viernes, 13 de julio de 2018


POLÍTICA DEMOCRÁTICA ,  PUBLICIDAD Y DINERO.
“Si el número de los votos gobierna, el Dinero gobernará tras él; si la democracia aparece, he aquí que sobrevendrá la plutocracia…”. Charles  Maurras. “Mis ideas políticas”, Huemul, pg. 146.

Clarín publicó el 16 de julio del 2017 un comentario firmado, destacando la influencia preponderante de la publicidad en la elección de los candidatos que se presentarán en las elecciones. El autor, que conforma sus ideas a las liberales de moda, luego de exponerlas, consciente de la importancia indiscutible de la publicidad en la política “democrática”, según se deduce de su artículo, se apresuró a afirmar: “La publicidad puede ser importante en una campaña. Pero no fabrica presidentes… lo que es una verdadera exageración”.

Con esta aclaración evita las sanciones que el Régimen aplica a los que averiguan demasiado. Pero su artículo es concluyente: la publicidad es decisiva en la democracia. Y como la publicidad cuesta muchísimo dinero se concluye que el dinero, que compra la publicidad, cuanto más se derroche más favorable será para el triunfo del más adinerado; podríamos deducir, entonces, que el mayor flujo de dinero determina al ganador. El dinero, siempre la mayor cantidad de dinero, tiene decisivo poder para hacer triunfar a su candidato. Pero como el dinero cuantioso lo proveen ciertas empresas – y  “lobis”- de gran envergadura, con el judío a la cabeza, que proveen votos y Dinero-,  el candidato que lo recibe queda enredado con ellas.  El “soberano”, mientras tanto, como no baja de las nubes, desconoce absolutamente estos entretelones, y sigue creyendo que su voto es libre y decisivo.



Ahora bien, es evidente que existen circunstancias imprevistas que pueden relegar el triunfo del candidato del proceso publicidad/dinero, pero sería transgrediendo el normal y habitual desarrollo democrático pre-electoral. Pero dejando en claro que el candidato de la publicidad/Dinero corre con todas las ventajas de ganar. “Si la democracia aparece, he aquí que sobrevendrá la Plutocracia”.
Y así es como cada candidato necesita imperiosamente tanto de una empresa publicitaria, elegida de acuerdo a sus recursos económicos, que lo asesore, respalde y promueva; como del aporte de dinero de las multinacionales que financian las campañas. El pobre candidato, queda así constreñido; primeramente fue elegido en los antros de las logias, luego la publicidad se hace cargo de él, lo retoca, lo maquilla, le enseña el libreto, y crea un actor, sonriente y tierno, al gusto de los votantes, listos para presentarlo en escena; quedando poco o nada de la verdadera personalidad del candidato, y de sus intenciones políticas.

El autor de la nota escribe, aclarando, sin proponérselo, este proceso fraudulento: “Actualmente en las campañas que se inician aparecen nuevos nombres publicitarios. No están Ernesto Savaglio, Ramiro Agulla, ni Martín Mercado. En la provincia, con Cambiemos está Juan Manuel “Papón” Ricciardelli; con Sergio Massa está Darío Lanis, quien también viene acompañando desde hace un tiempo a Martín Lousteau en Capital; y Carlos Pérez trabaja para Carrió. Son todos profesionales a los que conozco muy bien, respetados en el mercado, y que no llegan a la política por falta de trabajo en el ámbito privado (como ocurre muchas veces) sino por la gran trayectoria trabajando para grandes marcas como Nike, Banco Galicia, ICBC, Naranja, La Serenísima, Cablevisión, Clarín, entre muchas otras importantes. ¿Su tarea? La planificación, estrategia, ordenamiento, optimización, construcción de discursos, generación de climas y optimización de otros roles que tienen que ver con la comunicación y que a veces la exceden los de los equipos de campaña”.
  
Al respecto, expresaron dos publicistas: “queda claro que en la época de la política, la publicidad sigue siendo una herramienta de vital importancia”; y  el otro: “Alguien deberá ayudar a los candidatos a decir mejor, y a mostrar mejor”.
Como este proceso escandaloso de la dependencia democrática al Dinero no está limitada a nuestro tiempo ni a nuestro país, sino que es consustancial al Régimen democrático, concluyo con estas palabras de Maurras, (“Mis ideas políticas” ,pg. 191):

“De cualquier modo que se proceda, es seguro que el dinero es el que hace el poder en democracia. Lo elige, lo crea y lo engendra. Es el árbitro del poder democrático, porque sin él, dicho poder vuelve a la nada o al caos. Sin dinero no hay diarios. Sin dinero no hay electores. Sin dinero no hay opinión que se exprese. El dinero es el genitor y el padre de todo poder democrático, de todo poder elegido, de todo poder mantenido en dependencia de la opinión.
[…] Cada partido trata de deshonrar al otro. Pero todos quedan deshonrados en la medida que son democráticos y reconocen al poder el derecho de nacer como nace. La multitud nada sabe de esto, que forma parte de la farsa. ¿Se trata de informarlo?; es otro capítulo de la misma irrisión. Como quiera que se acomode y por más protestas que formule, el pobre pueblo es gobernado por el oro o el papel, por qui8enes lo detentan y por quienes lo venden, únicos que le fabrican sus maestros de escuela y sus jefes”.+




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