martes, 7 de abril de 2015

APUNTES PARA UNA ANTOLOGÍA DE LA TRAICIÓN:
LOS  KENNEDY
(Artículo publicado en el Boletín “ALERTA”, Nº 3, junio 1963; que ayuda a  descubrir algunos de los  sorprendentes tejes y manejes de la política secreta que gobierna  al mundo).


L
a familia Kennedy se perfila, por sus copiosos antecedentes, como el grupo que consumará la obra iniciada por otra familia: los Roosevelt.
      Existe entre estos dos clanes un orden de continuidad evidente; son eslabones de la misma cadena oculta que vertiginosamente va realizando la entrega al comunismo, de un Occidente dopado.
      Los mismos hombres que postularon y asesoraron a Roosevelt están tras los Kennedy; se lanzan los mismos slogans políticos, se preconizan las mismas tesis económicas-sociales (New Deal); nos basamos en las manifestaciones del propio Kennedy: “Loa Nueva Frontera es la continuación del New Deal de Roosevelt”.


      El judío y masón Roosevelt entregó Europa Central íntegra, la barbacana de Occidente, como parte de un monstruoso plan. He aquí su propia confesión, contenida en una carta dirigida al judío Zabrovsky, DOS AÑOS ANTES DE LA CONFERENCIA DE YALTA: “Aparte de concederse a la URSS la salida al Mediterráneo, cederíamos respecto a sus deseos en Finlandia y en el Báltico en general, y exigiríamos a Polonia una sensata actitud de comprensión y arreglo, quedando amplio campo de expansión, además, a Stalin, en los inconcientes pequeños países del Este Europeo… Y sobre todo, la desaparición del peligro germano, que, fraccionado el III Reich y barajados sus trozos con otros territorios en nuevas nacionalidades desafectas a aquel, desaparecerá definitivamente como peligro para la URSS, y para Europa y el mundo entero” (Carta del 20/2/43, publicada por J. M. Doussinague en “ESPAÑA TENÍA RAZÓN”).
      La cesión de China al Comunismo, propugnada por Roosevelt y permitida por Truman, será completada por el actual gobierno yanqui, patrocinador del ingreso de China Roja a la UN.
     Kennedy, además, sacrifica Argelia (y con ella a Francia), el Congo, Laos, Cuba; presiona a Portugal en Angola, y mantiene en Argentina al judío Roy Rubotton, “ujier introductor de revoluciones”.
      La silla de ruedas y las muletas conforman un simbólico emblema…
      En un artículo anterior registramos la radiografía ideológica de los principales colaboradores del Presidente Kennedy; en el presente esquematizaremos brevemente los rasgos biográficos más notables de la “Primera Familia Americana”.
      Joseph P. Kennedy, el padre, realizó una meteórica carrera económica y política, caracterizada por una curiosa ausencia de principios éticos, si se tiene en cuenta su condición de  católico. A los 25 años ocupó la presidencia de un pequeño Banco de Boston. Poco después, su  matrimonio con la hija del Alcalde de Boston le amplió el ámbito de sus relaciones políticas. Concurrió a Harvard, donde se relacionó con la casi totalidad de la que fue luego “intelligentzia” rooseveltiana. Empero, el apoyo decisivo lo recibió del judío Frankfurter, de quien ya nos hemos ocupado y con quien se vinculó a través del notoriamente marxista Ford Hall Forum de Boston. Frankfurter, a su vez, lo conectó con los judíos Charles Wyszanzky (su heredero político) y Harold Laski, el siniestro economista que integra el ‘sanedrín’ oculto que dicta la política británica.
      Protegido por estos individuos, acumuló en Walll Street su enorme fortuna. Se había introducido en la industria fílmica, controlando en poco tiempo una vasta cadena de salas cinematográficas. Hacia la mitad de la segunda década del siglo, integraba el núcleo más fuerte de especuladores del “séptimo arte”.
      La especial protección que le dispensaba la Alta Banca judía quedó evidenciada en la trágica crisis financiera de 1929. Mientras una ola de quiebras y de suicidios anegaba el mundo de las finanzas, Kennedy engrosaba el caudal de su fortuna, calculada entonces en 700 millones de dólares.
      Integró después, y desde un primer momento, el equipo de Roosevelt, siendo nombrado por la expresa recomendación de Frankfurter, presidente de la “Security Exchange Comission”. Escala rápidamente las más altas jerarquías administrativas, para pasar luego al cuerpo diplomático. Y en este momento se revela toda su inaudita magnitud política en los hechos que precipitaron a Occidente en una espantosa guerra, cuyo único vencedor fue el Comunismo.
      Kennedy jugó un rol importantísimo y prácticamente decisivo por las consecuencias que desataría. Mientras su amigo y confidente de Roosevelt, el judío Davis era despachado a Moscú para salvar a los trotzkistas juzgados, y/o en su defecto garantizar a Stalin el concurso bélico de EEUU (recuérdese que en ese entonces fue nombrado jefe de la NVD el judío Beria, sucesor “deseado” de Stalin), Kennedy fue nombrado embajador en Londres para forzar a Chamberlain a entrar en guerra.
      Así lo confesó personalmente el Secretario de Defensa Forrestal (víctima de un misterioso  “suicidio”), único ministro que se opuso, después de 1945, al desarme  Occidental (en esa época era Ministro de Marina).:
      “He jugado al golf con Kennedy  y le he interrogado sobre sus conversaciones con Roosevelt y Chamberlain desde 1938. Me ha dicho que la opinión de Chamberlain en 1938, era que Inglaterra  no tenía medios de lucha para arriesgarse a entrar en guerra con Hitler. Opinión de Kennedy: Hitler habría luchado con Rusia, sin buscar otro conflicto con Inglaterra durante el verano de 1939, si Bullit ni hubiera insistido cerca de Roosevelt para que Alemania fuera castigada por el asunto de Polonia.  Ni franceses ni ingleses, hubieran hecho en Polonia un motivo de guerra, SI NO HUBIERAN SIDO CONSTANTEMENTE EXPOLIADOS DESDE WASHINGTON. Bullit, expresa, no cesaba de decir que los alemanes no lucharían; Kennedy, QUE LUCHARÍAN E INVADIRÍAN EUROPA. CHAMBERLAUN DECLARÓ, SEGÚN EL, QUE AMERICA Y EL MUNDO JUDÍO HABÍAN FORZADO A INGLATERRA A LA GUERRA…” Forrestal concluye este asombroso párrafo de su Diario, con la convicción “de que el ataque de Hitler hubiera podido ser desviado hacia Rusia” (“The Forrestal, Diarios”, pags. 121/2, 1951).
      Las conclusiones que se desprenden por sí solas de este testimonio son pavorosas: el gran crimen de mutilar a Europa para expandir las fronteras soviéticas, fue cometido por hombres de situación expectable; todos ellos dirigentes de naciones rectoras. Y si Roosevelt, testaferro político de los Poderes Ocultos, es oficialmente el mayor culpable  por ser Presidente de los Estados Unidos, igual grado de culpabilidad tienen los hombres que, como Kennedy, secundaron abiertamente sus designios.
      Después de la guerra, la influencia política de los Kennedy se acentuó progresivamente.
      Toda la campaña política del actual Presidente estuvo apadrinada por los Roosevelt. Hace pocos años F. D. Roosevelt (h) realizó una activa propaganda en Wisconsin y West Virginia, prometiendo “ricas recompensas” si Kennedy llegaba a la presidencia.
      Eleanor Roosevelt le otorgó su “bendición política” durante un show en la Universidad Brandeis (N. Y. Dily News, 1/4/60), pg. 24). Como simples ejemplos de las actividades comunistas de esta mujer se puede citar: su defensa de los espías Hiss, Warzower, Raissa Berkman y Eisler; sus 88 citaciones por actividades rojas y sus 42 afiliaciones a células  marxistas, sus amistades, discursos, viajes, etc., figuran en “Eleanor`s-Red Record” y “News for Acrion”, de mayo 1960.
      Ya en 1957, el Saturdey Evening Post le dedicó un artículo, aparecido en su número  del  7 de septiembre, donde predecía que Jack Kennedy sería presidente, Robert Kennedy Fiscal de Estado y Teddy Kennedy Senador por Massachusetts (Envidiable don de profecía).
      El conocido sociólogo izquierdista James M. Burns le dedicó a Kennedy una biografía: “John F. Kennedy: A political Profile” (N. Y. 1959/60), que fue también publicada en parte en el órgano judeo-marxista “The New York Post” (la serie comenzó el 16/5/60).  Mediante estas publicaciones el  Post notificó a sus lectores –predominadamente judíos- que Kennedy era su candidato. Burns describe a Kennedy como un “liberal”  izquierdista, “sin emoción, sin sentimentalismo”.
      Su padre lo envió a estudiar a escuelas no católicas (en realidad en anti-católicas), inclusive a la “Choste School”, verdadero vivero rojo, controlada entonces por Adlai Stevenson y Chester Bowles; a Harvard  (Para información sobre la función marxistizante de esta Universidad ver el folleto “Keynes at Harvard” de Veritas Foundation, 1961); y a la “London School of Economics”, donde estudió bajo la dirección personal de Harold Lasky.
      Según Lasky, “su padre quería que Jack se codeara en la escuela con la masa política de los laboristas británicos, refugiados europeos, radicales provenientes de las colonias, sirvientes hindúes y otros”.
      Los otros  que se refiere Burns son los profesores ateos, marxistas-fabianos y comunistas  que preparan la “intelligentzia” revolucionaria.
      La influencia de Lasky, maestro de los Kennedy, cobra singular relieve a la luz de los siguientes testimonios: según la deposición de Jonathan P. Mitchell, el espía Harry Dexter White consideraba al libro de Lasky “Fe, Razón y Civilización”, “desde cualquier perspectiva  el más profundo libro escrito en nuestro tiempo, y que nadie ha previsto con más pavorosa exactitud y profundidad el camino que el mundo sigue…”. Y Mitchell explicó que la tesis puede establecerse diciendo que la 2º guerra mundial fue el final de un gran período histórico, y que la empresa privada, o capitalismo, se ha mostrado inadecuada, y que la fe  que lo sostiene , la fe cristiana, no tendrá ninguna validez para la gente que viva después de este suceso; y que, felizmente, los rusos han construido un nuevo sistema económico y una nueva fe que puede reemplazar al capitalismo y a la Cristiandad” (Declaración de Mitchell ante  el Jenner Internal Security Subcommitte en Internal Affairs).
      Las vinculaciones de  Kennedy a grupos judíos es también irrefutable. El 25 de mayo de 1957, Kennedy y el obispo James Pike fueron honrados con placas del Seminario Judía de Teología. El 17 de noviembre de 1957 habló, especialmente invitado, ante el Congreso Judío Americano. Redactó para la  Anti-Difamatoria (Órgano publicitario de la logia masónica judía Bnai Brith) un folleto: “UNA  NACIÓN DE INMIGRANTES”, atacando la ley inmigratoria McCarran-Walter (El Senador McCarran  denunció la entrada ilegal de cinco millones de individuos en los Estados Unidos, cuya casi totalidad eran judíos).
      Otra prueba más, pero definitiva, en cuanto manifestación judía, es el artículo de propaganda que bajo el título de “Un mensaje a los votantes del Massachusetts” apareció en la publicación “Jewish Advocate” (Abogado judío), de Boston, el 30 de octubre de 1958. El artículo, que está redactado en forma de carta a cada lector comienza así:
”Querido amigo:
                                        Utilizando el medio inusitado de escribirte, en vista de la importancia de reelegir al Senador John F. Kennedy para el Senado de los EEUU.” El articulista, después de encomiar su “humildad, clara inteligencia, integridad y actitud para el liderato” destaca la virtud máxima de Kennedy: “su comprensión plena de nuestros problemas” como colectividad judía.
                                         Y enumera, a tal respecto, su actividad como Senador: propició una protesta contra el antisemitismo en Rusia; instó al Secretario de Estado a levantar  el embargo de armas destinadas a Israel; sostuvo que EEUU, “como líder de la opinión mundial” debería movilizar a la ONU contra Egipto, ante cualquier amenaza de éste “en cualquier tiempo futuro”, y aseguró: “Israel no capitulará, no retrocederá, y nosotros no la dejaremos caer”; solicitó al Eximbank la concesión de créditos para Israel; y la enmienda que realizó a las leyes inmigratorias permitió la entrada indiscriminada de judíos provenientes de Egipto y Europa.
                                        El mensaje finaliza recomendando: “Insistimos en que todos Uds. sientan como nosotros al votar el 4 de noviembre, para hacer ver nuestro aprecio y confianza en el Senador John F. Kennedy”. Rubrican el texto las firmas de 65 dirigentes sionistas.
      Esta genuflexión política de Kennedy hacia los judíos obedece  a causas mucho más profundas que el tradicional filo-semitismo de los liberales. Kennedy mantiene estrecha dependencia  con los grupos dirigentes de la Finanza Revolucionaria; basta para probarlo un rápido examen de las organizaciones que postularon su candidatura presidencial:
      WALTER REUTHER, VIRTUAL AMO DE LOS SINDICASTOS (UNIONS): Autor del libro “Weck for a Soviet América”, redactado al volver de un viaje a Rusia. Kennedy, junto con su hermano Robert, fueron miembros del Comité del Senado que investigó el chantaje de los sindicatos; y durante esta labor protegieron a Reuther y a David Dubinski. Reuther selló entonces un pacto con Kennedy (denunciado por Westbrook Pegler y Barry Goldwater), en virtud del cual el comunista G. Mennen Williams –entonces gobernador de Michigan y secuaz de Reuther-  se unió a Kennedy. La prueba irrefutable de ese pacto, es que Kennedy, una vez electo Presidente, designa Secretario de Trabajo al judío Arthur Goldberg, mano derecha de Reuther y a Mennen Williams Secretario Asistente de Estado para Asuntos Africanos. Reuther formó parte del “David K. Miles Fund”, junto con el banquero judío H. Lehman, la espía Ana Rosenberg, el actual ministro de Israel Abba Eban, Frankfurter, etc.  Esta entidad fue denunciada por el Senador McCarty como célula de espionaje soviética que mantenía contacto con los agentes rusos a través de la Asociación Jurídica Internacional (N. Y. Times, 22/5/51).
      PARTIDO LIBERAL AMERICANO (ALP): Dirigido por David Dubinski, judío nacido en Rusia. Esta agrupación política fue calificada por el Comité Especial de Actividades Antiamericanas de ser “NI MÁS NI MENOS QUE EL PARTIDO COMUNISTA” (Apéndice IX al vol. 17, titulado “Comunist Front Organizations”, 1944, pág. 1494). En él han actuado las figuras más nefastas de la política  yanqui; entre ellos el judío y masón Fiorello La Guardia, Alcalde de Nueva York, antes y durante la guerra y que tuvo como Secretario, en 1940/41, a David Rockefeller.
      NAACP (SIGLAS DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL PARA EL PROGRESO DE LA GENTE DE COLOR):  En 1948 esta Asociación fue  investigada por el Comité Californiano de Actividades Anti-norteamericanas que declaró que la NAADP estaba “INFILTRADA Y DOMINADA EFECTIVAMENTE POR EL PARTIDO COMUNISTA”. La NAACP estuvo adherida a la “Juventud Americana por Un Mundo Libre”, fundada en 1942, y que fue denunciada como “ANTECÁMARA DE SELECCIÓN DEL COMUNISMO” (Guía 1961 de Organizaciones  y Publicaciones Subversivas, editada por el Com. Act. Ant.). Desde su fundación estuvo integrada por judíos; los negros sólo ocupan cargos administrativos. Entre los primeros están: H. Lehman, su director; Frankfurter, Asesor Legal; A. Spingarn, vinculado a veinte organizaciones rojas; J. Javits, Senador. Los negros son: R. Wilkins, Secretario (9 citaciones del Congreso por comunista); Ralph Bunche Director Nacional ( 7 citaciones); T. Marshall, Consejero (5 citaciones); Ch. Tobías. Tesorero (afiliado a 50 Centros comunistas).
      Todos estos dirigentes de la NAACP, P. Liberal, Liga Anti-difamatoria, Seminario Judío de Teología, protectores de REUTHER, etc., están afiliados a la ADA (ACCIÓN DE AMERICANOS DEMÓCRATAS), entidad que también apoyó a Kennedy.
      Como se habrá observado, en todas ellas figura Herbert Lehman, quien constituye con Sidney Weinberg y James P. Warburg el siniestro triángulo de hombres de confianza de  Baruch.
      Si Banca, -que controla a las Bancas Dillon, Read y Co. (a ellas pertenece Douglas Dillon) y Goldberg Sachs Co.), integra el grupo Warburg-Lehman- Kuhn  Loeb y Co., que forma parte , junto con el grupo Morgan y el grupo Rockefeller  lo que en EEUU llaman los “Tres Grandes”.
      El poder político de este hombre rebasa lo imaginable.
      Ya en 1938, el  New York Times , (19/10/38, pág. 10) comentó el artículo que G. Preziozi publicó en Vita Italiana, mencionando una reunión secreta en Cap D’Antibes, Riviera Francesa, en agosto de 1938, en la villa de sir Phillip Sassoon. Se reunieron H. Morgenthasu, Baruch y S. Wise. En esa reunión se aplaudió una guerra mundial que estaba próxima a estallar, y se aceptó el triunvirato compuesto por Hore Belisha, secretario de Guerra inglés; León Blum, Premier francés y M. Litvinonoff, Comisario Soviético de Relaciones, como líderes del judaísmo internacional. Preziozi también destacó que “en los círculos judíos bolcheviques de Nueva York circulaba una lista con los nombres de quienes compondrían el Gabinete yanqui; Baruch, como Presidente; Einstein, como Vice-Presidente; Herbert Lehman, Secretario de Estado; León Trotsky, Secretario de Guerra, y Walter Lipmann, Secretario de Prensa”.
      El Chicago Tribune publicó, el 29 de mayo de 1950, las fotografías de tres hombres: Frankfurter, Morgentau (h) y Lehman, con la siguiente nota: una persona altamente vinculada al Departamento de Estado identificó a estas tres personas como el GOBIERNO SECRETO DE LOS EEUU.
      The Freeman, del 1/12/53, en el artículo “USA no tenía secretos”, de Richard Stokes, reveló la siguiente información: “El 11 de mayo de 1944, Vlas. A. Klensten fue presentado al Mayor G. R. Jordan, como delegado “del gran J. Ashberg, héroe financiero de la Unión Soviética”. Klensten tenía una cita con “un alto estadista americano”, y demandaba prioridad para viajar en avión. Jordan demandó entonces el nombre de la persona; Klensten recalcó que su misión era “sumamente confidencial”. Jordan sugirió entonces el nombre de Morgenthau; Klensten respondió: “No, no, más arriba de Morgenthau  ¡Alto funcionario –gran cambio social- viene pronto en América! Jordan le forzó a decir su nombre: HERBERT LEHMAN.
      Y este banquero comunista es uno de los hombres que más han apoyado a Kennedy. Es conveniente recordar al respecto que, que en abril de 1950, el Senador Bridges exigió una investigación total sobre la derrota en China y el espionaje atómico. Según Bridges, la investigación demostraría la existencia de un “SUPREMO ESPÍA” dirigiendo al gobierno yanqui durante los ocho últimos años; colocado por sobre un Lattimore, un Vincent o un Hiss, y del cual Marshall y Acheson no serían más que agentes. Reflexiónese que tal investigación fue detenida, y que el “espía supremo” nunca fue descubierto, POR LO QUE NECESARIAMENTE DEBE CONTINUAR EN SUS ACTIVIDADES.

Comentario nacionalista: Insistimos porque es fundamental para tratar de entender algo de política. Cambian las épocas, las circunstancias, los personajes, pero subsisten las maniobras políticas, ocultas por la propaganda, maquiavélicamente inmorales, de seres que se consideran por encima de  las personas, y su necesidad de vivir políticamente, por encima  de Dios, la Patria, la Familia, con el fin dominar el mundo entero,  manifestándose bajo cualquier rótulo; comunismo, capitalismo, progresismo, liberalismo, democratismo, marxismo… El que cree saber política porque lee todos los diarios y escucha todas las noticias, y los acepta como verdades,  está errado,  y es manipuleado