jueves, 16 de mayo de 2019


Disfrutando con la lectura de Julio Camba

La República roja española se olvidó de asesinarlo, y él la destruyó a ella (según decía el Padre Leonardo Castellani). A continuación algunas de sus incisivas críticas, de puro sentido común inteligente y fino humor popular.

SOBRE EL DINERO, ESCRIBIÓ CAMBA:

 “Nadie sabe a ciencia cierta lo que es el dinero. En julio del año 36 lo rojos se apoderaron de todo el que había en España y anunciaron a los cuatro vientos que iban a ganar la guerra civil.- ¿Qué pueden hacer  contra nosotros –decía Indalecio Prieto- esos pobres capitalistas que no tienen donde caerse muertos? ¿Cómo van a luchar, sin dos reales, contra el oro del proletariado?
Pero a la vista está quien ganó y quien perdió en aquella trágica ocasión.
No. Nadie sabe a punto fijo lo que es el dinero y nadie cree completamente en él, excepto los socialistas y los comunistas, quienes, aferrados a eso de la interpretación económica de la Historia, siguen considerándolo todavía como el eje del mundo. De ahí el que procuren arramblar con todo el que se encuentran por delante…”

Nota del blog: ¿Los “izquierdistas” son enemigos del capitalismo? ¿Son los protectores y redentores del “proletariado”, como proclama el periodismo, a veces subrepticiamente?. ¿Los zurdos pretenden distribuir generosamente el dinero al “proletariado”, para que impere la Justicia social, como ellos aseguran? ¿O pretenden simplemente llenarse los bolsillos, como la realidad histórica de todos los movimientos marxistas demuestra?

SOBRE LA LIBERTAD:

“No. Yo no llegué a conocer la Libertad, ni aun en tiempos de nuestra famosa república, cuando se afirmaba que la noble matrona iba a abrir sus salones en Madrid, y cómo grandes damas o señoronas de aquel régimen, forzoso me fue conformarme con doña Margarita Nelken, doña Victoria Kent y aquella otra -¿para qué nombrarla?- que una vez, describiendo a un hermano suyo, dijo en los pasillos del Congreso:
-Es exactamente igual a mí, sólo que no tiene bigote.
Y a propósito ¿Tiene bigote la Libertad? Lo pregunto porque, aunque los escultores la presenten siempre con el rostro glabro o lampiño, el pueblo no pierde jamás la menor ocasión de pintarle en el labio superior unas guías muy enhiestas, y cuando el pueblo hace esto con tanta insistencia, es de suponer que algún oscuro pero certero y poderoso instinto guía su mano soberana.
Lo cierto que pocos conceptos habrá en el mundo tan confusos, envenenados y contradictorios como el concepto de libertad. En rigor, la libertad no es un valor absoluto ni una cosa que exista por sí mismo y tenga una realidad independiente del hombre como el aire o el agua. Hay mi libertad y hay la de usted; esto es todo lo que hay, amigo lector; y cuando la ley me impide a mi tocar el cornetín o la ocarina a las doce de la noche bajo los balcones de usted, no trata de restringir mi libertad, sino que pretende garantizar la suya. Mi libertad de hacer ruido termina allí donde empieza la de usted para dormir y reposarse, y, viceversa, la libertad al reposo que sin duda le asiste a usted, acaba precisamente a aquellas horas en que empieza la mía para tocar instrumentos de viento, de cuerda o de cualquier otra clase. Es decir, que si usted y yo queremos vivir tranquilos nos hará falta una ley que condicione nuestras libertades mutuas, y que donde no hay ley no hay libertad que valga dos reales. Creer en la libertad absoluta es como creer que uno está absolutamente solo en el Universo, y cuando esta creencia se apodera de muchos hombres a la vez, ya sabemos lo que ocurre: que se atropellan ferozmente los unos a los otros y que caen todos ellos en la más horrenda y espantosa esclavitud.

Nota del blog: La república española instauró la discriminatoria libertad masónica, por la cual, en realidad, sólo era libre el que tenía poder, fuera liberal o marxista, para imponer su egoísmo y su prepotencia, esclavizando en la degradación a los nacionalistas, creyentes en Dios y la Patria, sobrevivientes de las torturas y las masacres organizadas por los rojos.

ORGULLO IMPERIAL.

Antes, el inglés no hablaba nunca más que inglés. Con su inglés, su talonario de cheques y su supremacía naval el hombre recorría el mundo de arriba abajo sin preocuparse lo más mínimo de los idiomas ni de las costumbres de los países que visitaba. Arnold Bennet cuenta de un compatriota suyo que en una estación alemana le proponía algo a un empleado sin que el empleado pudiera entenderle. Llegó Arnold Bennet y el inglés le dijo:
-          ¿Ha visto usted qué torpes son estos alemanes? Hace media hora que estoy hablando con este hombre y todavía no he logrado hacerle comprender lo que quiero. Sin embargo, me parece que mi inglés es clarísimo…

Nota del blog; el orgullo insensato y agresivo narrado en este simple cuentito, forma parte de la personalidad inglesa; muchas veces con consecuencias trágicas. Escribió V.L.Parrington en su: “Desarrollo de las Ideas en los Estados Unidos” un suceso históricamente veraz, de cierto pastor protestante, que allá en el siglo XVII, sermoneó en inglés a una tribu en la Nueva Inglaterra, y como los indios no entendían una jota de lo que decía en ese idioma, creyéndolos irreductibles paganos, obstinados en no entender inglés, ni en aceptar la Palabra de “Jehová”, los mandó asesinar a todos, desde niños a ancianos. Pero como los asesinos no eran españoles, sino los antepasados de los actuales poseedores de los ansiados dólares, para no malquistarse con los amos anglo-yanquis, los actuales indigenistas, en vez de las acostumbradas alharacas contra la evangelización española, mutis en el foro.





No hay comentarios:

Publicar un comentario