domingo, 28 de septiembre de 2025

 

Arte

Padre Mario José Petit de Murat. O.P.

Clase 2ª.                                               (Advertencia general del blog para todas las clases: estas no fueron escritas para ser imoresas, sino fueron tomadas al vuelo de la palabra hablada).

EL ARTE EN SÍ MISMO.  Ya hemos visto las cuatro actividades con las que el hombre alcanza su perfección. Luego el ARTE es el hombre actuando en otras materias en las que puede actuar, porque hay otras terminadas, en las que él no puede actuar como por ejemplo: el vuelo de las aves, las corrientes submarinas, etc. Son tan perfectas que la inteligencia humana nada tiene que hacer allí.

En cambio el arte siempre supone una materia a medio hacer; es lo que hace posible la operación humana; lo que hace al artista es el respeto a la materia. No es admirar una cosa e imitarla, sino sacar toda la belleza posible de una cosa. Los pintores realistas que quisieron pintar crepúsculos a contraluz resultaron desastrosos, porque se puede pintar lo que es color, no lo que no es color.

Se cree que arte es ver una cara bonita y querer reproducirla exactamente con cualquier cosa: carbonilla, óleo, tinta china; es a la inversa, hay que preguntarle al óleo, a la carbonilla qué puede hacer.

La primera actitud del artista: respeto reverente a la materia. Al artista se lo ve cuando se enamora de su materia. No es cuando se embelesa en una cosa, sino en la materia y la va modulando y sacando matices que él solo descubre.

Como el hombre no puede crear por sí mismo nada, es mendigo de las cosas. Toda la posibilidad de hacer una obra de arte está en que haya una materia accesible a su realización. No basta el genio del artista. Artista es el hombre que tiene aptitud para aplicar una idea en su materia. Les estoy provocando a que descubran OTRA belleza. Un naranjo en flor puede ser una provocación para un poeta o para un artista según su color. Tener una gran humildad porque les voy a descubrir una región totalmente ignorada.

Los artistas del medioevo reverenciaban la materia que trataban. Parece que tenían por almohada la piedra y comían ante ella; así, entregados a ella, hicieron las maravillas que nos dejaron. Estaban compenetrados con la piedra. Hasta hicieron nervaduras de piedra.

El buen artista se desposa con la materia. El mal artista violenta la materia. Criminal es el escultor que a todo trance quiere librarse del volúmen. El buen artista reverencia a la materia que muestra posibilidades que aún no fueron realizadas. La materia no es todo, pero es la que da posibilidad de crear al artista. El granito tiene unas posibilidades de belleza la acuarela da lo que no da el óleo y viceversa.

En música fueron grandes músicos hasta Beethoven. Luego solo se quiso provocar sentimientos, pasión, y resultó desarmonía sin medida, sin belleza. La obertura de Parsifal no tiene nombre, es una canallada artística, como el misticismo del Greco, maestro por su habilidad, pero que hace caricaturas de la realidad. Es como el misticismo de Wagner que carga los violines con   melodías que no terminan. ¿Por qué esto? Porque no se respetó la materia, hay efectivismo, pero no hay “artista”. Un artista tendrá asco de usar del amarillo para imitar la luz. Eso sería efectivismo y nada más.

Rafael, Tiziano, fueron los que (blog: este lugar aparece en blanco) la pintura. Gran pintor es Velázquez, lo que Beethoven en música. Tiene una intuición profunda. El retrato de Ana María de Austria es una sinfonía en grises y rosados. La cara es un dorado con dos manchas que son los ojos. Con seguridad que cuando ella posaba no había allí esos colores: brotaron de su inteligencia. El creó ese escarlata que se resuelve en rosados. Era necesaria la cortina de un rojo frío y la hizo así, aunque en la realidad fuera gris.

En España el arte se quiebra en Goya. Pinta una marquesa en un jardín: el lila y los verdes cantan realmente: es un poema, puro color. No repite fotográficamente el color, sino que crea.

La escultura fue profanada. Se trató de anular los contornos, esfumarlos y solo se consiguió un masacote. Con la escultura no pueden hacerse más que cosas materiales. Los escultores por autonomasia son los egipcios: han extraído la belleza posible al volumen que es la línea, que es de una pureza maravillosa; es una línea que asciende sin dejar de ser piedra.

Los grandes magos de la antigüedad son Velázquez y Rembrant, que está íntegro en sus rosados. El abrazo de David y Jonatás es una armonía de verdes y rosados. Las penumbras que ha credo son para extasiarse como ante un milagro. La armonia de colores cantan en el hombre del casco.

Entre los italianos tenemos a Tiziano, pero ninguno de ellos tiene la profundidad de Velázquez ni de Rembrant.

Rafael es un gran maestro en dibujo, coloca bien lo colores, pero no es original.

Van Dick tiene cosas hermosísimas como “La dama de negro”. Renoir, moderno, armoniza tanto como Velázquez y los hindúes, que  son maravillosos.

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CONTINUARÁ

 

 

 

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