lunes, 7 de enero de 2019


¡Feliz año 2019, les desea un corazón nacionalista!
Huroneando en enero 2019


+ Por primera vez desde que tengo uso de razón –aunque no tengo mucha, dicen las malas lenguas- o sea desde mucho tiempo atrás, nos pasamos Nochebuena sin ver una sola película sobre el nacimiento de Jesús. Ni siquiera en el canal boliviano, que conserva generalmente más las tradiciones. Fue la ruptura de Hollywood con el cristianismo, la ruptura manifiesta, a través de la TVbasura, entre la civilización tecnocrática capitalista y el cristianismo. Fue el golpe de gracia del capitalismo ateo para hacer olvidar la Santa Misa, los pesebres, las canciones y los villancicos; que la Nochebuena es la Fiesta religiosa y familiar, espiritualmente alegre, del nacimiento del Redentor. Eso sí, aún perduran entre nosotros los Pesebres bailados por los niños en las calles jujeñas. Gracias a Dios, este año también los disfrutamos. ¿Hasta cuándo durarán?

+ Desde hace años, y cada vez más acentuadamente, imitamos las costumbres, las modas, las marcas, como no me canso de advertir indignado, de nuestros amos del Norte; tan degradado está nuestro pueblo. Así se evidenció en el festejo de la Nochebuena, realizada al estilo Hollywood: iluminando las fachadas, decorando pinitos como en la Nueva Inglaterra, grandes juergas con comilonas y alcohol a cántaros, y los regalitos de Santa Claus, el engendro creado por la Coca Cola, transformado en el personaje principal de la Nochebuena. Nada de Jesús, olvidado, sustituido. Nada del pequeño Niño-Dios, nacido en el pobre establo, repudiado por el judeo-calvinismo, que venera la riqueza y la ostentación, como signo de beneplácito divino. Cada vez más intensamente están sustituyendo el catolicismo por la Religión universal noáquica. ¡A preparar los trajes de amianto!

+ Nuevamente ayer, la Ministra de Seguridad, sra. Bullrich, anunció la detención y recupero de drogas, 300 kg., en esta ocasión. Y en el momento culminante, cuando el pueblo entero prendido a la TVBasura esperaba oír el nombre de los detenidos y de sus mandantes, terminó su perorata sin mencionarlos, satisfecha de haber llegado hasta allí con su esfuerzo. El pueblo argentino esperó pacientemente, desesperanzado, que anunciase la detención, juicio y condena, de los traficantes de drogas. pero inútilmente. Ella, siguiendo el ejemplo de Makri, el nuevo Pilatos, se lavó las manos. Que se las arregle la “justicia”, dicen. Pero no aclaran que no hay Justicia. Supongo que el Presidente no cree en nada, fuera o más allá de él mismo, sino estaría temblando pensando en su propio juicio, que lo tendrá, quiera o no. Pues, ¡pobre del responsable que no administra justicia! Lo grotesco sucedió en una película alemana, cuando un personaje dijo una sentencia de política clásica; una verdad apodíctica, desconocida en Argentina: una sociedad que no sanciona al culpable desaparece.

+ ¡Con los papelones que hacemos los argentinos en los torneos de atletismo! La sra. Bullrich, no se presentó en ninguno de ellos a saltar, donde seguramente hubiera obtenido una medalla dorada, pues pasó fácilmente con su audacia la varilla de los 2 metros; y la de 6 metros en garrocha. Si, aunque no lo crea. Pero se animó en una competencia de escaladores de prebendas políticas, saltando con el mayor desparpajo, de ser militante montonera a ministra del cipayismo. ¡Gran saltadora! Muy próximamente, vísperas de elecciones, veremos saltar como canguros, de un lado para el otro, muy bien entrenados, y sin ruborizarse, a los conocidos políticos de siempre tratando de buscar una redituable colocación; caigan donde caigan.

+ Ya que estamos con esta dignísima ministra, pareja de Abruj, diré que estoy perplejo y asombrado que se preocupe en descubrir cargamento de drogas, sabiendo, al mismo tiempo, que es incondicional de Soros, según denunció el doctor Augusto Padilla. Pues Soros es el magnate internacional que, según dicen, entre sus altas ocupaciones de beneficencia pública, financia la droga. Si esto fuera cierto, ella trabajaría para el “cartel” de Soros, tratando de eliminar a los “carteles” de la competencia.


+ En la citada lista también figura como adepto a Soros el señor Abruj, formando con la ministra la pareja perfecta en plena comunión de propósitos.  Y aparecen muchos más, ministros, candidatos a presidente, etc., todos en puestos expectantes, de tal magnitud que, de ser cierta la denuncia, integrarían una logia capaz de transformarse en un loby de poder trascendente sobre la política nacional. Esto que menciono, casi como al pasar, sin que los medios lo publiquen, es una de las habituales catástrofes nacionales.

+ La señora Gimenez, Susana, y el señor Tinelli venderán cada uno sus respectivas mansiones ubicadas en  la R.O. del Uruguay  valuadas en 15 millones u$s y en 7 millones u$s respectivamente; calculándose el mantenimiento en 150.000 u$s anuales, que a estos faranduleros menesterosos les resulta muy oneroso. Estas enormes fortunas empalidecen las que gozaban las auténticas aristocracias, que en compensación servían al Bien común con la milicia y el sacerdocio. Pero Hollywood sólo muestra los excesos en que cayeron las aristocracias en ciertas esporádicas épocas históricas, para destacar que en “democracia” liberal siempre reina la austeridad republicana. Otro cuento mentiroso más. Gimenez y Tinelli demuestran que las nuevas aristocracias “democráticas” hacen fortunas inmensas, no sirviendo, sino corrompiendo al pueblo.

+ Estos dos faranduleros abandonan Uruguay; pero una bandada de otros viajan para ocupar el lugar. Primero de todos el ministro Dujovne, que adquirió una propiedad en el país vecino. El nonno Felice me objetó; ¡que casualidad, compra la casona justo al terminare el “arreglo” con el FMI! ¿Será un regalito de los benefactores del norte? Además del ministro llegaron muchos funcionarios y políticos y señoritas en busca de protectores adinerados. En fin, que está la “crema” de la sociedad. Los faranduleros del espectáculo y de la política; actividades cada vez más semejantes.

+ Este éxodo también acontecía bajo los KK, los amantes del pueblo. Y como es una costumbre política generalizada en el tiempo, actualmente los Makristas también se exilan. Ahora bien, ¿Por qué dejar dinero en el extranjero, con la falta que haría en nuestro país? ¿Por qué no compran propiedades y veranean en las playas argentinas? Responden al unísono: ¿Veranear con la chusma gasolera? ¿Es que se puede caer tan bajo? ¡Un diputado que no veranee en Punta? ¡Seríamos el hazmerreír de nuestros colegas! Como Punta es el lugar más caro y “distinguido”, allí vamos a veranear los personajes, ricos y famosos, que integramos la elite, pues es la playa que está a la altura de nuestra categoría. Así piensa la elite del Régimen liberal, pues carece por completo de sentimiento patriótico. Si no es Chile, será Punta. La cuestión es dejar el dinero moralmente mal habido en el extranjero; lo más lejos posible del lugar del latrocinio.

+ La mentalidad de estos faranduleros me recuerda la de los famosos “próceres” emigrados de la “tiranía” rosista, que por miedo a la Mazorca “huían” a Montevideo; y otros a Chile. Estos patriotas, también se consideraban de la elite, charlando y danzando en los Salones literarios, y tomando chocolate. Pero como necesitaban cierto tufillo a martirio, para que el pueblo los admire, huían a la Banda oriental, desde donde enviaban a Buenos Aires mensajes recalcando unos imaginarios sufrimientos inenarrables, provocados por la barbarie mazorquera, que apenas podían soportar. La realidad, en cambio, era otra, pues allí vagaban regaladamente, como buenos petimetres, con el dinero y la fama proporcionada por los imperialistas,

+ Durante Nochebuena los austríacos ofrecieron en Viena un Concierto maravilloso en un lugar encantado. Fue transmitido por un Canal boliviano, debido a carecer de la suficiente categoría artística para que lo emitan los de nuestro país. Al final, según costumbre, como fin de fiesta, la orquesta tocó el vals “El Danubio azul”, ovacionado por ese pueblo de altísima cultura musical. Les comentaba a mis nietos: “El Danubio Azul” es algo así como el Himno austríaco. Y me comenzaron a preguntar: ¿Cuál es la canción que nos distingue a los argentinos? Unos mencionaron cantores yanquis, otro cumbia, y el más realista, el Himno de Boca. Demostrando asi la enorme ignorancia cultural y artística de los estudiantes argentinos. No, les repuse, la canción supletoria del Himno de los argentinos, la más ajustada a nuestra idiosincrasia actual, la escribió Discepolín, y se llama: ¡CAMBALACHE!  




No hay comentarios:

Publicar un comentario