viernes, 29 de diciembre de 2017


SERIE DE ARTÍCULOS, BAJO EL TÍTULO:
 “EL PROTESTANTISMO, QUINTA COLUMNA DEL IMPERIALISMO”,
QUE CONTINUARÉ PUBLICANDO SUCESIVAMENTE. YA PUBLIQUÉ:
+LOS PRINCIPALES HEREJES CREADORES DEL PROTESTANTIAMO.
+APUNTES HISTÓRICOS SOBRE EL PROTESTANTISMO
+ MORMONIUSMO..


EL PROTESTANTISMO ES ENEMIGO DE LA PATRIA;
 ES EL CABALLO DE TROYA DEL IMPERIALISMO.
Una alianza de poderes internacionales ha declarado una guerra satánica contra Argentina, cuyo desarrollo está muy avanzado, quizá sea el ataque decisivo luego del que declaró el liberalismo en Caseros, para tomar por asalto las últimas y heroicas trincheras de resistencia nacional, e imponernos un humanismo ateo globalizador, un diabólico melting-pot internacional para acabar con nuestra fisonomía nacional y con nuestro destino histórico de nación hispanoamericana prominente.
Las agresivas e insoportables sectas protestantes, quinta columna del imperialismo, tendrán un papel decisivo para ablandar las resistencias que aún subsisten en el ámbito popular; “americanizando” nuestro país nos impondrá  como paradigma envidiable, que debemos inexorablemente imitar, la civilización gnóstica y materialista USA, que diviniza al capitalista en detrimento de Dios, Transformándonos definitivamente en una colonia protestante, suburbio del mundo globalizado, inerme y vencida, tan inerme y vencida como los argentinos que actualmente la pueblan.
La masonería, por su parte, dirigirá las operaciones desde las secretas altas esferas políticas. La Masonería y el   protestantismo se han introducido como caballo de Troya para destruir desde dentro la esencia nacional, católica e hispánica; Ambas dirigidas desde el primer mundo con el auspicio de los cipayos nativos.
Lamentablemente, la aparición de documentos pastorales, luego del Vaticano II, causaron confusión y perplejidad por su espíritu ecuménico y libertario, como si Roma, el último bastión hubiera rendido sus armas espirituales, según se confirmó con la entrega en Asís, donde se abrieron las puertas a la herejía protestante y a los otros cultos extravagantes, para que en ningún lugar del planeta se reconozca el reinado de Cristo, erigiendo, en cambio, un imperio masónico universal.
Con ánimo apologético y entusiasmo nacionalista, sin pretensiones eruditas, indignado por la ignorancia y la despreocupación de muchos argentinos  –militares, sacerdotes, sindicalistas, políticos, periodistas, maestros…- en defender la Patria expondré el pensamiento de eminentes pensadores, esplendente tesoro de verdades inalterables, tratando de iluminar temas donde reina lamentable confusión y falsedad planificada. Las citas son abundantes para dejar hablar a los que saben; en alguna ocasión las recorté demasiado con intención de que se lean los libros completos. Aunque algunos de estos están agotados y otros arrumbados, por el odio de la confabulación del silencio que impone la inquisición liberal, para que nadir se anime a iniciar la maravillosa aventura de descubrir la verdad política y tenga la osadía patriótica de pretender que la Justicia y el Amor cristiano reine sobre una Argentina soberana.
Notas sobre el
EL  HUMANISMO  ATEO
ORIGINADO EN EL “LIBRE EXÁMEN” PROTESTANTE, EL HUMANISMO ATEO INSPIRA LA POLÍTICA PLUTOCRÁTICA TANTO DEL IMPERIALISMO COMUNISTA COMO DEL CAPITALISMO DEMO-LIBERAL, CON EL AUSPICIO DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA O ‘CRISTIANISMO’ LIBERAL  MODERNISTA.


El notable filósofo padre Cornelio Fabro explican  la verdadera situación religiosa y política mundial; en su libro “Drama del hombre y misterio de Dios”, cap. “El Agnosticismo”, ed. Rialp, de donde extraje estas frases.       

“La muerte de Dios, que es la esencia negativa del humanismo radical, [es] el ideal moderno de vida” (pg.201)
La nueva bandera del ateísmo contemporáneo es la eliminación de lo Sagrado y de la Trascendencia. 

E
n realidad, toda la sociedad y la cultura contemporánea están bajo el signo del debilitamiento teológico, es decir, de la desaparición del Absoluto y de lo Sacro (199) […]. Continúa al padre Fabro:
      Es inútil que nos hagamos los puritanos y los hipócritas: la situación de la religión y la moral en la cultura de Europa y América no es diferente ni está en mejores condiciones que en la esfera de influencia soviética y si los poseedores de la cultura entre nosotros acosan a las masas con métodos más insinuantes y menos drásticos, el efecto será tanto más penetrante y duradero, como lo es siempre la decadencia moral más diluida, propia de la civilización del bienestar. No hay, que yo sepa, estudios específicos de tipo sociológico sobre el ateísmo de la sociedad capitalista de tipo angloamericano, pero quien observe un poco y se acerque a ese mundo, de tan acusadas características, se percata sin dificultad de que en dicho mundo “la muerte de lo sagrado” no se considera como una falta, sino como una conquista (199), […].
     
      Es el proceso de secularización o laicización de la cultura que se consuma en el existencialismo de modo tan radical como en el marxismo: a) el hombre y el mundo no son criaturas de Dios, sino que el hombre es el creador de sí mismo y del mundo […].
     
      Pero aquí debemos reducir el problema a su punto esencial: el hombre que renuncia a ser-más-que-hombre, o sea a la esfera de la trascendencia metafísica, tiene que caer –y en efecto cae en el marxismo, en el existencialismo y en las filosofías de la inmanencia (208). […]. La libertad es esencialmente posibilidad de apertura y de elección: una vez cerrada la apertura infinita de la trascendencia, sólo queda el hermetismo de la inmanencia, o sea, el límite del horizonte de este mundo y la asfixia sofocante de sus fuerzas físicas y de sus violencias morales, del capricho y de la arbitrariedad; la autonomía absoluta no puede significar más que el caos en el orden moral, la ausencia de toda norma ética intrínsecamente válida […] (pg. 209) [cayendo en la moral de situación].

      [En el fondo, entonces, no hay variación entre] pueblos de cultura proletario marxista y pueblos de cultura liberal burguesa, puesto que no se trata sino de la misma cultura, que ha recibido dos impulsos contrarios divergentes: uno hacia el individuo, otro hacia la colectividad, partiendo del mismo fondo ideológico, que es el humanismo radical,.. los caracteres del nuevo humanismo son, al parecer, los siguientes: pérdida de la trascendencia, la consiguiente noche del espíritu que se cierne sobre el mundo, la inminencia de la destrucción y del caos y la presunción del hombre de salvar al hombre; éste es el nuevo ateísmo. (pg. 204).

      “la crítica del cristianismo es un fenómeno protestante’, es decir, un efecto del protestantismo, como ya lo había declarado Feuerbach. Campanella dijo en su tiempo, de modo más radical que la Reforma lleva al ateísmo”. (pg. 208). O sea, la Reforma desembocó en el humanismo radical o ateo, causa, a su vez de las dos concepciones políticas que dominan el mundo: la capitalista y la marxista; presentándose ambas en su auténtica faz: la afirmación sin reservas del regnum hominis.

      En efecto, allí donde falta una norma o arquetipo eterno del ser del hombre, faltará también una norma absoluta de su actuar. Pero si la noma no es absoluta y la acción depende esencialmente de la situación, entonces “todo está permitido”: es la situación que supera y niega la ley, y no la ley interior del bien que debe dominar la situación. Este caos es ya suficientemente evidente en la vida del mundo libre, pero ya se perfila y pronto se manifestará también en la sociedad de régimen marxista, una vez que haya agotado su carga de expectación mesiánica.

      El padre Fabro agrega a continuación  esta cita de Wilhelm Kasch: “La consecuencia de la falta de perspectiva metafísica en la moral no es, pues, el simple utilitarismo, sino el caos, puesto que el mismo principio de la utilidad y la ventaja sigue sin definición y, por tanto, es operante: lo que, de hecho entra en acción es el capricho del individuo (existencialismo) o la construcción de la colectividad (materialismo dialéctico), y siempre la negación del hombre auténtico… El autor concluye con la drástica fórmula: Humanität ohne Divinität ist Bestialität:  [que traduzco con el diccionario]: la humanidad sin principios divinos cae en la bestialidad”.
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El Padre Dominique Bourmaud en su excelente libro “Cien años de modernismo” (ed. Fraternidad Sacerdotal San Pío X) explica en pocas palabras como  el humanismo ateo proviene originariamente del libre examen luterano:

L
o que queda de Lutero es la ruina de los fundamentos de la religión cristiana y de toda religión, bajo el efecto del libre examen, que es el eco del ‘Non serviam’ de Lucifer. La reforma, en lugar de reformar realmente al hombre, lo deformó y lo pervirtió literalmente ¿Cómo? Bastaba con separar al hombre del elemento divino, esto es, reducirlo a sus propias fuerzas. Había que aislar al hombre y separarlo de Dios hasta en el seno mismo de la religión del libre examen, en la que toda la fe del creyente procede de lo más recóndito de la persona. Creó a un cristiano que en presencia de la Iglesia, intérprete de la verdad divina, proclama la soberanía de su propia razón. Así, pues, en la persona de Lutero asistimos a la aparición del Yo al nivel del espíritu y de la vida religiosa. Esa es toda la esencia del modernismo, desde Kant hasta nuestros días. (pg. 86).

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De una esclarecedora Conferencia titulada “Libra examen y Comunismo”,  dada el 2 de abril de 1960,  por el profesor Jordán Bruno Genta, entresacamos algunos párrafos donde, con su acostumbrada claridad metafísica, destacó las consecuencias políticas de   la división luterana provocada en el ser humano entre su vida temporal y su aspiración eterna:

P
orque la verdadera contraposición, el único antagonismo es el que existe  entre comunismo y cristianismo, o mejor, entre comunismo y catolicismo. Esa es la real antinomia, no hay otra. Por eso el comunismo no es un fenómeno asiático ni oriental, es un fenómeno estrictamente occidental, que ahora se ha extendido al mundo entero. La revolución comunista en el orden ideológico comenzó hace cuatro siglos en Occidente; comenzó en Alemania en el momento en que un monje agustino, discípulo, al menos en la orden, de San Agustín, renegó de Cristo y de su Iglesia a la cual pertenecía como sacerdote para la eternidad. Hubo siempre herejías y las habrá seguramente siempre; pero una herejía se convierte en una cosa tremenda cuando el poder político la abraza, porque entre la política y la religión existe una entrañable solidaridad. […] cuando los príncipes alemanes abrazaron la rebelión de Lutero la Reforma se constituyó en una fuerza tremenda; la política es indivisible  de la religión o de la antirreligión, por eso toda política cuando deja de ser religiosa se hace irreligiosa. [ Hoy día es más tremenda que nunca pues el Estado  sostiene la política de la irreligiosidad, del ‘humanismo ateo’]

¿En que consiste la rebelión de Lutero? El verdadero sentido de esa rebelión es desintegrar a Cristo en la convicción del pensamiento, es dividir a Cristo, porque ese es el secreto, la clave de toda herejía […]  Lo eterno ha sido dividido de lo temporal; esta vida temporal no tiene nada que ver con la eterna. El mundo del hombre no tiene nada que ver con el mundo de Dios; tendrá que ver con el hombre después de esta vida, pero no en esta vida; ya está resuelto lo que va a suceder en la eternidad. La libertad del hombre está dividida de la  Gracia. Cristo ha sido partido, ha sido  dividido según  el pensamiento de Lutero y este es el verdadero origen del comunismo, porque el comunismo es nihilismo puro […].  Todas estas consecuencias están encerradas  en el momento en que nosotros  rechazamos a Cristo, lo rechazamos como empezó rechazándolo Lutero, dejando lo humano enteramente librado a sí mismo. Esta división se reflejó después en el plano filosófico con Descartes, padre de la filosofía moderna. Descartes separa enteramente las verdades de la fe,  o sea las verdades reveladas  acerca de los misterios de Dios, de las verdades de la razón […] Y bien ¿Qué aconteció después de  esta división de las verdades de la Fe y de las verdades de  razón? Que la teología y la metafísica fueron eliminadas progresivamente de la vida civil […] Y lógicamente, una vez que la inteligencias humana ha sido dividida de la Fe so pretexto de que la razón fue sirvienta de la Fe o de la religión –como si el hecho de estar subordinado a lo que viene del mismo Dios no fuera justamente su lugar propio- tenía que ir extinguiéndose poco a poco la vida contemplativa de la inteligencia; y la inteligencia tenía que promoverse cada vez más exclusivamente en el manejo de las cosas temporales.

Y esta separación entre  lo eterno y lo temporal,  concluyó  políticamente, según  lo describe el profesor Genta, en un imperialismo judeo-protestante con raíces teológicas,  que conjuga los escandalosamente violentos ‘dogmas’ laicos de  la bondad natural del hombre y  de la predestinación de los santos.

L
a Iglesia de Cristo, en forma expresa y desde la encíclica ‘Quadragésimo Anno’, del año 1931, viene denunciando la existencia de un ‘Imperialismo Internacional del Dinero’, que no es yanqui, ni inglés, ni francés, ni ruso, ni chino, sino ateo y apátrida, con sede en todas las capitales, principalmente en las grandes potencias. En Imperialismo Internacional del Dinero opera por medio de poderes multinacionales que mediatizan a los gobiernos de las naciones y hacen caso omiso de las aparentes soberanías políticas que no existen más que en las formalidades legales y en las representaciones nominales de los grandes organismos como la OEA y la UN. Los titulares del único imperialismo que domina el mundo son un reducido grupo de judíos y de cristianos renegados. Nada tiene que ver con cuestiones raciales ni nacionales; es una cuestión teológica fundamental; el verdadero Señor del hombre y de las naciones ha sido sustituido por los falseos señores del dinero,  y los señores del dinero regulan y explotan, cada vez más impunemente, a los Estados de economía capitalista y a los Estados de economía socialista. Es un hecho notorio que los grandes consorcios plutocráticos operan, por igual, en USA y en URSS, en Francia y en China, en Alemania Occidental y en Alemania Oriental, en Argentina y en Brasil…” (año 1973).

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El padre Leonardo Castellani, en un artículo titulado “La derrota de las Humanidades”, publicado en la revista ‘Dinámica Social’, agrega  los siguientes conceptos:

H
oy día hay en Occidente elementos tóxicos antioccidentales que sin embargo son de origen occidental; pero que ahora vuelven en retorno ofensivo desde fuera. Estos son ante todo el marxismo comunista y el tecnicismo pragmatista. El primero es fomentado por la URSS y el segundo por la USA. Ambas tienen de común el desconocimiento de la Tradición; y su efecto directa e inmediato es la tendencia a destruir las ciencias del hombre para imponer no ya las ciencias de la naturaleza (lo que no sería tan malo) sino el dominio mecánico de ellas; es decir la tecnolatría. La metafísica, la teología, la historia, la literatura, la poesía, la lingüística, la filosofía, el derecho… son cosas de lujo para el ingeniero yanqui y el mecánico ruso; en cuanto al latín y el griego (instrumentos insustituibles de todas esas ‘ciencias del hombre’) son objeto de un mismo doble odio con diferentes razones: latines es perder tiempo para el yanqui; y es fomentar mentalidades aristocráticas para el ruso  ¡Afuera!

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Michele F. Sciacca, en el artículo “Laicismo, catolicismo y la nueva misión de Europa”, publicado en  la revista Diálogo Nº 1, dirigida por el padre Julio Meinvielle, 1954, se refiere así al tecnicismo  que asemeja ambos imperialismo, el  norteamericano y el  marxista.

C
onfesamos que no nos regocija esta situación que pone en entredicho los valores humanos y, con ellos, la gran tradición cultural europea,  que es un valor universal (que influye más allá de los límites geográficos). Esta tradición es hoy, de hecho, acometida por dos lados, está sufriendo dos invasiones bárbaras: la marxista y la anglo-norteamericana, dos civilizaciones técnicas, practicistas, para las cuales los valores teóricos (la cultura en general) no poseen en sí ningún valor, son simples instrumentos, transformables y adaptables a las circunstancias históricas y sociales… [en función del éxito]. Por consiguiente dos ‘civilizaciones’ sin cultura, ‘incultas’ en el sentido europeo de cultura. Dos formas de humanismo de la técnica y de la ciencia para lograr lo industrial productivo; dos comportamientos, diversos en el método político, de humanismo material, que, como tal, es antihumanismo; y tanto uno como otro creen con fe mesiánica en que sus respectivos mitos, democracia y sociedad comunista, creará la humanidad futura más feliz que pueda imaginarse…

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En la citada  revista Diálogo Nº 1, el padre J. Meinvielle publicó el artículo “De la aceptación del comunismo en virtud del sentido de la historia” [que Dios mediante publicaré íntegro en este blog], donde  descubre la nefasta inserción del modernismo religioso en el Mundo actual, humanista y ateo, preguntándose:

¿C
Uál es la actitud que deberían tomar los cristianos en esta momento histórico ante el  Mundo ateo? Y el padre Meinvielle contesta exponiendo y refutando la opinión –que luego asumiría el Concilio-  de uno de sus asesores, el padre Congar O.P., que deberíamos aceptar la `socialización y tecnificación’  de la vida, para no quedarse al margen del devenir histórico, ‘aggiornándose’, sumergiéndose en ese Mundo, que al ‘socializarse y tecnificarse’ se  ha de ir ‘dulcificando’, según considera con el optimismo irreal propio de la fantasía  ‘progresista. Esta ‘tecnificación y socialización de la vida, que es heredera “del catolicismo liberal del siglo pasado , está ahora empeñada en simpatizar  con el comunismo del mundo laico-proletario  así como antes trabó alianza con el liberalismo del mundo laico-burgués.  [Lo cierto es que desde Juan XXIII                                                                                                                                                                                                  el Mundo ya no sería tan malo como lo creían Jesús y la Tradición; pues plenamente humano, simpático, arrollador, espera a Nuestro Señor con los brazos abiertos.  ¡Hipócrita apertura para justificar la conversión ‘oficial’ al liberalismo! ¡Con este dislate del ‘gordo bueno’ comenzaron los fiascos, cada vez más agravados!, nota del blog]

Además,  para  reforzar lo dicho, y en esta expresión del artículo del padre Congar ya huelo insidia, escribió  que “el cristiano debe vivir en su tiempo y no en una situación atemporal, indiferente al correr de las cosas…. Contra el “cristianismo arcaico… que quisiera evadirse de lo actual e instalarse en el mundo inmóvil de las esencias”. También el ‘neo modernista’ Monseñor Ratzinger protestaba con los mismos términos contra el ‘arqueologismo’ en que se caería de no modificar, o más bien cambiar,  la Tradición ‘arcaica’… ¡la verdadera!

El padre Meinvielle dice que deben aceptarse y asumirse los adelantos del mundo moderno, insertándose en   el tiempo, pero para redimirlos. No ceder “al ’espíritu del tiempo’, porque en lugar de incorporar el tiempo a la eternidad, no acomoda la eternidad a las vicisitudes del tiempo y el plan divino de la historia al sentido de los acontecimientos de la historia profana. El Apóstol, en cambio, nos previene diciendo: “No os queráis conformar al siglo presente”. [Y aquí todo el Concilio II y su ecumenismo].

“Pero la aceptación de ese mundo –continúa el  padre Meinvielle-  implica en este caso la conformidad con él y un estado de paz con él. Precisamente lo que entendemos no puede admitirse. En primer ligar, por una razón de orden general, a saber, de que cada uno, dentro de su propia esfera, debe esforzarse por vivir su vida de acuerdo no precisamente a la historia, sino a las exigencias de su dignidad del hombre y de cristiano. Las normas morales que rigen la vida del hombre derivan de principio permanentes  fijados próximamente por la razón humana y en último término por la sabiduría divina.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         
Además el padre Meinvielle rechaza rotundamente esta ‘apertura’ liberal al mundo; “en primer lugar por una razón de orden general, a saber de que cada uno, dentro de su propia esfera, debe esforzarse por vivir su vida de acuerdo no precisamente a la historia… sino a las exigencias de su dignidad de hombre y de cristiano. Las normas morales que rigen la vida del hombre derivan de principios permanentes fijados próximamente por la razón humana y en último término por la sabiduría divina.  Y es claro que estos principios deben chocar con una sociedad tecnificada y socializada. Porque la socialización y la tecnificación  de la vida es un principio de perversión que destruye el modo de ser esencial del hombre. Es cierto que el hombre es un ser social, pero primeramente es personal, y lo es incluso en sus relaciones sociales y políticas.  Lo social y político es algo que, sin destruir su condición personal, se suma a ella”. (pg. 11).

Hago notar que este dejarse arrastrar por la evolución histórica tiene semejanzas con la moral ‘de situación’, condenada por S.S. Pío XII, que también posterga las esencias de las cosas, para vivir moralmente de acuerdo a las acontecimientos circunstanciales, … de manera que el padre Congar considera al hombre  algo  “infinitamente plástico, sin ninguna  naturaleza humana, sino entregado al puro fluir histórico. Marcha hacia un socialismo en que cada ser humano, partícula del gran Monstruo Colectivo, no debe tener otra reflexión que la del reflejo condicionado que provenga de la Central del Monstruo”.

¿Es posible, entonces, aceptar este Mundo ateo, sea capitalista o marxista, promoviendo el falso ecumenismo y la libertad de cultos?¿Es sensato que un teólogo pretenda desacralizar la Iglesia para hacerla aceptable? ¿Pretendiendo ocultar las verdades de la Fe que pudieran molestar a los del Mundo? ¿Aceptando los mandatos masónicos  de las NU?

+
E
l padre Petit de Murat en su opúsculo “El último progreso de los tiempos modernos: la Palabra violada” (ed. Cultura regional, Tucumán), enseña que el humanismo ateo se sintetiza teológicamente en el repudio a N. S. Jesucristo, la Piedra de tropiezo  que el gnosticismo pretende furiosamente quitar del camino para avanzar hacia la ‘divinización’ humana. 

“Nuestra época- escribió- se mueve dentro del ámbito de un mal teológico; la anima la peor malicia, la de una apostasía… Lo que la civilización actual intenta negar es la Encarnación del Verbo, además de todo el orden sobrenatural y temporal originado por Él en la tierra. Si frente a este hecho recordamos que la medida de un mal será dada por el bien que niega, se entenderá que nos encontramos en la hora actual ante un abismo idéntico a la nada; pues se niega el Verbo eterno ¿Qué nos queda de Dios y de las cosas? Si se niega la Encarnación –la cual revela la decisión divina de asumir todo lo auténticamente humano- ¿qué puede quedarnos del hombre? Sobre todo: ¿En qué se convertirá el verbo humano si existe la resolución inflexible de emplearlo en contra del Verbo divino, a costa de desgarrarlo en los nexos con su fuente, analogía y ejemplaridad suprema, que es el mismo Verbo?”…síntoma  que el demonio se complace en reducir al hombre a la condición de sordomudo.

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ES EVIDENTE, ENTONCES, LA RESPONSABILIDAD DEL PROTESTANTISMO  EN LA GESTACIÓN DEL HUMANISMO ATEO, QUE HOY ASOLA EL MUNDO ENTERO. LA DIFUSIÓN EN NUESTRO PAÍS DE LA IDEOLOGÍA MORAL Y POLÍTICA DE LAS SECTAS PROTESTANTES OCASIONA A LA ARGENTINA UN MAL GRAVÍSIMO Y DESTRUCTOR.
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¿TOLERANCIA?. Los católicos no debemos quedarnos de brazos cruzados, tolerando el  humanismo ateo, sin denunciar sus errores, ni mostrar la verdad a los que caen en él. “Si con la Iglesia, pues, abominamos y condenamos los errores religiosos y las herejías, con ella queremos socorrer a todos los hombrees de buena voluntad que, sin propia culpabilidad, están en ellos de buena fe” (Carta Pastoral del Episcopado Argentino, 1945). Salvar almas enseñándoles la verdad es la auténtica caridad cristiana.
Pero jamás callar ante los errores, porque “la llamada tolerancia es virtud fácil; digámoslo más claramente: es una enfermedad de épocas de escepticismo o de fe nula. El que nada cree, no espera en nada ni se afana y acongoja por la salvación o la perdición de las almas, fácilmente puede ser tolerante. Pero tal mansedumbre de carácter no depende sino de una debilidad o eunuquismo de entendimiento”.  Marcelino Menéndez Pelayo, “Historia de los Heterodoxos”.
Para no caer en el error de Felipe II en Flandes, cuando supuso que siendo tolerante se congraciaría con los herejes protestantes. “Los resultados de su tolerancia le convencieron cada vez más de que se había equivocado. Los herejes no buscaban la tolerancia, ni la libertad de cultos, ni la igualdad, ni ninguna de las grandes cosas de que hablaban. Como el profesor Merriman ha reconocido: ‘al poco tiempo  era ya evidente que algunos revolucionarios no se contentarían con la  libertad para ejercer  su propia fe, sino que intentarían la destrucción del catolicismo’” (William T. Walsh, “Felipe II”).




1 comentario:

  1. Y como lo denunciara León XIII en EEUU el error del americanismo estaba corroyendo a la Iglesia Católica desde dentro. El americanismo es una especie de humanismo voluntarista.

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