viernes, 19 de septiembre de 2014

Isabel  contra  Roma
Don Curzio Nitoglia

UNA REINA ASESINA Y HEREJE 
LA ABOLICIÓN DEL CATOLICISMO EN INGLATERRA.

L
uego de ser coronada Isabel, en 1559, el  primer acto del Parlamento fue declarar abolida en Inglaterra la jurisdicción espiritual y la autoridad del Papa (E. Jones, The Revolutionary Jew). El ‘Act of Supremacy’ fue el primero de una larga serie de decretos penales con los que se pretendió  ‘erradicar la fe católica de Inglaterra, cambiándola por el protestantismo’ (T. Knox) Luego el Parlamento prohibió la Misa romana, amenazando con sanciones penales celebrarla o asistir a ella.  Ambos actos  ‘equivalieron a suprimir la religión católica de Inglaterra’. Para ser un buen  inglés, el súbdito de Isabel, debía profesar, bajo juramento, que toda la autoridad religiosa era en más, conferida a la Reina, ‘transformada en la administradora suprema en todas las cuestiones espirituales y eclesiásticas, y también en las temporales’ (T. Knox). El buen inglés debía presenciar  el nuevo culto, sufriendo, en el caso de no asistir, multas cada vez más abultadas. Los que no aceptaron esta situación eran llamados ‘disidentes’ o ‘los negadores’, y algunos de ellos se dispusieron a pagar el peaje final al martirio. ‘Eran traidores a un Estado sin Dios, para no traicionar al Dios Omnipotente […]. Así se implantó la nueva religión  sobre un pueblo reacio’ (Knox).

FIDELIDAD DEL EPISCOPADO INGLÉS AL PAPA.

Los obispos católicos no se plegaron y, en consecuencia, fueron sustituidos por una asamblea heterogénea de oportunistas y politiqueros, mientras que a su vez el clero fiel al catolicismo con cagatintas que concebían la religión como una manera de ganar dinero. Gradualmente los calvinistas fanáticos fueron creando en Inglaterra  un régimen de Mamón, obviamente filosemita. Teóricamente este filo-semitismo se expresaba dentro del sistema como super-capitalismo. Prácticamente era la colaboración de la red internacional hebrea de espionaje en la actividad de la inteligencia del país. Super-capitalismo  e inteligencia hebrea formaron una nueva y formidable arma directa para contrarrestar los esfuerzos de la Contrarreforma en el continente.

EL RETORNO DE LOS EXILADOS PROTESTANTES.

En un primer momento cautelosamente, los exilados protestantes, perseguidos durante el reino de María Estuardo, retornaron a la patria ofreciendo sus servicios al régimen de Cecil. Francis Walsingham volviendo de su exilio suizo fue el jefe de los espías de Cecil. En 1559 John Knox retornó a Escocia y en colaboración con Cecil transformó el país en un feudo inglés, haciendo lo que Lutero había realizado en Alemania, o sea, corrompiendo y silenciando a la nobleza con las tierras robadas a la Iglesia. Una vez que los intrusos se aseguraron de quedar con los réditos provenientes de los conventos y diócesis, la fe católica fue desterrada de Escocia y la asistencia a Misa se castigaba con la pena de muerte. Así fue como  luego que Inglaterra se separó de Roma, declarando a la Isabel papa y decretado la Misa ilegal, Cecil pudo inaugurar la nueva política exterior inglesa, proponiendo a Isabel cabeza de la cruzada anti-católica.

HUMANISMO CABALISTA Y PROTESTANTISMO CONTRA ROMA.

La revolución  se desarrolló impetuosamente en Europa hacia varias direcciones, en el momento en que los hombres de la Iglesia aflojaron la voluntad de perseguir la batalla contra el Talmud iniciada en el siglo XII, para abrazar el espíritu del Humanismo y del Renacimiento impregnados de cábala y talmudismo. Cuando Pfefferkom propuso quemar el Talmud, luego de su conversión a la fe católica en el primer decenio del siglo XVI, sólo los dominicos de Colonia se mostraron dispuestos a seguirlo, nadie más.

MASONERÍA Y JUDAÍSMO TALMÚDICO.

Muchos notaron la unión entre masonería y judaísmo talmúdico. El Talmud,  con sus ‘blasfemias vulgares y malignas contra Cristo’, es el principal recurso de  los Anás y Caifás de todos los tiempos para mantener al pueblo hebreo  ignorante de la verdadera naturaleza del cristianismo, alimentando la incomprensión y el odio’ (W. T. Walsh, Felipe II). Una vez que los cristianos perdieron la voluntad de combatir el Talmud, esta doctrina comenzó a preponderar intelectualmente bajo la apariencia de un Humanismo clásico-paganizante, pero realmente cabalística. El Talmud fue ‘el creador de la nación hebrea y la figura del alma hebrea’ (Walsh). Y al no contrarrestarlo, la difusión del pensamiento judaizante fue su natural consecuencia, y el crecimiento de la influencia talmúdica en la cultura cristiana menguaba cada vez más la intención de impugnarlo. La vocación desmesurada de la magia, que la Cábala hizo pendular ante los ojos de los cristianos humanistas, fue el principal obstáculo para desenmascarar al Talmud.

LA MASONERÍA.

La Cábala y el Talmud en particular originaron las herejías del medioevo, eliminadas por la Inquisición.  La Masonería alzó la bandera de la revolución en la Europa extenuada luego de la guerra de los treinta años. La historia del gnosticismo, de la Cábala, del Talmud, de la revuelta protestante y de las sociedades secretas – corrientes que confluyeron y desembocaron naturalmente en el interior de las logias masónicas-  es inextricable. La Masonería siempre fue un movimiento político-religioso mesiánico, clara alternativa en el tiempo de la Revolución francesa, impregnada de rituales hebreos y de simbolismos hebreos.: los adeptos deben orientarse hacia el este, hacia Jerusalén, para encontrar la iluminación, para reconstruir el Templo  (ya cumplido en Cristo) y reencontrar un mundo perdido. Sir  Francis Bacon aseguraba que norte-América era la Nueva Atlántida. Arribando al nuevo mundo los primeros colonos hebreos llevaron consigo la Masonería: cuando las primeras 15 familias hebreas llagaron a Newport (Rhode Island) desde Holanda, instalaron la que sería la primera logia masónica del Continente.


Don Curzio Nitoglia.
8 enero 2011.
tradujo HAB.