DIPLOMACIA
MARCHATRÁS.
Julio Irazusta nos
recuerda una noción que siempre fue bandera del nacionalismo, absolutamente
incomprendida y desechada por el Régimen unitario/liberal: sin SOBERANÍA política
una Nación no sobrevive, ni puede tomar decisiones independientes, ni alcanzar
la grandeza nacional, ni siquiera el Bien común. Sin SOBERANÍA una Nación muere
vergonzosamente.
Escribió en “De la epopeya
emancipadora a la pequeña argentina” en pg.259, unas breves palabras que
resumen todo el accionar político entreguista del Régimen unitario/liberal: “Si hay una piedra de toque para juzgar la
capacidad de gobierno propio, esta es la política exterior. De ella dependen el
origen de los Estados, su desarrollo en el concierto internacional, sus
posibilidades de engrandecimiento, su suerte definitiva”.
Soberanía significa, entonces,
contar con gobernantes y diplomáticos competentes y patriotas, con vocación
nacionalista, y el respaldo de bayonetas bien afiladas. Su personaje paradigmático
fue un prócer cuya memoria fue fusilada por el periodismo al servicio del imperialismo,
por la Historia falsificada, y la escuela cipaya: don FELIPE ARANA.
Podemos asegurar que la
diplomacia del régimen liberal es en tal medida filoinglesa, que
permanentemente beneficia los intereses de Gran Bretaña contra los de nuestro
país.
Así viene aconteciendo
desde que tomaron el mando los cipayos del Régimen luego de Caseros; pero la
entrega es cada vez más descarada y sumisa. Pareciera que los diplomáticos
nativos cumplen entusiastamente con el rito masónico de bajarse los pantalones
en la logia, luego del cual, quedarían muy cariñosos con los amos, según
denunciaba Patricio Maguirre. De tal manera que necesitan imperiosamente algún
fortachón que los respalde, que les susurre dulces palabras en las orejitas,
mientras les mete dólares en los bolsillos.
Antes fueron los ingleses, ahora los
judeo-calvinistas yanquis, predestinados por sus delirios religiosos para
dominar el mundo; mañana ¿serán los chinos?
Manejan tan perfectamente
la política imperialista que siempre nuestros diplomáticos tienen alguien
atrás, porque somos una factoría sin autodeterminación. No podemos, no nos
dejarían enfrentarlos y ser soberanos. Ya que el destino de la Patria no le
preocupa a un pueblo liberalizado; y un puñado de nacionalistas patriotas poco
pueden hacer, sólo nos queda obedecer y
conformarnos con sobrevivir indignamente como factoría.
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