+ El arte al servicio del imperialismo.
EL BALLET ROBOTIZADO.
Los regímenes democráticos y liberales y, por supuesto los marxistas,
para mantenerse indefinidamente vigentes, emplean la popularidad de artistas y
deportistas, tratando de renovar el pésimo prestigio del plantel de políticos
profesionales. Pero inútilmente, son de tan baja estofa humana, los unos como los
otros. Luego el periodismo se encargará de maquillarlos para que aparezcan en
escena luciendo sonrientes como los salvadores de la Patria.
Los artistas son tan parásitos como los políticos, a los que imitan. Sin
dignidad moral todos ellos roban dinerales; no representan los intereses
populares, sino los de ellos mismos. El
arte queda absorbido por la política partidocrática que muestra la acostumbrada
imagen ignominiosa. La única solución es la aparición de un político con
HONESTIDAD Y PATRIOTISMO Pero estos son valores impensables en el sistema
partidocrático, también llamado, con justa razón sistema dinerocrático, --a los que ellos jamás
recurrirían, pues sería el fin del atraco--.
Y hablando del muchísimo dinero necesario para mantener a esos
holgazanes, la mención a Rothschild, o el magnate de turno, es inevitable, pues
con sus dólares dominan los sistemas partidocráticos y a sus integrantes; que
deben someterse, para recibir sobornos y empréstitos usurarios, a los planes de
los amos. Seguramente el más perverso de ellos es pretender transformar a los
seres humanos en una masa informe, inhumana, impersonal, sustituyendo a los
artistas y a todos los que mantienen, con sentido común y espíritu crítico, un
pensamiento propio en todos los órdenes de la vida.
*
El Ballet es un arte admirable pues espiritualiza el cuerpo femenino
exhibiendo su elegancia, gracia y su belleza recatada en todo su
esplendor. Entregadas a la inspiración
musical las bailarinas nos deslumbran a punto de admirarlas imaginando que,
aladas, están venciendo el peso de la materia.
En el Ballet lucen virtudes estéticas femeninas, y la intención de volar
hacia la Belleza, acentuando la Verdad de la realidad espiritual humana.
Muchos años atrás, abril de 1961, concurrí al Teatro Colón de Buenos
Aires, para ver a la inolvidable Tamara Toumánova. Sólo diré, al aparecer en el
escenario, ante sus primeros movimientos nos embargó una emoción que derivó en
una ovación indescriptible del público que desbordaba la Sala, ante la
presencia de un ser privilegiado que devolvía al Creador las aptitudes que le
había otorgado. Era una sinfonía de imágenes y movimientos de una armonía y
gracia admirables, sin notas disonantes. El arte en su manifestación más
elevada. Fue uno de mis recuerdos imborrables del Teatro Colón.
Pero este elevarse sobre la materia es inadmisible para los hijos del
demonio, pues para estas malas bestias la persona humana no es espíritu y
cuerpo, materia y forma, es solo materia masificada dispuesta a recibir la
“forma” más infame y baja, para subsistir como pura materia indiferente sin un
camino hacia el “más allá”. El propósito destructivo ya está en marcha y se
difunde rápidamente, degradando el ballet y demás disciplinas artísticas.
Tanto es así que, días pasados, vimos en la televisión una función
musical en La Fenice de Venecia,
celebrando el inicio del año 2025. En ciertos momentos se interrumpía la imagen
y aparecía en la pantalla del televisor, un “ballet” insólito, que nada tenía
que ver con el desarrollo musical. Una decena de bailarines de los dos sexos (o
quizá en realidad solo del ambiguo) con una mímica nerviosa, grotesca, rígida; mecanizados
como una máquina funcionando; en fin, ya no parecían seres humanos sino marionetas
realizando movimientos planificados y
dirigidos desde “arriba”; como un grupo de robots sin la inspiración personal
de una bailarina clásica. Eran humanos robotizados.
El robot trabaja incansablemente, no se queja, no se jubila, no se rebela
ni es revolucionario, sin necesidad de latigazos ni de perros guardianes. Es un
dócil esclavo que el pequeño grupo de “predestinados” a gobernar el mundo podrá
dirigir a su antojo con solo apretar un botón. ¿Esto generará antisemitismo”?
¿Será el fin del arte y de la raza humana, racional y cristiana, que aspiraba
al Bien, la Verdad y la Belleza?
La robotización artística se está generalizando en muchos teatros del
mundo: pero también suplantará al hombre en todas las actividades humanas. ¿El hombre nacionalista reaccionará antes que
sea tarde? ¿Podrá luchar contra el periodismo y las multinacionales? ¿Se
desencadenará la guerra final entre el hombre y la máquina?
Solo sobrevivirán los necesarios para algunas labores especiales, y las mujeres
elegidas, por supuesto, que el robot no puede suplantar...+
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