viernes, 7 de noviembre de 2025

 

COMO ENTTEMES, DOS BOCADITOS AGRIDULCES:

*Un tal Vacari, judío nacido en Argentina, pero radicado en Jerusalén, comenta en español por You Tube la vida idílica que se vive en Jerusalén, comparada con la vida “difícil” que soportan los judíos en Argentina, un país   tan extraño y ajeno a ellos que viven discriminados y molestados. Al punto que, compadecido de su hermano, radicado entre nosotros, le ponderó el placer de vivir en Jerusalén, para incitarlo a que emigre y viva entre los suyos.  Así se expresó Vacari.

Pero voy a lo importante: sin darse cuenta, Vacari develó uno de los secretos mejor guardados por el judaísmo: LA DOBLE NACIONALISDAD. Falsedad judía divulgada para mejor convivir en el anonimato; que se completa con el cambio del apellido.

Israel es la patria amada por los judíos nacidos en Argentina. El amor no se puede compartir, ni en la nacionalidad ni en el matrimonio. No nos queda más que soportarlos tal como son: irremediablemente distintos.

*

* El santo padre Bergoglio, humilde sacerdote que viajaba en subte, se comunicaba diariamente con el Padre Romanelli, lo que era un apoyo moral para el sufrido y valeroso párroco de Gaza; pero con un sentido del humor algo extraño le preguntaba diariamente: --Cosa hai mangiato oggi?-- ¡Qué poco tacto! Era como recordarle a un hambreado que sea moderado en el comer porque: -- Roba avanza troppa pancia--. O preguntarle a un moribundo de cáncer: --que tal te trata el cáncer, che--.

Además de su frívolo apoyo, debería haber denunciado a los gritos el escándalo del mundo protestante, masónico y filo/judío, que permanentemente envía armas a los asesinos, exigiéndoles que detengan la masacre, y mientras tanto envíen urgentemente alimentos y medicinas, aun sabiendo que nunca llegarían a las manos necesitadas.

Y me queda una duda que, como católico me avergüenza, ¿Habrá luchado exhaustivamente el Vaticano por la paz de Cristo? ¿Bergoglio o León XIV?, ¿denunciando ante el mundo el martirio del pueblo palestino?

 

Arte.

CLASE  , DICTADA POR EL PADRE

FRAY MARIO PETIT DE MURAT, O.P.

(Nos mostró cuadros de Simone Martini. Después del Giotto, antecesor de Fra Angélico. Estamos siempre en puro color).

Entramos en el nudo de esta cuestión ¿De qué manera una inteligencia creada puede entrar en el deseo de hacer belleza? La inteligencia es una facultad pasivo-activa. Pasiva con aptitud para comprender (tomar para sí) lo que recibe. La materia es pura pasividad: el vaso recibe el agua pero no sabe lo que recibe. La pasividad de la inteligencia es recibir activamente. Da respuesta con lo que recibe, hace que lo que reciba sea ella, sea su propia sustancia. La inteligencia vacía de todo, se hace inteligencia actual al recibir todas las cosas.

Nunca digamos de un hombre: tiene mucho talento. El talento no vale por la capacidad sino porque se haya actualizado como tal, cuando se convierte en verdad. Antes ese vaso vacío puede frustrarse o convertirse en error, que es la negación de la inteligencia. La inteligencia recibe la cosa nombrándola, convirtiéndose en ella. Por sí sola es posibilidad de recibir, se llama “inteligencia posible”. Se hace inteligencia a medida que va adquiriendo las cosas. Ambas se benefician: la inteligencia conoce elevando la cosa al rango de inteligencia. Cuando ya posee la verdad se llama “inteligencia en acto”. Es necesario que comprendan la índole de esta facultad soberana: devuelve la cosa envuelta en su majestad soberana. Esto es sublime. Está explicando el misterio de la Santísima Trinidad.

La inteligencia no conoce sino cuando pronuncia lo conocido, cuando pronuncia su verbo. La idea de sustancia infividual, la “inteligencia en acto”. Además de la palabra hablada, existe otra palabra: la que pronuncia en la inteligencia cuando conoce; las cosas no pueden tener existencia más alta que ésta, en la inteligencia. Si Dios hizo tanta belleza, fue para conversar con nosotros. Es de justicia que respondamos, que pronunciemos a Dios, no en una palabra: en toda una salmodia. El naranjo poseería vanamente su belleza si nosotros no lo poseyéramos por nuestra inteligencia. No nos quedemos como el ladrón en la posesión del naranjo en sí, remontémonos al Creador.

El hombre habla en su viada sacramental. Su inteligencia fue hecha para hablar en la materia. Pronuncia su palabra en el mundo sensible. La inteligencia ha sido creada para embeberse de ideas y elevarse al mundo de los espíritus. Tiene que extraer ideas de la materia y elevarla a su última perfección convirtiéndola en su lenguaje. La inteligencia del hombre habla a través de la materia, la informa haciéndola transparente, dándole significado espiritual.

El sacramento es la cosa más adecuada al hombre, explica no sólo al santo   sino también a la mujer y al artista. Jesús toma un pan y pronuncia como Dios-Hombre la frase más inefable de amor que se pronunció sobre la tierra: “Yo soy la poderosa dul…… del pan.  Me infiltro en tí sin que tú te des cuenta, como el suavísimo pan”. Y al profanado vino le puso en su significación primera: “Así como este te embriagó, mi espíritu debe embriagarte”. “Te habla a través de las cosas como debes hacerlo tú, llevándolas a través del espíritu”.

El hombre no puede quedarse en el espíritu, tiene que encarnarlo, sino queda estéril.  La misión del hombre es elevar la tierra hasta las regiones del espíritu. Se la ve plena en el santo y algo iniciada en el artista. El artista comunica la belleza de su espíritu y siente la necesidad de convertirla en  verbo sensible. Se sentirá ahogado si no la convierte en signo. Tiene que asumir la materia y hacerla belleza.

¿Por qué el árbol ejecutado por un artista parece más bello que su modelo? Porque en él hay esa conjunción misteriosa de la cosa con el espíritu. La cosa actualizó la inteligencia y la inteligencia le dio mucho más: la substancia. Las Meninas de Velázquez son las Meninas más Velázquez. Nadie puede copiar exactamente prescindiendo de sí.  El artista hace su obra después de haberla pronunciado. Es el misterio del Hijo: éste es tu hijo, pero también mi hijo. Este cuadro es tal árbol, pero también mi alma.

Esta facultad que al ser vivificada es provocada es tan noble que da la cosa ennoblecida. La inteligencia es el misterio supremo. La inteligencia es el constitutivo de Dios, su perfección primera, el atributo que hace que ÉL SEA. El reflexionar sobre la inteligencia nos hacemos dignos y humildes. Por ella sabemos que tenemos que estar de rodillas ante el universo entero y sabemos también que es lo más egregio que poseemos. Los sentidos quedan al nivel de siervos, de instrumentos.

¿Por qué el hombre tiene esa necesidad de hacer belleza? Porque Dios le dio inteligencia, la misión de elevar la materia, la vida sacramental que es propia del hombre. Nuestra vida es justa y noble, se cumple cuando somos sacramentales.  Tomamos las cosas y las hacemos ágiles, transparentes, festivas como los ángeles, henchidas de inteligencia. Una perdiz es una de tantas cosas mientras no la toma Claudel y le da su significado de inmolación.  Un alumno estragado toma un verde creyendo que el prado es verde. Lo toma un artista y el verde habló. Van Gogh (que será considerado un genio en el 2050) es tan genial como los egipcios. Hizo el cuadro magnífico de los girasoles con tan solo dos colores. Llegó al punto insólito de la comunión de su alma con el ambiente. Logró expresar los dramas más terribles con coloridos brillantes. Sólo su alma embebida en la tragedia de la luz viviente,   herida,  pudo dar esa palabra.

*

(CONTINUARÁ)

 

 

ARTE

CLASE  8ª.

PADRE FRAY MARIO PETIT DE MURAT, O.P.

(Nos mostró cuadros de Buoninsegna, gran artista de la salida del Medioevo al Renacimiento). En la Edad Media no hubo pintores sino arquitectos y escultores. El cuadro, el fresco, estuvieron abandonados. La belleza pictórica, el colorido de las grandes catedrales estaba en los vitreaux que eran maravillosos. En el cuadro de Buoninsegna se nota la influencia bizantina, ablandada, llena de colorido, bellísima. Es puro color.

En la clase pasada hablamos de la belleza en sí,  esplendor de la forma, de la esencia:  esplendor, fulgor.

Todo lo humano es dramático. Nada menos humano que la frivolidad. No hay criatura más trágica que el frívolo.

El hombre padece por la visión si no llega al conocimiento. Es feliz cuando conoce. El ángel ve lo inteligible como el hombre ve lo sensible. Nosotros vemos los accidentes, el ángel ve el alma, posee las cosas por dentro. Ve el árbol en lo que el árbol tiene de más íntimo.

Uno de los goces que produce lo bello es el desinterés. El hombre que se apena porque no existe la mujer representada en la Venus de Milo no comprende nada de arte. El artista goza con la con junción de ese momento único entre la belleza de la mujer y el mármol. No busca la mujer allí representada sino ese momento de belleza. La belleza es la virgen más soberana: en cuanto se la quiere tocar, huye. La belleza es el gozo de lo contemplado en cuanto contemplado. No de lo conocido en cuanto conocido ni de lo poseído en cuanto poseído, sino en cuanto contemplado. Acuérdense de la anécdota de la gruta en Francia: aquel muchacho que quiso poseerla por el cortaplumas y la destruyó.

¿Es gozo pleno el de la contemplación en el artista? No, porque está urgido por el “¿Qué es esto?”. Está urgido por el misterio que se le escapa. Se queda prendado en esa zona que se le escapa.

Está en esa luz y misterio y precisamente lo que más le encanta es esa zona casi infinita que se le escapa. No lo infinito en extensión sino en profundidad, lo que es inasible. Quiere aprehenderlo y esto lo lleva a la creación ¿Cómo se incuba en él el deseo de operar? La belleza se posee por intuición (visión que se opone al razonamiento). El razonamiento es ir de lo conocido a lo desconocido. En cambio intuir es ver, pero ver de manera imperfecta.  Aquello está colmado por su esencia ¿Qué sucede con esa intuición? ¿Se queda con eso? Toda inteligencia por el solo hecho de conocer se siente urgida, acuciada a dar respuesta.  El entender está en el verbo, en decir la cosa, pronunciarla, no de manera convencional, sino en saber decir la cosa: el Padre engendra al Hijo. Los ángeles lo hacen irradiándose en su gran arte que es la alabanza: y los hombres transfigurando la materia. Toda inteligencia tiene que decir: la de Dios habla y hace. El hecho de conocer produce ese engendrar el Verbo. La felicidad de conocerse enriquece a Dios con otra Persona. Si no, no sería inteligencia. Toda inteligencia, cuando conoce, prorrumpe en canto.

Es el ser encontrando al ser, llenándose, enriqueciéndose. El ángel está tan   henchido! No puedo decirles lo que es el cielo. Todo es canto exquisito, fino. No de sonidos sino de cosas. De seres enjoyados por el conocimiento, por la posesión de las cosas. Y el hombre ha sido puesto para elevar la materia en canto, para hacer lo que los ángeles. El hombre tiene que levantar las cosas de la tierra para que canten y alaben a Dios. Es donde las cosas se dignifican, adquieren jerarquía que no tienen. De misión de necesidad se convierten en misión de verbo.

De un tomate de orden natural, el artista ve la analogía que tiene con el fuego, con el rubí, con la pasión, con el amor del Espíritu Santo que también son rojos. La cocinera ve en una perdiz sólo el valor del alimento. El artista (Claudel) la convierte en verbo. Y Velázquez toma un  rosado y un azul, el mismo rosado y azul que podemos tener nosotros en nuestras manos, y los hace decir cosas exquisitas  que pasan los límites; encienden un canto y una palabra que nadie supo decir, aunque todos dispusieron de ellos. Y viene un Beethoven y toma un re y un sol y un pentagrama y hace una catedral de angustias y con esas mismas notas un Rossini hace una profanación. Y a la piedra pisoteada por las bestias, la toma un artesano del medioevo y la levanta y hace una ansiedad hasta el cielo, quebrad a en arco para significar que el hombre tiene una ansiedad mayor que la tierra.

Este es el oficio de la inteligencia, de la arrumbada inteligencia: dignificar las cosas en la luz del ser. Tomarlas como yacen, sin significación y convertirlas en aquello que se creyó inalcanzable.  Colocar aberturas, destellos en las tinieblas y mostrar que el hombre es bastante más que carne.Al artista hay que reverenciarlo, aunque se haya frustrado. Está en los pues del santo. Donde termina el hombre común comienza el artista. Donde termina el artista está el santo. Donde termina el santo está Dios.

…Todas las purificaciones no tienen otro sentido, como todas las angustias del artista preguntando a la materia, no tienen otro sentido. Esa es su actitud frente al universo. Por ser tan fino el artista, tiene una intuición tan fina que lo hace padecer. Hay que compadecerlo como a la mujer. Cosa que no tocaba al hombre vulgar a él lo hacen padecer. Ve, destellos que otros no notan. Ve lo digno en un drama abyecto: ve lo salvable en lo que otros ven insalvable. Si pinta un bodegón es que ve allí el drama y la tragedia humana. Todo artista es trágico. Me apena ver hombres que se ríen de los monstruos de Picasso. Picasso solo ve esa tragedia espiritual de París. Él no sabe por qué hace esas líneas vibrantes como raíces. Es que los nervios están a flor de piel. ¡ve todo hecho trizas porque así está el hombre desollado, sobre todo después de la guerra. ¿Quieren que haga mujeres bellas los que van a bailar a París y no comprenden el drama de la humanidad?

El artista es la esposa del universo y de la humanidad (su psicología, su receptividad, son totalmente femeninas, aunque él sea muy viril). Depende del esposo. Y si éste está hecho trizas, desolado, solo puede hacer lo que hizo Beethoven. Y si está obcecado hace lo que Miguel Ángel, y si está por el dinero y perdió de vista los valores humanos solo puede hacer lo de Shakespeare. Y si el espíritu está extendido hasta el séptimo cielo por la oración y llega hasta Dios que se encarnó en ellos, no puede hacer otra cosa que la escultura medieval. El artista de hoy no puede hacer lo que el del medioevo. Fidias no pudo estar más que en el siglo V de los griegos y un Graham Green no puede estar más que en siglo XX.

Si queréis saber el estado del mundo  en una época histórica, no vayáis a sus historiadores ni a sus filósofos, que ven las cosas en abstracto: id a los artistas y veréis desnuda esa edad. Estos confiesan el drama de la luz que emergió en su tiempo, confiesan lo que el mundo lleva en sus entrañas.

*

CONTINUARÁ.

 

 

Arte.

Clase nº 7

PADRE FRAY MARIO PETIT DE MURAT  O. P.

El arte es HACER BELLEZA.  Palabras fáciles que significan tanto. Que pueda hacerla el hombre causa gran estupor. Nacemos cuando nace en nosotros el  asombro;  “el asombro, es lo que lleva al hombre a filosofar” (Aristóteles). Cuando nos asombramos de tener 5 dedos tan bien medidos. La admiración, el asombro, son los que mueven al hombre a filosofar .El hombre está muerto porque  no se asombra de las cosas que lo rodean. Hagamos un esfuerzo para asombrarnos de esta capacidad del hombre: hacer belleza.

ESENCIA es el resplandor de lo que dio ser a la cosa, es lo que pronuncia fielmente la palabra que Dios le confió, la perfección dada al máximo, lo que Él quiso que sea. Todo ser tiene su belleza distinta: la del caballo es distinta a la del águila y distinta de la del hipopótamo, que también tiene su belleza. Esa belleza consiste en un resplandor, la luz que se da en lo sensible. Atenúa la materia, la impregna de lo que tiene en su interior, encanta a la inteligencia. El arte está en el placer que produce lo contemplado en cuanto contemplado. Cuando busca sus causas es filosofía.

El resplandor, la luz es algo viviente, intrínseco, esa unidad, integridad, proporción, armonía: las consecuencias que se irradian de la esencia a la materia a ella confiada. Todo esto se llama claridad. De esta manera en la materia dominada por su esencia, todo dice comunicación, sujeción a la esencia. En la medida que tiene unidad está diciendo belleza, resplandor de la esencia. Un brazo proporcionado en su justa medida es resplandor de la esencia.

El mundo temporal se compone de materia y forma (forma intrínseca). La belleza es unidad en la variedad. Si es así ¿Dónde está la belleza del ángel? En su plenitud. El ángel, que es simplísimo, se enjoya con sus ideas. El ángel “dice” su idea al conocerla. En esto se parece a Dios. Cuando conoce, posee y pronuncia. La palabra nuestra es una indigencia, dice algo que no es ella. En el ángel, su voluntad, sus amores, también son joyas, refulgen en la armonía de su amor y de sus ideas. ¡Qué belleza será el amor de los ángeles a la Santísima virgen!

La belleza de Dios está en la armonía del tres, la perfección proporcionada, la plenitud de perfección entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo como exhalación de eso.

Las dotes necesarias de la belleza son: unidad, integridad y proporción, que algunas veces es armonía, otras ritmo. Cuando no hay nada adverso en la materia y todo está armonizado, la cosa es bella.

¿Cómo dice unidad? Por la proporción. Todas sus partes tienen amistad con el principio que les dio vida. Todo engendra claridad.

El objeto de la inteligencia no es lo sensible sino, lo que está detrás, la esencia. Si la cosa es bella y de esa perfección insólita, la inteligencia quiere inmovilizarse allí. Se complace en las zonas que la embeben de dulzura, que son la irradiación de esa esencia. No busca saber que es eso en su esencia,   porqué es así, sino que es atraída por ese misterio que le causa angustia. Porque al mismo tiempo la inteligencia desea saber, conocer, por eso la aprehensión de la belleza está acompañada de angustia.

Para conocer el hombre debe apartarse de la contemplación. Hacer lo que él que hace disección: destrozar la cosa, apartarse de la visión e ir por las vías de la abstracción para analizarla. El artista se inclina ante la belleza del niño, de la mujer. Viene el filósofo y analiza todo aquello. Es que la inteligencia tiene dos apetitos: ver y comprender. El ver engendra el arte, el conocer la filosofía. Por eso el filósofo tiene que ser frío. No se conforma con contemplar, sino que quiere saber ¿Qué es esto?

El artista exclama: ¡No lo toques! Se desespera cuando quieren tocar sus cuadros. Se crispa ante el crítico y silo soporta es sólo porque puede hacerlo conocer, por una vida entera. Toda obra de genio está enriquecida por un alma, por una vida entera. Una línea tiene un origen profundo.

El artista tiene motivos de dolor. No explica, sino muestra. Por la belleza la inteligencia se complace en la luz del ser, pero quedan zonas de misterio  que es lo que más lo atrae y  lo impulsa a producir su obra queriendo apresarlo. Sólo tiene una visión oscura de lo que él quiere ver: la esencia. De ahí es a especie de angustia que siente porque no puede explicar totalmente aquello.

Por las semejanzas va extendiéndose y asemejándose al universo entero. Quiere abarcar el universo entero y no lo puede. Comprende que aquello no es toda la belleza y siempre quiere más.

Además la Gracia amplió su ansiedad de belleza, porque ansiamos la posesión de Dios, quiere conocer desde Dios.

¡Cómo debemos elevarnos par a tratar todo esto! ¿Con qué gravedad debemos hacerlo! Son cosas muy serias. El artista está urgido por poseer lo  que no puede poseer en la tierra: esa  luz que se le insinúa  y no se le da de manera plena. Eso está en u na flor, en las proporciones del ave llena de musicalidad, de fervor.

Al fin de cuentas, Dios creó el universo para conversar con nosotros. Todo es palabra de Dios. El misterio no es obscuridad sino luz. El misterio es el ser y  el ser es luz. El misterio es luz que la luz engendra.

*

CONTINUARÁ.

 

  

 

 

UN TRATADO DE POLÍTICA.

LA HIENA DEL AVERNO.

Vuelvo a tratar el tema de la influencia nefasta del arte moderno, popularizado en la actualidad, inspirado en la maldad, el error y la fealdad.

Luego de más de medio siglo volvimos a ver una película que demuestra el estado calamitoso en que han caído actualmente los libretos del cine de Hollywood… y del argentino, por supuesto, con una exposición de aberraciones morales e insidias políticas, con el fin de degradar intencionalmente, aún más, el sentido común popular: en otras épocas criterioso. El buen sentido, la cultura, la educación política, el arte auténtico, son los enemigos del progresismo y de la democracia liberal.  

Se trata de “A la hora señalada”, con Gary Cooper, un sheriff respetuoso de la ley, que tiene por enemigos a los que la violan. Es una película con valores morales y políticos que podrían despertar en el público pensamientos prohibidos en democracia, descubriendo cómo un pueblo corrompido rechaza y repudia al hombre providencial, a pesar que lo puede proteger.

Un bandolero, con tres compinches, que juró matar al sheriff, vuelve al pueblo para dominarlo y usufructuarlo. Ante el terror popular, Cooper, en soledad, recurre a los vecinos para organizar la resistencia.

Pero en vano, nadie se anima a acompañarlo, las escusas son múltiples, cobardes y vergonzosas; más bien lo agreden, lo injurian y le exigen que se vaya del pueblo para dejarlos vivir, cada cual como pueda, en una miserable abyección.

Él no era de huir, y permitir que no se cumpla la ley. Y asume su obligación con responsabilidad, honor y dignidad. El pueblo supone y desea que muera, pero él enfrenta y mata a los cuatro –al mejor estilo de Hollywood--, salvando al pueblo de los atropellos de los bandidos. Despreció el aplauso de la gente depravada, y con su ejemplo trató de dignificarla, incitándola a vivir virtuosamente. Y recién entonces lo abandona.

Un auténtico Caudillo, como San Martín o Rosas, no busca el voto ni el consejo de un pueblo sin Dios ni Patria, --como actualmente está el argentino--. Para él es indispensable recuperar la Soberanía, que perdieron los bandidos en el poder, y recién entonces podrá instaurar el bienestar y la Justicia social. Sin Soberanía se vivirá en la vergüenza y la miseria, sin orden ni Justicia.  

Por el contrario, tal como se ha generalizado en nuestros días, el funcionario corrompido y crápula, que no respeta la ley, arrastra a la perdición al pueblo que usurpó: lo achancha, lo degrada en el individualismo egoísta, y en el indiferentismo social y político, donde desaparecen los pecados y las virtudes. Sin importarle que con su pésimo ejemplo, los vecinos vivirán en la esclavitud irremediable.

La lección política es actualísima. El pueblo degradado, es semejante al argentino; Milei, miembro “conspicuo” de la Jabad Lubavich, considerado un “restaurador” por los miles de “soberanos” imbéciles que lo votaron, es semejante al bandido que con sus compinches se apoderó del pueblo para ultrajarlo, diezmarlo, degradarlo y robarlo.

Sólo un Caudillo heroico, con el auxilio de Dios podría redimir al pueblo que votó a Milei y a sus bandidos.

Pero hago una salvedad, para no ofender demasiado a los bandidos: algunos de ellos fueron impulsados a la delincuencia porque el Estado liberal, --que nunca cumple con   sus deberes primordiales--, los abandonó en la miseria y la desocupación.

Pero hay otros, como Milei y sus bandidos del Congreso y del  Estado, que pese a tener todo, poder, fama y dinero, son entrañablemente degenerados, hienas del Averno dominados por un pecado teológico que los impulsa a actuar, más que por ambiciones materiales personales, con un regusto demoníaco a destruir, depravar y exterminar,  --y de paso robar alguito, claro está-- devorando la carroña que dejan a su paso. 

De esta actitud el Evangelio de Jesús “algo” enseña.+

 

 

 

 

 

miércoles, 22 de octubre de 2025

 

¡LA SIROTA!

La Sirota fue una señorita judía que vivió en Buenos Aires hace más de unos 70 años, cuando tuvo la ocurrencia de denunciar ante la Policía que unos   degenerados “nazis” (así nos llaman los judíos a los nacionalistas y patriotas), la violaron y la torturaron ferozmente. El hecho nos asombró pues no existen “nazis” en Argentina, y los camaradas nacionalistas de ese entonces, -- como los de ahora-- jamás hubiéramos tocado un pelo judío, pues ningún argentino torturó ni torturará ni matará a un judío por ser judío. Aunque esto no es impedimento para repudiar drásticamente las malandanzas de los sionistas y sus compinches yanquis contra nuestra Patria.

Mucho menos violarla, pues nuestro estilo de vida nos hubiera impedido satisfacer sexualmente a la judía; horrorizados pensando en tener un hijo medio judío.

Respecto a las salvajes torturas denunciadas, la doncella Sirota fue examinada minuciosamente por la Policía y sólo se le encontró una insignificante cicatriz superficial, causada con un cigarrillo, que se le posó levemente en el muslo. La Policía, sospechando un fraude, no se tragó lo de la “salvaje tortura”, y el Jefe fue defenestrado inmediatamente por no seguir el proceso contra los nacionalistas denunciando torturas… que nunca se produjeron. Pero lograron imponer el temible “chantaje sagrado”, que es lo  que se habían propuesto. El que no obedece los intereses sionistas, ¡suena!

En realidad resultó una fruslería, pero logró un apoyo propagandístico apabullante, actualizando el lamento permanente de los judíos contra los patriotas. Fue una trama “teatral” vergonzosa y ridícula, que provocó el jolgorio de los camaradas nacionalistas, coincidentes en asegurar que se había tratado de un fraude de “falsa bandera”, “torturada” con un cigarrillo por los mismos judíos. Para malquistarnos a los nacionalistas con la “justicia”, necesitan inventar bulos.

Fue un acontecimiento tan desatinado que hoy lo recordé, con motivo de otra denuncia del judaísmo, seguramente también de “falsa bandera”, en nuestro país, por supuestas agresiones verbales con canticos “antisemitas” de jóvenes estudiantes y deportistas, acusados de “odio racial”.

La “falsa bandera” es muy utilizada por los sionistas (y por los yanquis en toda su historia), para aglomerar fuertemente a la comunidad, que vivirá, insociable y asustada, en la sociedad que los recibe, por miedo a los “fantasmas antisemitas”, pues les machacan el cerebro reiterándoles que los “nazis” los esperan a la vuelta de cada esquina, para torturarlos y hacerlos jabón.

No llego a comprender como los judíos no se dan cuenta que los engañan, y que “limpiando” sus obsolescencias “dogmáticas”, desechando la falsa e hipócrita “doble nacionalidad”, y asimilándose y respetando tradiciones, costumbres y las soberanías nacionales, podrían vivir pacíficamente en cualquier país del mundo. Mucho más estrictos son los requisitos impuestos por los mismos sionistas en la “democrática” Israel, pero no los cumplen en Argentina, considerándolos “antisemitas”, intolerables y discriminatorios.

Seguramente la protesta de esos jóvenes, de haber existido, fue para  denunciar a Israel y a Netanyahu por su criminal genocidio en Gaza. En tal caso, benditos sean los muchachos, pues actuaron valientemente, como buenos patriotas y cristianos, defendiendo a los indefensos palestinos. En todo el mundo millones de personas horrorizadas igualmente denunciaron la barbarie judía. ¿Acusarán a todos ellos, a medio mundo, de ”antisemitismo” y “odio racial”?

Esos gritos clamando por Justicia, que hacen honor a nuestra patria, debieron haber sido el eco del grito clamoroso de los obispos acusando a los criminales de Gaza, aunque Milei los amenace por teléfono. Estas “eminencias”,  aburguesados y complacientes, acurrucados en la Argentina y en el Vaticano, usufructuando una vida regalada, sin asumir obligaciones reales y definidas, sin vigencia política y moral en el  país y en el mundo,  repitieron la voz estentórea de “León XIV”, nuevo “lavamanos” asustado; con palabras fútiles, sin comprometerse, silenciando la complicidad de su país en el genocidio, calla ante la entrega de los palestinos indefensos a la judería, y la usurpación de la soberanía palestina.

¿No claman por la Verdad? ¿Para qué sirven, entonces? +

 

lunes, 13 de octubre de 2025

 

ARTE

PADRE FRAY MARIO PETIT DE MURAT.

CLASE.

Mostró cuadros del Giotto, pintor eminente entre el Bizantino y el Renacimiento. Sabor bizantino. Deja el momento imaginativo para ir al real.

Hay dos fuentes del arte: el modelo real y el de la imaginación. El artista resuelve el modelo como lo ve en la imaginación.

Trascendental es la visión más alta que podemos tener de lo natural. Es el concepto que puede encerrar todos los otros conceptos. Es aquello que luego encontramos en todas las cosas: está en el hombre pero no sólo en el hombre. Está en la planta pero no sólo en la plante.

Los trascendentales son: unidad, verdad y bien, que se identifican en el ser. La verdad es el ser en orden a la inteligencia. El bien es el ser en orden a la voluntad: ese mismo ser que por ser tan perfecto y ubérrimo no puede ser abarcado por una sola facultad. La verdad es lo que la cosa es en su entraña. Es lo que debemos ser. Y luego en cuanto puede llevarte a tí: “Te necesito”. Es cuando comienza la relación del amor.

La belleza es cuando la verdad es tan perfecta, tan esplendente que llena nuestra inteligencia: es bien y verdad. Es bien cuando llena el apetito de la inteligencia, es lo que ésta ansía. Lo bello siempre genera asombro porque es el momento en que la esencia, la realidad de la cosa se ha empapado tanto de la luz, que transforma la materia en luz. La esencia es luz y la materia tiene aptitud para recibir luz. La materia es la misma en el animal, en el tomate, pero tiene distinto principio esencial. Recibe el ser que no tiene.

Cuando el ser es aprehendido por la inteligencia, tenemos la verdad. Cuando es aprehendido por la voluntad tenemos el bien.

La inteligencia humana tiene toda una elaboración intensa. Necesita un punto de partida: aprehender. Luego, por el razonamiento vamos de lo conocido a lo desconocido. La inteligencia une el sujeto con el predicado. Va depurando la cosa de la materia hasta alcanzar la idea divina. No el hombre con sus acciones, sus defectos, sino el hombre tal cual es en la idea divina. Son momentos de fruición.

Cuando el artista se encara con lo concreto que se le presenta armonioso, queda deslumbrado, quiere quedarse allí. En cambio el filósofo dice: ¿Qué es esto, qué es el hombre?? ¿Animal? No porque piensa y habla. ¿Ángel?  No, porque tiene algo en común con los animales. Es animal racional. (El día que se comprenda bien esta definición no habrá problemas: “Racionalidad”. Quien “entienda” esta palabra entiende la dignidad de la naturaleza humana, lo indigno del pecado, la grandeza de las virtudes. La indisolubilidad del matrimonio estará clarísima, y no se hablará de divorcio).

El artista no sabe si el hombre es bestia o es ángel: unos lo hacen ángel, otros animales.

La materia es común a todos los seres, no define nada, no es mi propia perfección. La manifestación exhaustiva (que agota lo demás) es racional, específicamente suya. Cuando eso resplandece mucho en un ser humano, todo está dominado por ese principio interno. Todas sus proporciones dicen racionalidad. Entonces decimos que hay belleza. Es bello cuando la luz de su esencia logró dominar la sombra de la materia, hacerla transparente, que subyuga con luz interna. Esplendor de la forma (principio interno que da tal ser). Aquello que contemplado causa placer, en cuanto contemplado. El de la voluntad en cuanto poseído.

Como la contemplación es la mejor manera de poseer, la felicidad de los santos es la contemplación porque por ella  poseen lo que aman. Se posee mejor por la contemplación porque se posee lo que la cosa tiene de más íntimo, profundo, perenne. En cambio por los sentidos se posee lo efímero. La castidad es indispensable para la contemplación, es cuando están sosegados los apetitos que quieren poseer por aprehensión sensible. El casto es vaso que puede poseerlo todo. En cambio el sensual está en el trabajo de todas las cosas: “si quieres poseer las cosas morirás”. En el sensual todo muere en sus manos. En Francia todo es espiritual, todo es aire. Los pinos son como encajes, transparentes. Por eso el francés es tan fino.

La belleza se posee por la contemplación, jamás por los sentidos. No pasar de lo permanente a la costra. lo sensible, lo que pasa lo que muere.

*

(CONTINUARÁ)