en sus fundamentos…¿Estamos en vísperas de
que se declare el reino del hombre de pecado? ¿Nos acercamos a ese último día
en que, a los pies del Juez soberano y sobre los despojos de este
mundo culpable, tú has vencido?
“Necesitamos algo de ese coraje varonil que tú has bebido en el amor que
llena tu interior. Haznos, pues, amar a nuestro común Señor ¡oh, Arcángel!,
porque entonces seremos invencibles como tú. El Dragón no sabe resistir a la creatura que está apasionada por el amor
del Dios todopoderoso: ante ella huye
vergonzosamente.
“El Señor te ha creado, 0h Miguel, y tú has amado en él a tu Creador; a
nosotros no sólo nos ha creado sino que también nos ha rescatado, y nos ha
rescatado con Su sangre: ¿Cuál deberá ser, pues, nuestro amor para con Él?
“Fortifica este amor en nuestros corazones, y puesto que combatimos en
vuestra milicia, dirígenos, llénanos de fervor, sostennos con tu mirada, y
detén los golpes de nuestro enemigo. Tú
estarás presente, lo esperamos en nuestra última hora ¡oh, portaestandarte de
salvación! En cambio de nuestra fiel devoción hacia ti, dígnate hacer la
guardia junto a nuestro lecho y cubrirlo con tu escudo. Si el Dragón ve
resplandecer tu espada no se animará a acercarse hasta nosotros. Al salir de su
cuerpo pueda nuestra alma lanzarse perdidamente en tus brazos. No la abandones,
santo Arcángel cuando se apreté contra ti: llévala al pie del tribunal de Dios,
cúbrela con tus alas, apacigua sus temores, y dígnese el Señor, tu dueño, dárte
la orden de transportarla prontamente a la región de las alegrías eternas” +
No hay comentarios:
Publicar un comentario