jueves, 6 de junio de 2019


UNA LECCIÓN DE HISTORIA QUE EL UNITARISMO/LIBERAL 
NO QUIERE OIR.

“Pero sobre todo, el gran triunfo para el Imperio fue la caída de Rosas. La Argentina ya no volvió a hacerle sobra en el continente. Una factoría tranquila y adiposa (con una clase dirigente de gran bienestar y una popular famélica y sin conciencia de nacionalidad: como ocurre en toda colonia) sustituyó a la férrea Confederación Argentina de Juan Manuel de Rosas”. (“El Pronunciamiento de Urquiza”, de José María Rosa, pg.126).

El sainete partidocrático sufragista, que se viene repitiendo desde que el Régimen unitario/liberal  usurpó el poder político, continúa levantando olas de  decepciones, que pocos se animan a decir, y de  reproches que nadie oirá. José María Rosa en  “Defensa y Pérdida de Nuestra Independencia Económica” trae un documento, “de cuño y espíritu rosista”, publicado en la “Revista del Plata”, en agosto 1854, con el siguiente título contundente: ”Memoria descriptiva de los efectos de la dictadura sobre el jornalero y pequeño hacendado de la provincia de Buenos Aires, escrita a poco tiempo  de Caseros bajo la forma de una petición a la H. Legislatura”. “Este título –dice Rosa- es para disimular la índole de la publicación, pues –salvo uno que otro agregado- la Memoria no hace referencia alguna a la época de Rosas, y sí –y mucho- a las penalidades que comenzaron para el criollo después de Caseros”-,cuando el pueblo comprobaba la corrupción política y la miseria creciente, aplicada sobre el país indefenso por los “oligarcas” constitucionalistas del 53. A continuación las palabras de Rosa:

“Acabar con las cosas argentinas y con el hombre argentino, fue la actividad esencial del período de la “Organización”. El criollo fue tratado como el gran enemigo de nuestra patria: Martín Fierro no es, desgraciadamente, un simple poema de imaginación. Y mientras no llegara “algún criollo en esta tierra a mandar” la situación de muchos argentinos fue la de parias, en la propia tierra.
“Algunas veces, muy pocas, el criollo despreciado y perseguido por quienes hablaban mucho de leyes, instituciones o constituciones, alcanzaba a hacer oír su voz. Como en aquel curioso Memorial que “los jornaleros y pequeños hacendados” de Buenos Aires elevaron a la Legislatura algún tiempo después de Caseros:

“Queremos que en lugar del vano honor de elegir representantes para ese honorable cuerpo, y de servir tal vez de instrumento para que se perpetúe algún mal gobierno, que en lugar de esa parodia insultante del sistema representativo se nos acuerde el privilegio, mucho más inteligible para nosotros, mucho más apetecible, de trabajar al lado de nuestras familias y de conservar lo muy poco que nos ha quedado. Reclamamos para nosotros los americanos, dueños y soberanos de estas tierras, una parte de los goces sociales que nuestras leyes conceden a los extranjeros que vienen a poblar en medio de nosotros”. “Defensa y Pérdida de Nuestra Independencia Económica”, José María Rosa, ed. Haz, pg. 166.

Con estos certeros y dolorosos reclamos, cada vez más angustiosos, que debería repetir el pueblo entero, está descripto el comienzo de la tragedia argentina; provocada por la oligarquía masónica liberal..



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