POLÍTICA DEMOCRÁTICA , PUBLICIDAD Y
DINERO.
“Si el número de los votos gobierna, el Dinero gobernará tras él; si la
democracia aparece, he aquí que sobrevendrá la plutocracia…”. Charles Maurras. “Mis ideas políticas”, Huemul, pg.
146.
Clarín publicó el 16 de julio del 2017 un comentario
firmado, destacando la influencia preponderante de la publicidad en la elección
de los candidatos que se presentarán en las elecciones. El autor, que conforma
sus ideas a las liberales de moda, luego de exponerlas, consciente de la
importancia indiscutible de la publicidad en la política “democrática”, según
se deduce de su artículo, se apresuró a afirmar: “La publicidad puede ser importante
en una campaña. Pero no fabrica presidentes… lo que es una verdadera
exageración”.
Con esta aclaración evita las sanciones que el Régimen
aplica a los que averiguan demasiado. Pero su artículo es concluyente: la
publicidad es decisiva en la democracia. Y como la publicidad cuesta muchísimo
dinero se concluye que el dinero, que compra la publicidad, cuanto más se
derroche más favorable será para el triunfo del más adinerado; podríamos
deducir, entonces, que el mayor flujo de dinero determina al ganador. El
dinero, siempre la mayor cantidad de dinero, tiene decisivo poder para hacer
triunfar a su candidato. Pero como el dinero cuantioso lo proveen ciertas
empresas – y “lobis”- de gran
envergadura, con el judío a la cabeza, que proveen votos y Dinero-, el candidato que lo recibe queda enredado con
ellas. El “soberano”, mientras tanto,
como no baja de las nubes, desconoce absolutamente estos entretelones, y sigue
creyendo que su voto es libre y decisivo.
Ahora bien, es evidente que existen circunstancias
imprevistas que pueden relegar el triunfo del candidato del proceso
publicidad/dinero, pero sería transgrediendo el normal y habitual desarrollo
democrático pre-electoral. Pero dejando en claro que el candidato de la
publicidad/Dinero corre con todas las ventajas de ganar. “Si la democracia
aparece, he aquí que sobrevendrá la Plutocracia”.
Y así es como cada candidato necesita imperiosamente tanto
de una empresa publicitaria, elegida de acuerdo a sus recursos económicos, que lo
asesore, respalde y promueva; como del aporte de dinero de las multinacionales
que financian las campañas. El pobre candidato, queda así constreñido;
primeramente fue elegido en los antros de las logias, luego la publicidad se hace
cargo de él, lo retoca, lo maquilla, le enseña el libreto, y crea un actor, sonriente
y tierno, al gusto de los votantes, listos para presentarlo en escena; quedando
poco o nada de la verdadera personalidad del candidato, y de sus intenciones
políticas.
El autor de la nota escribe, aclarando, sin proponérselo,
este proceso fraudulento: “Actualmente en las campañas que se inician
aparecen nuevos nombres publicitarios. No están Ernesto Savaglio, Ramiro
Agulla, ni Martín Mercado. En la provincia, con Cambiemos está Juan Manuel
“Papón” Ricciardelli; con Sergio Massa está Darío Lanis, quien también viene
acompañando desde hace un tiempo a Martín Lousteau en Capital; y Carlos Pérez
trabaja para Carrió. Son todos profesionales a los que conozco muy bien,
respetados en el mercado, y que no llegan a la política por falta de trabajo en
el ámbito privado (como ocurre muchas veces) sino por la gran trayectoria
trabajando para grandes marcas como Nike, Banco Galicia, ICBC, Naranja, La Serenísima,
Cablevisión, Clarín, entre muchas otras importantes. ¿Su tarea? La
planificación, estrategia, ordenamiento, optimización, construcción de
discursos, generación de climas y optimización de otros roles que tienen
que ver con la comunicación y que a veces la exceden los de los equipos de
campaña”.
Al respecto,
expresaron dos publicistas: “queda claro que en la época de la política,
la publicidad sigue siendo una herramienta de vital importancia”; y
el otro: “Alguien deberá ayudar a los candidatos a decir mejor, y a mostrar
mejor”.
Como este proceso escandaloso de la dependencia
democrática al Dinero no está limitada a nuestro tiempo ni a nuestro país, sino
que es consustancial al Régimen democrático, concluyo con estas palabras de
Maurras, (“Mis ideas políticas” ,pg. 191):
“De cualquier modo que se proceda, es seguro que el
dinero es el que hace el
poder en democracia. Lo elige, lo crea y lo engendra. Es el árbitro del poder
democrático, porque sin él, dicho poder vuelve a la nada o al caos. Sin dinero
no hay diarios. Sin dinero no hay electores. Sin dinero no hay opinión que se
exprese. El dinero es el genitor y el padre de todo poder democrático, de todo
poder elegido, de todo poder mantenido en dependencia de la opinión.
[…] Cada partido trata de deshonrar al otro. Pero todos
quedan deshonrados en la medida que son democráticos y reconocen al poder el
derecho de nacer como nace. La multitud nada sabe de esto, que forma parte de
la farsa. ¿Se trata de informarlo?; es otro capítulo de la misma irrisión. Como
quiera que se acomode y por más protestas
que formule, el pobre pueblo es gobernado por el oro o el papel, por qui8enes
lo detentan y por quienes lo venden, únicos que le fabrican sus maestros de
escuela y sus jefes”.+
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