miércoles, 7 de agosto de 2024

 

¡VIVA CRISTO REY!

¡VIVA MEJICO CATÓLICO!

¡VIVAN LOS CRISTEROS!

Extraje de SISINONO Nº 228/230, párrafos textuales  (escritos en negritas), dedicados a la lucha heroica de los cristeros mejicanos, de un artículo, que se titula: MIEDOS Y SILENCIOS, relativo a la intervención inconcebible del gobierno de EEUU –presuntamente “cristiano”-- en favor del comunismo, en  esa nación profundamente católica--. Esto  no debe sorprender teniendo presente la acción política yanqui; traicionando a los hispanos desde la época de la Declaración Monroe, y ayudando al bolchevismo en el siglo xx.

Aunque narra hechos acontecidos hace casi un siglo, es de extrema actualidad, ya que intervinieron en la bárbara persecución masónica contra los cristeros, las mismas entidades que actualmente mantienen el mimo propósito: hacer desaparecer a la Iglesia Católica, desacralizándola, eliminando el Santo Sacrificio de la Misa, englobándola en el mundo UNO totalitario. Ellas son: la Masonería y  EEUU; cuentan con el apoyo del Vaticano actual, pues  tras su estudiada displicencia  es liberal.  

SITUAIÓN DE LA IGLESA EN MÉXICO, DURANTE LAS PRIMRAS DÉCADAS DEL SIGLO XX:

El empeño de los gobiernos mejicanos para hacer desaparecer a la Iglesia Católica fue de una ferocidad diabólica.

Como muestras de lo escrito, leemos en SISINONO:  “El deporte preferido de los federales no era matar cristeros, adversarios temibles e invencibles en el terreno, sino cebarse con la población civil, con los católicos no combatientes, y ahorcarlos en los postes telegráficos y junto a las vías del tren, a lo largo de kilómetros y kilómetros. Se empleaba la tortura sistemáticamente, tanto para obtener información como para prolongar el suplicio y obligar a los católicos a rengar de su fe, y las tropas gubernamentales gritaban ¡‘viva el demonio!, profanaban las iglesias horriblemente: entraban en ellas a caballo y hacían pisotear las Sagradas Hostias bajo los cascos de sus monturas, transformaban los altares en mesas para comer y el resto de los templos en establos, profanaban y fusilaban las imágenes sagradas, se disfrazaban con los ornamentos sagrados y se comían las Hostias consagradas mientras bebían café con leche en  los cálices…”

Más aún que la persecución gubernamental, el mayor fervor de los cristeros en defender la Religión fue originada por una “medida inaudita hasta entonces en la historia de la Iglesia”, decretada por el CEM (Comité Episcopal Mejicano) y aprobada por el Papa Pío XI: la suspensión del culto público. El cierre de las Iglesias y la privación de los sacramentos fue la gota que colmó el vaso de la paciencia mejicana, en momentos en que cientos de cristeros, mártires potenciales, necesitaban imperiosamente la asistencia sacerdotal.

La aprobación de Pío XI no debe sorprender considerando su confuso concepto de los nacionalismos, defensores de Dios y la Patria, recordando la trágica excomunión de Acción Francesa, su desistencia ante el comunismo en España, la condena del Fascismo y del nacional-socialismo, porque consideraba que allí la juventud se formaba sólo en virtudes naturales, sin comprender que era el medio apropiado –deportes, disciplina y alegría de vivir-- para llegar a las trascendentales. Creyó que la juventud debía participar en la desubicada, individualista, inoperante e infructuosa “Acción Católica”. Resultado: la degradación de la juventud parece hoy día irreversible; impulsada por la propaganda mundial. ¡La Jerarquía de la Iglesia poco y nada se hace oir en su defensa !

El CEM postulaba la línea conciliadores, diplomática, pero en 1926/29 estalló una verdadera guerra civil. “Roma callaba en lugar de seguir denunciando la barbarie comunista: las tropas federales asaltaban y fusilaban sin freno alguno: los gobernadores de los Estados mandaban ahorcar a los líderes católicos”.

“Por todo ello, era más evidente que el acorralamiento feroz que sufría el pueblo mejicano era lo que lo llevaba a la guerra. Este pueblo, que lo  había soportado todo hasta entonces del despotismo masónico y comunista, como antes lo había aguantado todo  de los bandidos que asolaban Méjico: el látigo, la expoliación, la miseria; que había sido privado de sus tierras, de sus otros bienes, de sus libertades, de su honor nacional, no pudo sufrir que se le privara de los sacramentos de su religión, no pudo aguantar que se le privara de Cristo sacramentado y, poniendo por obra las enseñanzas de la religión católica que dice ue no  sólo de pan vive el hombre, y que la ´única muerte que ha de temer no es la del cuerpo sino la muerte eterna, fue a la guerra en nombre de Cristo Rey y de la Virgen de Guadalupe.

 

CONCORDANCIA ENTRE EL EPISCOPADO MEJICANO Y EL PAPA PÍO XI CON EL GOBIERNO DE LOS EEUU DE NORTEAMÉRICA CONTRA EL CATOLICISMO CRISTERO MEJICANO:

La reacción de los obispos fue pésima. Los pastores escaparon de sus Sedes abandonando a las ovejas en las garras de los lobos. El obispo de Chihuahua amenazó con excomulgar a los cristeros. Sólo un Obispo permaneció en su puesto; y de unos 3.500 sacerdotes de todo Méjico, sólo un centenar “se negó a obedecer a la jerarquía: entró en la clandestinidad para auxiliar al pueblo.”

“Al redoblarse la violencia de la persecución religiosa el CEM se trasladó a los EEUU de Norteamérica y se instaló allí, en lugar de pasar a la clandestinidad y ponerse bajo la protección de los insurgentes, que continuaban yendo al martirio y desangrándose en los campos de batalla prácticamente sin sacramentos. El CEM sufrió en Norteamérica la presión constante del Departamento de Estado… Los obispos norteamericanos se sumaron a la infamia y sólo le dieron a los cristeros, pese a las promesas de ayuda, limosnas insultantes…

Por lo demás, los obispos norteamericanos conocían bastante bien lo que estaba pasando en Méjico, no ignoraban que su país estaban detrás de toda clase de horrores, que un gobierno bolchevique, sostenido por la Casa Blanca, quemaba millares de aldeas, arrollaba a mollares de personas a los caminos y a veces los ametrallaban, robaba las cosechas y el ganado para matar luego a tiros a los animales que no habían podido llevarse, deportaba a poblaciones enteras envagones de trenes para transportar ganado y  después hacía morir de hambre a los sobrevivientes en auténticos campos de exterminio erigidos en los pantanos”.

“De hecho, hubo dos obispos que movidos por la vergüenza ante la acción el gobierno estadounidense, confesaron algo de lo que sabían: Monseñor Curley, arzobispo de Baltimore, abril de 1926 escribirá: Carranza y Obregón reinaron en Méjico merced al apoyo de Washington, Eran ametralladoras norteamericanas las que abrieron fuego, hace unas semanas, contra el clero y los fieles de San Luis de Potosí. Provenían de nuestro país, los fusiles que se emplearon contra mujeres en Méjico, para profanar la iglesia de la Sagrada Familia. Somos nosotros quienes, por conducto de nuestro gobierno armamos a los asesinos profesionales de Cales; nosotros quienes los sostenemos en la ejecución del abominable plan que éste se ha trazado para borrar hasta la idea de Dios del corazón de millones de niños mejicanos. Sólo con que Washington consistiera en no ocuparse ya de Méjico,  con que suspendiera la ayuda desleal que le presta al actual régimen bolchevique, Calles y su banda, no durarían ni un mes”.

“Monseñor Arthur Drossraerts , arzobispo de San Antonio (Tejas): ¿No apoyamos al odioso Carranza? ¿No sostuvimos al aquel viejo bandido de Pancho Villa? ¿No elevamos a Álvaro Obregón a la presidencia de la República? ¿No estamos alimentando la amistad de Calles al procurarle los aviones con los que bombardea hoy a esos hombres heroicos que mueren por su fe en el Estado de Jalisco? Es el aplastante poder de los Estados Unidos el que aporta un sostén ilimitado a los bolcheviques mejicanos, el que deputa un embajador a Calles y a sus hijos, el que vigilia celosamente las fronteras para impedir que la más mínima caja de municiones llegue a las manos de esos hombres heroicos que luchan pr su honor y su libertad”.

El martirio mejicano continuó con tortuosas maniobras diplomáticas donde intervinieron el gobierno yanqui en pleno, el embajador Narrow, etc. y el episcopado mejicano acompañado por el yanqui. Inclusive proponiendo  agresivas decisiones políticas y bélicas. Siempre escondiendo la mano para “tirar la piedra” contra los cristeros.

Sólo nos resta rezar por los mártires cristeros y admirar su hombría, para que sean ejemplo a nuestro pueblo católico.

Queda al descubierto, además, la maniobra subrepticia que practica USA, CONTRA TODOS LOS NACIONALISMOS, promoviendo y apoyando insurrecciones, fomentando guerras civiles, proveyendo armas para que los pueblos se maten entre sí hasta la extenuación. Obligándolos entonces a recurrir a los préstamos usurarios que los someterán al gran capital eternamente. Estas guerras fueron planificadas principalmente para acrecentar los beneficios de la industria bélica yanqui.

AREGENTINOS: CARECEMOS DE LA NECESARIA RESPONSABILIDAD Y DEL PATRIOTISMO PARA DEFENDERNOS DE UNA GUERRA QUE ATACA A DIOS, LA PATIA LA FAMILIA Y LA JUSTICIA SICIAL

APRENDA EL PUEBLO Y NO LO OLVIDE: ¡USA/ISRAEL, Y  LA “OTAN” (MASONERÍA), ACOMPAÑADOS CON EL MIEDO Y EL SILENCIO DEL VATICANO PROGRESISTA DEL PAPA FRANCISCO SON NUESTROS ENEMIGOS NATURALES! ¡Y NOS DECLARARON   UNA GUERRA SUBREPTICIA, ANIQUILADORA, DESCUARTIZADORA! ¡PARA DEJARNOS BAJO EL PODER DEL SEÑOR DEL MUNDO!

 

 

 

 

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