domingo, 25 de marzo de 2018



Doctrina Nacionalista
PÁRRAFOS ESCRITOS AL CORRER DE LA PLUMA EN UNA CLASE DE FILOSOFÍA QUE DICTABA EN SU DOMILICILIO PARTICULAR EL PROFESOR
Jordán Bruno Genta

LIBERTAD Y ESCLAVITUD.
EL TRATO CON HONOR, FUNDAMENTO DE LAS RELACIONES HUMANAS Y PRIMERA EXIGENCIA DE LA JUSTICIA SOCIAL, ES ESENCIAL EN LA POLÍTICA NACIONALISTA CATÓLICA.

Tal era la riqueza del pensamiento del profesor Genta, que en pocas palabras nos ofrecía para meditar ideas trascendentales tratadas metafísicamente. Las palabras que transcribo a continuación me confirmaron la existencia – lo que no es ninguna novedad- de una esclavitud actual, la de seres que se comportan como drogadictos, hechizados por los medios periodísticos, pues necesitan imperiosamente colmarse con las últimas noticas y los consiguientes comentarios, falsificados o tergiversados, para ellos asumirlos y repetirlos.  Una esclavitud mental que anula el sentido común y el criterio propio.
 Esta entrega de sí, los pone en manos de personajes incompetentes y malintencionados, tanto periodistas como políticos, (PyP), que dirigen el comportamiento y el pensamiento de la gente de acuerdo a ocultas manipulaciones programadas. Queda así el televidente, pese a que se le enseña que es libre como nunca lo fue ningún hombre en la historia, sometido, manoseado y maltratado demagógicamente, saturándolo de noticias para desorientarlo, tratado indignamente para convertirlo en un esclavo de los medios; y así despistarlo para que opine y vote sin ton ni son.  
A continuación las palabras del profesor Genta:
E
ncarar metafísicamente un problema es ver lo realísimo del problema. Es el mejor patrón para valorar las cosas.
Uno es libre por naturaleza, no por el hecho de nacer, pues se nace con el Pecado original. Se nace sólo virtualmente libre, no actualmente, pues la libertad consiste en el señorío sobre las cosas y los actos.
Todo cuanto existe o es fin o es medio. Por eso hay que precisar que la libertad no es el fin último del ser humano.
Kant decía: “el hombre no es un medio sino un fin en sí”. Lo que es mentira, pues no es un simple medio ni un fin en sí mismo.
Por eso dijo Aristóteles, que se basaba siempre en la realidad, con una riqueza experimental extraordinaria, que hay hombres que nacen esclavos, y lo mejor que puede ocurrírseles es que se subordinen a otros. No quiso decir que nacen esclavos de acuerdo a su esencia, pues por ser inteligentes tienen la posibilidad de ser libres, sino que algunos, por ser tan ignorantes, necesitan de alguien, pues no pueden llegar a su propio nivel por sí mismos.
El cristianismo no ha modificado esto sino tan sólo el trato a darle al que acusa la máxima indigencia, para compensarlo con lo que a él le falta. Don Quijote es el dechado de ese trato cristiano a los más menesterosos. Y al hacerlo así, los levanta sobre sí mismo, aunque no comprendan lo que les sucede y se rían cuando se los trata con distinción.
La misión del político, entonces, no es descender demagógicamente, sino levantar al hombre hasta la posición que le corresponde de acuerdo a su naturaleza. De acuerdo a lo cual la primera exigencia de la Justicia Social es el trato de honor, tratarlo dignamente, y no sólo satisfacer sus necesidades económicas.

Comentario nacionalista: si don Quijote es el dechado del trato con honor a los más menesterosos, no hizo Cervantes más que repetir la clase magistral de política cristiana, inaugurada por primera vez en la historia humana por Nuestro Señor Jesucristo, cuando enseñaba diariamente, con su ejemplo, el trato caritativo a los menos favorecidos, elevándolos hasta donde lo permitía la naturaleza de cada cual y convenciéndolos de su dignidad de hijos de Dios.
Comprendemos, entonces, cuánto se pervirtió la política. con el trato mentiroso y demagógico del actual liberalismo democrático de los partidos políticos y los sindicatos. Tan extraordinaria e inmensa fue esta verdadera revolución social, humana, espiritual, dignísima, caritativa, expuesta y vivida diariamente por Jesús, que cuesta llegar a valorarla en su trascendencia.
Ese trato tan insólito en esa época,  resultaba incomprensible para sus humildes oyentes; ¡fue el aporte sorprendente de Jesús en las relaciones sociales! Que sólo pudo provenir del Hombre-Dios.  Tan distinta al trato que dispensaban los poderosos a los esclavos en el paganismo; a la actual mezquindad materialista liberal y marxista; o a los argumentos hipócritas de las organizaciones de los “derechos humanos”….
Porque la   actual reivindicación proletaria que proclaman los izquierdistas, tan promocionadas por los PyP,   ¡y por los obispos tercermundistas!, no es más que un burdo materialismo, remedo inventado por el judío fariseo Marx,  de la sublime doctrina cristiana. El marxismo, en cualquiera de sus variantes, dejó en el mundo un tendal de seres carenciados y anhelantes de vida digna.
Respecto a la esclavitud económica, en los manuales de historia oficial se nos cuenta, por ejemplo, que Lincoln, en la USA, fue el paradigma de la liberación de la esclavitud; lo que es falso, por supuesto, como toda la historia oficial íntegra, porque liberó a los negros de las fincas algodoneras para que emigren como proletarios a las industrias de la Nueva Inglaterra, donde necesitaban mano de obra barata.  Lincoln los usó, en su papel de calvinista fariseo, sin emplear ningún trato de honor.  
Igual sucede con la moderna emigración forzada por el liberalismo, de los campesinos empobrecidos atraídos por la “buena vida” proletaria, que creen se disfruta en las babélicas ciudades, para que pueblen las villas miseria del mundo. El liberalismo de ninguna manera puede enaltecer a los menesterosos.
Cuando Jesús comenzó su apostolado, la reacción de los judíos fue fulminante, extrañados y asombrados que alguien pudiese hablarles con la sinceridad que trasuntaba su personalidad, acostumbrados a ser tratados como esclavos, con el despotismo y la soberbia característica de los fariseos. El padre Stephane. Piat, OFM, escribió en “El Evangelio de la pobreza”, (Rialp, pg. 149), una breve reseña de la inmensa transformación social ocurrida cuando Jesús comenzó a tratar a los más humildes como si fuesen los primeros:
“La exegesis rabínica había complicado la Ley hasta el punto que sólo un grupo selecto de letrados podía moverse sin dificultad en semejante laberinto. Los humildes se perdían en él. Eran los despreciados, los malditos, “el pueblo de la tierra”, y se resignaban como si fuese un destino inexorable fijado por la voluntad de Yavé… El mensaje [de Jesús] que rehabilitaba a los pobres, al caer en semejante ambiente, parecía una paradoja. La mayoría de los asistentes escuchaban sin comprender a aquel predicador tan simpático como original. Algunos movían la cabeza con escepticismo. Los fariseos, mezclados entre la muchedumbre se burlaban. Algunas almas más nobles y abiertas creían soñar: ¡Si  fuera  verdad!”.
¡Si fuera verdad!
¡Y FUE VERDAD! AUNQUE HOY SE HAYA RETROCEDIDO AL TRATO FARISAICO DE LIBERALES Y MARXISTAS.



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