jueves, 9 de noviembre de 2017

LA MENTIRA ES HOY REINA Y SEÑORA DE LAS RELACIONES SOCIALES PÚBLICAS  Y  PRIVADAS EN ARGENTINA.. CUANDO LOS MIEMBROS DE UN PAÍS SON DOMINADOS POR UNA TAN AVANZADA E IRREMEDIABLE INFECCIÓN  MORAL,  SÓLO QUEDA UN REMEDIO: LA  AMPUTACIÓN, O SEA
LA DICTADURA NACIONAL.
A CONTINUACIÓN UN ARTÍCULO DECEPCIONANTE, PERO REAL Y VERÍDICO, DE LA SITUACIÓN MORAL DE LA POLÍTICA  ARGENTINA. (DICTIO, CRÍTICA LITERARIA, t. IV, 441).
LA  LUCHA CONTRA  LA  MENTIRA.
Padre Leonardo Castellani
La lucha contra la mentira no es igual que la lucha contra la tucura. A la tucura es menester perseguirla tenazmente y destruirla hasta la última: con la mentira no se puede. A la mentira hay que descreerla simplemente… y dejarla pasar. ¿Y cómo se hace para saber si es mentira? En caso de duda hay que descreer todo.
Hay demasiada cantidad hoy día para dedicarse a su persecución. Los politiqueros tienen que mentir porque eso es de su oficio. ¿cómo ganaría el pan de no mentir? Si un politiquero dijera: “Yo no he estudiado nada de nada ni he hecho nada de provecho en mi vida. Me gusta mandar, aunque no sé si sirvo para ello, porque no tengo experiencia; pero quiero mandar en todo caso aunque sea para ver qué pasa…”. ¿Quién se entusiasmaría por él? El politiquero tiene que aprenderse una ideología cualquiera que sea la panacea de todos los males del mundo incluso de la Bomba Atómica, si es el Partido Demócrata, y tiene que saber cuáles son las palabras que halagan los oídos de su época, como “Libertad, Justicia Social, Democracia, Igualdad de todos, Persona Humana, Civilización Cristiana, etc.”, en la nuestra; así como “Hegemonía de Atenas” en tiempos de Cleón y “Despotismo del Patriciado” en el tiempo de Marius.
Y con esto, tiene que tener la facultad de poder hablar un poco al rumbo, sin tener que pensar en lo que dice; de modo a producir en la gente una especie de borrachera, o estado hipnótico leve. En cuanto a los diarios, ya se sabe que tienen el privilegio del anonimato –por lo menos los diarios “grandes”-. Y teniendo el privilegio del anonimato ¿cómo van a vencer la tentación de mentir, una de las más connaturales al  hombre? Para lo que gana un pobre periodista, no le pidan heroicidades. El periodista es un empleado, que tiene que decir lo que el dueño le manda o enseñar lo que al dueño del “gran diario” le conviene; y para eso le conceden los gobiernos el privilegio del anonimato.


Días pasados un politiquero o periodista de ésos, comenzó una conferencia por radio sobre Mitre en la cultura argentina diciendo que Mitre “había hecho la unidad nacional”. Mi amigo Dúllrich, que estaba conmigo dio un salto y le gritó que eso era mentira. El conferenciador no se dio por entendido y con una voz aflautada y siruposa continuó afirmando cosas que según mi amigo eran tremendas mentiras. Yole dije: “Si la unidad nacional está hecha ¿Qué te importa a vos que la haya hecho Mitre o no? Mi amigo afirmó que decir eso era inmoral. Yo insistí: “Si vos sabés más que el profesor éste ¿Para qué venís a oírlo? Mi amigo ante esto guardó silencio. “¿Porque no hacés como la gente del pueblo? Mirá que tranquilos viven ellos, sin tanta historia ni geografía”. “¿Y qué hacen?” “Descreen” “¿Pretendés vos que no crean lo que les dicen?” Ni creen ni dejan de creer –le definí-. Descreen, simplemente. Lo oyen como quien oye llover. Hablan luego en el bar un rato y después se van a dormir y se olvidan. Es lo que hay que hacer”. Mi amigo cortó la radio y se fue, diciendo que yo carecía de sentido moral.
Hay algunos que son demasiado “morales”. Son buenos y quieren que los demás sean buenos también. A veces les hasta una pasión por eso. Pero hay que ser bueno desinteresadamente. Que uno sea bueno si le da la gana,  pero deje a los demás que hagan lo que quieran. Eso enseñó Kant, nada menos; “la virtud está satisfecha consigo misma”. Hay que acostumbrarse a pasar en silencio la maldad; e incluso hacer como que uno no la ve; porque rebelarse contra ella es peor. Si a uno le roban, hay que dejarse robar; porque ¿qué puede uno contra el robo organizado? Si un punguista me saca la cartera en el “cole 39” y yo lo siento, cosa muy improbable, yo lo agarro a trompadas; ¿pero puedo yo agarrar a trompadas al Gran Pungue, que es la sociedad actual? ¿Puedo agarrar a trompadas a todos los politiqueros? ¿Puedo agarrare a trompadas al Consorcio Extranjero que monopoliza la edición de libros en la Argentina –conforme es de creer a la venta de los libros que salen?
Mi amigo Dúllrich dice que yo aconsejo la “no resistencia al mal” de Tolstoi y Ghandi; y estoy enteramente fuera de la ortodoxia católica. Yo no lo creo. Yo simplemente me atengo a un hecho, que es mi impotencia. Yo no puedo suprimir la mentira ni la maldad; por tanto trato de que no me hagan daño a mí; y aun eso no lo consigo del todo. Dúllrich dice que una nación que se alimenta de mentiras es una nación de enanos, es una tribu de pigmeos del centro de Australia. Bien, pero a mí Dios no me ha hecho ni papi ni mami de ninguna nación, para que las eduque. Si me hubiera hecho, me hubiera dado los medios de educarla. El que se deja engañar es porque quiere. El jueves me fui al Natatorio Municipal, porque la ducha de mi departamento no funciona, lo mismo que la heladera y el gas; no me pude bañar porque era “el turno de las señoras”, menos mal que la ducha no era urgentement4e indispensable. Pero leí un cartel que decía: “El que se ahoga es porque quiere”.
Yo no tengo ninguna “ayuda oficial”, y muchos mentirosos tienen ayuda oficial. En esas condiciones yo no peleo. Lo que he hecho es inventar un método para guardarme de la mentira, que así como a mí me ha dado resultado puede servir a otros; y del cual haré un breve esquema.
Primeramente  hay que jubilarse cuanto antes;  pedir eso que llaman “jubilación anticipada”. Con 10 o 12 años que uno tenga pasados en una oficina pública, ha adquirido bastante conocimiento del mundo; y aún la sabiduría necesaria para resolver todos los problemas de la vida. Así como el poeta Carlo Gozzi descubrió que existen solamente veintiséis situaciones dramáticas posibles y las clasificó (con lo cual el inventor yanqui W. F. Hockniss está trabajando en la invención de una “máquina de hacer dramas”) así yo he encontrado que  existen en la vida solamente 13 problemas fundamentales; acerca de lo cual estoy escribiendo un libro, con la solución exacta de cada uno.
Segundo, una vez que uno tiene la jubilación, tiene que conseguir un modo de no pagar los préstamos que ha pedido para vivir  los tres años que han “demorado” el expediente jubilatorio. Eso está en mi libro. Justamente no pagar las deudas es el problema Nº 6.
Como las mentiras son insistentes e incalzantes, como dijo el italiano, hay que proveerse de una serie de “slogans” o sea estribillos para parar al punto la mentira que acometa; y tenerlos pintados en cartones en el cuarto donde uno duerme y cena, preferiblemente adornados con fotos de actrices actríticas, hasta llegar a saberlos más que de memoria; como ser: “A mí con la piolita”. “Si, si bueno es el hijo de mi madre…”. “Se acabaron los otarios”. “Se lo contás a tu abuelita”. “Bueno, ahora contáme una de cow-boys”. “Pero che, aquí todos son profesores de historias argentinas”; y unos cuantos más a gusto (que en el bar los hay a patadas) hasta completare el número 12…+



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