martes, 5 de agosto de 2025

 

+ El arte al servicio del imperialismo.

EL BALLET ROBOTIZADO.

 

Los regímenes democráticos y liberales y, por supuesto los marxistas, para mantenerse indefinidamente vigentes, emplean la popularidad de artistas y deportistas, tratando de renovar el pésimo prestigio del plantel de políticos profesionales. Pero inútilmente, son de tan baja estofa humana, los unos como los otros. Luego el periodismo se encargará de maquillarlos para que aparezcan en escena luciendo sonrientes como los salvadores de la Patria.

 

Los artistas son tan parásitos como los políticos, a los que imitan. Sin dignidad moral todos ellos roban dinerales; no representan los intereses populares, sino los de ellos mismos.  El arte queda absorbido por la política partidocrática que muestra la acostumbrada imagen ignominiosa. La única solución es la aparición de un político con HONESTIDAD Y PATRIOTISMO Pero estos son valores impensables en el sistema partidocrático, también llamado, con justa razón sistema dinerocrático,  --a los que ellos  jamás  recurrirían, pues sería el fin del atraco--.

 

Y hablando del muchísimo dinero necesario para mantener a esos holgazanes, la mención a Rothschild, o el magnate de turno, es inevitable, pues con sus dólares dominan los sistemas partidocráticos y a sus integrantes; que deben someterse, para recibir sobornos y empréstitos usurarios, a los planes de los amos. Seguramente el más perverso de ellos es pretender transformar a los seres humanos en una masa informe, inhumana, impersonal, sustituyendo a los artistas y a todos los que mantienen, con sentido común y espíritu crítico, un pensamiento propio en todos los órdenes de la vida. 

*

 

El Ballet es un arte admirable pues espiritualiza el cuerpo femenino exhibiendo su elegancia, gracia y su belleza recatada en todo su esplendor.  Entregadas a la inspiración musical las bailarinas nos deslumbran a punto de admirarlas imaginando que, aladas, están venciendo el peso de la materia.  En el Ballet lucen virtudes estéticas femeninas, y la intención de volar hacia la Belleza, acentuando la Verdad de la realidad espiritual humana.

 

Muchos años atrás, abril de 1961, concurrí al Teatro Colón de Buenos Aires, para ver a la inolvidable Tamara Toumánova. Sólo diré, al aparecer en el escenario, ante sus primeros movimientos nos embargó una emoción que derivó en una ovación indescriptible del público que desbordaba la Sala, ante la presencia de un ser privilegiado que devolvía al Creador las aptitudes que le había otorgado. Era una sinfonía de imágenes y movimientos de una armonía y gracia admirables, sin notas disonantes. El arte en su manifestación más elevada. Fue uno de mis recuerdos imborrables del Teatro Colón. 

 

Pero este elevarse sobre la materia es inadmisible para los hijos del demonio, pues para estas malas bestias la persona humana no es espíritu y cuerpo, materia y forma, es solo materia masificada dispuesta a recibir la “forma” más infame y baja, para subsistir como pura materia indiferente sin un camino hacia el “más allá”. El propósito destructivo ya está en marcha y se difunde rápidamente, degradando el ballet y demás disciplinas artísticas.  

 

Tanto es así que, días pasados, vimos en la televisión una función musical en La Fenice de Venecia, celebrando el inicio del año 2025. En ciertos momentos se interrumpía la imagen y aparecía en la pantalla del televisor, un “ballet” insólito, que nada tenía que ver con el desarrollo musical. Una decena de bailarines de los dos sexos (o quizá en realidad solo del ambiguo) con una mímica nerviosa, grotesca, rígida; mecanizados como una máquina funcionando; en fin, ya no parecían seres humanos sino marionetas   realizando movimientos planificados y dirigidos desde “arriba”; como un grupo de robots sin la inspiración personal de una bailarina clásica. Eran humanos robotizados.

 

El robot trabaja incansablemente, no se queja, no se jubila, no se rebela ni es revolucionario, sin necesidad de latigazos ni de perros guardianes. Es un dócil esclavo que el pequeño grupo de “predestinados” a gobernar el mundo podrá dirigir a su antojo con solo apretar un botón. ¿Esto generará antisemitismo”? ¿Será el fin del arte y de la raza humana, racional y cristiana, que aspiraba al Bien, la Verdad y la Belleza?

 

La robotización artística se está generalizando en muchos teatros del mundo: pero también suplantará al hombre en todas las actividades humanas.  ¿El hombre nacionalista reaccionará antes que sea tarde? ¿Podrá luchar contra el periodismo y las multinacionales? ¿Se desencadenará la guerra final entre el hombre y la máquina?

 

Solo sobrevivirán los necesarios para algunas labores especiales, y las mujeres elegidas, por supuesto, que el robot no puede suplantar...+

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