viernes, 3 de junio de 2016

DEJAMOS ATRÁS LA  CORRUPCIÓN CHABACANA DE LA “DÉCADA INFAME” KK  .¿ENTRAREMOS CON MACRI  A UNA NUEVA “DÉCADA INFAME” DE GUANTE BLANCO?
 AUNQUE NO QUIERO ANTICIPAR LA POLÍTICA DE MACRI, EL PRELUDIO ES   DESESPERANZANTE. SI FUESE ASÍ,  Y NO MEDIARA UN MILAGRO, COLONIAS SERÍAN LAS DOS, CON DISTINTOS AMOS.  SÓLO SE DIFERENCIARÍAN EN LOS "MODALES". Y ASÍ EL RÉGIMEN PERDURARÁ, PASANDO DE MANO EN MANO; MANOS SELLADAS CON TRES PUNTOS .
¡SERÁ COLONIA LEGALMENTE! ¡PORQUE LA PATRIA DEBE ENTREGARSE LEGALMENTE, AVALADA POR LAS HONORABLES CÁMARAS Y EL NO MENOS HONORABLE PODER JUDICIAL!
¡MIENTRAS EL PAÍS SIGUE GIMIENDO!

(Tomado de la revista ULISES, junio 1972)
HISTORIA DE LA ENTREGA
Julio Irazusta
L
a entrega es un dogma nacional, revelado por los negadores del dogmatismo religioso, esfera del espíritu en que tal actitud mental es comprensible; y declarado indiscutible en el plano de la contingencia económica. A este respecto, los pseudos-profetas que lo implantaron, son acatados por sus seguidores con mayor reverencia que la mostrada  por muchos católicos a los dogmas de nuestra Iglesia.

En concreto, la entrega resulta del sistema formado en un siglo largo, de admitir que la dirección del país, y en gran parte, la propiedad de sus fuentes de riqueza se hallen en poder del extranjero.

Hasta el fin de la época del tasajo, la industria de la carne  había quedado en manos nacionales. Cuando empezó la exportación del congelado  y del enfriado, una fábrica levantada en Quilmes, superior a las norteamericanas, fue arruinada por gravámenes municipales según denuncia del vicepresidente Quirno Costa; y en cambio se dejó establecer un monopolio frigorífico inglés, más tarde anglo-yanqui, que reguló a su antojo nuestro mercado, y ejerció tanta influencia política como el ferroviario. En un discurso de Vidal en el Senado, del 1º de de 1924, se denuncia con incompatible rigor el monopolio frigorífico extranjero, y se dice que durante la primera guerra mundial, la ganadería argentina gano la mitad que la norteamericanas. Era todavía una situación ideal. Pues más tarde llegó a trabajar a pérdida, según lo reconocieron autoridades nacionales de todos los partidos. No hace más de un año y medio, un ministro británico de comercio, Mr. Dell, confesó que en 1966, 1967 y 1968, Inglaterra había quedado debiendonos 50 millones de libras anuales, o sea el valor de la exportación de carne, alrededor de 100 millones de dólares anuales. Y nadie le preguntó ni nadie a dicho cómo se saldó esa deuda de 300 millones de dólares. En cambio los diarios hablaron de préstamos británicos a la Argentina, que sería como aquellos de que Miranda dijo en el Senado que nos prestaban la plata que nos debían. Para dejar todo como estaba. Conducta que Frondizi calificó en la cámara de diputados: “antiimperialismos verbales y entregas de hecho”. Calificativo que mereció su gobierno, que asimismo dejó todo como estaba, después de haber denunciado la expoliación británica mejor que Vidal y Lisandro de la Torre.

El ex ministro Ferrer, que algo sabe de eso, puesto que dejó sin imprimir su Informe sobre Carnes (en colaboración con Monsalve), aunque amenazó  no pagar un peso  por empresas quebradas, pagó las garantías honorarias debidas por el monopolio. Y pese al nacionalismo de su lenguaje, se estrenó con una receta fracasada veinte veces, la de aumentar los precios oficiales, lo que significaba que nada cambiaría en la conducción nacional  establecida por los agentes  de las empresas extranjeras.

En materia de petróleo, la entrega es menos patente, pero no menos desventajosa para el país. La rentabilidad del producto es la mayor de todas.  Después de haber fracasado la ley del monopolio estatal en tiempos de Irigoyen, de haber sufrido los embates de las concesiones leoninas (algunas, por ej. la del Banco Loeb vendida de inmediato, como Wheelwright lo había hecho con la del Central Argentino), la empresa jamás dejó de ser nacional. Y aún es la tercera de las industrias continentales, después de Pellmex y Petrobras. Puede que si dura el régimen antinacional, la mala administración y el endeudamiento masivo, en combinación con una prédica de privatización que cuenta con el mayor número de órganos de opinión, logren hacer pasar esa fuente de riqueza a poder del extranjero.

En materia de automotores, cuando amenazaron el riel inglés, fueron detenidos en su expansión al ser coordinados. Al nacionalizarse los ferrocarriles, y quedar libre de ese obstáculo, se admitieron 22 empresas extranjeras de nombre, hechas con la venta de coches importados a precio de lista en el mercado internacional, y vendido al doble o el triple de su valor, con cuya ganancia compraban dólares en el Banco Central. Por añadidura las empresas emitieron  acciones compradas por inversores locales.  Con lo que el dinero argentino financiaba pseudorradicación, para que las fábricas fueran extranjeras, y exportaran sus ganancias como ajenas.

En la petroquimica, e infinidad de  otros rubros industriales, la entrega se concreta por medio de créditos, avalados por el Banco Central. Negocios que empresas argentinas podrían hacer su disfrutaran las mismas ventajas.

El banqueo hecho con dinero de los depositantes locales, y a intereses usurarios, es otro de los rubros de la entrega. Los vaciamientos de empresas poco significan al lado del vaciamiento del país, como dijo mi amigo Beveraggi Allende.

En suma, la exportación de ganancias  ajenas, hechas en el país, significaban un drenaje de dinero  que deja al país sin la mayor parte del fruto de su esfuerzo, y en la imposibilidad de capitalizar, para impulsar el desarrollo con nuestros propios medios, único ventajoso.

Frente a esa riqueza ajena, enquistada en el país, y que hace política permanentemente, el interés radicado en el país: terratenientes, agricultores, comerciantes que viven mendigando del Estado lo que tienen derecho a exigir, son absolutamente impotentes. Y seguirán gimiendo bajo el peso de una fiscalidad que cada día es más voraz y presta menos servicios, mientras el interés privilegiado extranjero sigue dominando a los sucesivos gobiernos, en los cuales influye  por sus agentes, considerados por el ex presidente Ongania como los únicos capaces de conducir la economía nacional. El aparato montado para evitar el cambio es más poderoso que el soviético. Pues un disidente argentino jamás alcanzará la fama mundial , que se le fabrica al primer escritor ruso que logra hacer pasar sus quejas al extranjero.

La entrega argentina es tabú para el mundo occidental.-