lunes, 29 de noviembre de 2021

 

Batalla de la Vuelta de Obligado

Antecedentes

El 28 de marzo de 1838 el gobierno francés, con la total impunidad que otorga ser una de las primeras potencias mundiales, bloqueó el puerto de Buenos Aires, es decir, agredió militarmente a la Confederación Argentina liderada por Juan Manuel de Rosas, a la sazón gobernador de Buenos Aires y Encargado de las Relaciones Internacionales de la Confederación de marras.

Escusas siempre hay, en este casos hubo varias; protestar porque los ciudadanos franceses residentes en el país no estaban exentos del servicio militar como sí lo estaban los ingleses gracias al tratado de “Nación más favorecida” firmado por Bernardino Rivadavia en favor de los británicos en 1825. Defensores de pobres y ausentes, en este caso tomando partido en contra del general Oribe; quien había bloqueado Montevideo por tierra con la ayuda argentina. Oribe era el presidente legal de Uruguay y Rivera, con la ayuda francesa y de los unitarios argentinos, había logrado expulsarlo del cargo y del país. Rosas no hizo más que salir en auxilio del orden.

Lavalle, que estaba exiliado en el Uruguay, invadió Entre Ríos y Santa Fe con la ayuda militar y monetaria de Francia, e instigado por los exiliados argentinos en Montevideo. Pero lo único que encontró en la campaña fue la indiferencia por parte de la gente; y una serie de derrotas militares que lo obligaron a huir hacia el norte, encontrando la muerte en Jujuy.

Este bloqueo duró hasta el 29 de octubre de 1840 cuando el gobierno francés tuvo que levantarlo porque había sido derrotado diplomáticamente por el “bárbaro” caudillo argentino Juan Manuel de Rosas. Se firmó el tratado Arana-Mackau.

La Armada Uruguaya comandada por el inglés John Halstead Coe, que asolaba las costas argentinas, fue derrotado por el Almirante Guillermo Brown. Y en 1842 Coe fue reemplazado por el mercenario Giuseppe Garibaldi; quien también fue derrotado por Brown en Costa Brava el 16 de agosto de 1842.

Sólo cuando las cosas fueron desfavorables para Rivera, luego de haber invadido la Argentina, Francia e Inglaterra ofrecen su mediación diplomática. Rosas rechaza la oferta por considerar que Rivera había derrocado a Oribe e invadido la Confederación Argentina.

En noviembre de 1842 los embajadores británico y francés, John Henry Mandeville y Alexandre de Lurde, respectivamente, ofrecen por segunda vez su mediación. Esta vez aclarando que el ofrecimiento era ineluctable, de obligatoria aceptación.

Rosas se negó aduciendo que Rivera no sólo era usurpador del gobierno sino que mantenía ocupado parte del territorio de la Confederación Argentina. El 6 de diciembre de 1842 el ejército federal derrota a Fructuoso Rivera en Arroyo Grande, Entre Ríos.

Diez días después de la derrota de Rivera los embajadores de Francia y del Reino Unido exigieron a Rosas, por medio de una nota, el retiro de sus tropas del Uruguay y el cese de hostilidades. Rosas tardó mucho tiempo en contestar la nota.

El 16 de febrero de 1843 Oribe sitia Montevideo por tierra. En ese momento el embajador británico, en forma no oficial, manda llamar al comodoro John Brett Purvis; comandante de la flota británica estacionada en Río de Janeiro.

A principios de marzo Rosas anuncia que desde el 1ro de abril la Confederación Argentina haría un bloqueo parcial del puerto de Montevideo. Purvis desconoció por completo el bloqueo Argentino diciendo: «en actos del gobierno de Su Majestad Británica, hay antecedentes estableciendo el principio de no reconocer a los nuevos puertos de Sudamérica como potencias marítimas autorizadas para el ejercicio de tan alto e interesante derecho como el del bloqueo». Y pensar que tengo un amigo que le puso “Purvis” a su perro. ¡Bien hecho!

Purvis capturó la flota de Guillermo Brown y la trasladó a Uruguay. Tomó partido por los riveristas abiertamente. Aunque Lord Aberdeen (secretario exterior británico) comunicó a su embajador en el Río de la Plata que no tomara acciones contra la flota argentina y reconoció el derecho de la Confederación a hacer el bloqueo, no comunicó esta decisión a Purvis ni lo reconvino por lo hecho. Así actúan siempre las potencias mundiales con impunidad total.

Los franceses, principalmente, y los británicos aportaron la mayoría de los soldados del ejército de Rivera en Montevideo. Cuando Rivera anunció que los uruguayos de Oribe que fueran capturados serían fusilados por traidores Oribe hizo algo parecido. Los diplomáticos franceses y británicos protestaron contra Oribe y exigieron que se excluyera a los soldados de sus majestades. Aunque los propios marinos ingleses y franceses participaran en la defensa de la ciudad, las dos potencias colaboraban con Rivera con cuantiosas sumas de dinero y armas, a pesar de todo esto, las dos potencias se declaraban neutrales en el conflicto. No es sólo Purvis el que puede aportar a los nombres de las mascotas.

Los sitiados despachan, con la complicidad de Purvis, una misión liderada por Florencio Varela (argentino) a suplicar la intervención armada contra la Confederación Argentina ante los gobiernos del Reino Unido, Francia y Brasil. Incluso Varela llega a proponerle al general Paz la formación de la “República de la Mesopotamia” con Entre Ríos y Corrientes.

Rivera es derrotado definitivamente el 27 de marzo de 1845 en India Muerta. A raíz de esto el Reino Unido y Francia deciden mandar una misión ante la Confederación Argentina: William Gore Ouseley, por el Reino Unido, y Antoine-Louis barón Deffaudis, por parte de Francia. Misión Ouseley-Deffaudis.

La Misión exigió que Rosas cesara sus hostilidades contra el “gobierno legítimo de Montevideo”, retirase las tropas argentinas del Uruguay, e incluso llegaron a decir que no reconocerían a Oribe como gobernante. Rosas se negó categóricamente.

En una de las notas presentadas por la misión, la del 8 de julio de 1845, reclamaban que: 1ro la Confederación Argentina se estaba metiendo en los asuntos internos de Uruguay, 2do que la crueldad de la guerra dejaba anonadada la opinión pública del mundo civilizado y 3ro que el bloqueo afectaba los intereses comerciales del Reino Unido y Francia.

Este tipo de argumentación, hipócrita y falsa, es muy utiliza por las potencias mundiales, sobre todo porque les sigue funcionando.

La Confederación Argentina no hizo más que responder a la agresión uruguaya de Rivera; la crueldad de la guerra podría haber sido mucho más corta si no fuera por la intervención de Francia y el Reino Unido; cuando fue el bloqueo francés de 1838 sobre la Confederación ninguna de las dos potencias hizo la menor cuestión al respecto. Así mismo se podría argüir que la crueldad del Reino Unido en China y la India fue mucho mayor, lo mismo se podría decir de Francia en México y Argelia.

También se fomentó la separación de Santa Fe, Corriente y Entre Ríos de la Confederación.

Los embajadores dieron un ultimátum a Rosas para que cumpliera sus demandas, la fecha era el 31 de julio de 1845. El día 2 de agosto las “potencias civilizadas” se apoderaron de la escuadra del almirante Brown.

A fines de agosto el mercenario Garibaldi zarpó con una flota importante de Montevideo y se dedicó a bombardear y saquear las poblaciones del litoral. Atacó Colonia y Paysandú (Uruguay), luego Gualeguaychú, Concordia, Salto y otras villas menores. Después de sufrir varias derrotas volvió a Montevideo.

El Bloqueo

El 18 de septiembre de 1845 nuevamente Francia y el Reino Unido declaran el bloqueo de los puertos de la Confederación Argentina y del Uruguay, excepto Montevideo, y los puertos de las provincias de Santa Fe (gral Juan Pablo López) y Corrientes (Madariaga).

Esta vez la excusa era la participación argentina en la guerra civil uruguaya. La realidad era que querían la libre navegación de los ríos argentinos y uruguayos, entre otras cosas. Esta política de prepotencia y desprecio por el derecho de gentes les funcionaba muy bien a las dos primeras potencias mundiales; habían conseguido, y conseguirían más tarde, imponer su voluntad caprichosa en el resto del mundo. El único que les puso un freno y una derrota, que nunca perdonarán, fue el brigadier don Juan Manuel de Rosas.

La Batalla Naval

A mediados de septiembre de 1845 zarpó de Montevideo una flota numerosa: formada por buques de vela y vapor, y más de 100 buques mercantes. Contaban con 110 cañones de calibre de 24 a 80. Estaba comandada por los almirantes Massieu de Clerval y sir Charles Hotham.


El 20 de noviembre llegaron a un recodo del río Paraná llamado “Vuelta de Obligado”. Es el punto más angosto del río Paraná; ese fue el lugar elegido por Rosas para cortar el paso del río y atacar la flota.

Las tropas argentinas estaban comandadas por el general Lucio Mansilla. Este hizo tender un linea de barcazas de costa a costa unidas por una gruesa cadena, cortando el paso.

Instaló una batería en la costa bonaerense con 35 cañones de calibre de 4 a 24, muy inferiores a los de la flota. Pero así y todo cuando los franceses e ingleses desembarcaron para tomar la batería por asalto fueron obligados a reembarcarse en sus naves.

La flota luego de duros combates logró cortar la cadena y pasar hacia el norte.

Mansilla siguió colocando baterías a lo largo de la costa y hostigando la flota en su camino.

Si bien la flota llegó al norte argentino, no tuvo éxito comercial, fue muy poco lo que pudo vender.

La flota fue atacada en su camino hacia el norte y de regreso hacia Montevideo: San Lorenzo, Tonelero, Angostura del Quebracho. En este último lugar el 10 de junio de 1846 la flota sufrió una importante derrota. Nunca más se les ocurriría aventura semejante, habían escarmentado.

El desenlace hasta el Levantamiento del Bloqueo



Las dos potencias enviaron a Thomas Samuel Hood para que se presentara ante Rosas, cosa que hizo el 13 de julio de 1846. Presentó las instrucciones de las dos potencias: 1) Suspensión de las hostilidades, 2) Levantamiento del bloqueo, 3) Retiro de las fuerzas argentinas, 4) Desarme de los extranjeros en Uruguay, 5) Devolución de la Isla Martín García y los buques apresados a Brown, 6) Elecciones libre en Uruguay y 7) Reconocimiento de la soberanía plena de la Argentina sobre el río Paraná. En caso que la gente de Rivera no aceptase las condiciones los abandonarían a su suerte.

Rosas, luego de algunas correcciones, aceptó las condiciones y Oribe también.

El gobierno de-facto uruguayo rechazó las condiciones y a la misión Hood. Los embajadores anglo franceses y los comandantes de la flota se negaron a abandonar al gobierno uruguayo. Tanto Hood como Ouseley y Deffaudis fueron llamados a Europa.

Los ingleses mandan como plenipotenciario a John Howden y los franceses a Alexandre Waleski. También se reemplazó a los comandantes navales. Como se ve cambian los muñecos pero los titiriteros siguen pretendiendo lo mismo.

Felipe Arana y Rosas manifestaron a los plenipotenciarios que firmarían el acuerdo establecido con Hood. Y que no lo modificarían. Luego de una serie de notas intercambiadas sin provecho para los europeos los embajadores pidieron sus pasaportes y se fueron a Uruguay. Oribe se entrevistó con los embajadores y se negó a firmar un acuerdo sin el beneplácito de Rosas.

El general Urquiza venció la rebelión correntina en la batalla de Vences. Con este triunfo los uruguayos se quedaron sin aliados dentro de la Confederación, al menos de momento.

Las dos potencias usurpadoras enviaron una nueva misión, Gore-Gros. Esta vez se enfocaron en ofrecer unas dádivas a Oribe para separarlo de Rosas. Finalmente no tuvieron éxito y abandonaron el Río de la Plata.

En octubre de 1847 el Reino Unido envía como embajador a Buenos Aires a Henry Southern, puesto que estaba bacante desde hacía varios años. Este se presenta ante Felipe Arana pero no es recibido oficialmente por orden de Rosas. La negativa se mantendría hasta que Inglaterra firmara un acuerdo sobre las bases de la misión Hood. Se le permitió residir en Buenos Aires. A principios de 1849 Inglaterra da la orden a Southern de llegar a un acuerdo con Rosas.

Luego de una negociación extensa, Rosas era muy detallista, se llega al acuerdo Arana-Southern. El tratado le reconocía a la Confederación Argentina su soberanía sobre los ríos interiores, incluido el río Uruguay en conjunto con el país vecino; le reconocía el derecho de resolver sus diferencias con Uruguay, de forma pacífica o armada, sin la intervención de las potencias extranjeras, así como su derecho a bloquear los puertos del enemigo; se le devolvió a la Confederación la isla Martín García y los barcos capturados; se haría un desagravio de la bandera Argentina por parte de la flota británica con 21 cañonazos.

Francia por su parte mantiene el bloqueo, la isla Martín García y naves argentinas. Luego de la revolución del 48 Francia se había vuelto más belicista. Envió al almirante Leprédour con unas proposiciones inaceptables para el gobierno argentino, y encima mandó un refuerzo importante en barcos y soldados al Río de la Plata.

Rosas, ante la llegada del nuevo contingente, se negó a recibir a Lepredour; lo terminó haciendo en forma particular a pedido de Southern. Obviamente se rechazó el acuerdo. En sucesivas entrevistas se acercaron las posiciones, Leprédour recibió la orden de llegar a un acuerdo rápidamente.

Finalmente, después de mucho cacarear, los franceses se avinieron a firmar un tratado como el que firmó el Reino Unido. Se devolvió todo lo robado, se levantó el bloqueo, se retiraron las tropas francesas de Uruguay, se reconoció la soberanía argentina sobre sus ríos, y se saludó el pabellón Nacional con 21 cañonazos.

La victoria de Juan Manuel de Rosas sobre las dos principales potencias mundiales fue total y contundente.

Augusto E Margueirat

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